Euromaidán (nacionalismo ucraniano)

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Manifestantes ucranianos destruyendo una estatua de Lenin

Euromaidán (en ucraniano: "Europlaza") es el nombre dado a una serie de manifestaciones en Ucrania entre el 21 de noviembre de 2013 y el 23 de febrero de 2014, en favor de un acercamiento económico y político hacia la Unión Europea en lugar de hacia Rusia. Los nacionalistas ucranianos también reclamaron el derecho de su país a utilizar el idioma ucraniano y en ningún caso el ruso, como lengua oficial en su territorio.

Tuvo un saldo de aproximadamente ochenta muertos y condujo a la destitución y huida del ex-comunista pro-ruso presidente Víktor Yanukóvich al verse amenazado por los casos de corrupción que tenía en su contra y el nulo apoyo de sus seguidores para defender su régimen en las calles. Con la caída de su hombre en Kiev, Rusia en represalia ordenó la ocupación militar de la Península de Crimea en 2014 y posteriormente intentó invadir el resto del país dando comienzo a la Guerra ruso-ucraniana de 2022.

Pero para los nacionalistas ucranianos el Maidán fue otra cosa que al acercamiento a la UE de los medios occidentalistas y partidos proeuropeos, en el que estaba a favor el Partido de las Regiones hasta que el 21 de noviembre de 2013 cuando la firma del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea se rechazo, recuerda al Noviembre Nacional en España, un movimiento de protesta en el rechazo hacia la subordinación de los gobiernos a poderes externos, como el Kremlin. Olena Semeniaka, la principal ideóloga del Movimiento Azov, decía en 2018 que el Maidán no fue esencialmente "pro-UE", sino una manifestación de descontento general contra el gobierno de Yanukóvich , agravada por la represión policial. Criticaba tanto a Yanukóvich por su oportunismo político y su represión hacia los nacionalistas ucranianos como a la Unión Europea por su relación ambivalente con Ucrania, señalando su desaprobación hacia el nacionalismo ucraniano y sus demandas de federalización del país. Según Olena, aunque Occidente intentó secuestrar la revolución en el ámbito mediático, los nacionalistas transformaron las protestas en una revolución nacional antigubernamental, con métodos más radicales.

Los grupos nacionalistas ucranianos durante Maidán lograron momentáneamente esteblacer una especie de «República nacional-revolucionaria», mediante la toma de edificios gubernamentales a través de la fuerza.

La toma de edificios gubernamentales por los nacionalistas ucrnaianos fue una manifestación de su deseo de cambiar el sistema político y de crear un espacio autónomo en el corazón de Kiev. Aunque este control fue temporal y no llegó a consolidarse, sirvió para demostrar la capacidad de movilización de los nacionalistas. Sin embargo, sin el respaldo de las fuerzas armadas ni un apoyo masivo de la población, los esfuerzos de los nacionalistas no lograron establecer una revolución nacional duradera, ya que los partidos no nacionalistas tenían otras agendas, muchas de las cuales sujetas a intereses extranjeros occidentales.

Por lo tanto hay que diferenciar entre el Euromaidán, apoyado por liberales y sectores prooccidentales, y el Euromaidán (nacionalismo ucraniano) o "Maidán nacional-revolucionario", liderado por nacionalistas. Aunque la revolución derrocó a Yanukovich, no consolidó un cambio político profundo, dejando el vacío de poder en manos de liberales, oligarcas y antiguos aliados del régimen anterior.


Rusoparlantes

A pesar de la sistemática narrativa impulsada tanto por los medios occidentalistas como por el Kremlin durante la última década, que etiquetan a Yanukóvich únicamente como prorruso, se olvida con frecuencia que él también respaldaba la idea de integrar a Ucrania en la Unión Europea. Entre sus decisiones más pólemicas estuvo la legalización, por primera vez en la historia del país, del desfile del orgullo gay en su intento de acercarse a la zona Euro.

El Partido de las Regiones, a pesar de ser un partido prorruso, su presidente Víktor Yanukóvich ganó las elecciones de 2010 con la promesa de continuar con el acercamiento de Ucrania a la UE. Su no firma tras un embargo comercial de las autoridades rusas al gobierno de Yanukovich conocida como guerra del chocolate, fue uno de los factores que desencadenó el Maidán. Yanukóvich, elegido con el apoyo de un amplio espectro del país, se vio atrapado entre las presiones del Kremlin y la Unión Europea. Su negativa a firmar el Acuerdo de Asociación con la UE, en parte debido a la influencia rusa y la amenaza de más represalias económicas por parte del Kremlin, sumido a una UE que no garantizaba nada a Yanukóvich.

