Margaret Sanger

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Margaret Sanger

Margaret Sanger (Corning, 1879 - Tucson, 1966) fue una enfermera estadounidense, activista a favor del aborto y fundadora de la Liga Estadounidense para el Control de la Natalidad (American Birth Control League). Dicha Liga se convirtió en 1942 en la Federación Estadounidense para la Planificación Familiar (Planned Parenthood Federation of America - PPFA) que, junto a otras asociaciones similares de numerosos países, contribuyó a crear en la India, en 1952, la Federación Internacional de Planificación Familiar de la que fue presidente hasta 1959.[1][2][3]

En 1916 Sanger abrió en Nueva York la primera clínica de control natal en los Estados Unidos, lo que condujo a su detención por la difusión de información sobre métodos anticonceptivos y la clausura de la clínica. Su posterior juicio y apelación generaron un enorme apoyo para su causa.

Biografía

Sanger, nacida Margaret Louise Higgins, fue la sexta de once hermanos. Sus padres fueron Michael Hennessey Higgins, un albañil librepensador irlandés, y Anne Purcell Higgins, una trabajadora católica también irlandesa de nacimiento. La madre de Margaret, Anne, junto con sus padres emigraron a Canadá cuando aun era una niña, debido a la Gran hambruna irlandesa, estableciéndose posteriormente en Nueva Jersey. Su padre, Michael Hennessey Higgins emigró a los 14 años a EE. UU. y sirvió en el ejército durante la Guerra Civil Estadounidense o Guerra de Secesión, si bien tuvo que esperar a cumplir 15 años para alistarse como tamborilero en la Twelfth New York Volunteer Cavalry. Después de dejar el ejército, estudió medicina y frenología, pero al final optó por convertirse en cantero, tallando ángeles de piedra, santos y lápidas.[4] Michael Hennessey era católico pero se convirtió en ateo y en activista por el sufragio femenino y la educación pública gratuita.[5] La madre de Margaret, Anne Higgins estuvo embarazada en 18 ocasiones -teniendo 11 nacimientos vivos- durante 22 años antes de su muerte a la edad de 49 años.[6]

Esta circunstancia le afectó de tal manera que creía que las madres con embarazos numerosos eran tratadas como simples "incubadoras" por lo cual se opuso a que las mujeres tuvieran muchos hijos.

Sanger pasó gran parte de su juventud ayudando con las tareas del hogar y el cuidado de sus hermanos menores. Con el apoyo de sus dos hermanas mayores, Margaret Higgins asistió al Claverack College y el Instituto Río Hudson. En 1900 se matriculó en el Hospital White Plains como funcionaria en prácticas de enfermería, trabajo que abandonó en 1902 cuando contrajo matrimonio con el arquitecto William Sanger[7] que además era un anarquista más firmemente contrario que su padre a toda religión organizada. A pesar de la tuberculosis recurrente que padeció, Margaret Sanger dio a luz tres hijos junto a su esposo, disfrutando de una vida tranquila en el Condado de Westchester Nueva York.

Durante este tiempo participó en debates en círculos radicales y se puso en contacto con el movimiento por el control de la natalidad. También fue introducida al movimiento del "amor libre" por la judía Emma Goldman. Al final de este período abandonó estos círculos para dedicarse al trabajo de enfermería. A finales de 1912 presenció cómo una mujer fallecía a causa de un aborto inducido.

Empezó a dedicarse a la difusión del control de la natalidad, y pronto a la defensa del "amor libre".[8] A finales de 1914 escribe a William dando "por finalizada una relación de más de doce años".[9] Tres años más tarde le pediría el divorcio.

En 1914 comenzó la publicación de "The Woman Rebel" ("La mujer rebelde"). En ella Sanger clamaba contra los males del capitalismo y de la religión y cantaba los beneficios de la contraconcepción, con el lema "Sin dioses ni amos".

