Nacionalismo gallego

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Introducción

Para entender Galiza, habría que empezar por recordar aquella preciosa anécdota que contaba Castelao en SEMPRE EM GALIZA, y que me relató un buen camarada gallego, sobre el viejo gaiteiro que llevan a Madrid a tocar y le entra la morriña y pregunta a sus compañeros, "¿Y cuándo volveremos para España?".

Si, no se trata de palabras sino de ‘estar en casa’. Y el gallego no se sentía en su casa en Madrid, y quería volver a su España, como le habían contado, a su ‘Galiza’ desconocida como nombre pero sentida como ‘su casa’.

Creo necesario hablar un poco de la Nación Gallega porque es para la gran desconocida, siempre oculta tras Vascos y Catalanes, siempre lejana en su geografía y siempre difuminada por la falta de agresividad nacional, que se refugia más en el sentimiento que en lo político.

Esta falta de sentido nacional en su clase dirigente históricamente hablando tiene su origen en lo que el cronista de los Reyes Católicos, Zurita, denomina las medidas tomadas por éstos contra los díscolos gallegos, medidas que llama "Doma y Castración del reino de Galiza", y no es retórica de un escribano sino que fue estrictamente real. Esta castración deja a Galiza sin nobleza y clero propios, sin dirección autóctona, un pueblo perdido de campesinos y marineros dirigidos por extranjeros. En estas circunstancias Galiza no es capaz de generar una burguesía propia, siendo extranjera la poca que puede haber, catalana, vasca y también algo castellana, instalando las primeras fábricas en este país. Por cierto s significativo reflejar que los vascos llegados a Galiza se acaban integrando, de hecho tenemos ejemplos significativos dentro del nacionalismo galaico de vasco-gallegos, sin ir más lejos el propio Murguía es de madre vasca. Los catalanes no arraigarán y se irán.

Pues todo esto explica el menor vigor del nacionalismo gallego frente al vasco, dotado de unas clases dirigentes propias pudiendo dotar económicamente el despertar de la nación vasca. Mientras que los gallegos se encontraron con unas clases dirigentes extranjeras y hostiles, una nación humillada que se avergüenza de su propio ser.

Y sin embargo ha tenido grandes pensadores, artistas, y tiene su lengua, su sentido étnico, su identidad nacional.

Para ello hemos tomado a dos de los grandes representantes del galleguismo: Manuel de Murguía y Vicente Risco. Y como siempre, ambos son un ejemplo (uno más que el otro, pero ambos) del sentido étnico nacional que defendemos.

Manuel de Murguía (1833-1923) no es un nacionalista tal como hoy lo entendemos, es un hombre de su tiempo, ahora bien, si es clave a la hora de la génesis del nacionalismo moderno gallego cuyas tesis teóricas desarrollará Vicente Risco. Murguía es un estudioso de la identidad gallega, un romántico amante de Galiza, íntimo amigo de Eduardo Pondal, el más grande poeta que ha cantado a esta tierra. Murguía conoce la obra de Gobineau, conoce a Darwin, y por lo tanto es un hombre sabedor de las doctrinas de la nacionalidad imperantes en esa época. Es junto a Benito Vicetto el primero en clasificar a los gallegos como pertenecientes a la gran familia de los pueblos arios, algo que recogería con mas fuerza Vicente Risco, quien tras su viaje a Mitteleuropa, sobre todo por su experiencia alemana, introducirá un fuerte carácter racista en el pensamiento nacionalista gallego, la determinación de la singularidad gallega a través de nuestra específica raza (ligur-celto-germana), introduciendo términos como VOLKGEIST o escribiendo ensayos como "O sentimiento da terra na raça galega".

Vicente Risco es el nacionalismo gallego, conocedor de los románticos alemanes y de la cultura Europea, en Galiza se traduce a Spengler a través del grupo de Risco, él mismo escribe una obra sobre la decadencia de occidente que se adelanta en unos años a la spengleriana. Risco podría decirse que es un NS, pero no en el sentido militarista e imperialista que tanto gusta a algunos camaradas, sino más bgien en el sentido que le da Walter Darré en BLUT UND BODEN. Hemos de huir de esos que dan ‘certificados de ser NS’, podemos decir que el NS es una síntesis de algo que se manifiesta en cada pueblo de una forma externa distinta, pero que en su esencia mantiene unos valores comunes, incluso presentes en la propia Alemania bajo otras denominaciones, como en parte de la revolución conservadora alemana, y es ahí donde encajaría a la perfección Vicente Risco, de forma que es NS pero no una caricatura alemana trasladada a Galiza, sino la forma del pueblo gallego de ser NS.

Quizás la obra fundamental de Vicente Risco es MITTELEUROPA, que es la crónica de su viaje por el centro de Europa, ciertamente reveladora por dos cosas:

a) Que no se tiene que ser alemán para ser NS, porque en Galiza hubo contemporáneos de Hitler que de forma independiente llegaron a una semejante cosmovisión, a la vez propia de los pueblos arios.

b) Descubrir que a muchos gallegos les sucede lo mismo que al gaitero de Castelao, confunden España con Galiza, con Risco descubren la propia nacionalidad y con ello el propio ser.

