Mauricio Carlavilla

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Julián Mauricio Carlavilla del Barrio (13 de febrero de 1896, Valparaíso de Arriba, España - 24 de junio de 1982, Madrid, España) fue un policía, editor y analista político español de tendencia nacionalista católica, célebre por sus investigaciones acerca de la conspiración Judeo-Masónico-Comunista-Internacional.

Varios de sus trabajos fueron editados con los seudónimos de "Mauricio Karl", "Julien d'Arleville", "Joseph Landowsky", "Charles Borough" y "David Rosenberg".

Juventud

Nacido en el seno de una familia muy humilde, junto con sus hermanos comenzó desde niño a trabajar como pastor y labrador para contribuir con el sostenimiento de su hogar.

Se alistó en el Ejército de Tierra de España y gracias a ello vivió tres años en los territorios que su país poseía en África. Luego retornó a Europa y ocupó un puesto de obrero.

En 1921 ingresó al Cuerpo de Vigilancia, en donde haría carrera como policía.

Infiltración en medios subversivos

Carlavilla empezó a colaborar con las fuerzas de seguridad españolas a partir de 1918, informándoles sobre las actividades que ocurrían en el interior de ciertas organizaciones anarquistas y comunistas en las cuales militaba. Por ese motivo, al oficializarse su ingreso a la policía, se le confió la tarea de actuar como agente de infiltración en el ámbito de los movimientos subversivos.

A través de los años fue ascendiendo en las jerarquías rojas y penetrando cada vez más en los círculos íntimos de los agitadores políticos y sociales de España. Ello le permitió detener diversas acciones destructivas programadas por los subversivos más radicalizados y conocer los nombres de los masones burgueses que les financiaban. Ayudó, entre otras cosas, a desactivar en 1929 un intento de magnicidio organizado por el masón Juan Simeón Vidarte, militante del PSOE, en contra de Miguel Primo de Rivera y del rey Alfonso XIII que debía ejecutarse durante la inauguración de la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Ese mismo año también participaría de la detención de José Sánchez Guerra, pues el líder del Partido Conservador, rodeado de masones de todas las procedencias, intentó encabezar un movimiento insurreccional contra el gobierno.

Cuando Emilio Mola fue nombrado Director General de Seguridad a comienzos de 1930, le solicitó a Carlavilla que recopilase las numerosas presentaciones que había hecho a sus superiores a lo largo de la década pasada y elaborase con ese material un detallado informe sobre la penetración comunista en España. El escrito fue presentado en 1931 por el juez Salvador Alarcón Horcas en un congreso de la Entente Internacional contra la Tercera Internacional, y luego una versión resumida del mismo apareció publicada en Madrid para el consumo del gran público con el título de "El comunismo en España", prologado por el abogado Luis Fernando Saavedra Núñez.

Carlavilla, gracias a su estrecha conexión con Mola, jugó un papel importante en el sofocamiento de la Sublevación de Jaca, que fue un intento de los republicanos por utilizar elementos militares traidores a la patria para dar un golpe de Estado en diciembre 1930.

Enemigo de la Segunda República

Una vez proclamada la Segunda República Española, Carlavilla fue desafectado de sus funciones y reubicado como escolta oficial de Francisco Largo Caballero, a la sazón Ministro de Trabajo. En una ocasión llegó a salvarle la vida al dirigente marxista, luego de que éste se encontrase envuelto en medio de un tiroteo desencadenado por facciones opositoras.

Colaboró secretamente con la organización de La Sanjurjada de agosto de 1932, pero no sufrió represalias por ello.

Preocupado por el avance del terror rojo en España, Carlavilla comenzó a publicar virulentos libros en contra de la creciente subversión que padecía el país, los cuales fueron muy bien recibidos por el campo patriota, pero que a su vez le generaron grandes enemistades fuera de él -es famosa, por ejemplo, la embestida judicial que comandó Francisco Cambó contra el editor de Carlavilla por el trato que el autor le dio en su libro El enemigo.

