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Mario Pinto
Biografía
Pinto era hijo de un destacado abogado cordobés.
Cursó sus estudios en el Colegio Monserrat e ingresó luego a la Universidad Nacional de Córdoba para formarse como jurisconsulto. Allí lo tuvo como profesor a Luis Martínez Villada, quien lo introdujo en el pensamiento tomista.
En 1928 abandonó su aprendizaje del derecho y se reubicó en Buenos Aires, trabajando como crítico de cine y teatro en el diario La Nación y en la revista Nosotros. Se vinculó a los jóvenes que asistían a los Cursos de Cultura Católica, razón por la cual colaboró con Número.
Regresó a Córdoba e ingresó en la Orden de Predicadores en 1935, adoptando el nombre de Agustín en honor al Santo Obispo de Hipona. Su preparación sacerdotal tuvo lugar en diversas casas dominicas de Argentina, Francia, España e Italia -estando en Roma llegó a escribir una tesis doctoral sobre el pensamiento de Nicolai Berdiaeff, pero retornó a su país antes de defenderla ante el tribunal evaluador.
Dueño de una gran cultura y de una inteligencia brillante, ejerció la docencia en diversos lugares, entre los que se destacan la Universidad Nacional de Tucumán y la Universidad Nacional de Córdoba, como también la Universidad del Salvador, la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino y la Universidad Católica de Córdoba. Asimismo estuvo involucrado en la escuela de formación de dirigentes de la Acción Católica Argentina.
Simpatizante del movimiento nacionalista argentino, colaboró con los jóvenes patriotas para infundirles el espíritu cristiano a su militancia. Por ello junto a Septimio Walsh asesoró a los miembros de Tacuara y acompañó a Roque Raúl Aragón en la creación de la Guardia de San Miguel, una falange juvenil católica.
En 1970 firmó la "Declaración de Sacerdotes Argentinos contra la Teología Marxista" junto a Octavio Nicolás Derisi, Julio Meinvielle, Guillermo Furlong, Raúl Sánchez Abelenda, Ludovico García de Loydi, Luis María Etcheverry Boneo, Eleuterio Pianarrosa, Luis Smiriglio, José Salvador Torquiaro, Domingo Basso y Vitoldo Alfonso Palubinskas entre otros. En el texto se repudia abiertamente a la interpretación del catolicismo como comunismo cristiano.
Su talante tradicionalista lo enfrentó inevitablemente al viraje progresista que realizó el clero católico a partir de la década de 1960 como consecuencia del Concilio Vaticano II. Ello lo hizo chocar contra los miembros de su congregación que no aceptaban sus posiciones. En 1976 fue enviado a la ciudad de Santa Fe junto a Alberto García Vieyra, Domingo Renaudière de Paulis y otros frailes que compartían sus opiniones sobre la religión. En esa ciudad los sacerdotes conformaron el Centro de Estudios San Jerónimo con la intención de sentar las bases para la creación de una universidad católica, cosa que no pudo materializarse.
Pinto pasó sus últimos años aquejado por la enfermedad, falleciendo en febrero de 1989.
Su obra fue publicada a través de revistas como Arx, Ortodoxia, Sapientia, Arqué, Presencia, Nuestro Tiempo, Estudios Teológicos y Filosóficos, Prudentia Iuris y Verbo, como así también del diario Los Principios.
