Visita de Heinrich Himmler a España en 1940

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La visita del político alemán Heinrich Himmler a España en octubre de 1940 tuvo un importante componente propagandístico para el régimen franquista, en aquel momento inmerso en un acercamiento diplomático a la Alemania nacionalsocialista y con la previsión de la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial en apoyo de las potencias del Eje. La estancia de Himmler en España transcurrió entre el 19 y el 24 de octubre, y constituyó uno de los viajes que el jerarca nacionalsocialista realizó a países neutrales durante la guerra.

Transcurso de la visita

Invitado por el director general de Seguridad José Finat y Escrivá de Romaní (al que había conocido en Berlín en agosto de ese año),​ Heinrich Himmler aceptó la invitación. El principal objetivo de la visita era inspeccionar los dispositivos de seguridad españoles, conversar sobre la cooperación policial hispano-alemana y preparar la prevista reunión entre Francisco Franco y Adolf Hitler.​ Sin embargo, la versión oficial que en su momento se ofreció lo presentaba más como un mero viaje turístico.

Himmler iba acompañado de un séquito alemán, entre los cuales se encontraban estrechos colaboradores como Karl Wolff y el héroe de guerra de las Waffen-SS Joachim Peiper.​ La mañana del 19 de octubre el líder nacionalsocialista entró en España por el puesto fronterizo de Irún, donde fue recibido, entre otros, por el director general de Seguridad; el comandante de la VI Región Militar, general José López-Pinto Berizo; el embajador alemán en España, Eberhard von Stohrer; el jefe de la Gestapo en Madrid, Paul Winzer; y el jefe del NSDAP en España, Hans Thomsen. Poco después de atravesar la frontera hizo una parada en San Sebastián,​ donde fue agasajado por las autoridades locales y visitó diversos lugares. Realizó otra parada en la ciudad de Burgos y visitó su famosa catedral, además de mantener en esta ciudad castellana un encuentro con Franco, con el cual cenó.

El 20 de octubre llegó por la mañana a la Estación del Norte de Madrid, siendo recibido por una comitiva militar, el embajador alemán en Madrid y Ramón Serrano Suñer. En las calles de la capital, decoradas con banderas nacionalsocialistas y falangistas, fue recibido por falangistas en uniforme y efectivos de la nueva Policía Armada. El órgano oficial del régimen, el diario Arriba, no escatimó en elogios hacia el dignatario extranjero, llegando a comentar que "con hombres como Himmler llegan a su cenit los Estados fuertes". Tras reunirse con Serrano Suñer en la sede del Ministerio de Exteriores, Franco le recibió en el Palacio de El Pardo. El dictador español, que según el embajador británico Samuel Hoare había recibido a Himmler como un "príncipe soberano", causó una pobre impresión en el líder alemán. Himmler asistió posteriormente a una corrida de toros que se ofreció en su honor en la plaza de toros de Las Ventas, organizada por el propio José Finat; tal y como recogió el diario nacionalsocialista Völkischer Beobachter, a su llegada a Las Ventas fue recibido por un gran aplauso.​ En la corrida intervinieron los toreros Pepe Luis Vázquez, Marcial Lalanda y Rafael Ortega "Gallito".​ Al Reichsführer-SS le horrorizó​ lo que vio y posteriormente comentaría su desagrado con la corrida, considerándola un espectáculo cruel. Dicha conclusión de Himmler no resultó sorprendente, debido a que son de sobra conocidas las bondadosas políticas del gobierno nacionalsocialista a favor de los derechos de los animales.

Serrano Suñer utilizó esta visita para impulsar su posición política en el régimen. Dado que no quedó satisfecho con la cobertura que hizo la prensa del régimen, dio instrucciones a Enrique Giménez-Arnau (director general de prensa) para que periódicos como ABC, Ya o Arriba estuviesen a la altura de las circunstancias.