Oculto detrás del seudónimo de "Mauricio Karl", a los republicanos les costó unos cuatro años llegar a la conclusión de que Karl y Carlavilla eran la misma persona (en la época se especuló erróneamente que el autor que usaba el nombre falso podía ser Pablo Montesinos Espartero o José María Albiñana). Cuando finalmente se descubrió quien era Karl en realidad, al escritor se lo expulsó de la policía. Como consecuencia Carlavilla se unió a la Unión Militar Española en calidad de asesor ideológico.

A principios de 1936 publicó junto a Rafael Blanco Caro "España y anti-España", un extenso y detallado análisis sobre la situación política del país accesible a través de las páginas de varios números de la revista Blanco y Negro. El texto señalaba que el escenario político nacional era insostenible y que el enfrentamiento armado sería inevitable.

Poco después, junto a Santiago Martín Báguenas y Manuel Díaz Criado, preparó un plan para asesinar a Manuel Azaña, el cual sin embargo no llegó a ponerse en marcha. Temeroso ante la posibilidad de que los republicanos le arrebatasen la vida, se refugió durante un tiempo en Portugal.

Participación en la Guerra Civil

Al iniciarse el Alzamiento Nacional, Carlavilla se encontraba en Burgos, listo para sumarse a las filas del Bando Nacional. Como era un hombre de confianza para los líderes del movimiento, se le asignaron tareas especiales. Una de ellas fue la afiliarse a la FE de las JONS y ayudar a desplazar a Manuel Hedilla del mando para poner en su lugar a Andrés Redondo. Un grupo de falangistas encabezado por Agustín Aznar, desconfiando de Carlavilla, complotó para apartarlo de la organización, pero sus esfuerzos fueron infructuosos.

Así fue que llegó a estar detrás de la organización y ejecución de varios intentos frustrados por liberar del cautiverio a José Antonio Primo de Rivera.

Por otra parte advirtió que la URSS estaba aprovechando el caos bélico para avanzar en su influencia y convertir al país en un satélite suyo, por lo que alertó a la población del hecho con su libro Técnica del Komintern en España, publicado en 1937 y ampliamente leído en la época.

Años privados

En 1940 Carlavilla fue reincorporado a la policía, tornándose comandante de una brigada especial cuya función era vigilar a las actividades de los judíos en España. Se instaló en Barcelona, ciudad en la que el Padre Tusquets le preparó un espacio para que tanto a laicos como a sacerdotes les dictase cátedra sobre los peligros que encarnan los judíos, los masones y los comunistas en el mundo contemporáneo (entre los asistentes a esos seminarios se encontraba José María Alba, quien años más tarde se convertiría en el albacea de Carlavilla).

Tras un par de años viviendo en la Ciudad Condal, solicitó licencia de sus funciones como policía y se dedicó a viajar por diversos países. En Alemania trató de colaborar con el gobierno aportando sus conocimientos sobre los peligros de la subversión que acechaban al mundo. Es probable que haya informado a las autoridades del país que no esperasen contar con el apoyo de Francisco Franco para fortalecer a las Fuerzas del Eje.

Al finalizar la contienda bélica se mostró como un ferviente antinorteamericanista, acusando a Franklin Delano Roosevelt de haber preparado un tenebroso plan de dominio mundial junto con Iosif Stalin, y denunciando toda la intriga económica que motivó el ataque a Pearl Harbor por parte de los japoneses.

En 1946 creó el sello editorial NOS con el que empezó a actuar como editor. Por esas fechas entró en contacto con diversas redes de combate contra el comunismo, con disidentes y exiliados soviéticos, y con agentes de inteligencia de varios países.

Fruto de todo ello sería el libro Sinfonía en rojo mayor de 1950. Esta obra fue atribuida al médico polaco José Landowsky, y contiene el testimonio de un hombre dedicado a torturar opositores al régimen stalinista. El escrito, que fue presentado como un manuscrito hallado por un hombre de la División Azul en Rusia, en realidad es una recopilación de relatos sobre la brutalidad de los soviéticos denunciada por disidentes como Christian Rakovsky y otros.

