ESG
Historia
Si bien en la teoría económica las decisiones de inversión deben tomarse basadas en el potencial de las ganancias que se obtendrán considerando el nivel de riesgo de recuperar o perder el monto invertido, lo cierto es que en la práctica muchas veces intervienen otros criterios que guían las acciones de los inversionistas. Esto sucede debido a que el dinero es un factor más de poder que puede ser utilizado para controlar a la decisión política de un Estado y que puede moldear las relaciones sociales y las expresiones culturales de los seres humanos.
El economista Milton Friedman✡ es célebre por haber formulado la Doctrina Friedman, según la cual se afirma que la única responsabilidad que tiene una empresa es la de aumentar sus beneficios para sus accionistas. De allí se deriva que un buen empresario es aquel que hace todo lo posible para expandir su empresa, sin importarle el daño colateral que cause ello. Para Friedman si, por ejemplo, una compañía tiene la posibilidad de aumentar sus ganancias pero destruyendo una reserva natural o desplazando un asentamiento humano de sus tierras, entonces está bien que proceda, ya que su objetivo es maximizar sus activos. Si la empresa, por el contrario, intenta obrar de otra manera para satisfacer una demanda ética, entonces lo más probable es que termine perdiendo dinero y fallándole a sus inversionistas.
La Doctrina Friedman fue extremadamente popular en Occidente desde mediados de la década de 1960 hasta mediados de la década de 1990. Sin embargo, con el cambio de siglo, el surgimiento de las nuevas teorías de la responsabilidad social empresarial y de la sustentabilidad económica comenzaron a modificar el panorama del capitalismo, ya que éstas propusieron incorporar el concepto de capital social como otra medida más del valor. La idea general era que las empresas y los mercados financieros desviaran parte de sus ganancias hacia causas sociales y ambientales, pero no como un gasto filantrópico sino bajo la consigna de colaborar con la optimización del capital humano.
John Elkington, en su libro Cannibals with Forks: the Triple Bottom Line of 21st Century Business de 1998, argumenta que toda empresa debe realizar un triple cálculo a la hora de operar: el financiero, el social y el ambiental, buscando el equilibrio entre ellos, o de lo contrario se corre riesgo de producir diversos tipos de inestabilidad que terminarán atentando contra el éxito de las inversiones.
La campaña mediática internacional que, después de la finalización de la Guerra Fría, se instaló para advertir sobre el peligro del advenimiento de una crisis ambiental masiva contribuyó exitosamente al abandono paulatino de la Doctrina Friedman y la adopción en su lugar de la Doctrina Elkington. En el fondo, ambas doctrinas apuntan al mismo objetivo de sostener al sistema capitalista, sólo que la de Elkington lo hace montando una fachada ética más agradable que la de Friedman, es decir que uno, Elkington, apela más a la emocionalidad, mientras que el otro, Friedman, apela más a la racionalidad.
El periodista Milton Moskowitz✡, editor de la revista Fortune, introdujo la idea de evaluar la gobernanza corporativa considerando ya no simplemente el salario y los beneficios médicos que un empleado recibía por trabajar en una empresa, sino también hacer ello a partir de otros factores que midan el grado de satisfacción del trabajador con el trato recibido por parte de la entidad empleadora. Su lista "Las 100 mejores compañías para las cuales trabajar" tuvo tanto éxito en el mercado laboral corporativo de Norteamérica y Europa, que terminó introduciendo la tesis de que la gobernanza es una cuestión clave para el éxito empresarial.
A raíz de este cambio de paradigma, en 2005 el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente emitió el Informe Freshfields, en el que se indicaba que no sólo es factible la integración del esquema ESG en el análisis de inversiones de una empresa, sino que también se trata de un deber financiero que no debería ser obviado. A partir de entonces se comenzó a afianzar en la cultura corporativa internacional -sobre todo en Occidente- el precepto de operar bajo el horizonte de la protección ambiental, el desarrollo social y la horizontalización de la gobernanza.
Grupos de inversores y compañías financieras se plegaron en mayor o menor medida al esquema ESG, siendo el caso de BlackRock el ejemplo más importante debido a la envergadura de la empresa y a la enorme influencia económica que ésta ejerce.
Criterios
El ESG proporciona criterios concretos a la oligarquía financiera transnacional para fomentar la agenda del Nuevo Orden Mundial a nivel global.
Selecciona puntualmente tres áreas específicas y detalla los criterios que deben presentar las empresas para recibir grandes inversiones que les permitan expandirse:
- Ambiente: apoyar lo que fomente la narrativa de que el cambio climático es producto de la acción industrial humana, para así lograr imponer el capitalismo verde.
- Sociedad: apoyar todo lo que fomente el igualitarismo, lo que implica financiar a quienes combaten la pobreza estimulando la inmigración masiva desde el Tercer Mundo, como también promover al homosexualismo y al feminismo.
- Gobernanza: apoyar a las empresas que evitan ingresar en las redes de corrupción política y que contratan empleados y directivos a través de la inclusión forzada.