En primer lugar fundó la National Birth Control League (Liga Nacional para el Control de la Natalidad), que posteriormente adoptó el nombre American Birth Control League (Liga Americana para el Control de la Natalidad) y se constituyó como corporación en 1922; luego se convirtió, en 1939, en la Birth Control Federation of America (Federación Americana para el Control de la Natalidad); finalmente, en 1942, adoptó el nombre actual, Planned Parenthood Federation of America (Federación de Planificación Familiar de América, PPFA, en su acrónimo en inglés).[8]

Filosofía

Sanger se vio influida por las tesis políticas socialistas y feministas de su padre. También le afectó mucho la prematura muerte de su madre, que le hizo rebelarse contra la sociedad en que vivía por su visión de la salud de la mujer y la natalidad.

Fue también una socialista declarada, y culpó al capitalismo de los males que sufrían las mujeres trabajadoras blancas. Sus posiciones políticas son manifiestas en las últimas páginas de «Lo que toda chica debería saber».

Sexualidad

Sus visiones acerca de la sexualidad son semejantes a las del siglo XIX. La sexualidad era concebida por Sanger, de alguna manera, como una debilidad. Así, el control de la natalidad era más un medio para prevenir los efectos indeseados del acto sexual que un medio de liberación para poder disfrutarlo.

También influyó en ella el psicólogo Havelock Ellis, con respecto a sus teorías de la sexualidad femenina y su importancia.[10]

Eugenesia

Sanger ha sido criticada y repudiada tanto por progresistas como por conservadores cristianos por su apoyo a la eugenesia[11], incluso la propia Planned Parenthood en 2020 rechazó a su fundadora por su vínculo a esta filosofía políticamente incorrecta[12] y algunos críticos de derecha como Agustín Laje utilizan este vínculo para asociar falazmente la actividad abortista y antinatalista del globalismo capitalista y el marxismo cultural a la eugenesia en general, pero lo cierto es que Sanger quiso sacar provecho del movimiento eugenésico cuando creyó que este podía ser una herramienta útil para impulsar lo que realmente le interesaba: la legalización de los métodos anticonceptivos. De hecho, Sanger veía mal la alta natalidad en general y las familias numerosas, sin importar su calidad genética, algo contradictorio en contraste con otros eugenistas de la época, a la vez que daba a la mujer un papel decisivo en el control natal, asimismo, y como ocurre con algunas otras figuras de ese periodo, el defecto de su pensamiento eugenésico consiste en una consideración clasista y no genética, es decir, era incapaz de asumir que un obrero o un campesino podía tener mejor genética que un capitalista.

Sanger estaba empeñada en hacer del control natal una consigna central del proyecto eugenésico:

El control de la natalidad […] es nada más ni nada menos que una ayuda para aligerar en algo el problema de los menos aptos y evitar su descendencia […] Si hemos de hacer progresos raciales, este avance para la mujer debe preceder a la maternidad de cada una de ellas. Entonces, y sólo entonces, puede que la madre deje de ser una incubadora y se convierta en una madre de hecho. Entonces sólo ella podría transmitir a sus hijos e hijas las cualidades que hacen fuertes a los individuos y, de manera colectiva, una mejor raza.

Las propuestas de Sanger incluían una política restrictiva de la inmigración, el libre acceso a los métodos anticonceptivos, la segregación racial y la esterilización de los discapacitados intelectuales.

Amiga de Lothrop Stoddard, fue también novia de Havelock Ellis y H. G. Wells, los tres eugenistas. Sanger señaló que una de las razones de la alta natalidad de los peores elementos humanos era que el "control sexual" disminuye cuanto más se desciende en la escala evolutiva, poniendo el ejemplo de los aborígenes australianos que, según ella, eran la raza humana más baja, estaban a un paso del chimpancé y la única razón por la que no "obtenían satisfacción sexual en las calles" era por la represión policial.