Cruzado anticomunista

En 1952 se reincorporaría a la policía franquista, permaneciendo allí hasta su jubilación en 1958. Fue instructor de la Brigada Político-Social en materia de lucha antisubversiva.

Durante los últimos treinta años de su vida, Carlavilla se convirtió en un apóstol internacional del anticomunismo. Salvada España del peligro rojo gracias al franquismo, el autor se posicionó como un experto sovietólogo al servicio del gobierno de su país y como un promotor del combate intelectual antisubversivo en el mundo de habla hispana. Por ese motivo sus obras, a diferencia de las cuatro primeras que produjo, ya no estuvieron tan centradas en la situación española y pasaron más bien a abordar otros temas más amplios.

Escribió biografías sobre los jerarcas soviéticos Lavrenti Beria, Georgi Malenkov y Nikita Kruschev, un texto sobre la relación entre el satanismo y la masonería, un estudio sobre Karl Marx, un comentario crítico sobre la Conferencia de Yalta, una crónica sobre el reinado de Alfonso XIII, una investigación sobre la filiación masónica de la rama española de la Casa de Borbón, y un aclamado ensayo en el que vincula a la sodomía con la subversión política.

Como editor procuró introducir al público español a obras de desertores de la URSS como así también de izquierdistas críticos con el régimen soviético: de ese modo publicó libros de Walter Krivitsky, Georgi Agabekov, Viktor Kravchenko y la biografía sobre Stalin escrita por León Trotsky, como también Yo y Moscú de Indalecio Prieto, Yo escogí la esclavitud de Valentín González, Yo fui un ministro de Stalin en España de Jesús Hernández Tomás y parte de la correspondencia de Francisco Largo Caballero. Por vía de NOS además difundió obras antijudías de Arthur Rogers y antimasónicas de León Meurin, una traducción al español de los Protocolos de los Sabios de Sión, una edición refutada de Masonería española de Miguel Morayta, y una versión del curioso libro neerlandés De geldbronnen van het Nationaal-Socialisme, en el que un tal Sydney Warburg acusa a Hitler de haber recibido fondos provenientes de la banca judía para consolidar su ascenso al poder y generar un tapón de contención ante la URSS.

Carlavilla fue cercano a Eduardo Comín Colomer, Patricio González de Canales, Mariano Sánchez Covisa, Joaquín Pérez Madrigal y José Luis Jerez Riesco a quienes publicó como editor y/o acompañó en sus proyectos políticos.

Bibliografía

  • El comunismo en España, Cinco años en el partido. Madrid: Imprenta Sáez Hermanos, 1931.
  • El enemigo: marxismo, anarquismo, masonería. Madrid: Imprenta Sáez Hermanos, 1934.
  • Asesinos de España. Madrid: Edición Bergua, 1935.
  • Técnica del Komintern en España. Badajoz: Gráfica Corporativa, 1937.
  • Sinfonía en rojo mayor. Madrid: NOS, 1950.
  • Guerra. Madrid: NOS, 1952.
  • En torno al XIX Congreso del Partido Comunista de la U.R.S.S. Madrid: Centro Oficial para Personalidades, 1953.
  • Beria. Madrid: Centro Oficial para Personalidades, 1953.
  • Malenkov. Biografía política y psico-sexual. Madrid: NOS, 1954.
  • Pearl Harbor, traición de Roosevelt. Madrid: NOS, 1954.
  • Moscú hoy. Barcelona: AHR, 1955.
  • Notas y comentarios sobre Yalta (dos tomos). Barcelona: AHR, 1955.
  • Sodomitas. Madrid: NOS, 1956.
  • El Rey: radiografía del reinado de Alfonso XIII. Madrid: NOS, 1956.
  • Bolsa negra. Madrid: NOS, 1956.
  • Satanismo. Madrid : NOS, 1957.
  • Kruschev. Madrid: NOS, 1958.
  • Anti-España 1959. Madrid: NOS, 1959.
  • Borbones Masones. Barcelona: Acervo, 1967.
  • Marx, ese desconocido. Barcelona: Acervo, 1972.

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