De Vicente Risco se pueden comprar sus OBRAS ‘’COMPLETAS’’ que están editadas por Galaxia. Los libros que se pueden encontrar en castellano, quitando las novelas que están todas traducidas, serían:

- La historia de los judíos desde la destrucción del Templo (No está en las obras ‘’completas’’ y es muy difícil de encontrar). Existen al menos dos ediciones, una anterior a la guerra mundial y otra posterior. No se trata de un panegírico antijudío, sino de una historia objetiva del judaísmo mundial, lo cual a los ojos de los censores del Nuevo Orden lo convierte en antisemita.

- La ya mencionada MITTELEUROPA.Donde a través de su diario nos cuenta su visita a la alemania antes de la llegada del diablo.

- La biografía del diablo.

- Las Tinieblas de Occidente (Un adelanto a lo que luego sería ‘’la decadencia de Occidente’’ de Spengler)

- Teoría do nacionalismo galego, del que hablaremos más adelante.

- El problema político de Galiza (Obra bastante suave en castellano)

Ahora bien, existe un libro titulado ‘’LERIA’’ sólo en gallego y que está recogido en las obras ‘’completas’’, pero que es de gran interés para comprender el nacionalismo revolucionario y racial de Risco. Esta obra recoge una serie de ensayos de Vicente Risco del máximo interés como los titulados ‘’O sentimiento de terra na raça galega’’ o ‘’Karma’’ o algún otro dedicado al ROMANTICISMO.

El nacionalismo gallego

De la misma forma que en Cataluña para comprender el catalanismo primero hay que comprender el romanticismo catalán y su ‘renacimiento’, deberíamos hacer lo mismo con la Nación Gallega.

Hacer una retrospectiva que dé una idea general sobre los orígenes y posterior desarrollo del mismo, haciendo mención breve de las personas más destacadas, en definitiva una breve historia del nacionalismo gallego, y cuando digo nacionalismo originario, debemos referirnos a lo que nosotros llamamos de ‘’derecha nacional’’ más o menos ‘’nazificado’’ consciente o inconscientemente. En Galiza, este nacionalismo en su expresión política pública se muere en 1936, y hay que decir que estaba fuertemente emparentado con los movimientos análogos de la época en Euskalerria y Catalunya. Seguramente esta unión era más intensa con los catalanes, por lo menos a nivel de contactos (ya provenientes de la época de Murguía), aunque ideológicamente, y sobre todo en la concepción racial de la nacionalidad se encontraba cerca de los ideólogos de la nación vasca, como en Euskadi, una importante parte de los nacionalistas gallegos provienen del carlismo. Son precisamente los carlistas gallegos de Ourense la última expresión de ese nacionalismo de ‘’derechas’’ gallego en los años 70, cuando hacen un llamamiento de un gran pacto entre naciones soberanas de Iberia para constituir un estado confederal, muy alejado de la España borbónica constitucional y tremendamente centralista que se agacha tras ese eufemismo del estado de las autonomías.

Podemos por tanto citar a Verea en 1838 o B. Vicetto con 8 volúmenes en 1873. Estos ya empiezan a estudiar en serio l galleguismo pero sin entrar en más.

Alfredo Brañas, uno de los clásicos del tradicionalismo gallego que fue precursosr en España y sirvió para que los Catalanes se adelantasen en su nacionalismo, escribió ‘El concepto de patria’ en 1891, ya habla de nación desde su óptica tradicional, romántica y católica de Galiza.

Pero en este pequeño estudio, vamos a centrarnos en Manuel de Murguía precisamente porque es la base de un galleguismo de corte europeo desfasado y que nunca cuajó entre los gallegos.

Su historia de Galiza, 1865 a 1911 en cinco volúmenes, tiene como gran novedad la de iniciar el comprender a Galiza como nación.

"La península ibérica no constituye una entidad nacional, y lo que es más grave, se advierte así mismo que se halla desde luego dividida en grandes porciones territoriales que informan respectivamente la sangre y la tradición. El pensamiento que abrigan, les dan fisonomías propias y condiciones de verdadera nacionalidad. Hasta tal punto y con tal fuerza que cada una de las agrupaciones en que aparece entonces dividida la Península da vida a una civilización y crea una lengua, signo el más característico y declarado de toda nacionalidad legítima".

En ‘El Regionalismo’, publicado en El Eco de Galiza 1899, dice Murguía:

‘’Galiza tiene territorio perfectamente delimitado, raza, lengua distinta, historia y condiciones creadas gracias a esa misma diversidad, y por lo tanto necesidades que ella sólo mide en toda su intensidad, aspiraciones que ella sólo sabe a dónde llegan. Constituye, pues, una Nación porque tiene todos los caracteres propios de una nacionalidad’’.

Claro que es preciso aclarar cual es la noción de ‘nacionalidad’ que tiene Murguía.

En ‘El Regionalismo gallego’ dice: ‘’Según Manzini, y es la definición que aceptamos, nación es una comunidad natural de hombres que unidos en una vida común por el territorio, el origen, las costumbres y la lengua, tienen conciencia de esa comunidad’’.(esta conceincia nacional nunca se dió en el campesinado gallego, porque el campesino gallego es el más nihilista del mundo,excepto cuando sale de Galicia.

Es importante en este momento comentar las dos corrientes de concepción del nacionalismo más importantes:

1. Una liberal, el nacionalismo jacobino, donde la ciudadanía esta dada por la ley, unida al concepto de Estado, concepto fronterizo, nacido como Estado burgués en Francia, que acapara todo poder y decisión frente a la sociedad civil. Robespierre dice: ‘’queremos un orden de cosas donde las distinciones no nazcan sino de la igualdad misma’’. Y lo más igual es un papel donde un organismo artificial llamado Estado indica que ‘nacionalidad’ tienes, sea cual sea tu origen, cultura, historia, e incluso voluntad, o sea tus elementos naturales.