Cuanto más bajo se desciende en la escala del desarrollo humano, menos autocontrol sexual hay. Se dice que los aborígenes australianos, la especie más baja conocida de la familia humana, sólo un peldaño más alto que los chimpancés en desarrollo cerebral, tienen tan poco control sexual que sólo la autoridad les previene de obtener satisfacción sexual en las calles.[13]

En su artículo Control de población y Salud de las mujeres (1917) explica:

En la historia temprana de la raza, la llamada «ley natural» [es decir, la selección natural] reinaba sin interferencias. Bajo su inmisericorde regla de hierro, sólo los más fuertes, los más valientes, podían vivir y convertirse en progenitores de la raza. Los débiles, o morían tempranamente o eran muertos. Hoy, sin embargo, la civilización ha aportado la compasión, la pena, la ternura y otros sentimientos elevados y dignos, que interfieren con la ley de la selección natural. Nos encontramos en una situación en la que nuestras instituciones de beneficencia, nuestros actos de compensación, nuestras pensiones, nuestros hospitales, incluso nuestras infraestructuras básicas, tienden a mantener con vida a los enfermos y a los débiles, a los cuales se les permite que se propaguen y, así, produzcan una raza de degenerados.[14]

.

En Un plan para la paz (1932), por ejemplo, Sanger propuso la creación de un departamento del Congreso para:

mantener cerradas las puertas para evitar la entrada de ciertos extranjeros cuya condición se sabe es perjudicial para la raza, como los débiles de mente, idiotas, retrasados, locos, sifilíticos, epilépticos, criminales, prostitutas profesionales y otros de esa clase.[15]

Y más adelante:

Apliquen una rígida política de esterilización y segregación a aquellas partes de la población cuyo progenie ya esté corrompida o cuya herencia sea tal que características perjudiciales puedan ser transmitidas a su descendencia.[15]

Sin embargo, Sanger rechazaba la eutanasia directa activa para las personas con discapacidad intelectual y se pronunció contra tales prácticas, así como contra el régimen nacionalsocialista alemán y sus políticas sobre la materia, calificadas por Sanger de "atrocidades".[16]

Ella creía que el control de la natalidad debía ser llevado a cabo por los padres que estuvieran capacitados intelectualmente, y no por el Estado:

La campaña por el control de la natalidad no tiene simplemente un valor "eugénico", sino que tiene práctimente los mismos objetivos finales que la eugenesia. Creemos que la regeneración racial, como la regeneración individual, debe salir «de dentro». Esto es, debe ser autónoma y no impuesta desde fuera. Sostenemos que una mujer en pleno uso de sus facultades mentales es el mejor juez para determinar las condiciones bajo las cuales su hijo ha de venir al mundo. Es más, sostenemos que es su derecho, con independencia de cualquier otro tipo de consideraciones, determinar si tendrá hijos o no, y cuántos hijos tendrá si elige ser madre. Solo sobre una maternidad libre y autónoma puede apoyarse una estructura inquebrantable de mejora racial.[17]

Sólo aceptaba la coerción para evitar la procreación de los «innegables débiles mentales».[18]

