Hermann Göring

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Hermann Göring

Hermann Wilhelm Göring (también transcrito como Goering; Rosenheim, 12 de enero de 1893 - Núremberg, 15 de octubre de 1946) fue un militar y político alemán, comandante de la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial y Vicecanciller del Reich.

Biografía

Hijo de una campesina y de un oficial de caballería protestante de raíces aristocráticas, que fue enviado por Bismarck a Namibia como Primer Ministro Plenipotenciario Residente.

Entró en la escuela de cadetes de Karlsruhe y en la de oficiales de Gross Lichterfelde en 1910, licenciándose con matrícula de honor. Se alista en el Ejército el 1 de marzo de 1912 incorporándose como teniente al 4° Regimiento de Infantería. No era muy disciplinado y a punto estuvo de ser expulsado por este motivo. Pero cuando estalló la Primera Guerra Mundial demostró ser un valiente oficial y un buen líder.

Desgraciadamente, en 1915 se vio afectado por el reumatismo y tuvo que ser hospitalizado. Mientras se recuperaba, Goering recibió la visita de un viejo amigo, Bruno Loerzer, quien más tarde también se convirtió en "as" de la guerra mundial con 44 victorias a sus espaldas, y que en aquel momento se encontraba pilotando aviones de observación. Le sugirió a Hermann que pasara al Ejército del Aire. Ambos pensaron que el reuma no impediría a un soldado volar como observador, de modo que Goering se escapó del hospital y comenzó empezó a volar con su camarada.

Tal actuación fue sancionada por las autoridades, pero en 1916 fue seleccionado para su entrenamiento como piloto de cazas. Pronto alcanzó la fama en su país y la admiración de los demás aviadores. Su primer derribo tuvo lugar el 14 de marzo de 1916 y a partir de entonces realizó una espectacular carrera como piloto de caza, derribando pilotos Aliados sin parar hasta el final de la guerra. A finales de 1916 salvó la vida a Loerzer. Cuando la ametralladora de éste quedó atascada y dos Nieuports lo atacaron, Goering se lanzó contra ellos derribándolos.

En 1917 se encontró él solo frente a un vuelo de Spad's. Luchó duramente contra ellos durante quince minutos a la vez que se iba desplazando hacia territorio amigo. Herido gravemente, consiguió aterrizar cerca de un hospital de campo, donde el rápido auxilio médico salvó su vida. En junio es nombrado comandante de la 27ª escuadrilla de cazas y en febrero de 1918 derriba al "as" inglés Craig. También demostró su valía como jefe del fabuloso escuadrón de Manfred von Richthofen.

Al finalizar la guerra, con sólo 25 años, tenía 22 victorias acreditadas y era el comandante del Escuadrón del fallecido Manfred von Richthofen, más conocido como el Barón Rojo.

El entonces Oberleutnant Hermann Goering era uno de los 18 Ases alemanes de la Primera Guerra Mundial y ya había sido condecorado con la Cruz de Hierro de 2ª Clase, la Cruz de Hierro de 1ª Clase, la Real Orden de la Casa Hohenzollern con Espadas y la Orden Pour le Mérite (sólo hubo 81 condecoraciones de la Orden Pour le Mérite dentro de los diversos servicios aéreos en la Primera Guerra Mundial). Era uno de los más condecorados héroes de guerra.

Filiación al NSDAP

Cuando la guerra terminó, el escuadrón Richthofen fue enviado a Darmstadt. Pero al llegar allí, la ciudad había caído en manos de los mercenarios marxistas, los cuales robaron algunas de las armas de los aviones. Goering hizo frente a los rebeldes y les amenazó con bombardearlos por la ciudad si las armas no eran devueltas. Los rojos entregaron las armas finalmente.

Después de este episodio, Hermann se dedicó a las demostraciones públicas de vuelo como piloto de prueba y acrobático en Dinamarca, y desde 1920 con la Svenska Lufttravik en Suecia, donde conoció a su primera esposa, Carin von Fock-Kantzow, mujer de un oficial sueco del que se divorció para casarse con Goering. Se enamoraron y se fueron a casar a Múnich, en febrero de 1922. Su recordada Carin morirá de tuberculosis en 1931.