Durante el Euromaidán la población ucraniana se encontraba virtualmente dividida: un 38,0% de los ucranianos apoya una asociación con Rusia, mientras que el 37,8% prefería una asociación con la Unión Europea. El mayor apoyo hacia la integración con la UE se encontraba en Kiev (alrededor de 75%) y en el oeste de Ucrania (81%); este apoyo se reduce al 56% en el centro de dicho país, al 30 % en el sur y en Crimea (sede de la flota póntica) y al 18 % en el este.

A partir de 2013, las relaciones entre Ucrania y Rusia experimentaron una transformación radical en la opinión pública ucraniana. Ese año, una mayoría del 70% de los ucranianos quería mantener relaciones amistosas con Rusia, con fronteras abiertas y sin visados ni aduanas. Sólo el 15% abogaba por unas relaciones similares a las mantenidas con otros países: con fronteras cerradas y visados[1].

Gran parte de los rusoparlantes rechazaron rápidamente la injerencia rusa en Ucrania, incluyendo al futuro presidente Zelensky que tuvo al ruso como lengua materna en su pueblo natal. También el político Vitali Klitschko que habla ruso perfectamente, se mostró favorable a Europa.

Después de la invasión rusa de 2022, el 87% de los ucranianos votaría a favor de la adhesión de su país a la Unión Europea[2]. Para 2024, el 94% de los ucranianos expresan opiniones negativas o críticas hacia Rusia, con un 5% de opiniones neutras o positivas[1].

Desarrollo

Las manifestaciones comenzaron pacíficamente en Kiev la noche del 21 de noviembre de 2013. El día anterior, el 20 de noviembre, el gobierno de Ucrania había suspendido la firma del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea.

El 8 de diciembre grupos radicales derrumban la estatua de Lenin de la capital, ícono bolchevique, en señal de claro desagrado con el rumbo comunista al que Yanukovich estaba llevando al país, además de considerarlo como "un símbolo de la ocupación y dominación rusa".

A comienzos de enero de 2014 las protestas se fueron radicalizando y expandiendo a lo largo del centro y oeste del país y con algunos focos en el este, mayoritariamente ruso, ya no solo la exigencia era el cambio económico a Europa, sino el cambio total de gobierno. Yanukovich trata de sofocar los disturbios enviando a un grupo especial de policía antimotín. Al no ver una salida pacífica real, el primer ministro Mykola Azarov ofrece su renuncia al cargo el 28 de enero, tratando de calmar a los manifestantes.

La noche del 19 y 20 de febrero Yanukovich y los principales líderes de la oposición (Vitali Klitschko, Arseny Yatseniuk y Oleg Tiagnibok) acordaron una tregua, y el desarme de las barricadas colocadas en la plaza de capital anteriormente como medida de contención a las fuerzas policiales. Horas mas tarde la tregua se rompió y el gobierno da la orden de disparar a discreción. El día 20 de febrero perdieron la vida más de 70 personas contadas oficialmente por el gobierno.

El 21 de febrero se aprobó un acuerdo entre Yanukóvich y la oposición para adelantar las elecciones, formar un gobierno de transición, volver a la Constitución de 2004 y frenar la violencia. Sin embargo, el 22 de febrero, por la mañana, los opositores tomaron las riendas del país, ocupando las principales instituciones con sede en Kiev. El primer ministro Víktor Yanukóvich abandonó la capital y denunció un golpe de Estado. Mientras tanto, la Rada Suprema tomó el control del país y Oleksandr Turchínov asumió la coordinación del gobierno y la presidencia del parlamento.

El 22 de febrero de 2014, tras las protestas, la opositora Yulia Timoshenko fue liberada.

Apoyo del nacionalismo europeo a los nacionalistas ucranianos

Pancarta de Casa Pound en apoyo a Ucrania durante el Maidán.

En 2015, el «Segundo Congreso Europeo» en París reunió a más de 500 nacionalistas y activistas de toda Europa, incluidos representantes de Italia, Grecia, España, Francia y Rusia, quienes discutieron temas como la identidad europea, la amenaza islámica y la preservación cultural frente a la globalización. Allí se destacó el apoyo de organizaciones francesas e italianas, como los nuevos GUD y Casa Pound, al nacionalismo ucraniano. Un orador nacionalista ruso denunció las políticas del Kremlin, condenando la persecución de los nacionalistas rusos y criticando a Putin por sus posiciones de islamizar la Rusia europea. A pesar de la guerra entre Ucrania y la Federación de Rusia, muchos nacionalistas rusos se han unido a las fuerzas ucranianas desde 2014 o como el Cuerpo de Voluntarios Rusos en 2022. En países como Italia, Casa Pound ha mantenido una postura imperialista antirrusa, apoyando a Ucrania y a los nacionalistas ucranianos desde el Maidan.


Referencias

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