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Marcel Lefebvre
Nombre: | Marcel François Marie Joseph Lefebvre. |
Nacimiento: | 29 de noviembre de 1905 en Tourcoing, Francia. |
Fallecimiento: | 25 de marzo de 1991 (85 años), en Martigny, Suiza. |
Religión: | Catolicismo |
Cargos eclesiásticos: | Obispo de Antedón (1947–1948) Vicario Apostólico de Dakar (1947–1955) Arzobispo de Arcadiopolis (1948–1955) Delegado Apostólico del África Francesa (1948–1959) Arzobispo de Dakar (1955–1962) Obispo de Tulle (1962) Superior General de la Congregación del Espíritu Santo (1962–1968) Arzobispo de Sinada (1962-1970) Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (1970-1982) |
Marcel François Marie Joseph Lefebvre (29 de noviembre de 1905, Tourcoing, Francia – 25 de marzo de 1991, Martigny, Suiza) fue un arzobispo católico de nacionalidad francesa. Luego de haber sido un sacerdote misionero en África por cerca de 30 años, cobró notoriedad por oponerse a las reformas introducidas en la Iglesia por el Concilio Vaticano II, evento organizado y dirigido por miembros de la masonería.
En 1970 fundó la Fraternidad Sacerdotal San Pío X para garantizar la formación de sacerdotes que fuesen verdaderos guardianes de aquellas tradiciones católicas que los progresistas buscaban abolir (con el propósito de abolir a la religión misma).
Debido a su valiente defensa del espíritu del catolicismo, Lefebvre sufrió la persecución y la humillación por parte de diversos Papas. Pese a ello su influencia ha sido enorme, ya que, en materia religiosa, Lefebvre se limitó a observar estrictamente el dogma cristiano, y en materia política sólo ha aconsejado desarrollar el programa de la Doctrina Social de la Iglesia, lo que demuestra que el Arzobispo sólo fue un católico dispuesto a vivir su fe de manera ortodoxa.
Sumario
Juventud
Marcel Lefebvre nació en Tourcoing, una ciudad del norte de Francia. Era hijo del industrial René Lefebvre y de su esposa Gabrielle Watine. Su padre, un monarquista, combatió a los alemanes como espía tanto en la Primera Guerra Mundial como en la Segunda Guerra Mundial (René Lefebvre, de hecho, moriría en 1944 como interno en el campo de prisioneros de Sonnenburg, a donde había sido llevado por conspirar contra el Tercer Imperio Alemán).
Los Lefebvre eran una familia de devotos católicos, muchos de los cuales habían engrosando las filas del clero durante generaciones. René Lefebvre alentó a sus hijos a continuar con la tradición familiar, por lo que Marcel y cuatro de sus hermanos se consagraron a la vida religiosa dentro de la Iglesia.
Marcel Lefebvre cursó sus estudios en la Institution Libre du Sacré-Cœur de su ciudad natal, y en 1923 se trasladó a Roma para ingresar al Seminario Francés. Allí conoció a Henri Le Floch, un sacerdote simpatizante de la Action Française que lo influenció profundamente.
En mayo de 1929 fue ordenado diácono por el Cardenal Basilio Pompilj, y en septiembre de ese año el Obispo de Lille, Monseñor Achille Liénart (sacerdote apodado el "Cardenal Rojo" por su apoyo a los movimientos sindicales), lo ordenó sacerdote. En julio de 1930 Lefebvre completó su doctorado en teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Un mes después se convirtió en párroco en la localidad de Marais-de-Lomme.
Sacerdote misionero
En septiembre de 1931 Lefebvre ingresó como novicio a la Congregación del Espíritu Santo, un tradicional grupo misionero católico. Al año siguiente tomó los votos de la congregación y fue enviado a Gabón para trabajar como profesor en el seminario de Libreville. Hacia 1934 Lefebvre fue promovido a rector de dicho seminario. Durante más de una década se abocó a la realización de tareas evangélicas en el África Occidental Francesa –las cuales, muchas veces, incluían también actividades de desarrollo social– y colaboró con el Estado francés durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1945 Lefebvre fue repatriado a Francia por los espiritanos, donde fue nombrado superior de la escuela de filosofía de Mortain. Sin embargo dos años después retorna a África, después de haber sido designado Vicario Apostólico de Dakar por el Papa Pío XII (un vicario apostólico es el equivalente a un obispo en un territorio que aún no se ha convertido en una diócesis). A su vez, el Papa le concedió el título simbólico de Obispo de Antedón.
