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Jim Jones
James Warren Jones (Indiana, Estados Unidos, 13 de mayo de 1931 – Guyana, 18 de noviembre de 1978), más conocido como Jim Jones, fue un estadounidense que fundó la secta apocalíptica Templo del Pueblo en el año 1953. Su ideología combina el protestantismo con doctrinas comunistas y anticapitalistas, instando a sus seguidores a crear una comunidad autoexcluida del resto de la sociedad.
Durante la década de 1960, al tiempo que dirigía obras de beneficencia en favor de drogadictos y personas sin hogar y apoyaba el movimiento de derechos civiles en favor de la población negra, Jones entró en pugna con otras denominaciones religiosas protestantes debido a su abierta filiación comunista, al punto de rechazar la Biblia y proclamar que él mismo era una divinidad al mismo nivel que Jesucristo.
Se cree que Jones y sus seguidores cometieron suicidio masivo en la granja de la secta al noroeste de Guyana, el 18 de noviembre de 1978. Después del asesinato de varios miembros de una delegación enviada desde los EE.UU. para comprobar el estado de los integrantes de la secta, su líder habría ordenado el suicidio colectivo, temiendo por las consecuencias sus crímenes. Algunos de los cadáveres presentaban señales de haber sido ejecutados, mientras que en otros, la causa de la muerte fue debido a la ingestión de veneno. El líder y autoproclamado profeta de Dios, fue hallado con un tiro de escopeta en la cabeza, entre otros 913 individuos, incluyendo unos 270 niños.
La masacre de Jonestown
La costa noreste de Sudamérica fue el lugar que eligió el líder del Templo del Pueblo para establecerse con sus seguidores. Había decidido dejar California porque estaba convencido de que una guerra nuclear era inevitable. Estaba convencido de que la remota Guyana quedaría a salvo de la hecatombe. Allí fundó Jonestown (Pueblo Jones), una granja de 140 hectáreas habitada por una comunidad multicultural y multirracial. Entre sus fieles había un 70% de negros y un 25% de blancos. El resto eran mulatos, mestizos, y asiáticos. Seguían pautas socialistas y de "armonía racial". Al menos ese era el credo que predicaba Jones, un evangélico pentecostal que leía a Marx y exhibía la Biblia como un arma de lucha.
Jones, quien hacía tiempo que había creado una atmósfera de miedo y permanente amenaza externa, empezó a difundir entre sus adeptos la inminencia del "fin del mundo" sosteniendo que el Apocalipsis era un evento cercano y que el Anticristo estaba encarnado en el capitalismo que ansiaba destruir la congregación.
La masacre ocurrió horas después de que el senador norteamericano Leo Ryan, tres periodistas y un desertor de la secta fueron asesinados a tiros en una emboscada tendida en la cercana pista de aterrizazaje de Puerto Kaituma. En el ataque de los guardias de Jones quedaron once heridos. Entre ellos el diplomático norteamericano Richard Dwyer, de la Embajada de Estados Unidos en Guyana. Ryan y sus acompañantes que habían llegado unas horas antes. Su objetivo: investigar supuestos malos tratos que recibían algunos miembros de la secta. Nada hacía prever la masacre cuando bajaron del avión: Jones recibió a la delegación con un espectáculo musical. Pero las fotografías que sacó uno de los periodistas que después fue asesinado ya muestran su cara de extraviado, su sonrisa demencial. Uno de los asesores que acompañó a Ryan dijo: "La tragedia comenzó cuando mucha gente quiso irse con nosotros. Jones envió hombres armados para que no pudiéramos llegar al avión. La orden era matarnos a todos. No sé si dejaron de disparar porque creyeron que estábamos todos muertos o por que se les acabaron las balas."
Según los expertos que estudiaron el caso durante años, Jones se dio cuenta de que había llegado a una situación sin salida. Por eso decidió apelar al "suicidio revolucionario", como él lo llamaba. Explicó a sus seguidores que la secta había sido destruida y que era preferible matarse antes de seguir viviendo y tener que soportar lo que vendría después. Les aseguró que de todos modos se encontrarían en otra vida, después de la reencarnación. Algunos tomaron el veneno voluntariamente; otros fueron obligados a hacerlo. Un periodista que sobrevivió al ataque de los guardias de Jones, Charles Krause, contó: "Ellos mandaron hombres armados para matarnos. Asesinaron a Ryan y a otras cuatro personas, hirieron a unas nueve o diez. Pero su blanco principal era Ryan." Cuando se le preguntó si lo sucedido en Guyana era suicidio colectivo o asesinato en masa, Krause respondió:
Jones entregaba el veneno a cada uno mientras decía: "No griten y mueran con dignidad. Les veré en otra vida, hermanos. Hagan tomar a sus hijos primero. Por fin hemos conseguido la paz."
Jones fue hallado con un balazo en la cabeza. Pero aún se discute si fue asesinado o se suicidó. La psicóloga Margaret Singer, de la Universidad de California, estudió el perfil de psicópata de Jones y también investigó sobre la relación que el reverendo había establecido con sus fieles. El tenía el control sobre la información, sobre sus cuerpos y sobre sus mentes, sobre su vida entera. El los engañaba y los manipulaba, y al final mató a cientos de personas, muchas de las cuales se negaron a obedecerle.