2. Un concepto orgánico, de origen histórico y racial, defensor de la identidad de cada pueblo frente a la unificación igualitaria de una administración, que tiene una raíz inmediata en lo rural de montaña aislado y que obtiene su último exponente en el rosacrucismo, al definir claramente el origen étnico-cultural de la nacionalidad, que comporta para un racialista la existencia de una comunidad de cierta similitud u origen étnico, cultural y lingüístico como parte esencial de la nacionalidad. Esta tendencia que es la nuestra se basa en ideas fundamentales como:

• La Comunidad es superior al individualismo. El egoísmo individual es un error, el socialismo no es solo de economía, es una voluntad de la comunidad de ser justa en todo por encima de intereses particulares y por lo tanto el individuo es borrado por la masa para que la manipulación sea mayor.

• Una forma de ser ligada al Pueblo, no como norma única, sino como expresión de esa generalidad cultural y étnica, y por tanto el Pueblo y la Comunidad queda por delante de los actos administrativos o jurídicos.

• Una voluntad de defensa de la componente étnica y cultura frente a las invasiones masivas de otros pueblos o las imposiciones de otros poderes como el dinero o el deseo de otros pueblos.

El mundo democrático se basa en la primera concepción, legalista, robespierriana, genocida de diferencias y pueblos.

La segunda tiene en cambio os grandes tendencias que es preciso comprender para abordar el tema gallego (como el catalán o vasco).

Murguía, como Manzini, añaden la necesidad de una voluntad de ser Nación en el pueblo para obtener la ‘nacionalidad’. En todo se basa en el concepto orgánico, y por eso establece claramente como condición de la nacionalidad el concepto de ‘ORIGEN’ común, pero añade un voluntarismo qu está por encima de los elementos naturales.

Este tema es importante pues marcará el inicio de la diferencia que llevará a una oposición entre fascismo y nacionalsocialismo en el tema nacional, diferencia que ha sido la piedra angular de los problemas en España.

Murguía con Manzini y otros exigen AMBAS CUESTIONES, una base natural y una voluntad político-histórica de nacionalidad. Pero más tarde los fascistas eliminaron la parte de base natural y convirtieron la nacionalidad en un mero destino histórico, una mera voluntad de poder, lo que permite el imperialismo y la dominación de varios pueblos en un solo destino forzado llamado Estado, que les es superior y anula los derechos de diferencia de raza y cultura, lo que ha sido la base del fascismo y su genocidio contra los pueblos.

Murguía añade siempre esa voluntad que podemos llamar conciencia nacional de hacerla efectiva (tema que ha sido esencial en el caso gallego como veremos). Veamos que dice Manzini en ‘A los jóvenes de Italia’ 1859.

‘’Lengua, territorio, raza, no son más que indicios de nacionalidad, en pecario, como confirma toda la tradición histórica, cuando no son vinculados por el largo desarrollo de una vida colectiva diferenciada de los caracteres ajenos’’.

En ‘De la nacionalidad como fundamento del derecho de gentes’, 1873, dice que los elementos naturales ‘no bastan’, se necesita esa conciencia nacional.

Nada más lejos de Murguía que ese fascismo imperialista y estatalista, Murguía repugna el jacobinismo y el concepto jurídico de ‘nación’ y también todo dominio antipopular. Claramente indica que se alinea con la necesidad de Origen, raza, historia, cultura y territorio común pero ADEMÁS de ello se necesita una conciencia de nación. O sea, hay pueblos con ese origen, lengua, y cultura común, y esos serán Nación si tienen conciencia de ello, como objetivo político a lograr. Si no, serán solo ‘turbas’ sin identidad comunitaria real aunque si ‘natural’

Para Murguía Raza, Lengua y Cultura son la base esencial de la Nación. Y solo necesita una voluntad política para merecer serlo. Y por eso son antiliberales, contrarios a la igualdad del voto, etc…

Para Murguía el nacionalismo gallego se basa en Historia y Raza. La ‘Naçom de Breogám’.

A Naçom de Breogám, es la patria del rey celta Breogán, el mítico rey del libro de las invasiones irlandesas, cuyos hijos pueblan Irlanda habiendo salido de Galiza. A naçom de Breogám es Galiza, no España como a veces la manipulación muestra en las traducciones al castellano para desanimar al galleguismo. Es pues la Nación que constituye el primer estado europeo germano-romano con la soberanía sueva en Gallaecia, y única nación reconocida y no conquistada por Al-Andalus en la península Ibérica.

La raza celta y sueva en el nacionalismo gallego

El nacionalismo gallego es claramente étnico, diríamos que más étnico que el catalán, pues tiene una conciencia de origen étnico diferencial más clara que en el caso catalán, donde hay una base étnica menos definida (frente a las diferencias culturales e históricas mucho más desarrolladas, aunque no inexistente en absoluto.

Con influencias de Gobineau (su libro ‘la desigualdad de las Razas humanas’) y de H.S.Chamberlain (‘Los Fundamentos del siglo XIX’) y de Louis Gumplowicz (‘La lucha de las razas. Investigación sociológica’), dentro de Esta línea lo que fastidia muchísimo a los intelectuales demócratas del sistema es la profundización en el tema celta y suevo.