En 1922, Goering se afilió al NSDAP tras oír un discurso de Adolf Hitler, y pronto llegó a ser uno de los líderes del partido. Fue nombrado Consejero Militar del Führer y Comandante supremo de la SA (los camisas pardas). En 1923 participó en el intento de golpe de estado de Múnich, conocido como el Putsch de Múnich en el transcurso del cual resultó gravemente herido. Escapó de Alemania y fue hospitalizado. Desde entonces, debido a los fuertes narcóticos que tuvo que tomar para aliviar el dolor, se volvió adicto a ellos.

Tras el putsch estuvo exiliado en Austria y en Italia donde conoció a Benito Mussolini y Suecia, pasando por aprietos económicos, mientras realizaba tratamientos para desintoxicarse sin mucho éxito. Una herida mal curada en un muslo estuvo atormentándole hasta el final de sus días.

Trabajó durante este tiempo en el exilio como representante para empresas alemanas de aviación. Regresó a Alemania en 1927, tras una amnistía. En 1928 fue elegido miembro del Parlamento.

Trabajó también como asesor de la Lufthansa, la prestigiosa compañía áerea alemana, y luchó con firmeza y eficazmente por el ascenso del Movimiento.

Tras la victoria electoral del Partido en 1932, se convirtió en presidente del Reichstag.

En el poder

Después del nombramiento de Adolf Hitler el día 30 de enero de 1933 como canciller, Goering obtuvo el puesto de primer ministro del Reich y ministro comisario del Interior de Prusia. Dirigió la construcción de los primeros campos de detención (Dachau) para asesinos, delincuentes habituales y agitadores.

Tras el incendio del Reichstag por el comunista holandes Van der Lubbe poco tiempo antes de las elecciones, Goering se encargó de aplacar a los insurgentes comunistas. Creó la Gestapo (la policía de seguridad nacional) y fue durante un tiempo jefe de todas las fuerzas de seguridad alemanas.

Consiguió que la delincuencia y los crímenes llegasen a mínimos. En todo un año, bajo el ministerio de Goering murieron asesinadas menos personas en el estado prusiano, el Land más grande de Alemania, que durante el régimen democrático-marxista anterior, sólo en la ciudad capital.

Como buen nacionalsocialista, era un gran amante del arte y de la naturaleza. Era muy querido por todo el pueblo por su carácter sociable y su simpatía natural. Fue impulsor junto a Hitler de las -únicas en su género- Leyes de protección a la Naturaleza. E incluso condenó a prisión preventiva a aquellos vivisectores que querían intensificar el maltrato a los animales durante los meses que el Partido tardó en elaborar tales leyes. El edicto de prohibición de la vivisección fue promulgado el 16 de agosto de 1933.

En 1935 fue nombrado comandante en jefe de la recién creada Luftwaffe (la fuerza aérea alemana) y en sólo cuatro años la convirtió en una temible fuerza de combate.

Ese mismo año se casa con la bella actriz Emmy Sonnemann, que había conocido en 1932. En 1938 tuvieron una hija: Edda. Pese a lo enamorado que estaba de Emmy, siempre tuvo presente el recuerdo de su anterior esposa. A su residencia le había puesto de nombre Carin Hall en su honor.

En 1936 asumió los planes económicos de Adolf Hitler para hacer de Alemania un país autosuficiente en cuatro años. El plan cuatrienal fue un éxito rotundo y logró la independencia económica (y, por lo tanto, política) de la nación. En él se incluía el control de precios, la producción química y minera, las vías fluviales y la creación de magníficas carreteras, de las cuales muchas de las que sobrevivieron a los bombardeos aún se usan hoy en día. Bajo su mandato se hicieron también las primeras autopistas. Creó asimismo la mayor fábrica del mundo, todo un coloso en el que había empleado 700.000 trabajadores.

En 1938 se encargó de la presión política sobre el gobierno austríaco, que se negaba a la autodeterminación de los austríacos. El asunto concluyó con el vitoreado Anschluss y un apoyo de nada menos que el 99% del pueblo austríaco a favor de su unión a Alemania.

El 24 de enero de 1939 ordena a Wilhelm Frick, Ministro de Interior del Reich, la creación de la Oficina Central de Emigración para los judíos.

Segunda Guerra Mundial

Mariscal de Campo (Feldmarschall) en 1938, es nombrado como Presidente del Consejo de Defensa el 30 de agosto de 1939 y dos días después como sucesor de Hitler.

