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El libro negro del comunismo
El libro negro del comunismo: crímenes, terror y represión es un libro presentado en la Mutualité de París en 1998, este ha sido escrito por un grupo numeroso de historiadores de izquierdas, 11 en total.
Se presentó con motivo del 80 aniversario de la revolución de Octubre. Es el resumen de los "crímenes, terror y represión, de la ideología más funesta del siglo". Escrito por Stéphane Courtois, Jean Louis Panné, Rémi Kauffer, Pierre Rigoulot, entre otros.
Los autores de este libro demuestran, con los datos en la mano, que el número de muertos causados directamente por el comunismo en todo el mundo supera los cien millones de víctimas.[1][2] A partir de ahí, las preguntas son inevitables: si el comunismo ha demostrado ser la doctrina política más criminal de la historia, ¿por qué nadie reclama un juicio para el comunismo?, ¿por qué el comunismo sigue gozando de cierta presentabilidad social? Al fondo es fácil descubrir prejuicios y tabúes. La realidad, sin embargo, es incontrovertible.
"Le Livre Noir du Comunismo" (El Libro Negro del Comunismo, en francés) es un estudio de tamaño considerable -846 páginas- en las que han colaborado varios autores y que está destinado a convertirse en obra de consulta obligatoria para todos aquellos que quieran profundizar en el fenómeno más trascendental del siglo XX: el comunismo. La traducción española ha corrido a cargo de un equipo dirigido por César Vidal. Desde la aparición del clásico sobre el tema, la obra de Robert Conquest, El gran Terror, nunca se había publicado un libro tan rico en datos como El Libro Negro del Comunismo.
Sumario
- 1 Proceso internacional de los crímenes contra la humanidad a los regímenes comunistas
- 2 Estructura del libro
- 3 Las cifras del terror
- 4 El caso soviético
- 5 Europa
- 6 Asia: masacre y reeducación
- 7 Tercer mundo
- 8 ¿Sólo el stalinismo es culpable?
- 9 Referencias
- 10 Artículos relacionados
- 11 Enlaces externos
Proceso internacional de los crímenes contra la humanidad a los regímenes comunistas
Con motivo del 80 aniversario de la Revolución de Octubre, se celebró en el Palacio de la Mutualité de París el día 9 de Noviembre de 1997, un Proceso Internacional, ante un Foro de 3000 asistentes y una Presidencia formada por supervivientes y testigos de los Gulags de Europa y Asia, supervivientes de los campos de Laos, Vietnam y otros países de la antigua Indochina francesa.
La encarnación moderna del mito de la igualdad entre los hombres y la promesa paradisiaca de un mundo mejor, en el movimiento de masas comunista y su apoyo ideológico, el marxismo, han terminado en todas las partes del mundo, donde han estado presentes con el horror, la exterminación y la muerte generalizada que en menos de un siglo ha costado 100 millones de seres humanos.
El mayor crimen contra la humanidad, que se conoce en la historia. Un crimen cometido no para exterminar a las razas impuras, sino a las "clases sociales" consideradas "reaccionarias", acusadas de ser un obstáculo para la construcción del mito de una "sociedad sin clases"
Una masacre que no es, como pretenden todos esos que intentan justificar y excusar el hecho, como un accidente en la historia del comunismo, sino más bien la ejecución sistemática e ineludible de la aplicación total de las tesis de Marx.
Sustituyendo a la moral y a la ética, por la eficacia de la acción y negando la realidad del mundo, transformándolo en un mundo abstracto a reconstruir, reduciendo al hombre a una sola dimensión material y económica convirtiéndolo en una masa en contra de la persona, como ser portador de valores eternos.
El marxismo contiene el germen y todos los ingredientes del terror y del holocausto. Hay que denunciarle por lo que es: un monstruo criminal.
Estructura del libro
- Introducción: Los crímenes del comunismo - Stéphane Courtois
- Un estado contra su pueblo
- Violencias, terrores y represiones en la Unión Soviética - Nicolas Werth
- Revolución mundial, guerra civil y terror
- La Komintern en acción - Stéphane Courtois y Jean-Louis Panné
- La sombra del NKVD proyectada en España - Stéphane Courtois e Jean-Louis Panné
- Comunismo y terrorismo - Rémi Kauffer
- La otra Europa víctima del comunismo
- Polonia, la «nación-enemigo» - Kamil Kaos Jr.
