Salvador Abascal Infante

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Salvador Abascal Infante como jefe nacional del movimiento sinarquista en la década de 1940

Salvador Abascal Infante (Morelia, México, 1910 - Ciudad de México, México, 2000) fue un político y escritor mexicano, promotor del nacionalismo católico en su país.

En el campo de la política se destacó por ser uno de los creadores de la Unión Nacional Sinarquista (UNS) y por fundar la Colonia María Auxiliadora en Baja California.

En el campo de la cultura lo que le dio fama fue su trabajo como coordinador de las casas editoriales Jus y Tradición, la redacción por tres décadas de la influyente revista La Hoja de Combate y la publicación de varios libros dedicados a revisar la historia de México.

Biografía

Juventud

Nacido en el seno de una familia de devotos católicos, Abascal Infante asistió al Seminario Diocesano de Morelia antes de ingresar a la Universidad Nicolaita para estudiar derecho. Durante la Cristiada colaboró con las milicias católicas que resistieron a la campaña anticlerical desplegada por el gobierno de Plutarco Elías Calles.

Se graduó como abogado en 1931 y ocupó brevemente un puesto de juez de paz en el estado de Jalisco.

En 1932 se incorporó a Legión, una sociedad secreta que reunía a veteranos cristeros interesados en organizarse para actuar políticamente. Sin embargo, como Legión era más bien una organización moderada, Abascal Infante se unió en 1934 a La Base, otra agrupación similar a Legión pero con un espíritu mucho más combativo.

Con la intención de influir sobre la Acción Católica, los miembros de La Base se infiltraron en la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, la Unión Nacional de Padres de Familia y la Unión Nacional de Estudiantes Católicos, en donde pudieron reclutar a varios hombres que luego se involucrarían activamente en política.

Sinarquismo

En 1937 Abascal Infante participó de la fundación de la Unión Nacional Sinarquista junto a José Antonio Urquiza, Manuel Zermeño y José Trueba Olivares. La UNS nació con el objetivo de combatir a las reformas que propulsaba Lázaro Cárdenas, especialmente a aquellas pensadas para trastocar el sistema educativo y atentar contra la propiedad privada.

Convertido inicialmente en el jefe de la sección michoacana de la UNS, su figura fue acrecentándose en el interior del movimiento sinarquista por su ferviente prédica anticomunista y antiliberal, y por su valiente denuncia de la conspiración judaico-masónica: desde su perspectiva, el presidente Cárdenas era un inconfesado agente de la URSS que, creyendo confrontar al imperialismo estadounidense, en realidad sólo estaba llevando a cabo el plan judío para la destrucción de Occidente y la conquista del mundo.

Con la intención de evangelizar a los indios de La Chontalpa, Abascal Infante se trasladó al estado de Tabasco en 1938. El catolicismo estaba prohibido en la región desde las épocas en las que Tomás Garrido Canabal había ejercido la gobernación: no había sacerdotes, se habían clausurado a los templos y se sancionaban a las manifestaciones religiosas públicas. Estando allí, el joven dirigente sinarquista entró en contacto con campesinos, obreros y artesanos, y terminó por organizar una masiva convocatoria de fieles católicos que coparon las calles de Villahermosa y realizaron una extensa vigilia exigiendo el retorno del culto católico. La iniciativa se extendió en el tiempo, lo que motivó al gobierno local a reprimirla usando la violencia, y nombres como los de Camerino Vidal, Gregorio Baeza, Vicente Pérez y Gregorio Pestaña se sumaron a la lista de mártires cristeros caídos como víctimas del gobierno mexicano. El presidente Cárdenas tuvo que intervenir ante la agudeza del conflicto y hacia el fin de año se decidió que los tabasqueños pudiesen volver a profesar el culto católico libremente.

En 1939 se crea el Partido Acción Nacional y muchos sinarquistas plantean la posibilidad de disolver la organización y unirse a la iniciativa de Manuel Gómez Morin. Abascal Infante, empero, rechazará totalmente esa propuesta, asegurando que la partidocracia no resolvería ninguno de los problemas de la sociedad mexicana. Al año siguiente, el joven abogado pasó a convertirse en el líder nacional de la UNS, luego de que Manuel Zermeño fuese expulsado del sinarquismo por pactar secretamente el apoyo de la organización a la candidatura presidencial de Manuel Ávila Camacho.

Colonia María Auxiliadora

Por diversas presiones Abascal Infante cedió el liderazgo de la UNS a Manuel Torres Bueno a fines de 1941, y al año siguiente se trasladó junto a 80 familias al sur del estado de Baja California para fundar la Colonia María Auxiliadora.

La idea del proyecto era crear una ciudad modelo regida política y económicamente por la Doctrina Social de la Iglesia, imitando el modelo de las reducciones jesuíticas americanas. Sin embargo varios factores adversos confluyeron y la iniciativa fracasó hacia fines de 1944.

Actividad editorial

La falta de los resultados prometidos en la Colonia María Auxiliadora desacreditó a su figura en el movimiento sinarquista, por lo que Abascal Infante terminó renunciando al mismo en 1947 (el Partido Demócrata Mexicano lo tentaría años después con una candidatura a la presidencia de su país, pero el viejo sinarquista rechazaría la oferta).