Maurice Barees ya habló de ello mucho, en parte para separar a Francia de la herencia germana y ligarla a una herencia celta propia.

Esta tendencia racial tiene también sus bases en el historiador Taine, para el que la Raza es la fuente primera de los pueblos o en la influencia de Carlyle, racista que defiende al arrianismo frente a la negritud o el semitismo, por ejemplo.

Dice Murguía: ‘’El pueblo gallego lleva todavía impreso en el rostro las señales inequívocas de la raza a la que pertenece’’ (Historia de Galiza).

‘’Bien es verdad que no hemos sabido conservar nuestra raza al abrigo de toda irrupción y que a cada paso vemos como el colono romano se mezcla y confunde con los hombres de origen céltico’’.

Habla de arrianismo sin dudarlo, y como algo superior a todo otro origen. ‘’Hay más, el ario en sus comienzos es superior al negro, en todo el esplendor de su civilización posible’’. Mnzini ya lo decía también, pero mucho mas moderadamente.

El origen celta de Galiza es el fundamento de la ‘razón de origen’ de Murguía sobre el pueblo gallego, tal como ya hicieran otros historiadores como Verea. ‘’Por el lenguaje, la religión, por el arte, porla raza, está el pueblo gallego ligado a la grande y nobilísima familia ariana.

Pero dentro de esa raíz aria, que contrapone a las influencias semitas que pudieron quedar en otras zonas tras el dominio árabe (cosa que no es exacta siempre, pues la influencia semita y judía fue muy escasa tras las expulsiones de los Reyes Católicos), la particularidad de Galiza está en el origen celta (que en realidad comparte con Asturias y algunas zonas santanderinas de la costa norte de España, además de las bases de otras familias celtas en Francia e Inglaterra).

‘’Esta costa salvaje que corre desde el cabo de Ortegal al de Finisterre poblada está por la más pura raza céltica’’.

‘’A menos en las provincias de La Coruña y Lugo el tipo celta domina a todos… La población gallega es céltica con algunas bolsas romanas. Así la preponderancia de la raza celta en Galiza es un hecho evidente’’ (Historia de Galiza)

Y detalla: ‘’El tipo céltico que se conoce en Galiza es el que Amadeo Thierry llama galaico y cuyos caracteres son, según Berard, cabeza más redonda que oval, fracciones redondeadas y mediana estatura, la nariz no viene recta desde la frente sino que la separa una depresión…’’

Como vemos no habla de una mera diferencia de cultura o lengua sino de racismo global.

En su obra ‘’Galiza’’ dedica más de 100 páginas a tratar de la raza celta y Galiza. Detalla sus mitos y religiones, tradiciones, costumbres, y relaciona todas ellas con el origen celta. Tras el olvido impuesto, la esencia celta impregna toda la vida gallega, sus tradiciones y costumbres más arraigadas.

Pero es más, Murguía cree que de esa raíz celta es de donde debe salir la sabia de una restauración nacional gallega.

‘’La antigua raza céltica encierra en sus entrañas un principio vitalista tal que la caducidad le devuelve la juventud. No, ni muerta, ni olvidada, ni del todo vencida, antes viva y pronta al nuevo triunfo, informa la sociedad moderna, le infiltra su savia, dándole aquel rigor propio de los hombres de su raza, hace que todo converja en un punto y tienda a reconstruir aquel poderoso imperio céltico. En pie tenemos los monumentos, las costumbres, la raza misma.’’

Por tanto Galiza no fue celta, sino que es celta. Galiza fue un estado independiente organizado según el modelo celta.

‘’AL presente prevalece todavía en nuestro país aquella organización aquellos instintos, aquellas mismas antiguas costumbres, en una palabra su eterno modo de ser’’ (Galiza).

Por ello define el campesinado y los pescadores como la esencia del pueblo gallego y muestra como parte de las tradiciones el culto al sol, el druidismo, el amor a la naturaleza y en especial a los árboles, el dios innominado genérico, todo ello expresado en el arte y costumbres populares.

No es el único en hablar de la raza gallega, dice San Isidoro de Sevilla: ‘’Gallegos dichos así por su blancura, por lo que también se llaman galos. Son más blancos que los demás pueblos de España’’ en el libro 9 de sus etimologías.

El credo de Murguía se resume:

‘’ Creemos:

1. En la persistencia y extenso dominio del tipo celta en nuestro país.

2. En que las demás gentes que se asentaron en Galiza, excepción hecha de los Suevos, no tuvieron gran importancia etnográfica.

3. Que hallamos perfecta semejanza entre los gallegos de hoy y de siempre y los celtas de la Europa antigua y moderna.’

Como vemos hay otra aportación básica en Galiza, la invasión de los suevos, otra tribu aria de origen germánico.

La invasión sueva acaba con la mínima romanización que habían introducido el frágil dominio de Roma en la zona gallega, efectúa una reconstrucción nacional al crear la monarquía sueva independiente en Galiza.

