Discriminación positiva

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Tabla de la National Longitudinal Survey of Youth que muestra los ingresos medios por año de las mujeres judías, negras, hispanohablantes y blancas con un cociente intelectual entre 90 y 97. Se observa que las judías y negras son las más favorecidas y las hispanohablantes y blancas (éste último grupo que no es minoría en Estados Unidos) las más perjudicadas.

La "discriminación positiva" o "acción afirmativa" es un eufemismo del marxismo cultural para otorgar privilegios a minoría en perjuicio de la mayoría. Dichos privilegios incluyen el acceso o distribución de bienes, recursos o servicios, a un determinado grupo social, étnico, minoritario.

Por ejemplo, se benefician de ella los inmigrantes, en perjuicio del resto de la población autóctona (casi siempre población de raza blanca), bajo el argumento de "mejorar la calidad de vida de grupos que se alegan como "desfavorecidos", y compensarlos por presuntos prejuicios o discriminación de la que fueron víctimas en el pasado". Por ello también se identifica con el concepto de racismo inverso, aunque éste más bien es usado como forma de negacionismo de la discriminación antiblanca.

La discriminación positiva tiene como resultado el decrecimiento del nivel de educación y del ingreso económico de las familias blancas y, por consecuencia, la disminución de la población blanca, siendo un factor importante del genocidio blanco.

Descripción

Los términos "discriminación positiva" y "acción afirmativa" son eufemismos para disfrazar una discriminación contra la población autóctona y en general su verdadero propósito es dar legalidad al racismo antiblanco. Al ser legal la discriminación positiva, no es llamada racismo por ninguna de las instituciones involucradas en el etiquetado social. Este racismo antiblanco no consta como racismo, pero lo es[1]. Lo real es que la discriminación positiva en función de la raza o de la etnia entra en contradicción con los fundamentos de sociedades dotadas de regímenes político-jurídicos que se dicen respetuosos del principio de igualdad y de no discriminación de las personas en función de la raza o la etnia a la que pertenezcan. Hay quién niega que la discriminación positiva es una práctica racista, pero hay que ser muy estúpido, o estar muy dominado por la endofobia, o tener intereses concretos en la práctica de la discriminación positiva (bien como beneficiario directo, bien como agente intermediario, destacando aquí la amplitud de las subvenciones a lobbies involucrados en la discriminación positiva), para no comprender o admitir que, dado que mediante esta política lo que se reparten son recursos (bienes y servicios entendidos en sentido amplio), y que dado que los recursos son limitados, toda discriminación positiva a favor de un grupo racial o étnico concreto conlleva necesariamente una discriminación negativa contra otro, que en la mayoría de los estados que aplican la llamada discriminación positiva es contra la gente de raza blanca. Y si bien este tipo de discriminación afecta gravemente a las mujeres blancas, es aún más discriminatorio con los hombres blancos heterosexuales.

Este tipo de discriminación se impone en las sociedades "democráticas" en nombre de los derechos civiles, a pesar de que consisten precisamente en una violación de los mismos. En la discriminación positiva, la adquisición de empleos, promociones laborales, escolares, o admisiones universitarias no se basa en las aptitudes, capacidades o conocimientos de los aspirantes, sino sólo en el grupo social al que pertenece no importando su nivel de cualificación o aptitud, lo cual evidentemente representa una tremenda injusticia, sobre todo si el grupo afectado representa a la mayoría de la población.

La discriminación "positiva" es injusta en sí misma, no alcanza los objetivos propuestos y tiene efectos colaterales indeseables. Además, también hay quienes opinan que por muy positiva que sea no deja de ser discriminación, ya que siempre alguien resultará discriminado por la reparación de una supuesta "injusticia histórica" de la que no se beneficia y de la que no es responsable. Aunque estas "injusticias históricas" hayan sido reales, no justifican las injusticias que genera la discriminación positiva, reduciéndose el asunto simplemente a una acción de venganza.

El U.S. Department of Labor estudió a 155.000 familias para obtener una muestra representativa por grupo étnico, cociente intelectual (IQ), ingresos y educación.[2] El estudio del NLSY incluía el AQFT IQ Test como medidor de inteligencia y habilidad. Los medios afirman que las minorías talentosas se ven limitadas en sus éxitos debido al racismo, sin embargo en estos estudios se puede comprobar cómo grupos de blancos, negros, judíos e hispanohablantes con la misma inteligencia y aptitud, son sometidos a una selección y discriminación en base a su grupo étnico, en la que generalmente los más perjudicados resultan los blancos que representan la mayoría de la población de Estados Unidos (67%), mientras que los más beneficiados son los judíos que representan tan sólo el 2% de la población y los negros que son el 15%. Esto también desmiente el mito de que los judíos tienen los puestos más importantes y controlan los medios y Hollywood "porque son más capaces", en realidad estos hechos se deben a la preferencia, influencias y apoyo que se dan entre ellos. Las empresas incluso reciben bonificaciones al aplicar la discriminación positiva contra los blancos, los ejecutivos judíos del New York Times como Michael Golden reciben 5% de bonificación por discriminar a la gente blanca. Por ello no es de extrañar que existan judíos como Tim Wise (quien se hizo pasar durante un tiempo como miembro de la comunidad blanca), interesados en defender la discriminación "positiva", alegando supuestos "privilegios blancos" justamente con el fin de mantener los privilegios de los judios, y privando a los euroamericanos de sus derechos socioeconómicos.

A pesar de que el sentido común puede observar y dar fe de que estos programas (autodenominados "antirracistas") de preferencias y privilegios en base a la raza, son racistas en sí mismos, los que se oponen a ellos son, fuera de toda lógica, tachados justamente como "racistas" por el sistema, los medios y los agentes inconscientes que les son útiles[3]. Eso fue lo que le ocurrió al defensor de los derechos de los blancos, Dr. David Duke durante su servicio en la Casa de los Representantes, cuando escribió la única legislación anti-discriminación positiva que ha sido aprobada por un cuerpo legislativo de Estados Unidos, pero que fue abortada más tarde en el Senado. Este proyecto de ley prohibía específicamente cualquier política que discriminara o diera preferencias a individuos en base a su raza, y abogaba por que el criterio de contrataciones, ascensos, becas, admisiones universitarias se basara en las aptitudes y capacidades. No obstante, dicho proyecto de ley fue tildado de "racista".[4]

A su vez, en la sociedad "anglosajona", pueden existir escuelas exclusivas para negros, becas exclusivas para una "minoría" determinada[5][6][7], a las cuales los blancos naturalmente no pueden acceder, pero no existen escuelas o becas sólo para blancos, si las hubiera, sería "racismo". Evidentemente la "igualdad" en una sociedad que se autoproclama "igualitaria", es sólo una palabra hueca. De esta manera, de acuerdo con las reglas del sistema, "los derechos de cualquier etnia no-blanca son derechos: los derechos de los blancos son privilegios".

En España, el PSOE impulsó la discriminación positiva dando preferencia a los inmigrantes frente a los autóctonos españoles en el acceso a las plazas de los centros educativos en Extremadura, este programa que perjudica a los españoles autóctonos es sostenido con fondos públicos, es decir, con impuestos de los mismos españoles autóctonos.[8][9]

Referencias

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