Pío XII quería a Lefebvre en África porque confiaba en sus habilidades como administrador. Por tanto lo nombró Delegado Apostólico (un título equivalente al de embajador del Vaticano) en 1948, y le dio la responsabilidad de coordinar y supervisar las actividades de la Iglesia Católica en todo el territorio del África francófona, exceptuando a las áreas pertenecientes al Magreb. Como para acceder a ese puesto Lefebvre necesitaba el título de Arzobispo, el Papa lo nombró titular de la simbólica Archidiócesis de Arcadiopolis.
Lefebvre se propuso "africanizar" a la Iglesia local, lo que implicaba realizar una fuerte campaña evangélica para despertar vocaciones entre los jóvenes nativos, a fin de que éstos se convirtiesen en sacerdotes católicos. Durante años trabajó infatigablemente fundando seminarios, construyendo parroquias y seleccionando a los sacerdotes más aptos para ascender en la jerarquía eclesiástica. En 1955 dejó de ser Vicario Apostólico de Dakar para convertirse en el Arzobispo titular de la diócesis.
Monseñor Lefebvre fue el principal asesor del Papa en la redacción de la encíclica Fidei Donum (1957), la cual versa sobre las tareas del clero misionero en el Tercer Mundo.
Cuando murió Pío XII en 1958, fue reemplazado por Juan XXIII. El nuevo Papa, más preocupado por los asuntos políticos que por los religiosos, decidió apoyar a la descolonización del Tercer mundo y por ello ordenó remover de su cargo a Monseñor Lefebvre, quien era un agudo crítico de Léopold Sédar Senghor, un socialista que lideraba el movimiento independentista en Senegal. De ese modo en julio de 1959 Monseñor Jean-Marie Maury reemplazó a Lefebvre como Delegado Apostólico en el África francófona, y en enero 1962 el padre Hyacinthe Thiandoum se convirtió en el nuevo Arzobispo de Dakar, obligando a Lefebvre a retornar a Europa.
Figura de la Iglesia en Francia
Monseñor Lefebvre regresó a Francia con la esperanza de convertirse en Arzobispo de Albi, sin embargo el Papa Juan XXIII le dio ese puesto al sacerdote modernista Claude Dupuy y a Lefebvre lo nombró Obispo de Tulle, una pequeña diócesis occitana. De todos modos el prelado misionero conservó su título de Arzobispo.
La Conferencia Episcopal Francesa, dominada por progresistas, buscó excluir de su seno a Lefebvre por orden del Papa. A Juan XXIII le molestaban tres cosas del Arzobispo: su firme oposición a las innovaciones en el campo de la teología y la liturgia católica, sus estrechos vínculos con la asociación de laicos Cité Catholique (Lefebvre llegó hasta a escribir el prólogo a la primera edición del libro Para que Él reine de Jean Ousset), y sus opiniones desfavorables sobre el Islam (al haber vivido tanto tiempo en un país de mayoría musulmana como Senegal, Lefebvre advirtió sobre el carácter antioccidental que ese culto manifiesta y exhortó a detener su expansión antes de que amenazase a la humanidad).
En julio de 1962 los miembros de la Congregación del Espíritu Santo eligieron a Monseñor Lefebvre como su superior general, por lo que el Arzobispo renunció a su cargo de obispo en agosto de ese año. El Vaticano le concedió el título simbólico de Arzobispo de Sinada.
Concilio Vaticano II
Pese a que Lefebvre consideraba innecesaria la realización del Concilio Vaticano II, aún así en 1960 aceptó formar parte de la Comisión Central Preparatoria del evento en calidad de guardián de las tradiciones católicas.
