Arrebatamiento

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El arrebatamiento o rapto de la Iglesia es un vago y discutido término escatológico cristiano que hace referencia a la creencia de que durante el Segundo advenimiento de Jesús y el Juicio final que precederán al Fin del mundo, los muertos que llevaron una vida cristiana resucitarán y los creyentes que se hallen aún vivos serán llevados ("arrebatados") junto a los resucitados para encontrarse con Jesús en el Cielo.​ Esta creencia se extrae de los textos 1 Tesalonicenses 4:13-18 y 1 Corintios 15:50-54.

Descripción

La mayoría de las denominaciones cristianas no utilizan el concepto de "arrebatamiento" o "rapto" como un término teológico específico, ni suscriben los puntos de vista asociados generalmente con su uso. En cambio, estos grupos típicamente interpretan el "rapto" en el sentido de la reunión de los elegidos con Cristo en el cielo ("en el aire") después de su segunda venida y rechazan la interpretación minoritaria proveniente de algunas ramas del evangelicalismo americano de que este evento es antes de la segunda venida y en el cual los elegidos serán quitados de la tierra por Cristo mientras un gran segmento de la humanidad se quedará atrás por un período prolongado de tribulación.

Particularmente desde la perspectiva que lo coloca como un concepto teológico, se enseña que el arrebatamiento es "un glorioso evento que todos los cristianos debemos anhelar pues finalmente estaremos libres de pecado, y estaremos para siempre en la presencia de Dios".[1]

Para los católicos, el "rapto" sólo significa que la Iglesia entrará en la gloria del Reino de Dios el cual no se realizará mediante un triunfo histórico, material o político de la Iglesia (Ap. 13, 8), sino mediante la victoria espiritual de Dios sobre el mal a través del seguimiento del ejemplo de Cristo que implica un compromiso real con el Evangelio, "tomar nuestra Cruz y seguir sus pasos" (Mateo 16:24), "hacer como Él hizo y cumplir con lo que nos mandó a cumplir".[2]

Referencias bíblicas

Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él. Conforme a lo dicho por el Señor, afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera nos adelantaremos a los que hayan muerto. El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre. Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras.
—1 Tesalonicenses 4:13-18
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
—1 Corintios 15:50-54.

Exterminio de los gentiles

Véase también: Día de Yahvé


La Biblia es un libro que explícitamente hace un llamado al exterminio de los gentiles, sin embargo, durante siglos el cristianismo ha obstaculizado la completa comprensión de este hecho y ha condicionado a sus fieles para aceptar su aniquilación como "la voluntad de Dios".

El lenguaje mistico y críptico dirigido al principal objetivo de predicación del judío Pablo de Tarso, es decir los gentiles o goyim, es un lenguaje en clave y parte de la propaganda de guerra religiosa y psicológica del siglo I, que despliega claramente una doctrina de "derrotismo" y "suicidio colectivo" físico y espiritual para cuando el momento sea propicio, una declaración de rendición de la "voluntad de vivir" que sirve bien al cumplimiento de la era mesiánica judía y el Orden Mundial Judío: "la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios", mientras tanto, los "descendientes de Jacob" (los judíos) heredan la tierra.

La crítica al cristianismo sostiene que todas las ideas que giran entorno al arrebatamiento, como el juicio final, el segundo advenimiento, el Reino de Dios y la esperanza en la resurrección y la vida eterna, son la irrupción del nihilismo al mundo no judío (evadir el desafío de encontrar sentido en la vida terrenal, según Nietzsche), la anhelación de la paz absoluta y el cese absoluto del sufrimiento del cuerpo alcanzados en la gustosa aceptación de la muerte física, "para estar con Cristo eternamente en el aire": "...seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad ... sorbida es la muerte en victoria", es decir, según esta ideología debilitante, "la muerte es una victoria".

Referencias

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