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Nacionalismo revolucionario
Sumario
Sentido amplio
En un sentido amplio, el término "nacionalismo revolucionario" está emparentado al concepto de "Tercera Posición", debido a que los movimientos nacional-revolucionarios suelen oponerse tanto al comunismo internacionalista como al capitalismo plutocrático.
Desde este punto de vista, se puede calificar de "nacional-revolucionario" al fascismo italiano, al nacionalsocialismo alemán, al falangismo español y a todos los demás movimientos antimasónicos, antiliberales y anticomunistas que, denunciando la decadencia del mundo contemporáneo, surgieron alrededor del mundo después de la Primera Guerra Mundial. Dichos movimientos, a su modo, intentaron reconquistar el concepto de "socialismo" que, después de la creación de la Segunda Internacional y del Komintern, había quedado en manos de socialdemócratas y comunistas. Sin embargo, dado que algunos de esos movimientos manifestaron un comportamiento más cercano al bonapartismo burgués que al socialismo obrero-campesino una vez que ascendieron al poder, la mentada reconquista del socialismo no se produjo realmente, y la idea de lo nacional-revolucionario terminó desdibujada.
De allí que no sea recomendable tildar de "nacional-revolucionario" a los movimientos de Tercera Posición que alcanzaron el poder antes de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Si es más correcto darles ese apelativo a las denominadas "alas izquierdas" de los citados movimientos, ya que éstas, normalmente, no cayeron en la tentación de asociarse con elementos de la burguesía conservadora (serían ejemplo de ello el strasserismo alemán y, en cierta medida, el Partido Fascista Republicano, aunque en su época ambos movimientos optarán por calificar a sus proyectos políticos como "social-nacionales").
Sentido estricto
Ideología
En un sentido estricto, el término "nacionalismo revolucionario" designa a una corriente del nacionalismo que emerge después de la articulación del Nuevo Orden Mundial que se gestó globalmente tras la Segunda Guerra Mundial. Armin Mohler, en 1949, notó la aparición de este movimiento.[1]
El nacionalismo revolucionario contemporáneo, entonces, es de carácter tercerposicionista, antisistémico, antiglobalista, y populista (en un sentido positivo del término). Su principal meta política es lograr la autodeterminación de los pueblos, lo que naturalmente lo convierte en una fuerza anticolonialista. También enfatiza la idea de preservar el concepto de Estado Nación como antídoto ante la avanzada mundialista, para de ese modo garantizar en todos los países el máximo bienestar social de la población y el absoluto respeto a la integridad del medio ambiente.
Debido a que el nacionalismo revolucionario rechaza la idea de la lucha de clases, su estrategia privilegia el apoyo a los movimientos de trabajadores antes que la participación en el sistema partidocrático. Al ser enemigo de la usura, el nacionalismo revolucionario lógicamente es antisionista.
Debe señalarse que es normal que las organizaciones nacionalrevolucionarias se nieguen a promover el racialismo supremacista, y que, en lugar de ello, exijan el respeto de las diferencias culturales y étnicas de los pueblos (algo que, en definitiva, los aproxima al identitarismo). De todos modos, dado los profundos conflictos sociales que actualmente se generan –especialmente en Europa– a raíz de la inmigración masiva, muchos de los grupos NR han empezado a adherir al etnopluralismo.
Parentescos
Sus posturas ideológicas emparientan al nacionalismo revolucionario con otros movimientos con programas similares como el nacional-bolchevismo y el nacional-sindicalismo. A su vez, el tercerposicionismo anticolonialista y etnopluralista genera entre los nacionalistas revolucionarios muchas simpatías con regímenes populistas árabes e iberoamericanos (como el peronismo argentino, el nasserismo egipcio, el baasismo sirio-irakí, el gaddafismo libio, e incluso el chavismo venezolano).
Los símbolos que los nacionalistas revolucionarios suelen usar para identificarse son las banderas rojinegras de inspiración falangista, el águila de la Resistencia Nacional, el martillo y la espada del Frente Negro, y el tridente del solidarismo ruso. También el personaje de la Rata Negra es de uso común entre nacionalistas revolucionarios.
Referencias
- ↑ Vid. Armin Mohler. Die Konservative Revolution in Deutschland 1918–1932. Basilea: Phil.-hist. Diss. (Nur in beschr. Anzahl f. d. Austausch.) - Auch im Buchh. im Vorwerk Verl. Stuttgart, 1949