De esa forma las leyes, lenguaje y organización social gallegas no fueron romanizadas sino que provienen de un sustrato celta y una organización sueva. El caso suevo, olvidado, siempre minorizado, despreciado pero en realidad constituye un rasgo único en la península Ibérica. El tema suevo es simplemente fascinante, primero por su importancia, uso 30.000 suevos llegan a una región habitada por unos 100.000 autóctonos, y segundo por el hecho de su llegada a esta recóndita región, y ante esto podemos hallar una de las pruebas mas inconfundibles de que unirían a los celtas galaicos con los celtas de la Galia (decir que en Galiza huno al menos dos lenguas celtas, por un lado el lusitano y por otro el galo), y es que los suevos no son un pueblo puramente germánico sino que está fuertemente celtizado por su relación con la Galia, debemos recordar que galos y suevos combaten conjuntamente a los invasores romanos. Entonces quizás los suevos partieron hacia una tierra que ya conocían por las historias de migraciones galas pasadas a la Gallaecia.

Debemos decir que el proceso de germanización de Galiza es tan amplio y profundo que más del 60% de la toponimia galaica es de origen germánico, cosa inaudita en el resto de la Península Ibérica. Que en la Alta Edad Media los nombres más comunes que utilizaba la población son germanos como así demuestran los documentos, llegando a afirmar algún experto que en el caso que alguien que no conociese este país y accediese a estos documentos creería que estaba ante un país germánico. Que los suevos de forma sorprendente se integran a la perfección con la población autóctona eliminando la pequeña resistencia de los elementos parásitos que habían quedado de la dirigencia romano-galaica. Que establecen el primer estado germánico-romano moderno en Europa, desde luego esta es la evidencia de la estrechísima relación de nuestro país con el mundo atántico, germánico y escandinavo, y no lo digo yo, sino que lo dicen los expertos alemanes, estudiosos del mundo castrexo y suevo, un mundo castrexo que no existe en el resto de la península, y que los expertos alemanes relacionan con el mundo atlántico y germánico.

Murguía habla de uno de los personajes nacionales gallegos Xelmirez, indicando que es de estirpe sueva, proviniendo del Hildemir suevo, como defiende Murguía en su obra ‘Diego Gelmírez’ 1898.

No todos los nacionalistas gallegos concuerdan del todo con Murguía.

Gelmírez era arzobispo de Santiago, señor da Terra de Santiago. Murguía, por ejemplo, lo ensalza ya que coronó a un rey de Galiza, un mero títere. Pero otros indican que no era suevo, Gelmirez es gallego pero su estirpe pertenece a los Francos de Borgoña.

El héroe nacional gallego es Pedro Pardo de Cela, el Braveheart galaico muerto el 17 de Diciembre de 1483 por orden de Fernando y la ilegítima Isabel de Castilla. Pardo de Cela junto a Pedro Álvarez de Soutomaior combatieron sin descanso a las pretensiones de dominio en Galiza de los reyes de Castilla hasta ser derrotados y muertos, con ellos calló Galiza, de haber vencido, la historia hubiera sido muy distinta para Galiza… ese pretendido ‘destino histórico’ a veces no es más que el resultado de una guerra, no de una justicia o de una actuación lógica con el pueblo.

Antisemitismo en el nacionalismo gallego

Hay dos principios claros por los que el nacionalismo gallego, y en eso se parece a los catalanes y vascos, se opone al mundo semítico.

1. Combatir la idea liberal, actualmente de moda en ese tema recurrente y muy falsificado de una ‘España’ crisol de razas y culturas, y negar esa influencia en modo alguno en Galiza. Las aportaciones fenicias son las primeras en estudiarse. Los fenicios aportaron comercio pero no población ni influencia etnográfica en España.

‘’Aquellas colonias, excepción hechas de las que cubrieron la costa septentrional de África, no tuvieron jamás el carácter de verdaderos hechos etnográficos y en ninguna parte fundaron un establecimiento definitivo de raza semítica… ni la raza celta fue reemplazada en ninguna parte de nuestro país, ni siquiera mezclada con la de aquellos mercaderes’’ (Historia de Galiza)

Este tema es bastante claro en toda España y no presenta en general dificultad.

En cambio la influencia árabe, o mejor dicho, morisca, si es un tema que debemos estudiar porque es un tema muy utilizado, a mi forma de ver erróneamente, por vascos, gallegos y catalanes como elemento diferenciador.

La invasión morisca de España durante siglos ha creado la falsa idea de una semitización de la raza en la España que estuvo dominada de forma má continua por el Islam. El nacionalismo vasco, catalán y gallego tiene la tendencia a alegrarse claramente de que sus territorios nunca fueron realmente ocupados al menos de forma real y prolongada y que su resistencia les impidió toda mezcla con las razas moriscas. Tras ello plantean una ‘España’ con mayor aportación mestiza latino-ibero-morisca frente a la que presentan su raza celta/sueva, vasca u occitana sin mácula.

Este planteamiento tiene una base real: No hubo nunca influencia etnográfica ni cultural ni vivencial de la invasión morísca en Galiza, ni en la cornisa Norte astur y santanderina, vasca o pirenaica, incluida Huesca y la Cataluña vieja.

Murguía pone al elemento semítico como el arquetipo contrario al ario.

‘’ Su influencia se detiene en lo superficial y en lo que se refiere a comodidad de las clases ricas. Lo demás les es ajeno. El vigor celta-germano de los pueblos del noroeste les es superior en las cosas de la inteligencia y el corazón ‘’. (Discurso en los Juegos Forales de Tui, 1891).

‘’En nada se advierte la influencia árabe ni se ve que fuera necesaria para cosa alguna’’ (Historia de Galiza)

Sin embargo presenta un error, creer que si hubo mezcla racial morisca en Castilla o en las poblaciones actuales de Andalucía y las zonas que si fueron duraderamente ocupadas por reinos moriscos.

