Platillos volantes del Tercer Reich

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Con el nombre de platillos volantes del Tercer Reich, o bien, platillos voladores del Tercer Reich se conocen a los supuestos vehículos areonáuticos que durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania habría fabricado al descubrir una nueva tecnología.

Historia

Antecedentes

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Durante la Segunda Guerra Mundial algunos aviadores avistaban regularmente fenómenos aéreos durante sus misiones de combate. Estos eran descritos como esferas de apariencia metálica o bolas luminosas, que aparecían individualmente o en grupos, a los que se les dio el nombre de foo fighters (trad: que combate la rutina, distracción). Aunque muchas veces perseguían o acompañaban a los aviones, no existe constancia de que algún foo fighter haya intentado ningún tipo de ataque o interacción. Se caracterizaban por su alta velocidad y maniobrabilidad; los relatos indican que podían acelerar o decelerar instantáneamente, o flotar estacionarios.

Los foo fighters fueron observados por pilotos británicos, norteamericanos, alemanes y japoneses. Los pilotos aliados inicialmente pensaron que podía tratarse de algún arma secreta de los nazis, pero Hitler a su vez pensaba que era un arma secreta de los aliados. Se dice que ambos bandos investigaron el fenómeno, y abandonaron las investigaciones al comprobar que no eran una amenaza.

Los primeros informes surgieron en 1941, por parte de pilotos británicos; los norteamericanos, luego de varios avistamientos ocasionales, empezaron a reportarlos regularmente a partir de la entrada en servicio de los cazas nocturnos P-61 "Black Widow". Se cree que los pilotos de estos aviones fueron quienes les dieron el apodo definitivo de "foo fighters".

Primer avistamiento de ovnis en EE.UU.

El 24 de junio de 1947, a las 2 de la tarde, el experimentado piloto estadounidense Kenneth Arnold, miembro de la organización de seguimiento y rescate Airfox, volaba con su avioneta desde Chelalis a Yakima en el estado de Washington, con la intención de encontrar un avión militar accidentado. Cerca del Monte Rainer avistó una formación de extrañas aeronaves circulares que le parecieron "como platos deslizándose sobre el agua". Fue así como se acuñó el término "platillo volante" o "platillo volador". Kenneth calculó su velocidad en 2.400 km/h, una velocidad no alcanzada por ningún vehículo en 1947.

Precisamente fue en 1947 cuando los aliados lanzaron su fallida Operación Highjump contra las bases del Tercer Reich en la Antártida. También es en 1947 cuando se funda la CIA. A partir de entonces se comenzaron a extender sin interrupción hasta la actualidad los avistamientos de Objetos Voladores No Identificados, llamados OVNI, o UFO por sus siglas en inglés, presuntos vehículos que hacen maniobras imposibles para los aviones convencionales como cambiar su dirección de vuelo en ángulo recto o pasar del reposo a una velocidad exorbitada en un instante.

Prototipos discoidales alemanes

HAUNEBU I
HAUNEBU II

Cuando aliados y soviéticos se repartieron los archivos secretos alemanes, tras la caída de Berlín, se encontraron con insólitos planos y esquemas de armas secretas alemanas: ingeniosos y fascinantes diseños de aeronaves extrañas y completamente revolucionarias, que posteriormente intentarían desarrollar en Rusia y Estados Unidos con escasos resultados. Pese a ello fue la creatividad y la genialidad de científicos alemanes que tras la guerra se pasaron al bando aliado, como Wernher von Braun cuyo trabajo permitió al hombre llegar a la Luna. No olvidemos que esos ingenieros alemanes desarrollaron la carrera espacial tal y como la conocemos y es un hecho indiscutible que los alemanes poseían conocimientos astronáuticos y aeronáuticos avanzados para la época.

Está documentada históricamente la existencia de varias patentes, diseños e incluso construcción de prototipos de aviones de ala circular, aeronaves de despegue vertical y aeronaves circulares o discoidales por parte de los alemanes, antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Ya en fecha tan remota como en la Alemania del siglo XIX, y como una premonición de los platillos nazis que tantos quebraderos de cabeza han dado a los ufólogos modernos, el matemático y teórico de la aviación August Wilhelm Zachariae, hoy olvidado por la aeronáutica, experimentó con modelos de ala circular.

La historia de los platillos volantes alemanes se inicia con el meritorio Alexander Lippisch, quien desde principios de 1939 desarrolló para la Messerschmitt de Augsburg su caza-cohete con ala delta Me-163, que llegó a construirse en serie aunque sin alcanzar resultados espectaculares.

