John Maynard Keynes

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John Maynard Keynes

John Maynard Keynes (Cambridge, 5 de junio de 1883 - Sussex, 21 de abril de 1946) fue un economista británico, considerado uno de los más influyentes del siglo XX.​ Sus ideas tuvieron fuerte repercusión en las teorías y políticas económicas adoptadas por gobiernos socialdemócratas y la izquierda en general. Es considerado también uno de los fundadores de la macroeconomía moderna.

Ideología y teoría económica

Aunque los defensores de Keynes aún lo describen como un liberal clásico; por ejemplo Robert Skidelsky afirma que "Keynes fue un liberal de toda la vida" y que "no era socialista"; al principio de la revolución rusa de 1917, Keynes admitió abiertamente ser "un bolchevique" y se reunió con León Trotsky quién le identificó como un "socialista". Sin embargo, al contemplar los abusos del régimen soviético contra su propio pueblo, se distanció de estos atribuyendo dicha brutalidad a la "naturaleza rusa y judía"[1].

La principal novedad de su pensamiento radicaba en considerar que el sistema capitalista no tiende al pleno empleo ni al equilibrio de los factores productivos, sino hacia un equilibrio que solo de forma accidental coincidirá con el pleno empleo. La principal conclusión de su análisis es una apuesta por la intervención pública directa en materia de gasto público.

Biografía

John Maynard Keynes nació el 5 de junio de 1883 en la ciudad de Cambridge, en una familia acomodada de reputado nivel cultural.

Afinidad con el socialismo

Keynes estaba muy entusiasmado con el socialismo en Rusia desde el principio y celebró la Revolución Bolchevique de 1917. Después de que Vladimir Lenin y los bolcheviques tomaron el poder el 7 de noviembre de 1917. Keynes anunció felizmente:

El único camino que me queda por recorrer es el de ser alegremente bolchevique.
—John Maynard Keynes[1]

De nuevo en febrero de 1918, Keynes admitió "ser un bolchevique". Como escribe el historiador estadounidense Sean McMeekin:

En sus primeros dos meses en el poder, los bolcheviques no se habían ganado al pueblo ruso sino que lo acosaban y lo sometían a golpes. Trágicamente, los camaradas bolcheviques de Keynes mataron a más de cien mil rusos en los meses que siguieron a su toma de posesión.
—Sean McMeekin

Ciertamente, la defensa del bolchevismo resulta incompatible con la ideología liberal que se le atribuye a Keynes. El historiador británico Robert Service explica: "Lenin se basaba en la dictadura y el terror."[1] Según el profesor Rudolph Rummel, el gobierno de Lenin mató a más de 4 millones de sus propios ciudadanos, lo que le convierte en el quinto asesino en masa más sangriento del siglo XX[1].

Período entre guerras y relación con el régimen soviético

En 1919, tras finalizar la Primera Guerra Mundial, formó parte de la delegación británica en la Conferencia de Paz de París, puesto del que dimitió ese mismo año por estar disconforme con el régimen abusivo de indemnizaciones y reparaciones que se imponían a Alemania, que consideraba una «Paz cartaginesa».

Para 1923, el régimen de Lenin había abierto más de 350 campos de concentración en toda la URSS. Estos campos fueron la base del sistema de gulag que finalmente "masticó casi 40 millones de vidas".

En julio de 1924, Keynes fue uno de los vicepresidentes fundadores de la Sociedad para las Relaciones Culturales con la URSS (SCR), controlada y financiada por la agencia de propaganda internacional del gobierno soviético. Se dirigió al SCR después de su viaje a la Unión Soviética declarando que: "Durante los próximos cincuenta años la URSS hará mayores contribuciones al mundo que cualquier otro país europeo." En el momento de esta declaración, los soviéticos ya habían matado a cinco millones de personas. Keynes era ciertamente consciente de la brutalidad de los soviéticos que atribuyó a la "bestialidad" de la "naturaleza rusa y judía". Quería "lograr su objetivo" pero "no de esa manera" bestial[1].

