Manuel Carlés

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Manuel Carlés

Manuel Carlés Mazza (30 de mayo de 1872, Rosario, Argentina - 25 de octubre de 1946, Buenos Aires, Argentina) fue un abogado, docente y político argentino que comandó a la Liga Patriótica Argentina entre 1919 y 1946.

Juventud

Carlés se formó como abogado en la Universidad de Buenos Aires, doctorándose con una tesis acerca de los derechos sucesorios de las esposas. Una de las primeras clientes que tuvo fue Elena Parsons Horne, una joven que se volvió famosa en su país luego de cometer un viricidio. Carlés logró su absolución, apelando a argumentos basados en la psicología científica, algo que para la fecha todavía no era habitual.

Fue también asesor legal del Centro de Almaceneros de Buenos Aires.

En 1893 participó de la insurrección popular organizada por la Unión Cívica Radical, acción que le costó un breve exilio en Uruguay.

Destacado por su aguda inteligencia y su poderosa elocuencia, frecuentó el Ateneo de Buenos Aires, y, junto con Joaquín Llambías, Pedro Goyena, Félix Frías y otros católicos, participó de las primeras tertulias de la Academia Literaria del Plata. También ejerció el periodismo en los diarios El Tiempo, que dirigía Carlos Vega Belgrano, y El Censor, administrado por Luis María Gonnet. Siendo aún un veinteañero se incorporó como docente en el Colegio Nacional de Buenos Aires, puesto que ocuparía por casi cuatro décadas.

Diputado nacional

Carlés ingresó en 1898 al Congreso de la Nación en calidad de diputado por el distrito de Santa Fe. Era miembro del Partido Autonomista Nacional, donde respondía al liderazgo de Carlos Pellegrini. Fue reelecto por primera vez en 1900 -ese mismo año participaría de las sesiones destinadas a elaborar a la nueva Constitución Provincial de Santa Fe. Cuatro años después triunfó nuevamente en una elección de cargos legislativos, pero esta vez lo hizo en el distrito de Capital Federal y como miembro del Partido Autonomista, la fuerza política creada por Pellegrini luego de romper con el PAN. En 1908 logró su cuarto mandato como diputado: nuevamente fue candidato en Capital Federal, pero terminó sentándose junto a la facción modernista del PAN que apoyaba al presidente José Figueroa Alcorta.

En su paso por el parlamento argentino participó de numerosos debates, como cuando promovió la modernización del sistema universitario, o como cuando vindicó la obra civilizadora que los misioneros católicos hicieron entre los indios en los territorios nacionales, o como cuando defendió la convertibilidad del peso papel y el peso oro. También presentó proyectos de ley de importancia: solicitó la creación de un museo en honor a Bartolomé Mitre, pidió reglamentar el régimen de propiedad intelectual para beneficiar a los autores de obras artísticas, planteó la necesidad de reorganizar a los juzgados de paz para erradicar de ellos la corrupción, y propuso demoler el edificio del Cabildo de Buenos Aires para construir sobre sus ruinas un palacio que sería sede del Poder Judicial (proyecto que se aprobó pero que al final no fue realizado). En 1912, durante las discusiones sobre la nueva ley que reformaría las prácticas electorales en la Argentina, Carlés sostuvo que -desde un punto de vista sociocultural- habían más razones para reforzar el presidencialismo que para adoptar el parlamentarismo; a su vez se alineó con los que proponían que el escrutinio mayoritario para definir la distribución de escaños parlamentarios debía ser uninominal y no plurinominal, arguyendo que de ese modo se garantizaría que la democracia nacional reflejaría al espíritu individualista del mundo contemporáneo y se podría avanzar paulatinamente hacia una maduración política en el país.

Cuando en 1907 estalló un conflicto de gran envergadura entre inquilinos y propietarios que produjo una profunda conmoción social, Carlés, convertido en asesor de la Corporación de Propietarios y Arrendatarios, se mostró partidario de castigar severamente a quienes habían perturbado el orden. Unos años después, junto a su hermano el también diputado nacional Carlos Carlés, propuso sancionar una ley que garantizase la imposibilidad de desalojo de cualquier familia que fuese propietaria de un inmueble.