Pero también a finales de los años 30, otro alemán diseñó aeronaves de planta circular, más interesantes si cabe que las de Zachariae. Se trata del agricultor de Machern (cerca de Leipzig) Arthur Sack. Sack, aficionado al aeromodelismo, decidió abandonar las especulaciones sobre platillos volantes y ponerse manos a la obra, construyendo uno de esos modelos. Según publicaban las revistas aeronáuticas alemanas e inglesas Luftfahrt International, Air International o RAF Fliying Review, que reproducían fotografías de este "OVNI nazi", no sabemos qué inspiró a Sack, pero ahí está su platillo volante.

Se trata de un avión de forma circular plana, con los colores alemanes de la Luftwaffe, del que tan sólo se conservan dos fotografías, sin más datos. El platillo, de impecable estampa marcial, presenta una cúpula similar a la del antiguo M-109, la estrella de los cazas de la Segunda Guerra Mundial. La existencia de una hélice de madera y de un rígido espolón hace suponer que esta aeronave pudo ser pensada como oponente a los Mustangs, Thunderbolts y populares Spitfires aliados.

A56, historia de un OVNI nazi

La presentación pública del platillo volante de Sack se efectuó durante la celebración del Primer Certamen Nacional de aeromodelos con motores de combustión, celebrado los días 27 y 28 de junio de 1939 en Leipzig-Mockau. El modelo presentado por Arthur Sack medía 1.250 mm. y pesaba 4.500 gr., siendo impulsado por un motor Kratmo-30 empotrado, de 0,65 CV y 4.500 r.p.m., con un rotor de 600 mm de diámetro.

Los participantes en el concurso, desarrollado prudentemente a puerta cerrada, debían cubrir un recorrido de ida y vuelta utilizando un mecanismo de dirección lo más sencillo posible. Sin embargo, este primer intento de utilización de pequeños modelos con fines tácticos de reconocimiento resultó un estrepitoso fracaso. La mayoría de los modelos, equipados con el llamado aparato autoguiado y sus respectivos motores, mostraron sus peores cualidades. El único modelo verdaderamente teledirigido, fabricado por Sinn, se rompió en la salida, y otro con una turbina de vapor, hecho por Soll, se incendió. Un desastre.

Sack no se libró de la racha. Su platillo volante no fue capaz de despegar del suelo y, finalmente, tuvo que ser lanzado al aire por su propio autor. Tras ese "despegue de emergencia", el modelo realizó un vuelo estable de unos 100 metros, llegando a la meta a duras penas, si bien después de la experiencia Sack perfeccionó su diseño para vuelos más rápidos y largos.

Pese a todo, Arthur Sack tuvo mucha suerte, ya que entre los asistentes al certamen se encontraba el general-ministro del Aire Udet, quien resultó impresionado por la idea. Udet resultó un gran partidario de la utilización bélica de los platillos volantes, asignándoles la misma función defensiva desarrollada hasta entonces por los globos. Entusiasmado, el ministro prometió a Sack "allanarle el camino para posteriores investigaciones". Dicho y hecho. Arthur Sack construiría algunos modelos más de platillos volantes antes de que comenzara la realización de un avión tripulado, a mitad de la guerra, en los talleres de MIMO (Mitteldeutsche Motorwerke), en Leipzig. El diseño final, denominado AS6, se concluyó en los talleres de vuelo de Brandis, a principios de 1944.

El primer prototipo del AS6 estaba equipado con un motor Argus 10C de 140 C.V. y tenía un ala circular con perfil Göttinger de 6,40 m de envergadura. Para un peso en vuelo estimado en unos 750-800 kgs, la carga alar debió de ser de unos 25 a 30 kilos por metro cuadrado. Por lo tanto, casi quedaba dentro del reglamento de medidas de una klemm 25D.

¿Genios visionarios o influencia alienígena?

Hasta aquí los hechos incuestionablemente documentados en la historia aeronáutica que demuestran que lustros antes de que Kenneth Arnold emplease el término platillo volante para describir su avistamiento en el Monte Rainier, en junio de 1947; ingenieros alemanes construían verdaderos platos voladores. La cuestión es, ¿de dónde sacaron Zachariae, Lippisch o Sack la idea de un diseño aeronáutico circular?

A mediados de los noventa dos documentales de televisión sobre los platillos nazis conmocionaron a la comunidad ufológica internacional. En ellos se vinculaba el hecho histórico de la existencia de prototipos discoidales diseñados en la Alemania de entreguerras y las tradiciones esotéricas que tanto influyeron en la gestación del III Reich.