- Europa central y del sureste - Kamil Kaos
- Comunismos de Asia: entre la «reeducación» y la matanza
- China: una larga marcha hacia la noche - Jean-Louis Margolin
- Corea del Norte, Vietnam, Laos: la semilla del dragón - Jean-Louis Margolin e Pierre Rigoulot
- Camboya: en el país del crimen desconcertante - Jean-Louis Margolin
- El tercer mundo
- América Latina, campo de pruebas de todos los comunismos - Pascal Fontaine
- Afrocomunismos: Etiopía, Angola y Mozambique - Jonathan Diallo y Delfín Mosibe
- El comunismo en Afganistán - Sylvain Boulouque
Las cifras del terror
El Libro Negro es una compilación de colaboraciones de diversos especialistas. El director de la revista Comunismo, Stephane Coutois, estudioso del sistema Marxismo-leninismo, es el autor del primer trabajo, breve pero enjundioso estudio a guisa de presentación de la obra. Se titula "Los Crímenes del Comunismo" y, entre otras cosas, ofrece esta relación del número de víctimas causadas por los sistemas y partidos comunistas en todo el mundo:
País o región | Muertos[1] |
---|---|
China | 65.000.000 |
Unión Soviética | 20.000.000 |
Corea del Norte | 2.000.000 |
Camboya | 2.000.000 |
África | 1.700.000 |
Afganistán | 1.500.000 |
Vietnam | 1.000.000 |
Europa del este | 1.000.000 |
Iberoamérica | 150.000 |
Movimiento comunista internacional y partidos comunistas en la oposición | 10.000.000 |
Aunque en el libro se ofrecen diversas "contabilidades", el total de víctimas del comunismo supera el número de 100 millones de muertos. En proporción con el número de habitantes, la mayor cifra corresponde a Camboya, donde Pol Pot exterminó a un tercio de la población.
A estas cifras, Coutoirs suma lo que califica acertadamente como "crímenes contra la cultura". Stalin hizo demoler centenares de iglesias. Ceaucescu destruyó el corazón histórico de Bucarest para levantar nuevos edificios y trazar perspectivas megalomaníacas. Pol Pot hizo desmontar piedra a piedra la catedral de Phnom Penh y abandonó a la jungla los templos de Angkor. Durante la revolución cultural maoísta, fueron destrozados o quemados por los guardias rojos.
¿Cómo ha sido posible que los mayores genocidios de la historia no hayan merecido no ya un nuevo Núremberg, sino, simplemente, la condena del mundo entero? Para Courtois, la impunidad de los crímenes del comunismo "no sólo fue posible por la fuerza de la Internacional Comunista y de los partidos comunistas locales", sino también por el silencio cómplice de muchos: "entre los años cincuenta y setenta, cientos de miles de hombres han incensado al gran timonel de la revolución China, por ejemplo, como antes ocurrió con Lenin y después con Stalin".
El autor señala que los métodos puestos en marcha por Lenin respecto al terror -no olvidemos que Djerzinsky crea la Cheka a los dos meses escasos del golpe de octubre, y que el gulag es creación leninista, luego perfeccionados por Stalin y sus émulos-. Pero después de 1945, la designación del nazismo vencido como "mal absoluto" hizo que "la victoriosa Unión Soviética" y el comunismo basculasen casi mecánicamente en el "campo del bien". Por otra parte, insiste Courtois, "sus símbolos (bandera roja, la Internacional, puño levantado) resurgen detrás de cada movimiento social de envergadura. El Ché Guevara vuelve a estar de moda".
El caso soviético
Después de tan sustancioso prefacio, Nicolás Werth, profesor de historia dedicado al estudio de la URSS, titula la primera parte de la obra: "Un Estado contra su pueblo". En ella analiza las violencias, las represiones y el terror en la Unión Soviética. La tragedia sufrida por el pueblo ruso desde la implantación del terror rojo hasta la salida del Stalinismo queda descrita con rigor y minuciosidad. El análisis del terror desde el establecimiento de la Cheka -que posteriormente sería la GPU, la OGPU, el NKVD, la KGB está muy pormenorizado. El autor lo señala como un terror no ciego y brutal, sino científica y fríamente aplicado. Nada de pasiones; habrá "excesos de celo", pero el terror será organizado. Y dirigido no sólo contra los combatientes del campo enemigo, sino contra los "enemigos del pueblo". Concepto tan amplio que permitirá exterminar a cualquier opositor. El objetivo no es exterminar sólo al enemigo combatiente, sino a la entera clase social a la que pertenece. Así, en las instrucciones a los chekistas se les dirá que no deben plantearse si el detenido es culpable o inocente, sino cual es su clase social.
