Símbolos de la vida (capítulo del libro Fundamentos del Nacionalsocialismo)

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(Este es el sexto capítulo del libro Fundamentos del Nacionalsocialismo de Alfred Rosenberg)


El ser humano no puede captar y representar el mundo, la vida, en su inmediatez. La esencia de la vida es su ininterrumpida actividad (Wirksamkeit), la esencia del espíritu humano y de la conciencia, en cambio, es lo interrumpido, lo intermitente. Sin este ritmo espiritual no sería posible ni una sola obra del arte, ni un solo pensamiento elaborado de la ciencia, ni sería posible una sola acción heroica. Esta profunda diferencia entre el proceso vital ininterrumpido, fluente, orgánico y la esencia de nuestra capacidad de comprensión, nos obliga a distinguir aun más y llamar aquellas formas a nuestra conciencia con cuya ayuda el ser humano se apropia el mundo, lo subyuga o le sirve.

La intuición actúa convenciendo o provocando negación de una manera directa. Un conocimiento acerca del problema en cuestión lo podemos alcanzar sólo mediante un esquema racional, y el ser humano es impulsado mediante el acicate de la voluntad. La intuición trabaja según sus eternas leyes siempre con símbolos. Quien alguna vez ha estado en la Iglesia de la Guarnición de Potsdam ante el sepulcro de Federico El Grande y Federico Guillermo I, quien miró con conciencia las viejas banderas prusianas desgarradas en las paredes, a éste se le genera de estos paños simbólicos todo un mundo, épocas magnas de la historia alemana. Esta bandera es, pues la máxima alegría de la fuerza alemana y del valor del sacrificio alemán. Es también un nuevo símbolo lo que hoy es llevado por el Movimiento Nacionalsocialista, en cantidad ilimitada a través de las calles de aldeas y ciudades alemanas. Este símbolo nos muestra en color y dibujo directamente lo que conocemos teóricamente y queremos interiormente. Alrededor de este símbolo se agrupan día a día, mes a mes, año a año siempre nuevos pensamientos, siempre nuevos valores, siempre nuevos sacrificios, y así no sólo el nuevo paño de la bandera mismo se convierte en un símbolo, sino también los hombres que llevan estas banderas. A esta nueva divisa pueden adherirse interiormente sólo seres humanos que son condicionados por los grandes valores de la alemanidad y tienen el coraje de defenderlos también hacia afuera.

Y ya aquí podemos comprobar una consonancia mística entre estos valores de carácter e ideales con la intuición directa, ya que el término medio de toda humanidad que marcha con nosotros en un frente, también reconoce un ideal racial, tal como fue proclamado en otro tiempo a través de su arte. Un ideal racial que relaciona de manera igualmente estrecha las grandes figuras femeninas del frontón del Partenón en Atenas con la figura de Gudrun y la de Dorothea de Goethe como las figuras masculinas griegas con el ideal de belleza germánico.

Una bandera, un signo, cuanto más tiempo se ha luchado bajo el mismo, tanto más sagrado se vuelve. En ella se corporiza la inmutabilidad de una idea, aun cuando hayan sido miles de diferentes manos las que asieron el asta de la bandera. Yo considero que junto a la sencilla formulación del pensamiento genial de nuestro tiempo, es la mayor hazaña de Adolf Hitler haber brindado al Nacionalsocialismo un estandarte que de manera intuitiva, completamente directa, simboliza lo magno de la naturaleza germánica y, por así decirlo, absorbe y transmite todos los sacrificios y triunfos por la Idea. Los colores negro blanco rojo recuerdan aquellas banderas bajo las cuales la Alemania de 1914 fue a una santa guerra, para proteger al pueblo y a la patria del cerco del eterno enemigo en el Oeste. La cruz gamada empero, salta repentinamente por encima de siglos, milenios, y señala las fuentes de aquella fuerza, de la cual antaño procedieron hazañas creativas alemanas En épocas en que esta alegoría cruzó el mundo como signo de la sangre nórdica, se transformó en símbolo para la fecundidad y la vida ascendente. Es verdad que este signo se remonta a épocas "paganas", pero el Nacionalsocialismo ni piensa en negar cobardemente la unidad de la esencia germano alemana y comenzar acaso la historia alemana con Carlomagno, aun cuando más tarde mucho de valioso haya afluido también desde afuera a dicha esencia. Pero, el núcleo para todas las posibilidades estaba dado cuando el ser germánico abrió los ojos. Y la cruz gamada nos ha de representar esta unidad. Contra este símbolo se encendió una violenta lucha por parte de los oscurantistas de nuestro tiempo, sobre todo los dirigentes del Centro (que nos traicionan constantemente al marxismo ateo) tienen la audacia de calumniar en el nombre del Cristianismo este signo, que según ellos nos pone al mismo nivel con los negros achantís.

