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Víctor Eduardo Ordóñez
Biografía
La lectura durante su adolescencia de la novela La bahía de silencio de Eduardo Mallea impactó profundamente en su espíritu y lo lanzó a la búsqueda por comprender la identidad argentina, la cual lo condujo hacia las filas del nacionalismo católico.
Se formó como abogado en la Universidad de Buenos Aires, en épocas en las que Juan Domingo Perón gobernaba a la Argentina. Allí tuvo como maestros a Mario Amadeo, Héctor Llambías, Samuel W. Medrano, Marcelo Sánchez Sorondo y otras grandes luminarias del pensamiento nacional.
En las páginas de la revista Dinámica Social demostró precozmente su enorme inteligencia y capacidad argumentativa.
Fue empleado del Poder Judicial, y en paralelo hizo una larga carrera como comentarista político y crítico social. Firmando con su nombre, o usando los seudónimos de "Eduardo Viale" y "Álvaro Riva", colaboró con publicaciones como Ulises, Verbo, Jauja y Tiempo Político. Poseedor de una gran cultura, trabajó como asesor literario en la Editorial Universitaria de Buenos Aires y en Huemul.
Muy cercano a Ricardo Curutchet, fue editor de Cabildo, El Fortín y Restauración, revistas a la cuales le imprimió su estilo de claridad y contundencia. Desde allí denunció sin piedad a la subversión que corrompió a Occidente. Sus vínculos con Blas Piñar le abrieron las puertas de Fuerza Nueva y su amistad con Roberto Gorostiaga y Andrés de Asboth le permitió participar de Roma. También fue un columnista regular de los periódicos La Prensa y La Nueva Provincia.
En 1972 escribió un opúsculo en el que le contestó a los miembros de la Sociedad Argentina de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad por sus críticas descalificatorias hacia los nacionalistas católicos y los católicos nacionalistas del país.
Interesado por temas de historia y geografía argentina, incursionó en Radio Municipal y Radio Nacional donde difundió su opinión sobre esos tópicos. Fue un tenaz defensor de la soberanía nacional, instando a los gobiernos argentinos a resolver cuestiones territoriales con Brasil, Chile y el Reino Unido (por ese motivo entendió que la Guerra de Malvinas era un evento decisivo para el país).
Tras la desaparición de Cabildo a comienzos de la década de 1990, primero ayudó a Antonio Caponnetto a crear la revista Memoria y luego lo acompañó en el relanzamiento de la mítica publicación fundada por Curutchet. Sus textos de senectud también aparecieron en las páginas de Gladius y Maritornes, y en su boletín Otrosí, que redactó en solitario con mucha dedicación desde 1997 hasta 2005.
Fue miembro de la Junta de Estudios sobre la Conquista del Desierto, del Instituto Hugo Wast, del Instituto de Promoción Social Argentino, de OIKOS, del Centro de Estudios Internacionales Argentinos, del Instituto Bibliográfico Antonio Zinny y del Instituto de Filosofía Práctica.
Bibliografía
- Respuesta a la TFP. Buenos Aires: Autoedición, 1972.
