Diario de Goebbels

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Libro que contiene parte de la traducción del Diario que se alega que fue hallado en 1992, en los archivos soviéticos. La portada dice "Edición e introducción de Hugh Trevor-Roper", curiosamente el mismo historiador involucrado en el fraude del Diario de Hitler.

El denominado Diario de Goebbels es una obra que se alega fue escrita por Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Adolf Hitler. La misma consta de dos partes. La primera consiste en un diario personal escrito a mano entre 1923 y 1941, donde el protagonista narra su vida y acontecimientos remarcables, con el propósito de publicarlas en un futuro. La segunda parte está escrita a máquina y comprende el período que va desde 1941 a 1945. De esta, las últimas entradas aparecieron recientemente, supuestamente halladas en los registros soviéticos. La parte mecanografiada del Diario es una falsificación total o parcial, de acuerdo con investigadores revisionistas e historiadores como Mark Weber, Ingrid Weckert, Jürgen Graf, Wilhelm Stäglich y Arthur Butz, entre otros.

Antecedentes

En 1983, el periódico alemán Stern publicó el Diario de Hitler que habría sido descubierto por el periodista Gerd Heidemann. Citas extraídas del Diario respaldaban las conocidas acusaciones de genocidio, lo cual se podría utilizar para llenar el vacío documental respecto de la acusación de que Hitler diera una orden para el genocidio judío. Varios historiadores de la corriente intencionalista, se apresuraron a declararlo genuino. El historiador británico Hugh Trevor-Roper junto con los historiadores alemanes Eberhard Jäckel y Gerhard Weinberg declararon que el Diario era auténtico en una conferencia de prensa, el 25 de abril de 1983. Sin embargo los análisis del papel y la tinta con la que fue escrito demostraron que se trataba de una burda falsificación realizada con materiales modernos, por la cual Stern había pagado 10 millones de marcos. Konrad Kujau, el verdadero autor de esta falsificación, fue condenado a 42 meses de prisión. La reputación de Hugh Trevor-Roper resultó gravemente dañada y se le acusó de actuar en forma deshonesta, ya que era director de la editorial del Sunday Times, periódico que pagó una abultada cifra por los derechos para la publicación del Diario en Gran Bretaña.

Historia

Entre 1923 y 1941, Goebbels escribió y mantuvo por sí mismo un diario personal manuscrito. Se dice que entre 1941 y 1945 decidió dictar cada una de las nuevas entradas de su diario, lo cual no impidió que el nuevo documento escrito a máquina tuviera una extención de miles de páginas. Durante décadas se creyó que el diario fue destruido al final de la guerra. Sin embargo, en 1992 aparecen 7000 páginas del período 1941-1945 en los archivos soviéticos de Moscú, a donde se dice que fueron llevados por el ejército rojo tras su confiscación al final de la guerra. En la actualidad tanto Elke Fröhlich como el historiador británico David Irving afirman ser los autores del hallazgo.

Autenticidad

Mientras el contenido del diario manuscrito se asemeja a cualquier diario personal, su continuación, escrita a máquina, se centra en la vida pública de Goebbels, comentando episodios en su mayoría ampliamente conocidos y documentados en artículos o libros, a la vez que contiene pasajes como los siguientes.

El Führer ha vuelto a expresar su determinación de eliminar sin piedad a los judíos de Europa. Debe desaparecer todo sentimentalismo remilgado. Los judíos son los que han provocado la catástrofe que se les avecina. Su destrucción irá unida a la destrucción de nuestros enemigos. Debemos acelerar este proceso sin piedad.[1]
—Diario de Goebbels, 14 de febrero de 1942
El procedimiento es más bien bárbaro, y no lo detallaré aquí. No quedará mucho de los judíos. En cifras generales, se puede decir que alrededor del sesenta por cien de ellos será liquidado, mientras que sólo el cuarenta se salvará para ser utilizado como mano de obra.[1]
—Diario de Goebbels, 27 de marzo de 1942

La primera incongruencia que deriva de estos pasajes es que según los exterminacionistas fue en el verano de 1941 cuando Heinrich Himmler dio la orden al comandante de Auschwitz, Rudolf Höss, de entregar los planes para el exterminio en masa de los judíos y de ampliar el campo de concentración para llevar adelante la denominada Solución Final del problema judío[2]. También en 1941 se habrían realizado los primeros gaseamientos. De modo que las fechas no coinciden con las entradas del Diario. Lo lógico sería encontrar alguna mención en las entradas de 1941, pero estas aparecen al año siguiente. Cabe señalar que las citas de arriba se publicaron en 1948 y pertenecen a secciones escritas a máquina del Diario.

El revisionista Jürgen Graf subraya también, una serie de contradicciones. Por ejemplo, contrapone la entrada anterior con otra fechada tan solo 20 días antes, donde Goebbels escribe en su Diario que los judíos serán deportados al este y en el futuro, eventualmente serían llevados a Madagascar[3]. O sea que según el Diario: el 7 de febrero, el Führer expresa "su determinación de eliminar sin piedad a los judíos", pero un mes mas tarde Goebbels dice que se los deportará al este y a Madagascar y, 20 días después, Goebbels habría escrito que los judíos serán "liquidados" y los que sobrevivan serán utilizados como mano de obra; y por tanto, nadie emigraría al este ni a ninguna parte. No obstante, según los exterminacionistas el destino de los judíos se habría decidido en la Conferencia de Wannsee, el 20 de enero de 1942, es decir, en una fecha anterior a todas estas entradas.