Alejado del activismo político, optó en su lugar por comenzar una cruzada metapolítica. Para ello se hizo cargo de la editorial Jus que poseían Manuel Gómez Morín y Juan Landerreche, la cual ganó reconocimiento nacional publicando obras de Ezequiel Adeodato Chávez, Salvador Borrego, Agustín Basave Fernández del Valle, José Bravo Ugarte, Alfonso Junco, Alfonso Trueba, Carlos Alvear Acevedo, Rafael Bernal y Joaquín Márquez Montiel.

A fines de la década de 1960 un conflicto con los accionistas de Jus motivado por la línea editorial adoptada para la construcción del catálogo de la editorial llevaría a Abascal Infante a alejarse de la empresa. Posteriormente fundaría la editorial Tradición en 1972, a través de la cual sustentaría la publicación de La Hoja de Combate, valioso mensuario nacionalista que había comenzado a editar en 1967.

Interesado en el revisionismo histórico, investigó sobre las figuras de Miguel Hidalgo y Costilla, Benito Juárez, Francisco I. Madero, Lázaro Cárdenas y Tomás Garrido Canabal a quienes identificó como algunos de los artífices de la decadencia mexicana. Por otra parte se dedicó también a vindicar al catolicismo como matriz cultural de Iberoamérica: en su libro La Espada y la Cruz de la Evangelización sostiene, por ejemplo, que la Conquista de América benefició a la mayoría de los pueblos indígenas al liberarlos de la cruenta opresión a la que eran sometidos por sus pares, mientras que en La Inquisición en Hispanoamérica desmonta meticulosamente a la leyenda negra española, y en La Constitución de 1917, destructora de la Nación Mexicana señala que la tenaz imposición del laicismo socavó la identidad nacional y desgarró fatalmente al tejido social de su país.

A lo largo de su vida mantuvo diversas polémicas con diferentes interlocutores, entre las que se destacan la vez que se enfrentó a Joaquín Sáenz y Arriaga y a Gloria Riestra por su promoción del sedevacantismo, o cuando desenmascaró al historiador neoconservador Enrique Krauze por su apología a la Revolución Mexicana.

También tradujo del latín al español a varios textos de Santo Tomás de Aquino, y difundió como editor la obra de Jacques Crétineau-Joly, Jacques Ploncard d'Assac, Rigoberto López Valdivia, Celerino Salmerón, Antonio Gibaja y Patrón, Lauro López Beltrán, Nemesio Rodríguez Lois, Germán Bidart Campos, Jorge Piñero Marqués, José Macías, Desiré Barbedette, Raphael Sineux y Henri-Dominique Gardeil.

Falleció el 29 de marzo de 2000. Lo sobrevivió su esposa María Guadalupe Carranza y once de sus hijos, entre los que se destacan el editor y escritor José María Abascal Carranza, el psicólogo Juan Bosco Abascal Carranza, y los políticos panistas ultraconservadores Carlos Abascal Carranza y Salvador Abascal Carranza.

Bibliografía

  • Un sólo camino. México: Jus, 1966.
  • La reconquista espiritual de Tabasco en 1938. México: Tradición, 1972.
  • Contra herejes y cismáticos. México: Tradición, 1973.
  • En legítima defensa y más en defensa del papado. México: Tradición, 1973.
  • La secta socialista en México. México: Tradición, 1974.
  • Cinco cartas sobre progresismo (junto a R. López Valdivia y E. Godoy). México: Tradición, 1974.
  • La revolución antimexicana. México: Tradición, 1978.
  • El Papa nunca ha sido ni será hereje. México: Tradición, 1979.
  • Mis recuerdos. México: Tradición, 1980.
  • Madero: dictador infortunado. México: Tradición, 1983.
  • La revolución de la Reforma de 1833 a 1848. México: Tradición, 1983.
  • La Constitución de 1917, destructora de la Nacíon. México: Tradición, 1984.
  • Juárez marxista, 1848-1872. México: Tradición, 1984.
  • Tomás Garrido Canabal: sin Dios, sin curas, sin iglesias. México: Tradición, 1987.
  • Lázaro Cárdenas, presidente comunista (dos tomos). México: Tradición, 1987-1988.
  • La resistencia civil y las fuentes del poder. México: EDAMEX, 1988.
  • La Revolución Mundial: de Herodes a Bush. México: Tradición, 1992.
  • La Espada y la Cruz de la Evangelización. México: Tradición, 1993.
  • Enrique Krauze: ¿Historiador?. México: Tradición, 1993.
  • La pena de muerte. México: Tradición, 1994.
  • La verdad sobre Chiapas y el comandante Samuel. México: Tradición, 1994.
  • El cura Hidalgo de rodillas. México: Tradición, 1996.
  • La inquisición en Hispanoamérica. México: Tradición, 1997.
  • El matrimonio a la luz de la ley natural y de la Revelación. México: Tradición, 1998.

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