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Crisol
Origen
El diario fue creado en febrero de 1932 por iniciativa del sacerdote católico Alberto Molas Terán, quien fue asistido inicialmente por sus colegas Amancio González Paz y Julio Meinvielle. Frente a la cautela con la que la Iglesia Católica se posicionaba ante el nacionalismo, el plan de los sacerdotes era generar un medio de comunicación que mostrase que había una relación de retroalimentación entre nacionalistas y católicos.
En sus orígenes, Crisol estuvo muy apegado a la Acción Católica, intentando ganar adeptos para la organización que debía funcionar como instrumento de participación social y política del católico argentino. Sin embargo, tras el inesperado fallecimiento de Molas Terán a pocos meses de haberse lanzado la publicación, Enrique P. Osés asumió la dirección y le impuso un estilo diferente, avalado por el propietario del periódico, don Segundo Molas Terán.
Temas
Osés nunca se alejó de la ortodoxia católica, pero si trabajó incansablemente por definir al nacionalismo argentino. El discurso de Crisol partía de la constatación de la existencia de un pueblo deicida, cuyos líderes -los hombres más viles de entre ellos- se han organizado para dominar al mundo. Para ello estos sabios de Sion han alentado la creación de la masonería, la cual ha instrumentado al liberalismo y al comunismo para seducir a las masas y extraviarlas en el materialismo, volviéndolas por ende más fácil de manipular y dominar. A raíz de esto la publicación no tuvo temor de discutir la Cuestión Judía. Proponían la instauración de un régimen de gobierno vertical, que con la fuerzas de las armas mantuviera controlada a la peste roja que intentaba envenenar al país y que a su vez colaborase en el advenimiento del Reinado Social de Cristo.
El periódico fue muy crítico con los gobiernos conservadores de la Década Infame, a los que acusó de ser corruptos y entreguistas. A causa de ello, Osés sufrió persecusión política.
Otro tema que abordó Crisol fue la denuncia del abandono gubernamental hacia la Patagonia, lo que había permitido que muchos judíos se instalasen en la región y se asociasen con británicos y chilenos en su tarea de extirparle el territorio a los argentinos. Aliado con diarios provincianos como El Territorio de Neuquén o La Cruz del Sur de Río Negro, Osés expuso los permanentes atentados a la soberanía nacional que impulsaban empresarios y funcionarios locales, y lamentó que el país no se comprometiese seriamente a explotar una enorme fuente de recursos naturales que transformaría a la economía nacional. Crisol llegó también a defender a los pueblos indígenas de la zona, advirtiendo que si el gobierno no se ocupaba de argentinizarlos como corresponde, entonces los extranjeros lo harían.
En materia de política internacional el diario dedicó mucho espacio a informar sobre lo que sucedía en Italia y Alemania, considerando a ambos países verdaderos ejemplos de gobierno nacional y popular. La Guerra Civil Española fue seguida con mucho interés, pues encarnaba abiertamente a la lucha entre los defensores del orden occidental contra los bárbaros modernos (Osés fue miembro de la rama argentina de la organización Socorro Blanco).
Debido a que el diario recibió auspicios de empresas alemanas coordinadas a través de la Oficina de Fomento del Comercio Alemán, los detractores del nacionalismo acusaron a Osés de ser un "nazifascista".
Colaboradores
Muchas plumas pasaron por las páginas de Crisol, entre las que se destacan las de Nimio de Anquín, Alejandro Bunge, Fermín Chávez, Luis María de Pablo Pardo, Alberto Ezcurra Medrano, Manuel Gálvez, Fernando García Della Costa, Guido Glave, Bruno Cayetano Jacovella, Juan Carlos Moreno, Teótimo Otero Oliva, Juan Oscar Ponferrada, Juan Queraltó, Juan P. Ramos, Emilio Samyn Ducó, Juan Benjamín Terán, Alfredo Villegas Oromí, Lisardo Zía, Benito Agulleiro, Alberto Casal Castel, Eduardo S. Castilla, Walter Degreff, Juan Carlos García Santillán, Fermín Mares, Ricardo Onetto, Carlos M. Quinodoz y Antonio H. Varela.
También fue en este diario donde se publicaron muchos de los textos del historiador revisionista Edgard Pierotti, los cuales en 1943 serían la base de su famoso Cursillo de Historia Argentina, manual con el que una generación estudió en las escuelas.
Amigos de Crisol
Osés, en 1936, creó la organización Amigos de Crisol para pasar de las palabras a los hechos. Su objetivo era unificar los esfuerzos nacionalistas a lo largo y ancho de la Argentina, a fin de contribuir con la formación y consolidación de un movimiento masivo.
Gracias a esta iniciativa Osés viajó a través de la geografía argentina, dando conferencias sobre política y economía.
La asociación también promovió a artistas argentinos, como fue el caso del recitador gauchesco Ernesto Ochoa, quien, auspiciado por los Amigos de Crisol, hizo en 1940 una célebre gira por la Patagonia para difundir el folklore nacional.