Vamos a seguir por un momento a estos señores (cuyos artículos hacen la ronda por toda la prensa centrista) y aplicar la misma demostración con respecto a la Iglesia romana que ellos aducen defender como cien por ciento anti pagana y cristiana.

Ahí está primero la celebración de la Navidad (Weihnachten = Noches Consagradas): tan antiquísimo día festivo germánico del solsticio de invierno; de la misma manera, el día de San Juan (Sonntag = día del sol), el día festivo pagano del solsticio de verano. Constantino introdujo el domingo y la fiesta de Navidad como adorador de Helios ya que eran días de Helios. Para la fiesta de Pascua (Osterfest = fiesta de Ostara). El cristianismo no sólo ha tomado el nombre de la diosa germánica de la primavera, Ostara, sino también su sentido de la Resurrección de la noche invernal, y también su símbolo del huevo como signo de la fecundidad. Y si los señores luchan contra el "Wotanismo", debieran, sin embargo, declarar, conforme a la verdad, que San Osvaldo y San Martín no representan otra cosa que dos cambios de denominación de Wotan, adjudicándoseles al propio tiempo los mismos símbolos (manto y lanza).

Es característico de toda esta lucha falaz injuriando la cruz gamada, el intento de presentar ésta como adulteración de la cruz cristiana. Este empeño muestra que los predicadores de las iglesias cristianas no tienen siquiera la más leve noción de la procedencia del símbolo que durante toda su vida llevan sobre el pecho. El símbolo de la cruz gamada originado en el corazón de Europa es uno de los muchos signos celestes y solares. El cielo y el sol eran representados con un círculo, como una rueda de carro con sus rayos, como cruz de brazos iguales, como cruz gamada. Del centro de Europa el símbolo nombrado en último término llegó a Grecia, donde Schliemann lo encontró en Troya (2500 años a. Cr.). Desde allí se difundió con las tribus nórdicas como signo de la vida en despertar orgánico, a la India, donde aparece primeramente alrededor de 500 años a. Cr. y llega a ser más tarde el segundo signo en santidad de Buda. Con el budismo, la cruz gamada llegó a la China y es considerada aquí (dibujada dentro de un círculo) como signo de lo infinito. En otra dirección, los germanos llevaron el signo a Inglaterra y las expediciones nórdicas a Roma. En las catacumbas encontramos la cruz gamada, y más precisamente al lado de la llamada cruz cristiana, que tenía la misma procedencia y el mismo significado. La cruz cristiana como signo del madero de martirio romano no se conocía en absoluto durante más de 200 años, sino que por el contrario Minutius Felix vociferó aún en el siglo 30 contra la pagana cruz "de los cristianos" hasta que como este símbolo no pudo ya combatir, fue el madero de martirio de Cristo como el símbolo no erradicable aceptado como signo de los cristianos. (El madero del martirio de Cristo no tenía forma de cruz sino de T).