Intercalando fotos de platillos volantes en cuyo fuselaje aparecían esvásticas y cruces gamadas, con imágenes de la Alemania nacionalsocialista y vídeos modernos de OVNIs, dichos documentales pretendían demostrar algo insólito: que los iniciados de la Sociedad Thule a la que pertenecían Hitler, Himmler y Hess, la "Santa Trinidad" del Reich, utilizaron a varias médiums alemanas para comunicarse con una civilización extraterrestre, que sería la que habría inspirado los diseños discoidales antes descritos y otros mucho más sofisticados que utilizarían no las hélices de los stuka o los motores a reacción de los sofisticados M-262, sino motores de "antigravedad", fuerza "Vril" y otros conceptos pseudocientíficos.

Según los documentales citados, parece que todo pudo comenzar con la fundación de la Sociedad Thule, a principios de siglo. Años después, a finales de 1919, varios miembros de Thule y de una de sus filiales, la sociedad Vril -todos ellos especializados en energías alternativas- se habrían reunido en una lujosa mansión alemana en un encuentro, que según se decía en los controvertidos videos, estuvo presidido por la médium Maria Ostig, quien habría recibido comunicados sobrenaturales de los espíritus: textos escritos en sumerio y en el código secreto templario donde aparecerían las primeras pistas para la construcción de revolucionarias aeronaves capaces de llegar a las estrellas.

Para los hitleristas, que consideran a Hitler más un líder espiritual que político, los inspiradores de aquellos textos y los míticos "Superiores Desconocidos" serían criaturas extraterrestres que, mediante la médium, habrían sugerido a los científicos alemanes la construcción de naves discoidales que usarían un supuesto sistema de propulsión por levitación. Según la misma fuente, la sociedad Vril creó, a mediados de 1934, la primera nave antigravitatoria: la FRZ-1, y a finales de ese mismo año la FRZ-2, dotada de un sistema de "dirección por impulsión magnética". Se piensa que algunos conceptos utilizados en estos documentales, como energía Vril, motor Thule o naves Haunebu resultan, sin embargo, incompatibles con la historia de los prototipos de aeronaves discoidales alemanes que han sido históricamente documentados.

Un expediente inquietante

En su número correspondiente al mes de febrero de 1989, la revista alemana Flugzeug publicaba el siguiente informe de un oficial de la aviación alemana que, supuestamente, habría protagonizado el insólito avistamiento de un platillo volante en el aeródromo de Prag-Gbell (antes llamado Praha-Kbely) en 1943. Este es el polémico informe:

Lugar de la observación: Escuela de Vuelos C14 en el aeródromo de Prag-Gbell.

Fecha del suceso: agosto o septiembre de 1943, supuestamente un domingo (creo recordar que no había servicio). Tiempo bueno, seco y soleado.

Clase de observación: "Estaba con mis camaradas de vuelo en el campo y, más concretamente, cerca de los edificios de la escuela, a una distancia de unos 2.000 metros del arsenal. El aparato está en el hangar: un disco de 5-6 metros de diámetro. En el centro tiene un cuerpo relativamente grande. Debajo del cuerpo, cuatro patas altas y delgadas. Color: Aluminio. Altura: casi la de un hombre. Grosor: de 30-40 cm., con un borde de varillaje exterior, tal vez eran orificios cuadrados. La parte superior del cuerpo (casi un tercio de altura total) se encogía sobre la mitad superior del disco, y era plana y redondeada. Vi con mis amigos cómo salía el aparato del hangar. Oímos entonces el estruendo de los motores, vimos el lado externo del disco girar, el aparato se encaminó , lentamente y en línea recta hacia la parte sur del campo. Entonces se elevó casi a 1 metro. Después de avanzar a esa altura unos buenos 300 m, se paró de nuevo. El aterrizaje fue bastante accidentado.

Mientras algunos guardianes empujaban el aparato hacia el hangar, tuvimos que abandonar el lugar. Más tarde, la "cosa" voló de nuevo, logrando esta vez alcanzar el final del aeródromo. Después, anoto en mi libro de vuelo las personas allí presentes del FFS C14: Gruppenfluglehrer (profesor de vuelo de grupo) Ofw. Michelsen; Fluglehrer (profesor de vuelo) Uffz. Kohl and Buhler; Flugschüler (alumnos de vuelo): Ogefr, Klassmann, Kleiner, Müllers, Pfáffle, Schenk, Seifert, Siebert, Squarr, Stahn, Weinberger, Zöbele, Gefr, Hering, Koza, Sitzwohl, Voss y Waluda."

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