Se casó con la bailarina rusa Lydia Lopokova el 4 de agosto de 1925 y la pareja pasó la luna de miel en la URSS. Keynes habló con el politburo soviético el 14 de septiembre de 1925. León Trotsky asistió, ya que era el presidente del consejo técnico y científico de la industria. Trotsky identificó a Keynes como un socialista:

Incluso el economista más progresista, el Sr. Keynes nos dijo el otro día que el salvamento de la economía británica está en el maltusianismo. También para Reino Unido, el camino para superar las contradicciones entre la ciudad y el campo pasa por el socialismo.
—Trotsky

Durante la Gran Depresión de 1929 casi queda en bancarrota, pero pudo recuperarse en poco tiempo.

Segunda Guerra Mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial, Keynes argumentó en "¿Cómo pagar la guerra?" (1940) que el esfuerzo bélico debería financiarse mayoritariamente mediante el aumento de colonias en África y por mayores impuestos, en lugar de reducir el gasto deficitario, para de esa manera evitar la inflación. Aunque esto tendría sus ventajas para Reino Unido no resultaba tan beneficioso para aquellos países forzados a convertirse en colonias.

En 1942, Keynes era ya un economista ampliamente reconocido, como evidencia su admisión en la Cámara de los Lores con el título de barón Keynes de Tilton en el Condado de Sussex, ubicándose en la bancada del Partido Liberal.

Nuevo orden mundial

Keynes (derecha) y el judío estadounidense Harry Dexter White en la reunión inaugural de la Junta de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional en Savannah (Georgia) en 1946.

En julio de 1944, la Segunda Guerra Mundial parece decidida y los Aliados se disponen a aprobar el nuevo orden que regirá el mundo. Representantes de 44 naciones, entre las que no están las perdedoras de la contienda, se reúnen en el balneario de Bretton Woods, en New Hampshire, para fijar las reglas del juego comerciales, financieras y monetarias de la paz y crear las instituciones que las harán posibles. Allí se decidió la creación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, y se analizó el antecedente de la Organización Mundial del Comercio, que solo se pondría en funcionamiento medio siglo después.

En esa ocasión, Keynes pretendió sin éxito que el mundo crease un órgano internacional de compensación con moneda propia[2]. Sin embargo, Keynes no tuvo éxito y se decidió que el dólar estadounidense sería la moneda de referencia internacional. Las dos grandes instituciones del nuevo orden económico tendrían su sede social en Washington. Todo ello indicaba que, pese al predicamento de Keynes, sus tesis no salieron ganando, sino que los contenidos de Bretton Woods reflejaron mucho más las ideas de EE.UU. que las de Reino Unido.

Fallecimiento

Keynes murió el 21 de abril de 1946 a causa de un infarto. Sus problemas cardíacos se agravaron por la presión de su trabajo en los problemas financieros internacionales de la posguerra.

Keynesianismo

El keynesianismo es ampliamente preferido por la clase política de muchos gobiernos ya que a costa de endeudar a futuras generaciones, permite estimular la economía aumentando el gasto y mantener un Estado grande sin bajar los impuestos. De esta forma permite a los políticos financiar sus redes clientelares, ofreciendo beneficios sociales a cambio del voto.

Una alternativa a Keynes, es la propuesta por Friedrich Hayek y otros exponentes de la Escuela austriaca, consistente en el ahorro (entendido como la restricción del gasto público y reducción del Estado) así como una bajada de impuestos para estimular el crecimiento económico. Aunque la propuesta de Hayek puede resultar mejor a largo plazo, en los regímenes democráticos los políticos son generalmente cortoplacistas. Llegan al poder con la expectativa de permanecer unos años y pasarle la factura al siguiente gobierno. Por ello, un sistema basado en el endeudamiento y el consumo como propone Keynes, muchas veces ofrece mejores perspectivas en el corto o mediano plazo.

En la década de los años 1930s, ambos economistas se ensalzaron en una serie de debates sobre cual de las dos líneas económicas sería la mas adecuada. Según Juan Ramón Rallo, la crítica de Hayek a las principales obras de Keynes fue devastadora, al punto que el propio Keynes acaba respondiendo que ya no piensa así y que en su nueva tesis iba a reformular algunos de sus postulados iniciales. Es por ello que a veces se argumenta que Keynes se contradice a si mismo y es preciso señalar a que etapa del pensamiento keynesiano nos referimos. Sin embargo, para Rallo la última reformulación de Keynes incorporando estas críticas resulta mucho mas defendible desde el punto de vista económico.

Referencias

Artículos relacionados

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