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Luis María de Pablo Pardo
Hombre perteneciente al nacionalismo católico, su antiperonismo lo motivó a colaborar activamente con gente que no compartía sus posicionamientos ideológicos con el único propósito de evitar que Juan Domingo Perón o sus seguidores retornasen al poder.
Sumario
Militancia nacionalista
De Pablo Pardo se formó como abogado en la Universidad de Buenos Aires.
Militó desde 1932 en las filas de la Legión Cívica Argentina, antes de incorporarse a la Unión Nacional Corporativa Argentina en 1936. Fue también colaborador del diario Crisol -que dirigía el periodista Enrique P. Osés-, de la revista Nueva Política -que había creado el jurisconsulto Marcelo Sánchez Sorondo-, y de las publicaciones del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas.
Estuvo presente en el Congreso de la Recuperación Nacional realizado a principios de 1943, y más tarde ese año recibió con entusiasmo a la Revolución del GOU. Luego de haber participado del equipo de intervención de David Uriburu que gobernó la provincia de Corrientes entre 1944 y 1945, se incorporó al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
Opositor al peronismo
De Pablo Pardo fue becado para hacer estudios de posgrado en la Universidad de Georgetown, una institución controlada por los jesuitas y ubicada en la ciudad de Washington D. C. Estando allí, en 1947, el cuerpo diplomático argentino lo sumó como miembro, con el propósito de asignarle la cobertura del puesto de agregado cultural de la Embajada Argentina en EEUU. Al regresar al país ingresó como docente en la UBA.
Descontento con la situación de la Argentina bajo el mando de Perón, se unió a las fuerzas militares que conspiraban contra el presidente. Por ese motivo participó del fallido alzamiento que comandó el general Benjamín Menéndez en 1951, lo que le costó no sólo su expulsión del cuerpo diplomático y del sistema universitario, sino también un periodo de varios años en prisión.
Al recuperar la libertad, de Pablo Pardo retomó sus actividades conspirativas en contra del gobierno de Perón. A comienzos de 1955 tomó contacto con el General León J. Bengoa para exhortarlo a dar un golpe de Estado. Posteriormente se involucraría en la organización del bombardeo que elementos de la Armada Argentina realizaron contra militantes peronistas en junio de 1955, lo que lo obligó a partir hacia el exilio para no ser nuevamente encarcelado. Vivió en Uruguay y Brasil, hasta que regresó al país después de consumado el derrocamiento de Perón.
Clemente Villada Achával, el asesor más cercano al presidente Eduardo Lonardi, lo promovió para ocupar el puesto de titular del Ministerio del Interior. De Pablo Pardo asumió la conducción ministerial el 12 de noviembre de 1955, desplazando a Eduardo Busso. Ese nombramiento detonó la crisis del régimen de la Revolución Libertadora, pues enfadó a la facción liberal mayoritaria que se negaba a hacerle más concesiones a los nacionalistas. Al día siguiente de haber asumido como ministro, de Pablo Pardo fue obligado a dimitir junto al presidente Lonardi y a otros funcionarios que provenían de las filas del movimiento nacional.
Entrismo nacionalista
De Pablo Pardo fue cercano a Mario Amadeo, un líder nacionalista que había planteado la posibilidad de colaborar con el presidente Arturo Frondizi para incentivar a la Argentina a adoptar una política internacional que evitase que el país deviniese víctima de los bandos que disputaban la Guerra Fría. Ello le permitió reincorporarse al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto como asesor.
Asociado al Centro de Estudios Estratégicos de la Armada Argentina, pronto se convirtió en una suerte de vocero de las ideas de ese sector de las Fuerzas Armadas, el cual concentraba a la mayor cantidad de militares antiperonistas.
En 1960 el presidente lo nombró Embajador de Argentina en Chile, cargo que ocupó hasta 1961.
De Pablo Pardo fue miembro del Ateneo de la República, un think tank en el que convergían nacionalistas y conservadores. También fue parte del plantel docente de la Universidad Católica Argentina.
En 1966 se manifestó a favor de la Revolución Argentina, lo que le permitió retornar al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. En junio de 1970, después de que el presidente Juan Carlos Onganía fuese sustituido por Roberto Marcelo Levingston, se convirtió en el titular de aquel ministerio.
Giro liberal
Cuando Alejandro Agustín Lanusse asumió la presidencia de la Argentina en marzo de 1971, de Pablo Pardo conservó su puesto. El abogado decidió apoyar las maniobras políticas y diplomáticas de un mandatario que prometía que bloquearía el retorno al poder del peronismo. Por esa causa de Pablo Pardo terminaría siendo cómplice, entre otras cosas, del reconocimiento de la Argentina a la República Popular China (régimen al que había criticado duramente al prologar en 1963 una edición de La guerra de guerrillas de Mao Tse Tung que publicase la editorial Huemul), y del acuerdo argentino-chileno para que la monarquía británica actúe como árbitro ante los conflictos limítrofes existentes entre ambos países (algo que fue organizado sólo para que Lanusse pudiera mostrarse al lado de Salvador Allende y demostrar que su gobierno era de corte progresista).
De todos modos de Pablo Pardo renunció a su puesto en el gabinete de Lanusse cuando el presidente, en otra audaz pero fútil movida política, convocó a Perón a retornar de su exilio para negociar la restauración de la partidocracia.
Posteriormente volvería a la vida pública, siendo nombrado Embajador de Argentina en Suiza en 1976 por el presidente Jorge Rafael Videla. Se desempeñó en ese puesto hasta 1979. Durante ese periodo colaboró con José Alfredo Martínez de Hoz en la estatización de la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad, ayudando al corrupto ministro a cometer un descomunal fraude de sobrefacturación.
En 1982 criticó la decisión del gobierno de recuperar a las Islas Malvinas a través de las armas, ya que consideraba que, si se hubiese ejercido la presión diplomática adecuada, el Reino Unido se hubiese visto obligado a abandonar el territorio antes de que el siglo concluyese, cumpliendo de ese modo con sus compromisos ante la ONU sobre la descolonización.
De Pablo Pardo participó de la creación del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, y fue miembro de la International Law Association y de la American Society of International Law entre otras entidades. Colaboró también con la Fundación Navarro Viola, una organización destinada a apoyar proyectos de educación popular y medicina social.