Fue durante ese periodo que organizó un Congreso de Periodistas en Buenos Aires con el fin de elevar la calidad de la prensa argentina. Allí planteó la necesidad de crear la Caja de Pensiones y Jubilaciones para periodistas.

Como miembro del Círculo de Armas prologó en 1905 el Código de Honor que compendió el esgrimista Scipione Ferretto con el fin de establecer reglas claras para la realización de duelos entre caballeros.

Intelectual público

Cuando Carlés dejó su banca de diputado nacional en 1912, decidió volcarse a la docencia. Así fue que comenzó a dictar clases en la Universidad de Buenos Aires y en otras instituciones como el Colegio Militar de la Nación y la Escuela Superior de Guerra. Fue muy importante su prédica a favor de estudiar más detalladamente a la realidad nacional y de inculcar desde la cátedra el amor a la patria en la que se ha nacido.

Hombre de opinión muy respetada, fue miembro del Jockey Club, del Círculo Militar y del Círculo Naval. Colaboró con la revista Caras y Caretas y el diario La Nación.

Durante la Primera Guerra Mundial se inclinó por apoyar a la Triple Entente, ya que, al igual que muchos otros hombres de su generación, era francófilo.

Carlés escribió el guión de la película Buenos Aires tenebroso, la cual sería filmada a principios de 1918 por el director Juan Glizé.

Interventor en Salta

En agosto de 1918 el presidente ucerista Hipólito Yrigoyen lo nombró Interventor Federal de la provincia de Salta. Carlés, que no pertenecía a la Unión Cívca Radical, aceptó la designación. En aquella ocasión Yrigoyen tuvo que recurrir a Carlés para evitar una sublevación en el noroeste argentino, ya que el hombre a quien había enviado originalmente el presidente para desplazar al gobernador legítimo Abraham Cornejo se había comportado de manera tiránica, ganándose el repudio colectivo de la aristocracia salteña.

Carlés procuró mediar pacíficamente ante los dirigentes provinciales fastidiados, explicándoles que la renovación de las instituciones estatales, de las prácticas políticas y de la vida civil en general traería más beneficios que perjuicios.

Durante su breve gestión, que duró hasta los primeros días de enero de 1919, firmó el decreto para la creación del Panteón de las Glorias del Norte, una recámara en la Catedral Basílica de Salta en la que descansan los restos mortales de destacados patriotas de la región como Martín Miguel de Güemes y Rudecindo Alvarado.

Liga Patriótica Argentina

Fundación

Al regresar desde Salta a Buenos Aires, Carlés halló a la ciudad sacudida por una insurrección obrera encabezada por judíos de tendencia comunista y anarquista. Preocupado por la situación, asistió a una reunión de ciudadanos notables donde se organizó un cuerpo de defensa armado destinado a asistir a las fuerzas del orden en el combate contra el peligro rojo y a garantizar la restauración de la paz social: nacía así la Liga Patriótica Argentina. Unos meses después, en abril de 1919, el almirante Manuel Domecq García, ideador de la organización, le cedió el liderazgo a Carlés después de que el gobierno nacional les prohibiese a los hombres de las fuerzas armadas pertenecer a la LPA.

Expansión de la organización

Una de las primeras cosas que hizo Carlés al asumir la presidencia de la LPA fue reclutar adherentes en diversas provincias argentinas. Ello lo llevó a realizar una gira por la Patagonia, la cual, debido a la ausencia del Estado argentino, se había convertido en objetivo de los sediciosos de izquierda. Las brigadas de la LPA ayudaron a evitar la instalación de un soviet, custodiando exitosamente al orden republicano que había instaurado la Constitución Nacional.