El desequilibrio entre el índice de natalidad del "no apto" y el "apto", reconocidamente la mayor amenaza presente para la civilización, nunca se puede rectificar inaugurando una competición de cunas entre estas dos clases. En este tema, el ejemplo de las clases inferiores, la fertilidad de los débiles mentales, de los deficientes mentales, de las clases necesitadas, no se debería sostener para la emulación… Al contrario, el problema más urgente hoy es cómo limitar y desalentar la sobrefertilidad de los mental y físicamente defectuosos.
The Eugenic Value of Birth Control Propaganda, Birth Control Review, Octubre de 1921, p.5.
Nuestro fracaso en segregar a los idiotas que están aumentando y multiplicándose... demuestra nuestro sentimentalismo temerario y extravagante... [Los filántropos] animan a las secciones más sanas y más normales del mundo a llevar sobre los hombros la carga de la fecundidad irreflexiva e indiscriminada de los otros; lo que trae consigo, y pienso que el lector debe estar de acuerdo, un peso muerto de gasto humano. En vez de disminuir e intentar eliminar las elementos que son los más perjudiciales para el futuro de la raza y del mundo, tiende a convertirlos en una cantidad dominante amenazante... Estamos pagando para, e incluso nos rendimos a, los dictados de una clase de seres humanos cada vez mayor, que engendra sin cesar, seres humanos que nunca deberían haber nacido.
The Pivot of civilization, 1922. Capítulo The Cruelty of Charity, p. 116, 122 y 189. Swarthmore College Library edition.
La degeneración ya ha comenzado. La eugenesia demuestra que dos tercios de nuestra masculinidad en edad militar son demasiado débiles como para cargar con un fusil; que los débiles mentales, los sifilíticos, los irresponsables y los defectuosos se multiplican sin trabas… que el círculo vicioso de los defectos mentales y físicos, delincuencia y mendicidad es alentado, por el ciego e irreflexivo sentimentalismo de nuestra época, a poblar los asilos, los hospitales y las cárceles. El eugenista ve todas estas cosas y las señala con un coraje totalmente admirable.
The Pivot of Civilization, 1922, p. 175.
El primer paso sería controlar la producción de retrasados, defectuosos mentales, epilépticos… El segundo paso sería hacer un inventario del grupo secundario, como analfabetos, indigentes, inempleables, criminales, prostitutas, drogadictos; clasificarlos en departamentos especiales bajo protección médica del Gobierno, y segregarlos
Plan for peace, "Birth control review", Abril de 1932.

Artículos relacionados

Referencias

  1. International Planned Parenthood Federation IPPF con sede en Londres
  2. Roland Pressat. Introducción a la demografía, Ariel, 1989, ISBN 84-344-1033-8, pag.83
  3. Margaret Sanger biography, biography.com
  4. Sanger, Margaret, The Autobiography of Margaret Sanger, Mineola, New York: Dover Publications, pp. 1-3.
  5. http://www.infidels.org/library/modern/john_murphy/margaretsanger.html
  6. Cooper, James L.; Cooper, Sheila M. (1973). The Roots of American Feminist Thought, Alvin and Bacon, p. 219.
  7. Sanger, Margaret. Autobiography (New York: Norton, 1938), p. 13; Katz, Esther, et al., eds, The Selected Papers of Margaret Sanger, Vol. 1: The "Woman Rebel" 1900-1928 (Urbana: Illinois University Press, 2003), pp. 4-5.
  8. 8,0 8,1 Marco, Donald de; Wiker, Benjamin D. (2007). «Margaret Sanger», Arquitectos de la Cultura de la muerte, Ciudadela Libros. ISBN 978-84-96836-04-4.
  9. Sanger, Margaret, The Autobiography of Margaret Sanger, Mineola, New York: Dover Publications, p. 84
  10. Chesler, Ellen (1992). Woman of valor: Margaret Sanger and the birth control movement in America, Nueva York: Simon Schuster. ISBN 0-671-60088-5.
  11. http://www.revistaciencias.unam.mx/pt/46-revistas/revista-ciencias-89/257-margaret-sanger-luces-y-sombras-del-movimiento-a-favor-del-control-natal.html
  12. https://www.washingtonpost.com/history/2020/07/21/margaret-sanger-planned-parenthood-eugenics/
  13. Sanger, "What Every Girl Should Know", 1920, p. 47
  14. Sanger, Margaret (diciembre de 1917). «Birth Control and Women's Health». Birth Control Review 1 (12):  pp. 7-8. https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=inu.30000041607486;view=1up;seq=108. Consultado el 11 de febrero de 2018. 
  15. 15,0 15,1 Sanger, A Plan For Peace, Birth Control Review, abril de 1932, p. 106
  16. "The Sanger-Hitler Equation", Margaret Sanger Papers Project Newsletter, #32, Winter 2002/3. New York University Department of History
  17. Sanger, Birth Control and Racial Betterment. The Birth Control Review, 3(2), 11-12
  18. Sanger, The Pivot of Civilization (1922), p. 181, citado en Charles Valenza: "Was Margaret Sanger a Racist?" Family Planning Perspectives, January-February 1985, page 44.