Junto a la cruz "de los cristianos" aparece luego la cruz gamada hasta el siglo 160 sobre las mitras de obispos, en monedas y manteles de altares y en las catedrales, y aún hoy lo observarnos en devocionarios católicos (Devocionario Benedictino de Beuron); en la Iglesia de San Martín construida en 1912 en Trier puede ser encontrado esculpido en piedras en el banco de las comuniones y en el dibujo de la ventana de la fachada principal de la misma. Pero cuando el Movimiento de Liberación Alemán sostiene en alto el antiguo signo germánico otorgándole su sentido original como pronunciamiento por un accionar creativo, por el resguardo de la sangre y del pueblo, entonces una prensa hipócrita despotrica sobre "paganismo".

Nosotros preguntamos a la inversa ¿es cristiano cuando el Centro "católico" entrega todo el poder en Prusia a la socialdemocracia atea? ¿Es cristiano cuando el Centro presenta al presidente de la Congregación de Culto judía, el sionista Kareski como candidato para el Reichstag? ¿Es cristiano cuando las sesiones de ateos internacionales de Berlín pueden realizarse bajo los ojos del ministro del Centro?

¡Extraño cristianismo sería éste si se tuviese la audacia de proclamar esto como política cristiana!

Sin embargo, eso sucede. Paralelamente, empero, se produce un despertar alemán que anhela nuevamente limpieza y honor. Y por eso, sólo por eso, estalla con nunca visto frenesí la lucha del Centro contra nosotros. Pero también esta empresa de encubrimiento llegará alguna vez a su fin. Ya los adversarios comienzan a darse cuenta que al gran efecto unificante de todos los alemanes conscientes, que irradia el estandarte de la cruz gamada, nada se le puede oponer.

La cruz gamada no necesita de ninguna manera estar enfrentada antagónicamente a la cruz cristiana. El NSDAP nunca combatió a la cruz como tal; el Centro, en cambio, se dedicó a la tarea de injuriar desde el comienzo el "signo pagano" negando y enlodando los valores de la sangre. Este partido está, por consiguiente, en el mejor camino de falsear la cruz cristiana en un signo de mentalidad caótico racial. No es nuestra culpa si las autoridades eclesiásticas no proceden contra este abuso de un símbolo mundial religioso en beneficio de sucias metas partidistas.

La cruz cristiana es un símbolo religioso, la cruz gamada un signo combativo racial político Con esto la diferencia (y complementación) de ambas alegorías para el NSDAP está expresada para todo el que aún tiene buena voluntad. Cuando hombres de la SA católicos y evangélicos querían visitar con su estandarte sus iglesias, fueron en la gran mayoría de los casos rechazados. En los altares mayores de las iglesias católicas de Italia está hoy la bandera del Estado con el símbolo fascista, sin duda también un signo "pagano" de la época del romanismo pre cristiano. El Papa italiano ya no tuvo nada que objetar contra ello, tampoco contra la ejecución del himno al rey en los órganos de las iglesias de Italia. Lo que vale para un católico, vale también para el otro. Si también en círculos católicos de Alemania se manifiesta rencor contra las autoridades eclesiásticas que atacan violentamente al Nacionalsocialismo y expulsan el símbolo del renacimiento alemán de las casas de Dios, entonces esto es la culpa de los mismos.

Toda manifestación de nuestra vida que quiere expresar algo interior, es en último término simbólica. También todas las letras, todas las palabras, la lengua entera han sido inventadas por una comunidad determinada, lo mismo que las alegorías, emblemas reconocidos por ella a fin de crear un nexo puramente simbólico intermediario entre lo interno que no se corresponde de ninguna manera con lo externo. También el sonido pertenece aquí, pero sobre todo, el color, la línea, el dibujo. Por fino y ricamente estructurado que pueda ser el instrumento de la lengua y de la escritura: es sin embargo el ojo, el utensilio más directo, con cuya ayuda palpamos, comprendemos el mundo exterior. La visualización del símbolo, por lo tanto, será siempre más fuerte que una conciencia de concordancia racional, porque un emblema de la luz conduce directamente del ojo al alma, a la voluntad. Y mientras esto ocurra, el alma aun está sana.

