Amancio González Paz

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Amancio González Paz (12 de agosto de 1899, Santiago del Estero, Argentina - 5 de septiembre de 1974, Buenos Aires, Argentina) fue un sacerdote católico argentino. Desde su puesto de capellán del Ejército Argentino se convirtió en un importante difusor del nacionalismo católico entre los militares de su país.

Formador de militares nacionalistas cristianos

González Paz ingresó a las filas del Ejército Argentino en septiembre de 1930. El sacerdote -que había estado previamente incardinado en las diócesis de Tucumán y San Juan- se destacaba por su fervoroso patriotismo, su admiración por el militarismo y su convencimiento de que las fuerzas siniestras del comunismo conspiraban para apoderarse de la Argentina. Con ese perfil, Monseñor Santiago Luis Copello lo incorporó al clero castrense junto a José Bozzo, Roberto Wilkinson, José Cruz Munarriz y otros presbíteros que asumieron la misión de evangelizar a los suboficiales, quienes eran los más propensos a ser seducidos por las ideas subversivas.

Sus posiciones ideológicas lo aproximaron a los nacionalistas de la época. En 1932 acompañó a Alberto Molas Terán y a Julio Meinvielle en la creación del periódico Crisol, el cual luego pasaría a ser dirigido por el periodista Enrique P. Osés.

Concentrado en su tarea de formar militares en los valores cristianos y en las tradiciones nacionales, González Paz recorrió diversas guarniciones predicando la necesidad de que la Espada se pusiese al servicio de la Cruz. Tan encendidas eran sus palabras que sus superiores en la Iglesia Católica comenzaron, por un lado, a sospechar de que el sacerdote estaba involucrado en los movimientos conspirativos contra los gobiernos liberales de la Década Infame, mientras que por el otro lado temían que, por su falta de cercanía con el resto de la comunidad clerical, el sacerdote terminase desviándose de la obediencia al episcopado. A causa de ello González Paz fue sancionado en numerosas ocasiones, pero siempre terminó siendo defendido por los militares, quienes lo apreciaban por su entusiasmo religioso y lo admiraban por sus convicciones argentinistas -en varias ocasiones fue transferido a la Patagonia, pero aún en esos territorios su presencia despertó un gran entusiasmo entre militares y civiles gracias a su persuasiva oratoria.

Junto al fraile José Rufino Prato fue un activo promotor entre los militares del culto a Nuestra Señora de la Merced, advocación mariana a la que Manuel Belgrano nombrase Santa Patrona del Ejército Argentino.

En 1938 escribió el libro Panorama soviético, obra antisoviética similar a la que había escrito unos años antes su colega y compatriota Dionisio Napal con el título de El imperio soviético. En ese texto explica con gran claridad qué es el comunismo, por qué es catastrófico para la humanidad, cómo penetra en Occidente y cuáles son sus aliados contemporáneos. Uno de los capítulos está dedicado a explicar cómo el peligro rojo se disfraza de causas aparentemente nobles como el pacifismo (en 1935 miembros de la Legión Cívica Argentina incendiaron la sede de un comité antiguerrero en San Miguel de Tucumán, lo que generó una polémica entre González Paz y el político izquierdista Ángel Zampella, que cínicamente sostenía que los creadores de aquella entidad no eran agitadores que respondían a intereses extranjeros -como aseguraba el presbítero- sino meros adolescentes idealistas).

El sacerdote cultivaba el interés y la admiración por las expresiones folklóricas de su país, motivo por el cual fue muy amigo de investigadores como Juan Alfonso Carrizo -a quien le prologó su obra Cantares tradicionales del norte- y de artistas como Gualberto Gregorio Márquez -para quien escribió estudios preliminares a sus libros Sentir lo argentino, Con todo el lazo y Rastrillada.

Revolución de 1943

González Paz pasó la mayor parte de 1943 en el sur argentino, a muchos kilómetros de distancia de la capital del país, que fue el escenario donde se desarrolló la Revolución de los Coroneles. De todos modos no fue ajeno al movimiento, ya que conocía personalmente a muchos de sus principales protagonistas.

El sacerdote asumió el rol de apologista del nuevo régimen, lo que lo llevó a publicar el folleto La revolución y las revoluciones, donde explica que el golpe de Estado articulado por los hombres del GOU había sido no sólo un acto legítimo sino también necesario para salvar a la patria de su decadencia.

Durante la década anterior había estado exhortando a gobernadores de distintas provincias del norte argentino para que se declarasen "nacionalistas" a fin de presionar al gobierno nacional, el cual se caracterizaba por ser grotescamente vendepatria. A raíz de ello el periodista José Luis Torres le pidió en 1945 que prologue su célebre libro La década infame.

En 1946 -entusiasmado con la decisión del nuevo gobierno de mantener la enseñanza de la religión en las escuelas públicas que había decretado Pedro Pablo Ramírez por pedido de Gustavo Martínez Zuviría, José Ignacio Olmedo y Manuel Villada Achával- el sacerdote se asoció con el filósofo Jordán B. Genta y con los economistas Héctor Bernardo y Cecilio Morales para crear la Universidad Libre Argentina, institución que debía contribuir en formar una generación de jóvenes líderes católicos y nacionalistas pero que no pudo prosperar por falta de apoyos oficiales.

Últimos años

Fue el presidente Juan Domingo Perón el que pasó a González Paz a retiro, considerando que su exaltado nacionalismo podía ser nocivo en los cuarteles.

Disconforme con el desarrollo político del peronismo, el sacerdote participó de la conspiración que organizó Benjamín Menéndez en 1951, razón por la cual terminó encarcelado por varios meses.

Colaboró posteriormente con el músico Andrés Chazarreta, componiendo canciones folklóricas de inspiración cristiana y patriótica.

González Paz militó con fervor sus ideas nacionalistas hasta que lo encontró la muerte en septiembre de 1974. Fue colaborador de revistas como Dinámica Social, Azul y Blanco, Jauja y Cabildo -desde donde combatió al imperialismo internacional del dinero-, miembro del Círculo del Plata que había creado Marcelo Sánchez Sorondo en 1969, y asesor espiritual de la agrupación Cruzada Nacionalista Católica.

Fue él quien visitó a Alfredo Lorenzo Palacios en su lecho de muerte para darle la extrema unción.

Bibliografía

  • Panorama soviético. Buenos Aires: Dirección de Institutos Militares, 1938.
  • La revolución y las revoluciones. Buenos Aires: La Cruz y la Espada, 1944.
  • Fray Patricio y yo. Buenos Aires: La Cruz y la Espada, 1944.

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