El Arzobispo, por naturaleza, pertenecía a la tradición contra-revolucionaria francesa, lo que significaba que ideológicamente estaba en contra de los principios de la "igualdad", la "libertad" y la "fraternidad" entendidos como los pilares sociopolíticos del mundo moderno. En el plano teológico, Lefebvre rechazaba a las ideas equivalentes a esos principios propios de la burguesía revolucionaria: la colegialidad episcopal o la propuesta de que la jerarquía eclesial pierda su verticalidad para que todas las cuestiones importantes para los creyentes se decidan a través del voto de la mayoría en lugar de a través de la sabiduría de los expertos, la libertad religiosa o la aceptación de que la salvación del alma puede producirse por medio de otros caminos que no sea el de la adhesión a la Iglesia Católica, y el ecumenismo o la creencia de que existen otras religiones verdaderas además de la católica. El Arzobispo sostenía que los nuevos ritos litúrgicos propuestos para sustituir a la misa tridentina eran una expresión simbólico de la ideología masónica que derrocó al Antiguo Régimen.
Durante la primera sesión del Concilio, Lefebvre se unió a un grupo de prelados preocupados por el camino que tomaban las reformas propuestas. Más tarde sería uno de los fundadores del Coetus Internationalis Patrum, una auténtica falange tradicionalista constituida por sacerdotes dispuestos a evitar que la masonería infiltrada entre las filas del clero destruyera al catolicismo.
De todos modos el grupo de Lefebvre no pudo hacer demasiado contra el descomunal cabildeo masónico que llevó a las mayoría de los participantes del Concilio a traicionar a su religión (y, por extensión, a ofender a Dios).
Debe observarse que la firma de Monseñor Lefebvre aparece refrendando algunos de los documentos más polémicos producidos durante el Concilio (como la penosa declaración Dignitatis Humanae), sin embargo ello sucedió no por voluntad del Arzobispo sino por los trucos sucios que emplearon los masones para engañar a los padres conciliares y humillarlos mientras preparaban la desintegración de la Iglesia Católica.
Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Lefebvre fue elegido superior general de los espiritanos por el prestigio que había ganado luego de haber trabajado durante tantos años como misionero católico en África. Sin embargo la congregación se encontraba invadida por progresistas, los cuales juzgaron como autoritario a su estilo administrativo y comenzaron a conspirar para desplazarlo de su cargo.
La relación de Lefebvre con la Congregación del Espíritu Santo que dirigía se fue volviendo cada vez más tensa a medida que avanzaba la década de 1960. Primero fue la resistencia de muchos espiritanos a acatar la orden de usar obligatoriamente la sotana, luego fueron las quejas de los progresistas sobre las duras opiniones contra la masonería infiltrada en la Iglesia que el Arzobispo publicaba en las páginas de las revista Rivarol, y finalmente fue el repudio a la incorporación del sacerdote tradicionalista Victor-Alain Berto como asesor en temas teológicos de la congregación.
En septiembre de 1968 un encuentro de espiritanos en Roma organizado para discutir sobre la posición de la congregación frente a las reformas adoptadas por el Concilio Vaticano II terminó convertido en un golpe destituyente contra Lefebvre. De nada sirvió que un poco antes el Arzobispo le solicitase su bendición al Padre Pío –un fraile capuchino que décadas después sería canonizado como santo– [1] : los progresistas terminaron imponiéndose, lo que obligó a Lefebvre a renunciar a su puesto.Fuera ya de la Congregación del Espíritu Santo, Lefebvre se posicionó como referente de los católicos tradicionalistas de todo el mundo. Muchos estudiantes del Seminario Francés de Roma le solicitaron al Arzobispo que los tutoree. Por ese motivo Lefebvre se instaló en Friburgo, Suiza, donde consiguió autorización del decanato de la Facultad de Teología local para utilizar sus instalaciones y ayudar a completar la formación de los futuros sacerdotes. En noviembre de 1970 Monseñor Lefebvre le solicitó permiso al Obispo François Charrière para formar una hermandad sacerdotal en su diócesis, cosa a la que el prelado finalmente accedió, dando nacimiento así a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX).
Hacia 1971 la FSSPX se había mudado a la ciudad de Écône. Casi todos los obispos franceses y suizos dieron a entender que no consagrarían como sacerdotes a los seminaristas que hubiesen sido formados por Lefebvre, demostrando así que la mayor parte del episcopado galo y helvético iba en dirección contraria a los principios tradicionales del catolicismo.