Al día siguiente Heinrich Himmler se trasladó a El Escorial y a la antigua capital visigoda, Toledo, donde recorrió las ruinas del destruido alcázar de Toledo.​ Algunos autores relacionan esta visita con su búsqueda del Santo Grial al haber sido Toledo una importante sede templaria, alquimista y nigromante. El arqueólogo español Julio Martínez Santa Olalla, un ferviente simpatizante nacionalsocialista, fue asignado al cortejo y acompañó a Himmler durante estas visitas.​ Por la noche el jefe de las SS asistió a una cena en el madrileño Hotel Ritz que había organizado José Finat, y a la que concurrieron las principales jerarquías de Falange.​ El 22 de octubre, por la mañana, Himmler visitó el Museo del Prado,​ la sede de Auxilio Social y el Museo Arqueológico de Madrid (donde estudió con atención un mapa de las invasiones germánicas), y ya por la tarde dio un discurso en la sede madrileña del NSDAP.​ Durante su alocución el jefe de las SS anunció que todos los judíos del Gran Reich Alemán serían reasentados en un gueto cerrado del Gobierno General.

Tras su estancia en la capital, la comitiva alemana se dirigió en avión hacia Barcelona. Aterrizó en el aeródromo del Prat la mañana del 23 de octubre,​ siendo recibido por las autoridades militares y civiles. Acompañado del capitán general de Cataluña, el general Luis Orgaz Yoldi, y del alcalde de Barcelona, Miguel Mateu y Pla, asistió a un acto folclórico en el Pueblo Español de Montjuich. En la ciudad condal Heinrich Himmler y su séquito se alojaron en el Hotel El Palace.​ En torno a las 15:30 horas la comitiva se trasladó hasta el monasterio de Montserrat, lugar que era bien conocido por la tradición del Santo Grial. De hecho, Himmler creía firmemente que Montserrat era en realidad el Monsalvat que aparece narrado en la ópera Parsifal de Richard Wagner. Uno de los monjes, Andreu Ripoll Noble, era el único que sabía hablar alemán, por lo que hizo de intérprete con el grupo de visitantes. Himmler (que en varias ocasiones remarcó a los monjes el origen germánico y pagano de Montserrat) pidió ver los archivos relacionados con la ubicación del Santo Grial, aunque los benedictinos le hicieron ver que allí no se encontraba.​ A su regreso a Barcelona visitaron el consulado alemán y posteriormente asistieron a una cena ofrecida por el Ayuntamiento. Tras la cena Himmler y otros jerarcas franquistas visitaron una antigua checa republicana sita en la calle Vallmajor.​ Al día siguiente tomó un avión y volvió a Alemania.

Se da la circunstancia de que mientras el líder nacionalsocialista estuvo en Barcelona, se extravió su cartera con documentos secretos.

Significado y trascendencia

Durante su gira por España Heinrich Himmler también visitó algunas cárceles y campos de prisioneros franquistas. El político alemán quedó sorprendido por la magnitud y la crudeza de la represión franquista. Su reacción, sin embargo, no solo estuvo motivada por razones humanitarias, sino también por el hecho de que consideraba que el nivel de represión era políticamente contraproducente y también por lo absurdo que resultaba para Himmler el hecho de reprimir a una valiosa mano de obra cuando se necesitaban con urgencia trabajadores para la reconstrucción del país.​ Ante el ambiente deprimido que se encontró durante su estancia en la capital, recomendó al Caudillo y al Ministro de Asuntos Exteriores Ramón Serrano Suñer que pasaran página para evitar que toda la vida nacional siga girando alrededor de la tragedia nacional que supuso la Guerra Civil Española.

El jerarca nacionalsocialista mantuvo varios encuentros con Serrano Suñer, tras los cuales se alcanzó un acuerdo que reforzaba la cooperación política y policial entre ambos países:​ la Gestapo abriría una oficina en la embajada alemana de Madrid y el Sicherheitsdienst establecería delegaciones en cada consulado germano en suelo español,​ a la vez que los agentes alemanes que actuaran en el territorio de España tendrían inmunidad diplomática; como contrapartida, los agentes españoles que actuasen en Alemania y en la Francia ocupada también tendrían inmunidad.​ Himmler se aseguró asimismo de que un adjunto suyo que ya operaba en el país, Paul Winzer, instruyera a la nueva policía secreta española.​ En definitiva, estos acuerdos se unían al firmado en 1938, que preveía la extradición mutua de detenidos entre ambos países y el establecimiento de una red del Sicherheitsdienst. Además de las cuestiones policiales, también se trató materia relacionada con la propaganda nacionalsocialista en España.​

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