Consiguió brillantes triunfos tanto en la campaña de Polonia como en la Batalla de Francia. Concretamente, el país galo poseía el doble de tanques modernos que Alemania, y Goering hizo un buen trabajo desde el aire para reducir esa ventaja. Esto fue también fundamental para las campañas de Noruega, Dinamarca y Bélgica.

El 19 de julio de 1940 Goering es condecorado con la Gran Cruz de Caballero, que el Führer otorgaba a quien hubiera tomado decisiones estratégicas sobresalientes. Al mismo tiempo, es promovido a Mariscal del Reich (Reichmarshall), en reconocimiento por la campaña de la Luftwaffe en Francia y los Países Bajos. La mencionada condecoración fue destruida tiempo después en un bombardeo a su casa.

Como Hitler y tantos otros dirigentes nacionalsocialistas, Goering sentía gran amor por Gran Bretaña y se opuso firmemente a una guerra contra los ingleses.

Sin embargo, el 11 de mayo de 1940, Gran Bretaña se convirtió por orden y gracia de Churchill en el primer país en llevar bombardeos masivos sobre la población civil. Desde ese día, la Royal Air Force británica bombardeó casi diariamente objetivos civiles de Alemania. Pero no fue hasta el 24 de agosto, día en que la R.A.F. bombardeó Berlín por sorpresa, cuando Goering decidió comenzar a responder sobre objetivos no militares en Gran Bretaña. El terrorismo aéreo del criminal de guerra no juzgado Winston Churchill, le llevó a cometer el más grave error de su vida. En 1939 Inglaterra gastó más dinero en la R.A.F. que Goering en la Luftwaffe. A pesar de ello, la R.A.F. había sido prácticamente aplastada por la aviación alemana, pero a partir del 7 de septiembre Goering ordenó pagar con la misma moneda a Inglaterra, lo cual desvió el potencial de la Luftwaffe sobre objetivos ajenos a la R.A.F. (los aeródromos, puertos y fábricas de aviones), y eso permitió que la fuerza área inglesa pudiera recuperarse y la invasión de la isla tuviese que ser aplazada, lo que dio otro respiro a los británicos.

A pesar de la idéntica oposición de Hitler y Goering a este tipo de guerra aérea, Churchill perseveró. El resultado fue que al final de la guerra los bombardeos aliados sobre Alemania habían causado la muerte de dos millones de víctimas civiles.

Hacia el final de la guerra, el 20 de abril de 1945, Goering se despidió de Adolf Hitler en el Führerbunker y éste le manifestó su decisión de quedarse en Berlín hasta el final. Goering continuó su labor en Obersalzberg. Se perdió el contacto con el Führer y las noticias sobre el desarrollo de la batalla en Berlín eran confusas.

El 7 de mayo Goering envió una carta a Eisenhower y éste respondió que estaba dispuesto a recibirle, por lo que se entregó a las tropas americanas, que lo tomaron bajo su custodia. Nunca llegó a celebrarse tal reunión. Goering fue separado de su familia y enviado automáticamente a un centro de interrogatorios, donde fue internado como prisionero de guerra ordinario. Fue despojado de su uniforme, de todas sus medallas y del bastón de mariscal.

El Juicio de Núremberg

Durante los días siguientes fue intensamente interrogado. Mientras tanto, los Aliados se encargaban de crear las pruebas en su contra. Se le acusó de haber sido él quien incendió el Reichstag, se le acusó de exterminio en lugares (donde hoy todos aceptan) que no eran de ninguna manera campos de exterminio. Tengamos presente que de la historia de las cámaras de gas y los supuestos campos de exterminio no se dijo nada en el momento en que fueron alcanzados por las tropas enemigas. No fue hasta varios meses después que empezó la farsa de las cámaras de gas y se abrieron los campos de trabajo. Soldados del ejército estadounidense fueron convertidos en supuestos "testigos" mediante tácticas de desinformación. Se los llevó de visita a Dachau, donde se les dijo que las duchas eran cámaras de gas para ejecutar a los prisioneros; algo que mas tarde el propio gobierno alemán de pos guerra demostró que era falso.