La invasión morisca no fue etnográfica como militar y cultural, aunque aportó miles de componentes moriscos sin duda. Pero la reconquista no fue solo una conquista militar sino una progresiva expulsión de la población y cultura más apegada al Islam y especialmente la racialmente morisca.

Toda la tradición castellana es de aborrecimiento del ‘moro’ y de su segregación y expulsión casi masiva final. La firmeza religiosa y racial de los castellanos y catalana-aragoneses en Andalucía y Valencia fue absoluta. Repoblación, expulsión y promoción de la vergüenza de la mezcla con gentes de raza oscura. Si bien es cierto que la influencia cultural árabe es evidente en arte y palabras, etc… su influencia étnica es mínima tras la expulsión masiva de judíos y moriscos.

Los pueblos castellanos que rodean Galiza son tan arios como los gallegos, y pasa lo mismo con los que rodean Cataluña, aunque haya diferencias étnico-culturales que validan una nacionalidad popular propia, pero eso no debe implicar un intento de semitizar al resto de España para así justificar una mayor diferencia, que realmente no existe.

Pero Murguía, y la verdad es que la mayoría de nacionalistas catalanes y vascos, no dejan de aprovechar ese mito de la España con mezcla morisca para marcar distancias y justificar más su diferencia.

‘’En la misma familia, que es donde persiste con más fuerza los rasgos fundamentales de cada pueblo, aparecéis tan diferentes de nosotros como la familia semita de la aria… Los hombres del Koran, los semitas, que aun andan errantes como sombras por las tierras de España solo importan porque son un peligro y un estorbo’’ (Discurso en los Juegos Forales de Tui 1891).

‘’… España, donde viven en perpetuo conflicto intelectual pueblos verdaderamente europeos y pueblos cuyo origen, cuya raza y cultura, son africanos’’.

Sin duda el tema no es tanto de critica racial como geográfica y cultural. Murguía no niega la España aria castellana, pero lo que promueve es que el pueblo gallego vive en unas condiciones étnicas y geográficas absolutamente distintas al de la zona castellana del mediodía. No mira tanto a Asturias o Santander o a León, sino que marca las diferencias de geografía y entorno de la Castilla romanizada e íbera, frente a la sueva y celta Galiza.

La idea de ‘lo español’ como ‘mestizo’ no deja de tener propugnadores entre los falangistas, no solo los actuales, sino personajes como Jiménez Caballero y otros del nacionalismo español que postulan España como crisol de razas y culturas apartándola de Europa, y queriendo justificar la ‘hermandad’ con el mestizaje indio sudamericano. La idea, sana, de hermanarse con Hispanoamérica lleva a algunos a la manía de querer mestizar su origen para ‘ser mas hermanos’ del mestizaje hispanoamericano que en algunos países es enorme.

El anti europeismo, y con ello cierto recelo al arianismo (que se ve como algo nórdico, cuando no lo es) ha estado presente en el nacionalismo español y con ello ha facilitado la critica de gallegos o vascos a esa ‘España semítica’.

Más fácil se lo han puesto los políticos moro-andalucistas que creen poder lograr ‘autonomía’ (en realidad votos y poder local) a cambio de fomentar la idea absurda de una Andalucía morisca y anti castellana.

Está luego el tema latino, la herencia de Roma. Sin duda, otra de las características más profundamente arraigadas en el pensamiento nacionalista gallego es el desprecio absoluto por Roma, la exaltación de lo ‘’bárbaro’’ frente a lo ‘’civilizado’’, de lo tradicional frente al progreso. Aquí tenemos otra nota significativa que nos aleja irremediablemente del pensamiento español nacionalista que se declara inconfundiblemente romano. Roma es aria, y no es pues un tema racial, es un tema de descendencia cultural. Vascos y gallegos no sienten la decencia romana sino sueva y celta (para los gallegos) y vasca en si misma para los vascos. Esto les separa de los catalanes que si sienten su origen en la Provenza y la Roma mediterránea europea.

2. La oposición a la mentalidad judía, catalogada de usuraria y fenicia. La realidad es que no hubo implantación judía es Vasconia ni Galiza, y eso sin duda es algo que valoran dentro de esa falta de influencia semítica general. Es cierto que las mayores comunidades judías estuvieron en Castilla (Toledo por ejemplo) y zonas catalana-baleares.

Principalmente en Castilla como banqueros-usureros de la nobleza y en el mediterráneo como comerciantes. Pero de ambos enclaves fueron expulsados masivamente y la influencia judía endógena (de los juedo-españoles) en España nunca ha sido importante desde ese momento hasta los tiempos del liberalismo moderno, y especialmente gracias a las aportaciones del poder judío de otros países.

3. Es muy cierto que hubo épocas en las que escribas judíos conversos tuvieron mucho que decir. Por no hablar de su influencia total y absoluta en la corte de los reyes católicos y luego en la de Carlos I (leer LOS BANQUEROS DE CARLOS V, una tesis doctoral sin desperdicio). Hubo sin duda usura e influencias nefastas de esa elite sionista sobre la política imperialista, que ignoró muchas veces la justicia y la propia raíz Castellana a costa del dinero y el poder. Pero no hay que olvidare que fue Castilla, el pueblo castellano, el primero en recibir castigos por ese imperialismo del oro que los propios genios de Castilla, desde Quevedo a Azorín han denunciado.

