Atentado del 20 de julio

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Líderes nacionalsocialistas visitan el lugar del atentado.

El atentado del 20 de julio de 1944 fue el fallido intento de asesinar al líder alemán Adolf Hitler, llevado a cabo por un reducido grupo de oficiales traidores de la Wehrmacht organizados por el tristemente célebre coronel conde Claus von Stauffenberg como parte de un golpe de estado basado en la llamada Operación Valquiria.

Antecedentes

El proyecto de derrocar a Adolf Hitler empezó a gestarse de manera difusa en 1938 dentro de algunos pocos altos oficiales de la Wehrmacht. Entre estos conspiradores estaban el general Ludwig Beck, antiguo jefe de Estado Mayor y el mariscal de campo Erwin von Witzleben, sin embargo la indecisión de los generales del ejército Franz Halder y Walther von Brauchitsch impidieron ejecutar tales planes, mientras la política de apaciguamiento seguida por Gran Bretaña y Francia en esos años les desanimaba de realizar un acto concreto contra el régimen nacionalsocialista.

Tras los resonantes triunfos de la Wehrmacht en Polonia, Noruega, Francia, Bélgica y Holanda, la popularidad de Adolf Hitler aumentó muchísimo entre las masas alemanas y los oficiales de la Wehrmacht no fueron ajenos a tal fenómeno, por lo cual a fines de 1940 se hizo muy difícil reclutar conspiradores decididos a derrocar al régimen triunfante hasta entonces.

En 1941 tras la Operación Barbarroja se forma otro grupo de resistencia dirigido por el coronel Henning von Tresckow, quien trabajaba como parte del Estado Mayor del general Fedor von Bock, su tío. Desde allí Von Tresckow reclutaba nuevos conspiradores entre la oficialidad germana, pero sus planes no pudieron avanzar mucho debido a la Batalla de Moscú en diciembre de 1941, donde el avance alemán fue totalmente detenido por el Ejército Rojo lo cual significó que Hitler le quitara a Von Bock el mando del Grupo de Ejércitos del Centro mientras Brauchitsch también era relevado del mando de tropas. A ello se sumaba el hecho que los destacados triunfos de la Wehrmacht en el frente oriental durante 1941 desanimaban a posibles adherentes de participar en una conspiración contra Hitler.

En 1942 Tresckow con ayuda del general Hans Oster logró reclutar en su núcleo de oposición al general Friedrich Olbricht, quien dirigía la oficina principal del ejército en Berlín, controlando allí un sistema de comunicaciones autónomo que unía a las unidades militares de reserva aún estacionadas en territorio de Alemania.

A fines de 1942 Tresckow y Olbricht intentaron asesinar a Hitler con bombas dos veces, una en Smolensk y la otra en Berlín, pero ambos planes fallaron, también buscaron sin éxito unir a su conspiración a los mariscales de campo Erich von Manstein y Gerd von Rundstedt, dos militares veteranos que gozaban de gran prestigio en la Wehrmacht por sus conocimientos de táctica en combate, quienes podrían ayudar a un efectivo derrocamiento del régimen nacionalsocialista y no a un mero asesinato de Hitler.

En 1943 los planes para un golpe de Estado contra el Tercer Reich se vieron favorecidos por el curso de la Segunda Guerra Mundial desfavorable para Alemania, con la derrota en la Batalla de Stalingrado, la contraofensiva soviética que culminó en la Batalla de Kursk y la derrota germana en África del norte tras la batalla de El Alamein. A mediados de ese año Tresckow reclutó en la conspiración al coronel Claus von Stauffenberg, herido de guerra en África, quien se mostró dispuesto a realizar personalmente el intento de asesinar a Hitler.