En el momento en que se escriben estas líneas, el NSDAP cuenta con 200 hombres que sellaron con su vida la fidelidad por el Reich venidero. No cayeron en una gran batalla frontal sino que fueron asaltados alevosamente, durante su servicio por el Movimiento, por el Frente Rojo, el Reichsbanner (Estandarte del Reich), y últimamente también por la Kreuzschar (Banda de la cruz) del Centro, acuchillados, baleados y pisoteados hasta ser muertos. Se los abatió a tiros de la bicicleta cuando volvían a su casa de las asambleas; se los buscó en su domicilio y se les vació los ojos, como acaeció, por ejemplo, con el camarada Senft, y luego se les asesinó. La prensa asesina roja publicaba nombres y direcciones de nuestros hombres de la SA y de la SS para instigar a la criminalidad. Y así murieron todos los Kütemeier, Hirschmann, Wessel, Thielsch, Vobis, Steinbach Garthe... Generalmente trabajadores pobres que sólo habían cometido el único crimen de amar a Alemania más que a sí mismos.

Y al lado de estos muertos más de 8000 hombres de la SA y SS llevan las heridas de la terrible guerra civil en sus cuerpos, heridas que fueron recibidas en los innumerables asaltos cuya violencia agita a Alemania sin que la prensa burguesa tome noticia de ello. Cerca de 50 heridos diarios contamos en setiembre de 1931, pero la prensa judía de Berlín y de Frankfurt no hacía sino acrecentar su campaña de azuzamiento.

Y junto a los hombres recordamos a las mujeres nacionalsocialistas, a quienes nuestra idea, el símbolo de la cruz gamada, da la fuerza de dejar ir diariamente a sus esposos, hijos, hermanos, sin saber si volverán. También este heroísmo nos muestra que después de haber superado el espíritu de noviembre de 1918, hemos vuelto a entrar en una gran época heroica del Pueblo alemán. En el Movimiento Nacionalsocialista, que es calumniado por todas las "feministas" como "enemigo de la mujer", la mujer alemana recién ha vuelto a despertar a su autoconciencia. La gran vivencia también la ha liberado a ella de ridículas barreras y aprovechados aduladores, del coartamiento presuntuoso de su personalidad pero también de aquellas damas literatas que hoy van tirando su existencia inútil sólo como objetos de burla en clubes parlamentarios. El gran desprejuicio (Unebefangenheit) ha sido restaurado por el NSDAP y la mujer alemana en nuestro Movimiento sabe que los hombres alemanes luchan también por su libertad y respeto. El porvenir demostrará en cuán gran medida Alemania también necesitará de estas mujeres nacionalsocialistas.

Y para terminar algunos ejemplos que son ellos mismos símbolos.

En el Tirol un Hitlerjunge [1] es herido mortalmente en la cabeza por un comunista. Se presenta el sacerdote para administrar la extremaunción y exige para ello el abjuramiento de Hitler. El valiente muchacho, luchando con la muerte, declina hacerlo... Sanó y hoy sigue luchando.

A fines de 1930 el hombre de la SA Friedrich Weinstein fue asaltado por comunistas y acuchillado a muerte. En los brazos de sus camaradas pronunció las últimas palabras: "Hitler, por ti muero gustosamente... Madre, me muero."

En junio de 1931, durante nuestro Congreso Partidario del Gau (comarca) de Sajonia en Chemnitz, el camarada Edgar Steinbach fue muerto a tiros por comunistas y Heinrich Gutsche recibió heridas mortales. Adolf Hitler visitó a éste, quien al ver al Führer, enderezó una vez más el cuerpo agujereado y alzando el brazo para el último saludo, balbuceó aún "Heil Hitler" y murió.

También en junio de 1931 un grupo SA fue asaltado en Bremen por un número muy superior de comunistas. La SA se retiró defendiendo su bandera y en ese trance cayó el obrero y hombre SA de 31 años, Gossel. Su último deseo fue ser enterrado con la camisa parda.

