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Miguel Ángel Iñíguez
Sumario
Trayectoria militar
Iñíguez estudió en el Colegio Militar de la Nación y posteriormente en la Escuela Superior de Guerra. Durante la década de 1930 estuvo muy involucrado en las actividades del Círculo Militar, desarrollando una mirada nacionalista gracias a ello.
Se plegó a la Revolución de 1943, actuando como colaborador de Luis César Perlinger en el Ministerio del Interior.
Cuando Juan Domingo Perón ganó la presidencia en 1946, Iñíguez se mantuvo distante del nuevo régimen que se expandía. Y su distanciamiento comenzó a tornarse en oposición a medida que el peronismo se consolidaba, motivo por el cual participó de la organización del golpe de Estado que encabezaría Benjamín Menéndez en septiembre de 1951. Sin embargo, dado que se retiró antes de que se concretara el operativo, no fue represaliado por el gobierno.
El General Franklin Lucero, que era para la época el Ministro de Ejército, le encargó a Iñíguez en 1952 que elaborara material de estudio para convertir a la Doctrina Peronista en una Doctrina Nacional, la cual debía enseñarse a todos los oficiales del Ejército Argentino con el fin de capacitarlos en materia de política y economía.
Su lealtad hacia Perón creció al punto tal de que cuando se produjo el derrocamiento del presidente en septiembre de 1955, fue uno de los pocos jefes militares que movilizó a sus tropas para sofocar a la rebelión que lideraba Eduardo Lonardi.
Hombre de la Resistencia Peronista
Enemistado con el régimen de la Revolución Libertadora -al que acusaba de ser personero del imperialismo británico-, en 1956 se unió al grupo de conspiradores que comandaba Juan José Valle. De todos modos no llegó a participar de la sublevación, debido a que fue encarcelado unas semanas antes de que se iniciara el operativo y permaneció en cautiverio hasta que finalizó el año. Al salir de prisión, Bruno Jacovella y León Justo Bengoa lo propusieron para una fórmula presidencial acompañado por el sindicalista Andrés Framini, bajo la consigna de que ambos hombres representaban al ideario nacional y popular frente al liberalismo cipayo. El proyecto finalmente no se concretó, pero Iñíguez ganó un puesto de liderazgo en lo que era la Resistencia Peronista.
Como uno de los cabecillas del Consejo Nacional Peronista, propuso crear el Comando de Operaciones de la Resistencia (COR) para organizar acciones insurreccionales, mientras que el Consejo Coordinador y Supervisor del Peronismo (CCSP) debía generarle presión al gobierno por las vías institucionales. De ese modo tuvo bajo su mando a muchos militares y policías -activos y retirados- dispuestos a rebelarse para que retornara Perón a la Argentina.
En enero de 1959 el militar escribió una famosa carta abierta dirigida a Arturo Frondizi, en la que -acusándolo de ser un personero del imperialismo estadounidense- le reprochaba no haber respetado su pacto con Perón y le advertía que su traición no quedaría impune. A raíz de ello fue nuevamente detenido y sometido a un tribunal de honor del Ejército Argentino, quien discutió sobre su expulsión de sus filas.
A fines de ese año entró en acción el Ejército Peronista de Liberación Nacional, más conocido por el apodo de "Uturuncos". Este grupo, influenciado por el izquierdista John William Cooke, pretendía implementar el foquismo como táctica de combate, algo que Iñíguez desaprobaba. Por ese motivo ordenó que el COR no asistiera a los guerrilleros.
Finalmente el 30 de noviembre de 1960 se puso en marcha el plan insurreccional diseñado por Iñíguez junto al Coronel Julio Barredo y al Teniente Coronel Eduardo Escudé. El mismo consistía en asaltar cuarteles en el sur de Santa Fe y en el norte de Salta, para de esa manera robar armamento y dárselo a las milicias peronistas. La esperanza era que los territorios situados entre ambos puntos se sublevasen, sumando fuerza suficiente para atacar a la ciudad de Buenos Aires. Los sindicalistas debían desplegar una rápida campaña de agitación, que movilizase a la gente para darles apoyo logístico y moral a los rebeldes. Las huestes nacionalistas de Tacuara y otras agrupaciones similares se sumarían al movimiento como refuerzos armados.
De todos modos la acción fue rápidamente sofocada por tropas leales al presidente, lo que desembocó en la muerte en combate de Barredo y el encarcelamiento de Escudé. Iñíguez, por su parte, logró escapar del centro del conflicto, viéndose obligado a pasar a la clandestinidad. Vivió prófugo en diversas provincias argentinas y en países limítrofes, hasta que el gobierno le otorgó una amnistía en septiembre de 1963. El militar no tardó en proponerse como candidato presidencial, usando el lema de "La Solución Nacional".
Iñíguez continuó al frente del COR, pero ya sin la intención de seguir la vía armada para acabar con la ilegalización del peronismo. Al ver el crecimiento de la izquierda peronista, entendió que el entrismo de los comunistas se convertiría en un problema importante en la Argentina. A raíz de ello le comunicó a Perón sus inquietudes.
Jorge Osinde se contactó con Iñíguez en junio de 1973 para que lo apoyara en el operativo del regreso de Perón a la Argentina, ausente tras casi 18 años de exilio. El militar reflotó al COR, esta vez bajo el nombre de Comisión de Organización del Retorno. El episodio terminó desmadrándose debido a que las agrupaciones armadas de izquierda intentaron secuestrar al viejo caudillo, y los hombres del COR tuvieron que responder el ataque.
Funcionario peronista
El presidente Raúl Lastiri nombró a Iñíguez como interventor de la Junta Nacional de Carnes a principios de septiembre de 1973, pero dos semanas después fue designado como Jefe de la Policía Federal Argentina por expreso pedido de Perón.
El principal conflicto con el que tuvo que lidiar Iñíguez fueron las actividades terroristas de las bandas criminales de ultraizquierda. Eso lo llevó a confrontar contra José López Rega, que era partidario de impulsar a grupos parapoliciales como la Triple A para resolver el problema.
Tras el aumento de la violencia y la incapacidad de la policía para contenerla, Iñíguez renunció a su cargo en abril de 1974 para ser sustituido por Alberto Villar.
Ya anciano, no volvió a involucrarse en asuntos públicos, aunque si padeció el encarcelamiento durante un breve tiempo en 1976, investigado porque, durante su mandato en la PFA, dio la orden de liberar a Mario Eduardo Firmenich, el líder de Montoneros que había sido detenido en un operativo especial.