Ese año Olbricht sugirió a Tresckow un proyecto de golpe de Estado ya avanzado. Había un plan de emergencia militar del Tercer Reich denominado Operación Valkiria. Dicho plan implicaba la movilización de unidades de la Wehrmacht para restablecer la autoridad y podía usarse según Olbricht para que unidades militares tomen el control de las ciudades arrestando a los líderes nacionalsocialistas, y desarmando a las SS y a la Gestapo tras la muerte de Hitler. Dicho plan debía ser puesto en práctica por el veterano general Friedrich Fromm, jefe de las reservas militares alemanas, y para asegurar el éxito del golpe de Estado era preciso reclutar a Fromm en la conspiración o neutralizarlo en caso necesario. Inclusive a mediados de 1944 la conspiración obtuvo un nuevo apoyo en el general Carl Heinrich von Stülpnagel, jefe máximo de las guarniciones germanas en Francia, quien ofreció tras la muerte de Hitler tomar el control de París y negociar un armisticio inmediato con las tropas estadounidenses y británicas que avanzaban y con la Resistencia francesa.

Las derrotas de las tropas alemanas en 1942 e inicios de 1944 dificultaron los planes de asesinar a Hitler, pues éste pasaba la mayor parte del tiempo no en Berlín sino en su cuartel general militar conocido como Wolfsschanze (Guarida del Lobo) situado en Prusia Oriental, o en su refugio alpino de Berchtesgaden. En ambos sitios Hitler era muy resguardado por tropas de la SS y no recibía personalmente sino a sus colaboradores más cercanos, sobre todo después que el jefe máximo de las SS, Heinrich Himmler, empezase a sospechar mediante la Gestapo respecto de planes entre algunos pocos oficiales traidores de la Wehrmacht para asesinar a Hitler.

Planes para un golpe de Estado

Desde 1938 existían grupos de oposición al régimen nacionalsocialista en una dependencia tan importante como el Ministerio alemán de Asuntos Exteriores, donde Ulrich von Hasell, Friedrich Graf von der Schulenburg y Adam von Trott zu Solz, todos diplomáticos profesionales, eran activos en formar una red de opositores a Hitler. Otro ente de actividad de oposición al régimen era el servicio de inteligencia militar (Abwehr) dirigida por el almirante Wilhelm Canaris y donde estaba el general Hans Oster, un convencido antinacionalsocialista protegido por el mismo Canaris, y quien logró incorporar a su círculo al ex-presidente del Reichsbank Hjalmar Schacht.

A estos grupos se unía la red secreta de opositores formada desde 1938 por el ex alcalde de Leipzig, el derechista conservador Carl Goerdeler, junto con otro político de la misma corriente, Johannes Popitz, a ellos se uniría después el socialista Julius Leber en su esfuerzo por preparar planes para un derrocamiento de Hitler y un nuevo gobierno para Alemania. En simultáneo se formaba otro grupo opositor secreto, el "Círculo Kreisau" dirigido por Helmuth James Graf von Moltke, alto funcionario del Ministerio Alemán de Asuntos Exteriores.

Aun cuando hacia 1943 todos estos grupos se unieron a los conspiradores ya existentes dentro de la Wehrmacht, los círculos de civiles mostraban grandes diferencias entre sus miembros había monárquicos, conservadores, liberales, socialistas, antiguos aristócratas, cuyo único punto en común solía ser la necesidad de terminar con el régimen nacionalsocialista. Pese a esto, se trazaron algunos planes para un gobierno que debía necesariamente instalarse tras el asesinato de Hitler y el derrocamiento del régimen: se pactó que el general Ludwick Beck quedaría en el cargo de "Presidente del Reich", tal como existía en la extinta República de Weimar, Goerdeler sería nombrado Canciller, a Julius Leber se le confiaría el Ministerio del Interior y el mariscal de campo Erwin von Witzleben sería comandante en jefe de la Wehrmacht, otro elemento clave era terminar la guerra mediante una paz negociada, determinando que el Ministerio de Asuntos Exteriores quedase a cargo de Friedrich Graf von der Schulenburg (el último embajador del Tercer Reich en Moscú) si se buscaba negociar primero con la Unión Soviética. En caso de negociar primero con Gran Bretaña o Estados Unidos dicho puesto se confiaría a Ulrich von Hasell.

Apartir de Septiembre 1943 Claus von Stauffenberg organizaba varios atentados contra Adolf Hitler que fallaron todos. Como el de Axel von dem Bussche en Noviembre 1943.

