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Alberto García Vieyra
Promovió el nacionalismo pero jamás militó en agrupación alguna. Su perfil público llegó en su país a ser equivalente al de Leonardo Castellani, Julio Meinvielle y Octavio Nicolás Derisi.
Biografía
García Vieyra pasó su infancia en la ciudad de Alta Gracia y estudió durante su adolescencia en el tradicional Colegio Monserrat. En 1929 ingresó a la Universidad Nacional de Córdoba para cursar la carrera de medicina. Siendo estudiante universitario, se incorporó al cenáculo de intelectuales católicos que encabezaba Luis Martínez Villada.
Descendió sobre él la vocación sacerdotal en 1933. Al año siguiente dispuso su ingreso a la Orden de Predicadores. Estudió filosofía durante dos años en Córdoba, y luego se trasladó a Buenos Aires. Hacia fines de 1937 se mudó a Roma, donde comenzó con su formación como teólogo en el Colegio Pontificio Angelicum.
En el verano de 1939 fue ordenado sacerdote. Tres años después obtuvo su doctorado con una tesis acerca de la obra teológica de Alberto Magno. Estuvo un tiempo en España y luego retornó a la Argentina.
Insertado en la comunidad dominica de su país, vivió en las ciudades de Mendoza, Córdoba y Molinari trabajando como docente. En 1955, debido a la persecusión religiosa desatada por el gobierno argentino, se vio obligado a trasladarse a Chile. Retornó a su patria al año siguiente, arraigándose en la ciudad de Buenos Aires, en donde se desempeñaría como profesor en la Casa de Estudios de la Orden de Predicadores, en el Instituto del Profesorado del Consejo Superior de Educación Católica y en la Universidad Católica Argentina. En 1959 creó junto a Fray Rubén González a la revista Estudios Teológicos y Filosóficos, a la cual dirigiría durante varios años. Fue también asesor espiritual del prestigioso Centro de Estudios Superiores San Alberto Magno, fundado por José Gerónimo Garrido.
En 1970 firmó la Declaración de Sacerdotes Argentinos contra la Teología Marxista junto a Octavio Nicolás Derisi, Guillermo Furlong, Julio Meinvielle, Raúl Sánchez Abelenda, Ludovico García de Loydi, Luis María Etcheverry Boneo, Severino Silva, Armando Lorenzetti, Alejandro Cacabelos Vigano, Armando Monzón y Enrique Lavagnino entre otros. En el texto se repudia abiertamente a la interpretación del catolicismo como comunismo cristiano.
Vinculado a la Asociación Misionera Argentina Dominicana (AMAD), predicó en el carenciado Barrio Lacarra hasta 1971, año en que a su gente se la reubicó en Ciudad Evita.
Hombre humilde, sabio y contemplativo, recibió con preocupación a los nefastos frutos del Concilio Vaticano II. Su tradicionalismo lo enfrentó a los progresistas y lo convirtió en un personaje polémico, lo que determinaría que en 1973 sus superiores lo trasladaran a San Juan. Allí permaneció abocado a sus tareas de formación, influyendo positivamente en los jóvenes de la ciudad, hasta que en 1976 fue designado superior del Convento de Santo Domingo de la ciudad de Santa Fe. Convivió en esos años con entrañables amigos como los frailes Marcos González, Salvador Santore, Domingo Renaudière de Paulis y Mario Agustín Pinto, y creó un grupo de estudios con laicos como Gilberto Beltramino, Juan Collins, Serafín Kerz, Efrén Lastra, Eliseo Mussio, Dalmiro Saux y Eduardo Wernly entre otros. La buena acogida que recibió en Santa Fe por parte de eclesiásticos y feligreses lo llevó a impulsar la conformación del Centro de Estudios San Jerónimo.
García Vieyra fue también capellán del Hospital Italiano, colaborador del Servicio Sacerdotal de Urgencia y docente en el Seminario Arquidiocesano "Nuestra Señora del Cenáculo" de Paraná, cuando Monseñor Adolfo Tortolo estaba al frente del Arzobispado. Su espíritu misionero lo acercó a los sectores marginales del Barrio La Loma, donde también dejó su huella.
Pasó sus últimos años aquejado por la enfermedad. Falleció durante el Adviento de 1985.
Pensamiento
Las obras de Tomás de Aquino y Alberto Magno influyeron profundamente en las reflexiones de García Vieyra. El fraile estudió también a los más importantes comentaristas del Aquinate (de Jean Capréolus a Manuel Cuervo López) y se interesó por los textos de Max Scheler. Debido a ello terminó por repudiar al existencialismo y al historicismo por juzgarlos incompatibles con la ortodoxia realista a la cual adhería.
García Vieyra identificaba a Jacques Maritain como uno de los más grandes impulsores del derrumbe del pensamiento católico en el siglo XX, el cual se completó con el surgimiento de la marxistoide teología de la liberación y con la eclosión del comunismo cristiano. A la raíz de toda esa herejía la ubicaba en la obra del teólogo Miguel Bayo, la cual fuese condenada por la bula papal Ex omnibus afflictionibus de 1567.
El fraile combatió a la masonería y promovió la doctrina del Reinado Social de Cristo como vía para alcanzar la paz y la concordia entre los hombres.
Su libro Política Educativa de 1967 presenta una síntesis de sus reflexiones filosóficas-pedagógicas. En esas páginas parrésicas repudia al laicismo. Ninguna ley -sostiene García Vieyra- puede darle la espalda a Dios. Por ende toda legislación en materia educativa debe apostar por formar a las inteligencias y a las voluntades en el servicio a Dios, a la Patria y a la Familia.
El texto, con la excusa de proponer una enmienda del sistema educativo argentino, termina siendo un tratado sobre las relaciones entre el cristianismo y la política. Afirma que todo bautizado en la fe católica que desde el gobierno promueva de modo directo o de modo indirecto al relativismo, al hedonismo y a otros errores similares peca contra Dios y condena a la nación a la esclavitud.
El fraile ganó reconocimiento gracias a sus numerosas contribuciones en revistas como Cabildo, Mikael, Gladius, Ortodoxia, Sapientia, Roma, Cruzada, Norte, Philosophia y Cuadernos de Espiritualidad y Teología, y a sus artículos publicados en los diarios Los Principios de Córdoba y El Litoral de Santa Fe.
Bibliografía
- Ensayos sobre pedagogía según la mente de Santo Tomás de Aquino. Buenos Aires: Desclée de Brouwer, 1949.
- Los dones del Espíritu Santo según San Alberto Magno. Buenos Aires: Desclée de Brouwer, 1954.
- Memorias de un semivivo. Buenos Aires: Nuevo Orden, 1966.
- Política educativa. Buenos Aires: Librería Huemul, 1967.
- La devoción a la Santísima Virgen. Buenos Aires: Santo Domingo, 1967.
- El paraíso o el problema de lo sobrenatural. Santa Fe: Centro San Jerónimo, 1980.
- Los padres del desierto. Las fuentes de la vida. Santa Fe: Centro San Jerónimo, 1981.
- El rosario y sus misterios. Paraná: Mikael, 1982.
- La espiritualidad cristiana ascético-mística. Santa Fe: Centro San Jerónimo, 1985.
- La realeza de Cristo. Bases materiales de la cristiandad. Santa Fe: Centro San Jerónimo, 1985.
- Temas fundamentales de catequesis. Santa Fe: Centro San Jerónimo, 1995.