El carácter nacional

Para Murguía hay un carácter nacional que da forma común, lo que no significa unánime, al pueblo gallego, describe la forma de ser medida del gallego, de la misma forma que hay unas tradiciones, mitos, usos, etc…

En este tema hay que evitar una vez más los dos extremos. Los que niegan todo y creen que todo ello no es más que algo artificial y falso, dado que todos somos iguales y todos tendríamos las mismas tradiciones o usos y características populares si la educación, terreno, y economía fueran iguales… ejemplo de esa ESTUPIDEZ del hombre nacido ‘tabla rasa’ como pensó Rousseau, pura utopía que no existe.

Pero por otro lado las simplificaciones excesivas pueden llevar a modelos populares que son ciertos solo en parte, tienen una parte educacional y de entorno no despreciable. Ya Caro Baroja escribió el libro ‘’El mito del carácter nacional’’ que pese a sus exageraciones tiene cierta razón al criticar la tendencia de algunos en sublimar ese carácter nacional como inmutable o excesivamente uniforme.

Cada etnia lleva escrita en su genética una cierta predisposición, un marco de posibilidades, pero el camino exacto dentro de este marco es determinado por el entorno, la educación y las presiones diversas que recibe del exterior, y todo ello forma estadística, o sea, no uniforme.

Murguía acierta al decir que en el entorno tradicional de educación, en el respeto a las formas clásicas que el pueblo gallego tuvo durante siglos, su carácter nacional mayoritario es el descrito, pero en circunstancias distintas esto se modifica y ningún pueblo es impermeable a la propaganda y la manipulación des-educativa del mundo moderno.

Por tanto al reclamar una forma de ser nacional se está pidiendo no solo la preservación mayoritaria de la raza sino un entorno educativo y vivencial adecuado a la creación de ese carácter tradicional de épocas no influidas por la educación liberal materialista moderna.

Los racistas creemos en que ese ‘’espíritu’’ de la raza es el natural y el que mejor se adapta a poder desarrollar al máximo las posibilidades elevadas del pueblo, pero eso no implica que la mera raza vaya a determinar siempre una forma de ser, si no dominamos el medio y las influencias externas que otros pueblos puedan crear.

Podemos resumir todo esto con las conclusiones que Murguía establece:

1. La raza celta y sueva preceden toda posibilidad y son la base de la nacionalidad.

2. Es preciso que haya una voluntad nacional, un despertar del pueblo, de la base étnica, que fuerce su libertad sobre influencias externas y les permita un entorno tradicional, o sea adecuado al carácter nacional galleo.

3. Hay un enfrentamiento claro con la romanización y el semitismo. No a las costumbres de origen semita, y no a una romanización de Galiza forzada por el poder político.

4. El Galleguismo es interclasista, no al marxismo. La comunidad popular no tiene clases, sino que debe caminar unida en una fraternidad controlada por el poder político de esa misma comunidad. La lealtad a la comunidad popular será una gran maestra contra el egoísmo y la explotación de clases.

5. La raíz aria gallega une a Galiza con Europa, a su mito y destino, y representa un camino europeo común frente a las influencias multiculturales y las invasiones migratorias o culturales semitas o africanas.

Esta visión de modernización europea del galleguismo, que se encuentra también en la esencia del nacionalismo de Cataluña y no en la raíz del nacionalismo Vasco (muy distinta en su esencia más radical y de mayor conciencia de pueblo, no necesitando tanto el contacto con Europa como manifestar su repudio a ser españoles), no implica, como algunos galleguistas actuales liberales pretenden, que Murguía gustara hoy de esta Europa de banqueros semitas, a las ordenes de USA-Sión e invadida por la inmigración masiva, no, lo que deseaba era aquella Europa aria, aun moderna pero poblada por arios, orgullosa. Nada hay de liberal y democrático en Murguía y su galleguismo.

6. Rechaza el Estado Español de la Restauración monárquica, centralista, liberal y masónico, podrido de partidos e intereses sórdidos, y pide un autogobierno soberano de Galiza (y de otros pueblos) con capacidad de regenerar incluso la propia España gracias a esa regeneración de sus partes.

No hay en Murguía agresión a España, ni odios ni siquiera llamadas de retorno a un pasado ya imposible. Pretende fundamentar las razones que merecen un nacionalismo gallego soberano dentro de un plan de regeneración global que se base en el populismo y no en el jacobinismo o el materialismo del dinero.

En Galiza es Vicente Risco quien recoge la base de Murguía y construye una noción de Raza y Pueblo claramente orientada en el sentido NS. Si algo ha identificado al nacionalismo histórico gallego es su profunda europeidad, atlántica y germánica (sueva). EN la obra Mittleuropa de Risco, donde podremos observar esta curiosa perspectiva, en el encuentro de Risco con españoles en Alemania.

Sabino Arana, el Dr.Robert y Vicente Risco son los tres grandes aunque con aspectos muy diferenciales en su posición respecto a España.

Sabino Arana es otra cosa, el tema vasco hay que tratarlo aparte, por dos cosas:

Por la parte positiva: es un pueblo claramente diferenciado de España, con una clara componente racial, lingüística y natural como para ser una Nación, y además basada en la sangre y las costumbres y tradición, más que en la historia o en la cultura. Y por tanto tiene los pensadores nacionalistas más racistas y contrarios a la democracia, la igualdad, el liberalismo y la invasión inmigratoria (que es ‘’socialista’’, precisamente porque no es vasca).