Desde inicios de 1943 la misma Gestapo investigaba sobre una posible conspiración contra Hitler, lo cual no era tarea difícil pues la mayor parte de los implicados eran altos jefes militares bastante conocidos. No obstante, el almirante Wilhelm Canaris, jefe de la Abwehr (servicio de inteligencia y espionaje del Tercer Reich) también había conocido la existencia de tal conspiración pero no la reprimió en tanto el mismo Canaris apoyaba la idea de derrocar a Hitler.

La creciente posibilidad de ser descubiertos por la Gestapo y la rápida victoria aliada en la Batalla de Normandía causó preocupación entre los conspiradores respecto al escaso tiempo que les quedaba para ejecutar sus proyectos antes de un total colapso militar del Tercer Reich que causaría la destrucción de Alemania y de ellos mismos.

El 1 de julio de 1944 el coronel Claus von Stauffenberg quedó agregado al Cuartel General del Ejercito de Reserva en Berlín, como jefe de Estado Mayor del general Friedrich Fromm, lo cual le permitía acudir a las conferencias de Hitler con los altos jefes militares, sea en Berlín, en Prusia Oriental, o en Berchtesgaden. Tal nombramiento causó que el mismo Stauffenberg presionase a Tresckow para ejecutar el plan de golpe de Estado, en tanto ahora Stauffenberg era el conspirador en mejor situación para asesinar a Hitler.

El 20 de julio

A inicios de julio de 1944, von Stauffenberg ya había acudido a dos conferencias militares de Hitler con una potente bomba oculta en su maletín, mas no la había activado porque según Goerdeler y Beck era necesario que junto con Hitler muriesen también sus posibles sucesores Hermann Goering y Heinrich Himmler; tal requisito dificultaba el plan pues Himmler, en calidad de jefe máximo de las SS, recibía órdenes directas de Hitler y rara vez iba a conferencias militares de la Wehrmacht. El 15 de julio, ante la presión del tiempo, se permitió que Stauffenberg ejecute el asesinato en cuanto pudiese, sin requisitos previos; el plan consistía en que Stauffenberg llevase su maletín con una bomba, lo dejase al costado de Hitler en medio de la conferencia, pretextase una excusa para salir del recinto y luego huyese a Berlín a reunirse con los otros conspiradores en el Cuartel General del Ejército de Reserva, situado en la avenida Bendlerstrasse (llamado por ello el Bendlerblock). Tras esto, Fromm iniciaría la "Operación Valkiria" movilizando las tropas en apoyo al nuevo gobierno, arrestando a los líderes nacionalsocialistas; semejante plan era arriesgado y dependía de una gran coincidencia de hechos para tener éxito.

El 15 de julio de 1944 un error de comunicación causó que el general Friedrich Fromm iniciara parcialmente la "Operación Valkiria" creyendo que Hitler había sido asesinado pero con gran esfuerzo se detuvo la movilización total de tropas alegando que la convocatoria para ello era sólo un ejercicio de práctica. El día 18 de julio Stauffenberg supo que la Gestapo podría arrestarlo en cualquier momento y se decidió a matar a Hitler en la primera ocasión viable, para ello salió de Berlín por avión en la mañana del 20 de julio hacia Rastenburg, localidad de Prusia Oriental; a 15 km al este de dicha población se hallaba el cuartel militar de Hitler llamado Wolfsschanze ('Guarida del Lobo') y allí se dirigió Stauffenberg con una bomba oculta en el maletín.

La conferencia militar de Hitler con otros jefes militares empezó en una amplia sala poco después del mediodía, donde acudieron el mariscal de campo Wilhelm Keitel, los generales Alfred Jodl, Walter Warlimont y otros altos oficiales, entre los cuales se hallaba Stauffenberg, bordeando una enorme mesa con mapas; minutos después de empezada la reunión Stauffenberg activó la bomba en su maletín y luego pidió permiso para retirarse por unos minutos fuera del recinto, dejando su maletín en la sala junto a la gran mesa. A las 12.40 la bomba explotó destruyendo la sala de conferencias, matando a cuatro oficiales e hiriendo gravemente a otros cinco, pero dejando a Hitler, Jodl y Keitel sólo con heridas muy leves. No obstante Stauffenberg observó la humareda desde fuera de la Wolfsschanze y retornó a Berlín a las 13.00 creyendo que Hitler estaba muerto.