Por otra parte, este concepto de "enemigo de clase" será elástico, y en él también se incluirá a los trabajadores que osan discrepar del poder soviético y se defienden con el arma de la huelga: entre el 12 y el 14 de marzo de 1919, vencida ya la resistencia de los "Guardias Blancos", se ejecutará a unos dos mil obreros de Astraján -cerca de la desembocadura del Volga- que estaban en huelga. Para que el escarmiento sea mayor, se embarca a los huelguistas junto a prisioneros blancos, se les cuelga una piedra al cuello y se les arroja al Volga. Un procedimiento que tiene antecedentes en la Revolución francesa, en la represión de La Vendée. También serán comunes las represiones contra los mineros y los marinos, como los de Kronstadt (Ver: Rebelión de Kronstadt)
Werth especifica con claridad y amplitud los métodos de la represión, su dureza, su acentuación con la guerra civil, la utilización del hambre como arma política, métodos que Stalin perfeccionaría a mayor escala en los años treinta. Así se procede -señala el autor- a la "masiva confiscación de las cartillas de racionamiento, pues una de las armas mas eficaces del poder bolchevique será el arma del hambre". Este capítulo del hambre programada requiere mayor comentario. Ya antes de la revolución, Lenin había afirmado la necesidad de "destruir la economía campesina y provocar el hambre", pues esto nos acercará a nuestra meta socialista. El hambre destruye no solamente la fe en el Zar, sino también la fe en Dios". En 1922 declarará que el hambre era beneficiosa porque "golpea mortalmente la cabeza del enemigo", que era entonces la Iglesia Ortodoxa. Las crisis de las cosechas de 1927 y 1928 permitieron a Stalin abrirse camino hacia el poder absoluto e imponer la colectivización agraria forzosa. El hambre planificada en Ucrania entre 1932 y 1933 causará nada menos que seis millones de muertos.
Los campos de concentración datan de fecha tan temprana como 1922. Se establecen en el archipiélago de las Solovki, cinco islas del Mar Blanco. "Los campos especiales del archipiélago de las Solovky -escribe Werth- serán la matriz de otro archipiélago en gestación, un archipiélago inmenso a la escala del país continente entero: el archipiélago Gulag". El autor aporta documentos originales, entre otros los correspondientes a la época del gran terror de los años 1936-38. El dossier de un acusado entre millones resulta esclarecedor: un modesto campesino es acusado porque su padre fue un rico comerciante- luego empobrecido- treinta y cuatro años atrás; por tal "razón" se le considera hostil al sistema soviético, es detenido, juzgado y ejecutado.
Mención aparte merecen los desplazamientos de poblaciones enteras, como los efectuados durante la "deskulakización" de 1930 (los kulaks eran campesinos libres, no siempre de posición holgada, pero que sólo dependían de sí mismos). Los presos fueron transportados a miles de kilómetros de sus tierras en lentos trenes de mercancías en el interior de vagones de ganado donde se hacinaban cuarenta personas y de los que no salían durante semanas. La mortandad fue terrible por la falta de higiene, el hambre, las enfermedades y el frío, durante semanas permanecían detenidos los vagones en estaciones de clasificación. Cada tren constaba de 53 vagones. Estos transportes se perfeccionarían en los años siguientes, y especialmente entre el periodo 1943-44 cuando fueron deportados pueblos enteros (tártaros, Kirguises, kalmukos) sospechosos de connivencia con el invasor alemán.