En agosto del mismo año, los nacionalsocialistas que regresaban a sus casas fueron tiroteados en Limbach (Sajonia) por los comunistas. El camarada Grobe de 23 años fue alcanzado mortalmente. Sus últimas palabras fueron "¡que se logre erigir pronto el Tercer Reich!"

Todos estos son testimonios primigenios del modo de ser germánico alemán. No sólo irrumpen del terruño campesino eternamente fiel, no y esto es lo más grande, se presentan ante nosotros provenientes de pobres viviendas obreras sin luz y sin aire. De la ciudad mundial aniquiladora de la naturaleza y del carácter provienen estos sonidos balbuceantes de la fidelidad más inapreciable, de aquella grande conciencia de seguimiento, que a través de Führer y bandera ha despertado a la vida: un mito conmocionante de nuestra época aparentemente sin mito, sin esencialidad y enemiga de todo lo noble. Al mismo tiempo, este sacrificio por un futuro sólo visible a grandes rasgos es religión.

También religión en el más verdadero sentido no es el reconocimiento exterior de cualesquiera dogmas, afirmaciones eclesiásticas y ejercicios tradicionales, sino que en todas partes allí donde un ser humano sirve valientemente a los más altos valores, allí está Dios, allí lo metafísico se ha vuelto acción en el ser humano. No necesita ser la muerte lo que pruebe ésto, sino justamente la vida, aún cuando recién la muerte trae a la plena conciencia esta religión practicada. Seres humanos empero que acompañan a un asesino múltiple (como Kürten) como expiado en su camino al cadalso con todas las consolaciones de la Iglesia y al mismo tiempo, empero, niegan un entierro eclesiástico a un hombre creyente, consciente del honor, que ha actuado desinteresadamente por su pueblo (como el nacionalsocialista Gemeinder, fallecido de un ataque cardíaco después de una asamblea, arguyendo que no se había "arrepentido") esos seres humanos no están con Dios sino con el Diablo.

La lucha que lleva el Movimiento Nacionalsocialista es por eso más que comunidad eclesiástica, religión vivida, metafísica de la acción, y todas las colectividades religioso eclesiásticas a las que pertenecen estos nacionalsocialistas (protestantes, católicos, feligreses de la Iglesia Alemana, etc.) reciben a través de él nuevas consagraciones, afluencia de nuevos altos valores. Deberían agradecerles, en lugar de como sucede no pocas veces calumniarlos y perseguirlos.

Pero como quiera que sea, el NSDAP no lleva su lucha en el terreno de cualesquiera confesión eclesiástica, sino en el campo de la lucha por el poder contra las fuerzas del caos racial, del deshonor, de la destrucción del pueblo.

Aquí el símbolo de la cruz gamada está hoy como único verdadero enemigo frente a la estrella soviética, que es representación no sólo del bolchevismo, sino también de todos los sistemas y hombres que espiritual y políticamente lo han preparado, y lo protegen: liberalismo, socialdemocracia y Centro.

La cruz gamada empero, no conoce tampoco los goces y símbolos de la burguesía satisfecha de antes. No considera a la paz más grande que la lucha, sino que valora precisamente esta lucha como nacimiento creativo de la cultura y de la genuina estatalidad (Staatlichkeit).

De ello ya son testigos aquellos miles que sangraron, aquellos centenares de miles que hoy diariamente, en el frente de avanzada, se hallan en combate contra una jauría siseante que tienen ante sí y los cobardes que se mueven a sus espaldas.

Junto a las letras de bronce de los conductores, están registrados esos nombres en el libro de la historia alemana. Y concluyo con las palabras que un conductor de la SA pronunció junto al sepulcro de nuestro asesinado hombre de Düsseldorf, camarada Vobis:

"¡Duerme tranquilo, camarada, en la oscura tierra!
Pronto los batallones pardos, con bandera ondeante
y paso de bronce, retumbarán sobre los sepulcros y,
vengándote, conquistarán luchando el Reich por el cual tú caíste!"


¡ALEMANIA DESPIERTA! ¡HEIL HITLER!

Referencias

  1. Miembro de la Juventud Hitleriana (N. del T.)

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