Poco antes de las 15.00, el general Friedrich Fromm recibió una llamada desde Rastenburg del general Erich Fellgiebel, del Cuerpo de Señales y participante de la conspiración, quien avisó a sus demás cómplices que Hitler había sobrevivido al ataque. Tal noticia alertó a los conspiradores reunidos en el Bendlerblock pues calcularon (tal vez con acierto) que si Adolf Hitler estaba vivo las tropas de reserva no obedecerían la movilización de "Operación Valkiria" ordenada por Fromm.

Aumentó la confusión entre los conjurados el hecho que Stauffenberg llamase después por teléfono al general Fromm a las 15.00, tras haber aterrizado en Berlín y le asegurase a los demás conspiradores que Hitler había muerto; recién a las 16.00 y con dos versiones contradictorias de distintos conspiradores, el general Olbricht lanzó la orden de empezar la "Operación Valkiria" y movilizar a las tropas de reserva disponibles, pero poco después Friedrich Fromm llamó por teléfono a Rastenburg y conversó con el mariscal de campo Wilhelm Keitel y éste (ajeno a la conjura) le aseguro que Hitler estaba vivo, además de preguntarle por el paradero del coronel Stauffenberg.

A las 16.40 Stauffenberg llegó al Bendlerblock y Fromm intentó arrestarlo de inmediato, se cree que para borrar evidencias de su participación en el complot, pero fracasó al no ser secundado por Olbricht ni otros oficiales. De todos modos a esa hora Heinrich Himmler había tomado medidas para que la SS ponga fin al intento de golpe de Estado y ordenaba a las tropas del resto de Alemania que no obedecieran la movilización de "Operación Valkiria", la sede ministerial de Joseph Goebbels fue cercada por las tropas de la guarnición de Berlín creyentes en las órdenes de Fromm y de Olbricht pero todavía Goebbels contaba con la línea telefónica no cortada por los conspiradores.

El momento decisivo ocurre a las 19:00, cuando Hitler estaba lo bastante recuperado para llamar por teléfono. Hitler pudo llamar a Goebbels, quien hizo arreglos para que aquel hablara con el comandante de las tropas que rodeaban su ministerio, el mayor Otto Remer, para persuadirle que estaba vivo y exigirle reprimir inmediatamente la revuelta en Berlín; esa misma noche Hitler ordenó que el mayor Remer fuese ascendido a coronel.

A las 20.00 un furioso Erwin von Witzleben llega al Benderblock y discute airadamente con Stauffenberg, quien todavía insistía en que el golpe podía continuar. Witzleben abandona el edificio poco después. Alrededor de esta hora la toma del poder en París había sido abortada, cuando el general Stülpnagel fue arrestado por el general Günther von Kluge al enterarse éste último que Hitler había sobrevivido.

Los miembros menos resueltos de la conspiración en Berlín comienzan a cambiar de bando ahora. Estalla la lucha en el Bendlerblock entre los conspiradores que apoyan al golpe y los leales a Hitler (entre estos últimos está el general Friedrich Fromm) y Stauffenberg es herido. El general Ludwig Beck, al convencerse que no había esperanza, se suicida (el primero de numerosos suicidios cometidos en los siguientes días). Hacia las 23:00 el general Fromm ha retomado el control del Bendlerblock, destruyendo huellas de su colaboración con los conspiradores, arresta a Stauffenberg y a Olbricht con otros oficiales que insistieron en continuar con el golpe de estado, se instituye a sí mismo en "corte marcial especial", y les condena a muerte. A las 0.10 del 21 de julio los cuatro hombres condenados por él mismo son fusilados en el patio trasero del edificio "Bendlerblock". Otros habrían sido fusilados, pero a las 0.30 irrumpe en el Bendlerblock Otto Skorzeny con un batallón de la SS, prohibiendo nuevas ejecuciones hasta determinar fielmente cuántos militares han participado en la sublevación. Fromm prefiere no enfrentarse a las SS y se dirige al día siguiente a visitar al Ministro de Propaganda Joseph Goebbels, atribuyéndose el mérito de haberse enfrentado a los rebeldes, no obstante en ese mismo acto Fromm es arrestado, y tras descubrirse su participación en la conspiración por documentos encontrados en su caja fuerte y muere fusilado en marzo de 1945.