Europa
Respecto a la parte dedicada a España, demasiado sumaria, el estudio está muy bien documentado de lo que concierne a la represión comunista contra la ultraizquierda durante la Guerra Civil Española: los anarquistas catalanes, el POUM, el asesinato de Andrés Nin… se evidencian los excesos represivos de Líster y el Campesino en Castilla. Se subraya cómo el ministro soviético Rosemberg asistía a los Consejos de Ministros del gobierno en 1938. Y se aportan tres datos esenciales: se confirma que la policía política del Bando republicano se hallaba completamente controlada por la NKVD soviética; se insiste en el funesto papel de Dolores Ibárruri ( de la que se cita una ilustrativa frase: "Más vale condenar a cien inocentes, antes de que escape un solo culpable") y se demuestra el carácter total, única y exclusivamente estalinista de las Brigadas Internacionales. Es comprensible que los medios de la cultura oficial española, que todavía hace pocos meses homenajeaban sin continencia a las Brigadas Internacionales y la Pasionaria, hayan aireado poco el contenido de este Libro Negro.
La parte tercera de la obra: "La Otra Europa, Víctima del Comunismo" está a cargo de Andrzej Paczkowsky, vicedirector del Instituto de Estudios Políticos de la Academia de Ciencias de Polonia y del Historiador checo Karel Bartosek. El primero de ellos analiza el terrible drama de su patria, Polonia, considerada por los soviéticos "nación enemiga". Paczowsky relata cómo incluso el propio partido comunista polaco fue objeto de purgas hasta un grado desconocido en otras latitudes; eliminado y deshecho por los camaradas de Moscú. Respecto a Bartosek, analiza la represión comunista en los otros países de la Europa del este: el exterminio de aquellos no ya opuestos al marxismo-leninismo, sino, simplemente, considerados "enemigos de clase", en Hungría, Rumania, Checoslovaquia, Bulgaria, Yugoslavia… Bartosek se interroga por qué los enormes crímenes cometidos permanecen impunes, abundando en la opinión de quienes sugieren un nuevo Nüremberg. Se ha afirmado hasta la saciedad que los "crímenes contra la humanidad" no prescriben, pero lo cierto -escribe Bartosek- es que "el castigo de los culpables no ha sido aplicado a tiempo ni de modo apropiado". El autor propone, a título personal, una solución que puede parecer algo utópica, como el procedimiento realizado en Alemania al abrir los archivos de la Stasi, la antigua policía política de la República democrática: responsabilizar a cada uno, a cada ciudadano, de instruir su propio proceso.
Asia: masacre y reeducación
Los comisarios de Asia ("Entre la Reeducación y la Masacre") constituyen la cuarta parte de la obra. Los historiadores Jean Louis Margolin y Pierre Rigoulot examinan el terror en China, Vietnam, Camboya y Laos. Los comunismos asiáticos, respecto a los europeos, presentan ciertas características especiales: la simbiosis entre sus particularidades propias y el marxismo-leninismo, la mezcla de soviétismo y nacionalismo. Así, quien porcentualmente ha sido tal vez el mayor criminal de la historia, el camboyano Pol Pot, unía a un marxismo-leninismo primitivo, poco adulterado, una peculiaridad del grupo Jemeres Rojos nada marxista sino clasista y aun discriminatorio, pues los jemeres se consideraban superiores a otras etnias camboyanas. Esta extraña combinación creó algo nuevo. Poseído por el afán de crear un hombre nuevo mediante el exterminio de gran parte de la sociedad, Pol Pot llevó su furor a consecuencias extremas. En Camboya se detiene y ejecuta de forma crudelísima a los "contrarrevolucionarios": antiguos políticos, militares, periodistas, policías, funcionarios, profesores… Todos eran sospechosos simplemente por haber cursado estudios primarios. Algunos incluso -y esto resulta casi increíble-, por llevar gafas, pues tal cosa para Pol Pot, denotaba pertenecer a la intelligentsia , clase que debería ser exterminada para que los jemeres rojos creasen una nueva Camboya. En 1975, cuando Pol Pot toma el poder, la población camboyana se calculaba en unos seis millones de personas; en 1997, la población se reducía a tres millones ochocientos mil habitantes. Más del 30 por ciento de la población fue exterminada. De tal proporción que no hay Parangón en la historia.
Los autores de esta cuarta parte dedican una especial y lógica atención al comunismo chino, y a esa trágica figura que fue Mao Tse Tung (Mao Zedong en la nueva grafía impuesta por el sistema comunista): sus numerosos crímenes, la implantación del Laogai -gulag Chino- y su peculiar sistema de fábricas-prisión, donde a la vez que se ejerce la reeducación de los presos, se les hace trabajar en condiciones infrahumanas para elaborar productos frecuentemente destinados a la exportación.