Göring fue acusado de un sin número de hechos que el Tribunal Aliado de Núremberg no dudó en calificarlas como "probadas" y que con el paso del tiempo se han derrumbado por insostenibles. Un año después de terminada la guerra, se celebró el Juicio de Núremberg, montaje jurídico tras el cual Goering y otros militares, jerarcas, funcionarios o simplemente periodistas, como Julius Streicher, fueron condenados a morir en la horca, ante el estupor de muchos observadores imparciales.

Cuando le enseñaron unas fotos con fosas comunes llenas de cadáveres y acusaron al régimen nacionalsocialista de haber matado a esos judíos, Goering dijo que eso era imposible. Que él se habría enterado necesariamente. Según se iban lanzando las acusaciones contra él y contra otros dirigentes nacionalsocialistas, comprendió que el juicio no era más que una farsa y que el veredicto ya estaba tomado hace mucho tiempo. Goering se limitó a decir: "No era necesaria tanta comedia para matarnos".

Durante el juicio, perdió mucho peso. Asimismo, fue filmado en su celda las 24 horas del día, además de ser sometido a frecuentes torturas.

Durante el juicio, Goering dio muestras de una claridad, soltura y lucidez que hacía tiempo no tenía. Defendió enérgicamente la dirección del Reich, muchas veces contraviniendo los consejos de su propia Defensa, y mostró una actitud orgullosa.

Durante el proceso principal de Núremberg, el fiscal suplente británico Sir David Maxwell-Fyfe, le preguntó: "¿Sabía usted no obstante que existía una política que tendía al exterminio de los judíos?". A lo que Göring respondió: "No, sobre la emigración de los judíos y no sobre su exterminio". A continuación Göring reconoció que se habían producido excesos en casos aislados.Durante el proceso, mientras esperaba las sesiones en la cárcel, Göring mantuvo varias conversaciones con el profesor Gustave M. Gilbert, psicólogo de la prisión. En una ocasión, Gilbert le preguntó si había oído sobre las atrocidades que todo el mundo conocía. Göring respondió:"Oh, uno oye cantidad de rumores, pero naturalmente uno no cree en esas cosas".Otra vez, Gilbert le preguntó si consideraba correcta la política antijudía llevada a cabo en Alemania. Göring contestó:"No, por el amor de dios ¿Después de lo que sé ahora? ¡Por Dios! ¿Piensa usted que hubiera alguna vez apoyado esto [medidas antisemitas] si tuviera la menor idea de que conducirían al crimen en masa? Le aseguro que ni por un momento pensamos en ello. Solo pensaba que eliminaríamos a los judíos de posiciones en grandes negocios y en el gobierno, y eso era todo. No se olvide que ellos también llevaron a cabo una terrible campaña contra nostros en todo el mundo".Por los demás, Göring se reveló como un revisionista avant la lettre cuando, interrogado por un compañero de prisión si realmente creía que dos millones y medio de judíos habían sido exterminados en Auschwitz, contestó:"No, por supuesto no. He pensado en ello, es técnicamente imposible".

Mantuvo una dignidad y una fidelidad a Adolf Hitler que deberían haber hecho palidecer de vergüenza a algún otro, como Albert Speer. Y cuando vio que algunos generales se echaban la culpa unos a otros haciendo recaer la responsabilidad final en Hitler como impartidor de las órdenes, Goering los reprendio severamente.

Cuando la hora de declararlos culpables llegó, los jueces le dijeron que lo encontraban culpable de todos los cargos: conspiración para hacer la guerra, crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

En sus últimas horas escribió una carta a su esposa, Emmy, pero la difusión de su contenido no fue permitida por los Aliados, que temían que su publicación fuera utilizada como propaganda e iniciara así una leyenda.

Por su parte, Emmy no se libró tampoco de cumplir condena en un centro penitenciario de Straubing.

Goering pidió ser fusilado, cosa que los Aliados rechazaron, mostrando un sospechoso interés por esta otra forma de asesinarlo: la horca. Pero Goering no quiso darles a sus verdugos ese gusto, por lo que el 15 de octubre, la noche anterior a su ejecución, se suicidó en su celda ingiriendo una cápsula de cianuro que, no se sabe cómo, había logrado esconder.

Referencias

  • Gilbert, Gustave M.: Nuremberg Diary
  • Holocausto a debate, El - Aynat, Enrique

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