Represión

En las semanas siguientes empezó a investigarse en mayor detalle el intento de golpe de Estado y Heinrich Himmler ordenó a la Gestapo proceder al arresto de todo individuo que tuviese alguna clase de relación con los conspiradores, orden que luego abarcó extraoficialmente a numerosos alemanes sospechosos de oponerse al régimen nacionalsocialista, como el clérigo Dietrich Bonhöffer, cuyas ideas antinacionalsocialistas eran ya conocidas, o el general Franz Halder, quien no se unió a la conspiración pero a quien Hitler creía capaz de iniciar otro complot por su cuenta. Inclusive fue arrestado el almirante Wilhelm Canaris por cuanto subordinados suyos habían participado en la conspiración.

Resultó sencillo reconstruir la compleja red de conspiradores debido a la incautación de cartas y diarios de los conjurados ya arrestados, lo cual permitió seguir la pista a numerosos conspiradores que habían abandonado la sublevación a último momento, por ejemplo en el caso de Friedrich Fromm la Gestapo halló en sus oficinas del Bendlerblock una lista del futuro "gabinete de gobierno" que pretendía formar Carl Goerdeler tras la muerte de Hitler.

Se calcula que hubo en total unos 5.000 arrestos y 200 ejecuciones de opositores al régimen, aunque no todas referidas a conjurados del 20 de julio. Los detenidos que no habían sido aún ejecutados quedaron a disposición de la "Corte Popular" dirigida por su presidente, el juez Roland Freisler.

Los primeros procesos empezaron el 7 de agosto de 1944; entre los condenados estaban Carl Goerdeler, Popitz, Julius Leber, Friedrich Graf von der Schulenburg, Ulrich von Hasell, entre otros.

Escasos fueron los conspiradores arrestados que intentaron negar su participación en el complot, otros líderes de la conjura como Tresckow y Ludwig Beck se habían suicidado antes de ser arrestados, otros jefes militares fueron acusados también de haber tenido contacto con jefes de la sublevación y en consecuencia arrestados.

De modo similar el general Günther von Kluge fue llamado a Berlín para ser investigado, pero temiendo ser considerado como conspirador debido a sus críticas a Hitler, también cometió suicidio.

Reacción fuera de Alemania

La Unión Soviética, Estados Unidos, y Gran Bretaña no consiguieron mayor información sobre lo sucedido sino hasta el final de la guerra y no mostraron interés en estimular una resistencia antinazi en Alemania. En el caso soviético se puede atribuir este desinterés al hecho evidente que la conspiración no era dirigida por miembros del antiguo Partido Comunista de Alemania (KPD) en coordinación con sus colegas soviéticos, a ello se agrega que la conspiración no tuviese entre sus líderes a simpatizantes de la Unión Soviética sino por el contrario a derechistas (Goerdeler y Popitz), socialistas moderados (Julius Leber), o militares profesionales (Ludwig Beck, Tresckow), todos rechazables por el régimen de Stalin.

A pesar que conspiradores como Goerdeler, Ulrich von Hasell y Adam von Trott zu Solz tenían posibilidad de comunicarse con el extranjero, mediante embajadas alemanas en países que mantenían neutralidad (como en Suiza, Suecia, o Portugal), tanto Estados Unidos como Gran Bretaña rechazaron acercamientos con conspiradores. Primeramente los aliados occidentales dudaban de las intenciones de los conspiradores y no confiaban en ellos, considerando a éstos como antiguos aristócratas de Prusia que habían apoyado a Hitler pero deseosos de salir bien librados de una segura derrota alemana; en segundo lugar tanto Franklin Delano Roosevelt como Winston Churchill deseaban mantener como aliada a la Unión Soviética y un acercamiento a los conspiradores contra Hitler causaría las peores sospechas de Stalin quien temía acuerdos secretos entre alemanes y angloestadounidenses.

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