Bajo las órdenes personales de Mao (el gran timonel) se elimina a todos los habitantes de Keichek, "enemigos de clase" , tras vencer en guerra civil a Chiang Kai Chek. Antes, durante la guerra con Japón, mientras las tropas de Chiang se desangraban frente al invasor Nipón, Mao se inhibe de la guerra y se reorganiza, se hace más fuerte y dedica el ochenta por ciento de sus fuerzas a afianzarse y a eliminar a los oponentes futuros. Después el triunfo maoísta en la guerra civil producirá millones de muertos en ejecuciones sumarias, generalmente públicas -tal y como se sigue haciendo en China en 1999- a modo de escarmiento, para atemorizar a cualquier hipotético disidente. En 1957, Mao, con el estúpido aplauso de los compañeros de viaje occidentales y tantos "tontos útiles", lanza el movimiento de las cien flores: "Dejad que cien flores florezcan", que cien escuelas de pensamiento discutan". Así asoman a la luz pública numerosos intelectuales con sus criticas al partido. Y entonces Mao golpea de forma inmisericorde a aquellos intelectuales que se atrevieron a romper su silencio. Unos cien mil intelectuales descubiertos como "derechistas" fueron enviados a Laogai.
Capítulo aparte merecería la denominada revolución cultural de 1966, cuyo verdadero motivo era la "purga" en el interior del Partido Comunista y la aniquilación de los oponentes de Mao. La revolución cultural lanza a los "guardias rojos" -que ,a su vez ,serán aplastados en 1968 por sus "excesos" a la más tremenda destrucción: se pierden milenarias obras de arte, se destruye cualquier vestigio de confucianismo, se persigue a cualquier individuo que simplemente haya exteriorizado gustos refinados… Es el caso de un profesor de Música que interpretaba a Mozart: los guardias rojos le romperán las muñecas para purgar su delito. El Laogai se llena no sólo de "reeducados teng", burgueses, sino de altos cuadros del partido: el mismo Deng Xiaopin será humillado públicamente y ridiculizado ante cientos de guardias rojos. A los intelectuales -catedráticos, investigadores, químicos, médicos, etc.- se los destina sistemáticamente a limpiar las letrinas de los campos de concentración. Y aún tendrán suerte: un millón de personas serán ejecutadas.
Tercer mundo
La quinta y última parte del Libro Negro está dedicada al tercer mundo. Sus autores son Pascal Fontaine, periodista especializado en Iberoamérica; el historiador Yves Santamaría, y Sylvain Boulouque. Resulta especialmente llamativo el caso del totalitarismo cubano, cuya eficacia en la represión sigue los acreditados métodos soviéticos. En lo relativo a los campos de concentración, en Cuba se crea una adaptación de las fábricas prisión Chinas o del gulag soviético: las UMAP (Unidad Militar de Ayuda a la Producción) donde son internados tanto los "enemigos de clase" como los "desviacionistas" en el seno del partido, sometidos a una durísima disciplina, torturas, subalimentación, etc. Las UMAP terminarían siendo cambiadas de nombre y transformadas en prisiones de seguridad bajo el control de la policía política. También se analiza el fracaso del proyecto totalitario de Nicaragua, el terror -con evidentes similitudes camboyanas- de Sendero Luminoso peruano, los afrocomunismos de Etiopía, Angola y Mozambique, y el sufrimiento impuesto al pueblo de Afganistán.
En definitiva El Libro Negro Comunismo es una obra de importancia capital. Naturalmente, la "policía del pensamiento" ha intentado silenciarlo, ya que no es posible negar las evidencias resaltadas: la "reeeducación" para conseguir el "hombre nuevo" ha sido una característica básica de la Unión Soviética de Stalin, de la China de Mao, de la Cuba de Castro; los crímenes de Pol Pot son horrendos, los inmensos sufrimientos causados al pueblo son innegables, no admiten discusión. Pero, por gigantesco que haya sido el daño, por enormes que hayan sido las cotas históricas de inhumanidad alcanzadas, los teóricos del " hombre nuevo" seguirán considerando que se trata simplemente, del duro precio a pagar -cueste lo que cueste- para lograr su objetivo.