De lo anterior se desprende la siguiente observación. Según las entradas del 14 de febrero y 27 de marzo de 1942, el autor del Diario demuestra no necesitar el uso de eufemismos ni palabras en clave para ocultar sus intenciones, sino que habla explícitamente de exterminio e involucra directamente a Hitler en un texto que alguien más debería pasar a máquina. Sin embargo no existe motivo alguno que justifique el riesgo de ponerlo por escrito. La existencia de documentos u órdenes escritas para el exterminio, bien podría explicarse por cumplir un rol en la cadena de mando, necesario para la ejecución del plan. Pero si realmente había una conspiración secreta para llevar adelante un genocidio, no hay nada que justifique la presencia de pasajes incriminadores en el Diario, sobre todo cuando según los exterminacionistas su propósito sería mantener un registro de la vida del autor, el cual sería publicado en el futuro. Suponiendo que estos pasajes no serían publicados: ¿entonces para qué correr el riesgo de incluirlos en el Diario?

Además en la entrada que comenta Graf, el Diario vuelve a hablar de migraciones al este, deportaciones, etc; términos que según la historia oficial eran todos sinónimos de exterminio, pero con la diferencia de que aquí, como hemos visto en las entradas que cita Nizkor, no se oculta el exterminio y entonces cuando Goebbels habla de deportaciones no hay motivo para suponer que el término tenga otro significado. Con ello no hace más que ratificar lo que dicen las actas de Wannsee en cuanto a que los judíos serían deportados. Esta es otra contradicción, porque suponiendo que el Diario fuera auténtico, el mismo pondría en duda la interpretación del exterminacionismo en relación a los términos empleados en Wannsee y el significado oculto que se alega que tenían.

...como dice "la nota del editor", "los diarios fueron mecanografiados en fino papel milimetrado" y luego "pasaron por varias manos, y finalmente llegaron a posesión de Mr. Frank E. Mason". Así, la autenticidad del manuscrito completo está muy en tela de juicio incluso si de algún modo pudiera demostrarse la autenticidad de la mayor parte. Interpolar con una máquina de escribir resulta simple. La edición original de los diarios, encuadernada en tela hasta contiene una nota del Gobierno de los Estados Unidos diciendo que "ni afirma ni niega la autenticidad del manuscrito".[4]
Arthur Butz, escritor

Al tratarse de páginas escritas a máquina, algunas de las cuales aparecen casi 50 años más tarde, ningún historiador de renombre afirma que sean auténticas, con la excepción del mismo David Irving, que fuera contratado para traducirlo del alemán y que publicó un libro basado en el Diario. Si bien, cualquiera pudo haber escrito esas páginas basándose en registros históricos, los exterminacionistas lo han visto como una forma de respaldar sus convicciones.

El diario de Goebbels, por ejemplo, fue salvado por los pelos de ser vendido como 7.000 páginas de papel usado... ¿Creó la supuesta conspiración judía siete mil páginas de un diario simplemente para insertar unas pocas líneas a su favor? ¿Cómo se las arreglaron para conocer la vida de Goebbels tanto como para evitar contradicciones, como por ejemplo situarle a él o a otras personas en la ciudad equivocada el día equivocado?[5]

Nizkor ni siquiera analiza la posibilidad de que el móvil de la falsificación sea económico, como ocurriera con el Diario de Hitler, donde el asignarle responsabilidad a Hitler sobre el exterminio judío cumplía con una condición necesaria para levantar la censura que podría obstaculizar su publicación. Sin embargo, más recientemente, la historiadora alemana Ingrid Weckert escribió un artículo donde expone el fraude del Diario de Goebbels, precisamente basándose en el tipo de contradicciones que Nizkor duda que existan. Por ejemplo, en una entrada del 8 de noviembre de 1938, el Diario habla de sinagogas incendiadas cuando aún no las había. Mas adelante dice que el diplomático alemán Ernst von Rath seguía muy enfermo, cuando en realidad ya había fallecido, etc. La historiadora presenta una tabla donde analiza cada uno de los puntos que evidencian claramente la ignorancia del falsificador del Diario[6].

Como muchas otras falsificaciones, ésta también posee el sello de lo inverosímil en el relato sobre cómo sobrevive el Diario "de milagro" (algo que estamos acostumbrados a ver en los relatos de falsos testigos) y nadie supo nada de él durante 50 años, hasta que dos investigadores trabajando de manera independiente, lo descubren por azar, casi al mismo tiempo.

En referencia al argumento de Nizkor, existe una explicación obvia para la existencia de 7000 páginas de un diario personal amañado. Y es que puede que existan partes del mismo que hayan sido realmente escritas por Goebbels y otras no. Pero aunque estas partes auténticas existieran, no podríamos identificarlas con certeza. Por lo tanto el documento en su conjunto no es fiable como fuente histórica. Es por ello que poco lo diferencia de cualquier novela de ficción sobre ambientada en un período histórico, que también podrá describir hechos reales y corroborables mediante registros históricos, mientras que otros son producto de la imaginación.

En el juicio instigado en 1988 por el Lobby judío canadiense contra el editor Ernst Zündel, el historiador estadounidense Mark Weber fue llamado a declarar como un renombrado y reconocido experto en historia del Tercer Reich[7]. La fiscalía citó los pasajes incriminadores del Diario y le pidieron que se pronunciara al respecto.

La última entrada, que pienso que es la del 27 de marzo, es ampliamente citada para sostener y apoyar las tesis exterministas. Pero no es consistente con entradas del diario como la del 7 de marzo y tampoco lo es con entradas posteriores del Diario de Goebbels, así como tampoco guarda consistencia con documentos alemanes posteriores[8].

Con respecto a la autenticidad del Diario, Weber declaró bajo juramento:

...hay una gran duda acerca de la autenticidad de los diarios de Goebbels en su conjunto porque estos fueron escritos a máquina. Realmente no tenemos manera de verificar si son exactos...[8]

Referencias

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