Hans Langsdorff

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Hans Langsdorff

Hans Wilhelm Langsdorff nació en Rügen el 20 de marzo de 1894 y murió en Buenos Aires el 19 de diciembre de 1939. Fue un oficial naval alemán, famoso por comandar el Panzerschiff acorazado de bolsillo Admiral Graf Spee durante la Batalla del Río de la Plata.

Carrera

Langsdorff nació en Bergen auf Rügen (Bergen) en la isla de Rügen en 1894. Fue el mayor de una familia con tradiciones en leyes y religiosas más que navales. En 1898 la familia se muda a Düsseldorf, donde eran vecinos de la familia del Conde (Graf) Maximilian von Spee, difunto héroe naval mientras perdía a todas sus fuerzas de comando en la batalla de las Islas Malvinas en 1914. Influenciado por esa honorable historia, Langsdorff entra en la Academia Naval de Kiel contra el deseo de sus padres, en 1912. En la Primera Guerra Mundial el luego Tte. Langsdorff recibe la Cruz de Hierro de 2ª Clase en la batalla de Jutlandia en 1916, luego embarca en un "barreminas" por el resto de la guerra. Recibe también la Cruz de Hierro de 1ª Clase.

En 1923 mientras está afectado en la Oficina Naval en Dresden, conoce a Ruth Hager, casándose en marzo de 1924, naciendo el hijo Johann el 14 de diciembre. En octubre de 1925 pasa al Ministerio de Defensa en Berlín, coordinando relaciones entre la Marina y el Ejército. En 1927 Langsdorff, toma el comando de una flotilla de torpederas. En abril de 1930 es promovido a Tte. Comandante. En 1931 vuelve a Berlín porque le reconocen sus habilidades administrativas. Langsdorff está en servicio del mar en 1934, pero luego se apunta en el Ministerio del Interior.

En 1936 y 1937, embarcado en el nuevo Admiral Graf Spee en el staff del Almirante Bohen, Langsdorff participa en el soporte germano a los nacionalistas de Francisco Franco en la Guerra Civil Española. El 1 de enero de 1937 Langsdorff es promovido a Capitán, tomando el comando del Admiral Graf Spee en octubre de 1938.

Segunda Guerra Mundial

El 21 de agosto de 1939 el Graf Spee leva anclas con órdenes de hundir barcos comerciales enemigos en el océano Atlántico Sur, siguiendo el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Durante las tres primeras semanas de la guerra, el buque llega por el mar abierto al este de Brasil, mientras el gobierno determinaba cuan importante era la amenaza británica en esas aguas. El 20 de septiembre de 1939, el Graf Spee es autorizado a llevar a cabo las órdenes.

En las siguientes diez semanas, Langsdorff y el Admiral Graf Spee fueron extremadamente exitosos, deteniendo y hundiendo nueve barcos mercantes británicos: 50.000 t, y sin haber matado a nadie, ya que recogieron a todos los marineros de los barcos atacados antes de hundirlos.

Batalla del Río de la Plata

(Ver artículo principal en Batalla del Río de la Plata)

En la madrugada del 13 de diciembre de 1939 sus avisadores reportan la vista de un crucero y dos destructores ingleses. Así Langsdorff inicia el "zafarrancho de combate" para atacarlos ya que aparentemente los enemigos eran cruceros livianos (HMS Ajax y el HMS Achilles) con el agregado del crucero pesado HMS Exeter. En este punto, Langsdorff y su oficialidad cometen un gravoso error táctico. Su nave tenía más armas que todos sus oponentes, o sea que si él hubiera concentrado su fuego sobre el Exeter primero, el Admiral Graf Spee lo hundía y seguía con las otras naves enemigas livianas. En cambio, Langsdorff distribuyó su poder de fuego entre los tres blancos, con el resultado de que si bien el Exeter quedó severamente dañado y forzado a abandonar el escenario en 30 minutos, los otros buques le pegaron 20 hits al Admiral Graf Spee, incluyendo sobre los alimentadores de las baterías. Langsdorff y los almirantes ingleses deciden cesar la acción, yendo Langsdorff al puerto "neutral" de Montevideo, Uruguay para reparaciones.