En 1974, por órdenes de una comisión de cardenales, tres sacerdotes belgas fueron recibidos en Écône en calidad de visitadores apostólicos, los cuales realizaron una rigurosa inspección que produjo un informe elogioso. Sin embargo poco después el Arzobispo Lefebvre haría circular una carta en la que sostenía que el catolicismo se había convertido en protestantismo luego del Concilio Vaticano II, y la Santa Sede optó por mantener su sospecha sobre la FSSPX.
Choque con el Vaticano
El 6 de mayo de 1975 el Obispo Pierre Mamie –sucesor de Monseñor Charrière– le retiró el reconocimiento canónico a la FSSPX. Pese a ello Monseñor Lefebvre continuó con su obra formadora y en junio de 1976 ordenó a trece sacerdotes. Desde el Vaticano le solicitaron que emita un comunicado formal disculpándose por sus actos, pero Lefebvre respondió diciendo que era el Vaticano el que debía disculparse ante la feligresía católica por dejar que los masones divinicen al hombre moderno y se olvidasen del Dios verdadero. Un mes después de ese episodio Pablo VI suspendió al Arzobispo y disolvió formalmente a la FSSPX, aunque la medida fue apelada. Luego de ello, Monseñor Lefebvre endureció sus críticas hacia el progresismo: en una entrevista concedida al diario Le Figaro sostuvo que el Concilio Vaticano II fue un acto cismático pensado para expulsar a los católicos de Roma, y luego, en una célebre misa celebrada ante miles de personas en Lille, declaró que no se puede dialogar con los masones ni con los comunistas, es decir con los ideólogos del Concilio Vaticano II, puesto que no se puede dialogar con el diablo.
En el cónclave para elegir a un sucesor de Pablo VI realizado en 1978 hubo al menos tres prelados que propusieron a Lefebvre como Papa, dignidad que al final le fue concedida a Juan Pablo I.
Las consagraciones de Écône
Pese a todas las tensiones existentes entre la FSSPX y el Vaticano, las relaciones entre ambos nunca se rompieron, debido a que ambas partes deseaban buscar una solución convincente para todos. Fue por ello que Lefebvre llegó a reunirse con Pablo VI y con Juan Pablo II, pero primó el desacuerdo.
En 1982 Monseñor Lefebvre, debido a su edad, decidió ceder la conducción de la FSSPX a sus colaboradores, quedando de igual modo convertido en el líder emérito de la hermandad sacerdotal.
Lefebvre cobrará notoriedad por sus declaraciones sobre política: defenderá a Philippe Pétain, a Francisco Franco, a António de Oliveira Salazar y a Augusto Pinochet por haber gobernado defendiendo los valores cristianos, y, en una entrevista publicada por el diario Présent en 1985, el Arzobispo apoyará públicamente a Jean-Marie Le Pen por ser el único político francés con un claro discurso pro-vida. También denunciará el peligro de la creciente islamización de Europa, advirtiendo que las mujeres y los niños de su país estaban en peligro de ser víctimas de la trata de blancas de las mafias musulmanas.
En 1986 el Arzobispo les envió una carta a ocho cardenales pidiéndoles que suspendan la Jornada Mundial de Oración por la Paz organizada en la ciudad italiana de Asís, en la que se produjo el hecho escandaloso de ver a la Iglesia Católica convocando a miembros de diversos cultos (judíos, musulmanes, budistas, etc.) reunidos y mezclados como si todos los discursos sobre lo divino tuviesen el mismo valor. Citando un salmo, Lefebvre recordó que los dioses que adoran los gentiles son sólo demonios.
Defraudado con el Vaticano, Lefebvre anunció en 1987 que deseaba consagrar a un obispo para que se convirtiese en su sucesor. Ello causó un gran revuelo, puesto que, según el derecho canónico, sólo el Papa puede autorizar a un obispo a consagrar a otro, por lo que Lefebvre estaba anunciando algo así como que finalmente se produciría una ruptura entre la FSSPX y la Santa Sede.
Para apaciguar las aguas, Joseph Ratzinger –a la sazón prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe– envió al Cardenal Edouard Gagnon a Écône a realizar una nueva visita apostólica a la FSSPX. Gagnon era un hombre de carácter conservador, que realizó un informe muy favorable para Lefebvre y los suyos. En base a ello, en abril de 1988 Ratzinger le ofreció a Lefebvre la posibilidad de consagrar un obispo para sucederlo, a cambio de que aceptase no volver a criticar al Concilio Vaticano II y reconociera la validez de la nueva misa. El Arzobispo firmó el documento, pero al día siguiente se arrepintió y canceló el trato.