En una discusión mantenida por Lenin con algunos miembros del Comité Central, éstos le reprochaban que un determinado proyecto leninista se oponía a la realidad. Lenin les contestó: "lo siento por la realidad". Similar es la actitud de quienes, aun a estas alturas, siguen cerrando los ojos ante los crímenes del comunismo.
¿Sólo el stalinismo es culpable?
El stalinismo, según Soljénitsyne, no ha existido nunca ni en la teoría ni en la practica: no se puede hablar ni del fenómeno stalinista ni de la época de Stalin, estos conceptos han sido fabricados después de 1956, por el comunismo occidental, para conservar los ideales comunistas...como confirma Volkogonov, en su libro "El buen Lenin y el Terrible Stalin", que demuestra como lo observa Stéphane Courtois, coautor del libro recientemente publicado y presentado en París, el pasado 9 de noviembre "LIBRO NEGRO DEL COMUNISMO", junto con otros intelectuales de la Izquierda de "salón".. Proceso al Comunismo . . . .que no hay ni bueno, ni malo, sino una continuidad total entre los DOS. Lenin + Stalin un binomio infernal!!!
Contrariamente a todas las mentiras de la, o de las izquierdas..."los tiranos sanguinarios de los regímenes comunistas no constituyen un desliz desgraciado en la historia del comunismo, sino simplemente la consecuencia natural de la aplicación de la doctrina marxista".
Como lo demuestra la lista impresionante de víctimas del marxismo que empieza en 1917 con Lenin en Rusia, sigue con Stalin y continua en China con Mao y la banda de los Cuatro, Ceaucescu en Rumania, Pol Pot, Menguistu, Kim-Il-sung, Tito, Enver Hodja, Bela Kun, Kurt Eisner, La Luxemburg, La Margarita Nelken... Y una lista infinita que demuestra las atrocidades del comunismo y de las teorías marxistas en el mundo.
Todavía hoy es habitual asociar los campos de concentración solamente al nazismo, con la machacona idea de los campos de exterminio, como si no hubiese habido otros crímenes contra la humanidad nada más que en Alemania.
Hemos disfrazado la historia, intentando demostrar por todos los medios propagandísticos que todo esto no concernía al comunismo y que estos delitos no tenían nada que ver con las repúblicas democráticas y socialistas de los regímenes comunistas. Ha habido una "escuela" para desinformar históricamente todo lo referente al comunismo y sus consecuencias. Hoy todavía se habla de esas Brigadas que luchaban por la "libertad".... Y los sucesores de Calvo Sotelo, los reciben en Madrid, con flores y agasajos....
Pero, para el que no lo sepa, o no quiera saberlo, podemos demostrar que en la URSS, los decretos legalizando los campos de concentración fueron publicados en julio de 1918 y en abril de 1919, campos instalados al borde de las Islas Solovki en el Mar Blanco. El primer campo de exterminio, el de Kholmogory se instalo junto a la Ciudad de Arkhangelsk en 1921...y según el famoso disidente y ministro yugoslavo Mihajlo, el fin de este campo, era la destrucción física y moral de todos los disidentes del Partido en las famosas purga de aquellos años negros.
En el cementerio de Donskoï, en los últimos dos años han sido encontrados miles de restos humanos enterrados por el NKVD. Uno de los hallazgos mas terribles es el de Katyn en Ucrania, cerca de la Ciudad de Kharkov donde fueron ejecutados por orden de Stalin y no de los alemanes como se decía en la propaganda soviética, 15.000 oficiales polacos. Hay una multitud de campos y cementerios, donde se están recuperando miles de restos humanos. En Bielorrusia en Kourapaty, en Rusia, en el cementerio de Kalitnikov, cerca de Moscú, allí se ha encontrado una barbarie suficiente para desacreditar indefinidamente a los comunistas, a la extrema izquierda y a todos sus acólitos en la actualidad, todavía hoy cometen la infamia de asociarse en nombre de los "valores republicanos y la libertad democrática" con esa panda de asesinos universales, que tienen en su haber 100 Millones de muertos.
Referencias
- ↑ 1,0 1,1 «Cien millones de muertos por la represión comunista» - Libertad Digital, 29 de octubre de 2006.
- ↑ «Cien millones de muertos por la represión comunista» - La Verdad News, 05 de enero de 2016.
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Enlaces externos
- Descargar libro: "El libro negro del comunismo" (en español)