Las autoridades uruguayas siguiendo tratados internationales, dieron 72 horas en vez de las normales 24 horas, entonces el Graf Spee debía abandonar el puerto a las 20.00 del 17 de diciembre de 1939 o sería internado durante toda la guerra. Langsdorff escucha órdenes de Berlín, y "...no debe dejar que la nave sea internada en Uruguay (que simpatizaba con los ingleses)..."; él podría llevar el barco al puerto -considerado amigo- de Buenos Aires, Argentina aunque el canal apenas era suficiente para el calado del Admiral Graf Spee; podría llevar el buque al mar y dar batalla a las fuerzas inglesas nuevamente (los británicos generaban propaganda de que una gran fuerza ya estaba a la espera de entrar en combate, aunque en realidad no podían arribar antes de cinco días); o podría hundir el barco.

Al borde del tiempo límite, el Graf Spee levó anclas y dejó puerto dirigiéndose hacia el Canal a Buenos Aires. Sin embargo, al dejar el límite fluvial uruguayo aguas territoriales se detuvo, su tripulación pasó a barcas argentinas. Al poco tiempo, plantaron cargas que explotaron al Graf Spee y éste se sumergió 7 metros (en 2006 sigue allí sobre el fango, hasta 8 metros de profundidad, según la marea). La tripulación descendió en Buenos Aires, donde permanecieron internados por el resto de la guerra.

Una de las razones que pudieron influir más en la decisión tomada finalmente por Langsdorff es que las cocinas y despensas del barco habían quedado destruidas por completo. Por lo que incluso logrando romper el bloqueo de los ingleses, algo bastante posible, lo habrían tenido tan difícil para llegar a un puerto aliado sin provisiones y perseguido por la flota inglesa que es probable que Langsdorff no quisiera arriesgar las vidas de sus hombres en una travesía prácticamente suicida.

Suicidio

Langsdorff estaba en el Hotel Naval en Buenos Aires, donde le escribió cartas a su familia y superiores. En la tarde del 19 de diciembre de 1939 se apoyó sobre la "insignia de batalla" del Graf Spee y se disparó.


Los hombres del Admiral Graf Spee no comprendieron sus palabras hasta el día siguiente, 20 de diciembre, en que se encontró al capitán de navío Hans Langsdorff muerto en su habitación del Hotel de Inmigrantes en Buenos Aires. Se había envuelto en la bandera alemana y suicidado de un tiro de pistola en la cabeza. Con anterioridad había escrito una carta, dirigida al embajador de Alemania en Buenos Aires, que dice:

“Excelencia: Después de haber luchado largo tiempo, he tomado la grave decisión de hundir el acorazado Admiral Graf Spee, a fin de que no caiga en manos del enemigo. Estoy convencido de que, en estas circunstancias, no me quedaba otra resolución que tomar después de haber conducido mi buque a la trampa de Montevideo. En efecto, toda tentativa para abrir un camino hacia alta mar estaba condenada al fracaso a causa de las pocas municiones que me quedaban. Una vez agotadas esas municiones, sólo en aguas profundas podía hundir el buque a fin de impedir que el enemigo se apoderara de él. Antes de exponer mi navío a caer parcial o totalmente en manos del enemigo, después de haberse batido bravamente, he decidido no combatir, sino destruir su material y hundirlo... Desde un principio he aceptado afrontar las consecuencias que implicaba mi resolución. Para un comandante que tiene sentido del honor, se sobreentiende que su suerte personal no puede separarse de la de su navío... Ya no podré participar activamente en la lucha que libra actualmente mi país. Sólo puedo probar con mi muerte que los marinos del Tercer Reich están dispuestos a sacrificar su vida por el honor de su bandera. A mí sólo corresponde la responsabilidad del hundimiento del acorazado Admiral Graf Spee. Soy feliz al pagar con mi vida cualquier reproche que pudiera formularse contra el honor de nuestra Marina. Me enfrento con mi destino conservando mi fe intacta en la causa y el porvenir de mi Patria y de mi Führer.

Dirijo esta carta a Vuestra Excelencia en la calma de la tarde, después de haber reflexionado tranquilamente, para que usted pueda informar a mis superiores y, si es necesario, desmentir los rumores públicos.

Capitán de navío Langsdorff

Comandante del acorazado Admiral Graf Spee”

Hans Langsdorff recibió sepultura en la Sección Germana del Cementerio de la Chacarita en Buenos Aires, Argentina.

El rol de Langsdorff en la batalla del Río de la Plata fue claro. La evidencia muestra claramente que Langsdorff siguió estrictas órdenes. Cumplió su deber, con obediencia y siguiendo su código personal de honor.

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