Por la parte negativa, han infectado su nacionalismo popular con el odio, y eso ensucia toda su pureza ideológica y sus razones, el odio de Arana, que más tarde en manos de la bestia marxista acaba en terrorismo leninista disfrazado de ‘’’nacionalismo’’’, creando una mancha infectada sobre el racismo y el populismo vasco al aliarse con el terrorismo de la internacional igualitaria comunista-leninista. Una dictomía que no saben como sacarse de encima y que les lleva al desastre. Sin ese terrorismo, el pueblo vasco sería sin duda merecedor de la mayor soberanía y nacionalidad.

Vicente Risco y el nacionalismo político

Nace Vicente Martinez Risco en 1884 en Ourense, de profesión maestro, funda en 1917 la revista ‘La centuria’, cercana al Futurismo, con sus texto ‘Nos, os inadaptados’ que ya muestra su rebeldía intelectual. Influencias de Marinetti y colaboraciones de personajes como Roso de Luna, esotérico bien famoso en España, muestran su tendencia.

Pero su labor nacionalista empieza realmente con la formación de As Irmandades de Fala, apoyadas por la Lliga catalana de Cambó, que en 1918 se presentan a elecciones. Tanto Cambó como Puig i Cadafalch fueron a Galiza a apoyar estas elecciones.

Recordemos que Cambó y la Lliga son catalanistas pero en absoluto separatistas.

En 1920 funda la revista ‘Nos’ donde se publicarán varios textos fundamentales del nacionalismo gallego, y que permanecerá en pie hasta 1936, con el triunfo en Galicia del franquismo.

Castelao será director artístico de ‘Nos’ durante cierto tiempo.

Risco se opondrá absolutamente a la política de la República, y especialmente a la alianza del Partido Galleguista con el Frente Popular. Católico ferviente y antidemócrata, Risco no se exiliará con la llegada de Franco. En ‘Nos’ publicará su mitteleuropa.

Sin duda la base de su doctrina política está en su ‘Teoría do nacionalismo galego’ de 1920. Allí establece las bases, que son las nuestras, del nacionalismo popular:

- El nacionalismo popular es una lucha contra la nivelación cultural igualitaria y la uniformidad que trata de imponer el estado jacobino.

- Tiene un entronque romántico y contrario al racionalismo cientifista.

- Se opone a la España oficial, o sea al Estado Unitario liberal y jacobino, pero no a la España vital, a una Iberia diversa y amistosamente unida.

- Reivindica la identidad gallega, su raza, su cultura y lengua como una personalidad nacional. Pero se siente hermanada con las demás nacionalidades ibéricas.

- No se contenta con el regionalismo, o sea con la autonomía administrativa, sino que pide el reconocimiento nacional de una cultura autónoma, de un pueblo, no de un ‘administrado’.

- Reclama el federalismo contra el centralismo, y expone como los pueblos de España han sido oprimidos por un poder central en vez de unidos por un amor común.

Galicia fue derrotada por los Reyes Católicos, Castilla por Carlos I, Aragón por Felipe II, Catalunya por Felipe V, pero todo ello no fue nada frente a la destrucción total del liberalismo masónico jacobino de 1800.

- Plantea la base celta de la población galega, asumida bajo aportaciones suevas e ibéricas menores, que quedaron impregnadas de la base celta. Aunque el centro del tema no es una cuestión federalista, sino soberanista, donde naciones en pié de igualdad eligen un camino común, y ésa es la Hespaña de Risco, no otra.

Para los años 20 esta perspectiva era sumamente coherente, hoy ha sido totalmente superada, ya no cabe hablar de Españas, Hespañas, ni nada parecido, el objetivo es Europa, la Europa de las naciones, de las etnias.

En Risco no hay separatismo, incluso dice textualmente ‘Nos queremos formar parte de España e contribuir con noso xenio nacional galego, a la vida hespañola’. Pero sin duda se opone totalmente al actual Estado uniformador, a la negativa de respetar y reconocer el carácter nacional galego y su derecho a autodirigir su cultura, lengua y sobretodo la concepción federalista y popular de España frente a su concepción estatalista y legalista actual, fruto del jacobinismo y del sentido uniformador y globalizador del mundo actual, donde todo es Mercado y no hay lugar para la identidad y la pertenencia étnica.

La izquierda nacionalista

"La estupidez derechista y centralista permitió que la izquierda, de tipo leninista, que jamás estuvo presente en el galleguismo o catalanismo inicial, se haya apropiado de ese campo mediante las teorías del derecho de autodeterminación de los pueblos oprimidos frente a los grandes."

"El nacionalismo gallego actual es de iquierdas ya que los ideólogos y camaradas nacionalistas gallegos de derechas se habían entregado a Franco y su testigo lo recogieron las mocedades galleguistas en el exilio y la clandestinidad que vieron en el derecho a la autodeterminación de los pueblos oprimidos (que en aquella época comenzaban la descolonización) a llevar consigo las teorías de sus maestros a una nueva etapa, carente de toda base histórica dentro del nacionalismo gallego. En Galiza, como en Catalunya o Euskalerria, la estupidez del centralismo fascista ha llevado a la base popular nacionalista a manos de una izquierda que se ha desligado del Mundialismo propio de partidos comunistas, que en España no son mundialistas si no centralistas."

Por Ramón Bau

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