De ese modo, el 30 de junio de 1988 Monseñor Lefebvre, asistido por Monseñor Castro Mayer, consagró como obispos al inglés Richard Williamson, al suizo Bernard Fellay, al francés Bernard Tissier de Mallerais y al argentino Alfonso de Galarreta en la ciudad de Écône. Al día siguiente tanto Lefebvre como los cuatro obispos consagrados por él fueron declarados excomulgados por infringir dos artículos del Código de Derecho Canónico. Además el acto de Lefebvre fue concebido como un acto cismático.
Los lefebvristas arguyeron que lo suyo no debía comprenderse como un cisma de la Iglesia Católica, sino solamente como un acto de repudio al Concilio Vaticano II, el cual, doctrinariamente, no puede ser visto más que como un evento anticatólico. Recién en 2009 el Papa Benedicto XVI les levantó las excomulgaciones a los involucrados del acto de Écône de 1988.
Muerte
Monseñor Lefebvre falleció el 25 de marzo de 1991, durante la fiesta de la Anunciación de María, en la ciudad suiza de Martigny. Sus restos mortales fueron depositados en un panteón en la sede del Seminario Internacional San Pío X de Écône. En su lápida se lee el epitafio: "Tradidi quod et accepi" ["He transmitido lo que he recibido"], frase que remite a las palabras expresadas por San Pablo en I Corintios 15, 3.
Bibliografía
- Faisons le point sous la conduite du successeur de Pierre. París: Itinéraires, 1964.
- Après le Concile: l'Église devant la crise morale contemporaine. París: Cercle d'Information Civique et Sociale, 1969.
- Un Évêque parle. París: Dominique Martin Morin, 1974.
- Pour l'honneur de l'Église. París: Nouvelle Aurore, 1975.
- J'accuse le Concile ! Martigny: Éditions Saint-Gabriel, 1976
- Editado en español como ¡Yo acuso al Concilio! Madrid: Vassallo de Mumbert, 1978.
- La messe de Luther. Martigny: Éditions Saint-Gabriel, 1976.
- Non : mais oui à l'Église Catholique et Romaine. París: Stock, 1977
- Editado en español como No: pero sí a la Iglesia Católica y Romana. Madrid: Plaza & Janés, 1978.
- Lettre ouverte aux catholiques perplexes. París: Albin Michel, 1985
- Editado en español como Carta abierta a los católicos perplejos. Buenos Aires: Emecé, 1986.
- Ils l'ont découronné : du libéralisme à l'apostasie, la tragédie conciliaire. Broût-Vernet: Fideliter, 1987.
- Libres dans la foi. París: Desclée, 1987.
- Lettres pastorales et écrits. [1948-1968]. Broût-Vernet: Fideliter, 1989.
- La messe traditionnelle, trésor de l'Eglise. Eguelshardt: Fideliter, 1992.
- L'Église infiltrée par le modernisme. Eguelshardt: Fideliter, 1993.
- "C'est moi, l'accusé, qui devrais vous juger". Eguelshardt: Fideliter, 1994.
- Le mystère de notre Seigneur Jésus-Christ. Bitche: Clovis, 1995.
- La petite histoire de ma longue histoire. Saint-Michel-en-Brenne: Soeurs de la Fraternité Saint-Pie-X, 1999.
- Mes doutes sur la liberté religieuse. Étampes: Clovis, 2000.
- Sermons historiques. París: Servir, 2001.
- Bilan de quinze années de réformes conciliaires. Avrillé: Sel, 2006.
- La vie spirituelle. Suresnes: Clovis, 2014.
Referencias
- ↑ Sobre lo que sucedió en este encuentro hubo mucha fabulación de los progresistas, ya que circularon versiones de que el Padre Pío habría amonestado a Lefebvre por sus opiniones. Sin embargo lo que sucedió fue que, al enterarse el Padre Pío de que estaba en presencia de un arzobispo, sólo le besó el anillo y le pidió a Lefebvre que le diera su bendición.
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