Carlés era consciente del hecho de que la represión organizada sólo contendría momentáneamente al avance de la subversión social, pero dificilmente la detendría. Para lograr lo último hacía falta argentinizar a las masas, mejorando su condición de vida y despertándoles el deseo de identificarse con los más altos ideales que rigen a la nación. Así fue que la LPA auspició la realización de conferencias y reuniones en donde se discutía sobre la problemática del país y se proponían soluciones que fuesen respetuosas de la tradición nacional, la familia cristiana y la propiedad privada. También procuraron hacer propaganda a favor de la causa patriótica organizando actos y desfiles conmemorativos en espacios públicos durante las fechas patrias, auspiciando documentales cinematográficos (algunos de los cuales fueron dirigidos por el cineasta Federico Valle), y comprando espacios publicitarios en diarios como La Fronda y El Pueblo.

Para desarticular la organización de la clase obrera, a Carlés se le ocurrió proponer que el 1° de mayo el gobierno debía instituir una imponente fiesta cívica en honor a la jornada de 1851 en la que Justo José de Urquiza se pronunció en contra de Juan Manuel de Rosas y comenzaron las maniobras que terminarían por derrocar al Restaurador.

La LPA estimuló la creación de escuelas obreras montadas en fábricas, destinadas a educar a la gente en los valores que debían alentar a la unidad de la sociedad. Carlés sostenía que la rápida industrialización produciría enormes beneficios para el país, por lo que era necesario bloquearle desde temprano a los trabajadores el deseo de confrontar contra quienes dirigían la reconversión económica argentina.

Interventor en San Juan

En diciembre de 1922 el presidente ucerista Marcelo T. de Alvear le pidió a Carlés que asuma la gobernación de San Juan, pues la provincia estaba atravesando una crisis institucional desde noviembre de 1921 producida por el asesinato del ucerista Amable Jones a manos de miembros de su propio partido.

Carlés, un hombre al servicio de su patria, aceptó la designación y se fijó una meta muy puntual: convocar a elecciones para elegir un nuevo gobernador, usando los recursos de la LPA para garantizar que el acto eleccionario fuese pacífico y la institucionalidad fuese respetada. Así se hizo en el mes de enero de 1923, imponiéndose el populista Federico Cantoni, autor intelectual del homicidio que había desencadenado el caos político en la provincia. Cuatro días después de la elección, Carlés le cedió el mando a Aquiles Castro -que era el vicegobernador del asesinado Jones- y se retiró de San Juan satisfecho de haber restaurado la ley y el orden.

Intento de asesinato

El 22 de noviembre de 1923, un terrorista ácrata de nombre Desiderio Funes interceptó a Carlés en la calle y le realizó dos disparos con un revólver. Afortunadamente el líder de la LPA salió ileso del episodio.

Su caso fue comparado a las acciones revanchistas de los anarquistas sufridas por Ramón L. Falcón y Héctor B. Varela, con la diferencia de que el desenlace del atentado que sufrió no fue fatal.

Anti-yrigoyenismo

Durante los años en los que gobernó Alvear, Carlés fue reconocido como un distinguido defensor de la argentindad, al punto tal de que el propio presidente lo convocó junto a Ricardo Rojas, Antonio Dellapiane, Manuel Gómez Carrillo y Carlos Correa Luna para confiarle la revisión del Himno Nacional Argentino.

Carlés siguió con las campañas de la LPA, sin ninguna intención de convertir a la organización en un partido político. Su plan era reclutar hombres de diversos sectores sociales que luego ocupasen puestos de mando y aplicasen en esa instancia lo aprendido en su paso por el liguismo.

Sin embargo cuando Yrigoyen anunció que se presentaría a la elección presidencial de 1928, Carlés sintió la necesidad de detener las aspiraciones del caudillo populista. En consecuencia aceptó acompañar como candidato a vicepresidente a José Nicolás Matienzo, quien era el hombre escogido por el Partido Socialista Independiente para disputar el puesto del máximo mandatario de la república.

La elección terminó polarizándose entre Yrigoyen y el candidato que representaba a una gran coalición de conservadores y liberales, por lo que la fórmula Matienzo-Carlés recibió apoyos muy escasos.

Temiendo por el futuro de la patria, Carlés se sumó a la campaña anti-yriogyenista que conducían diversos sectores políticos en la Argentina. La LPA, que ya no contaba con patrullas de militantes que recorrían las calles procurando vigilar a los fascinerosos, se reorganizó para volver a hacerse sentir entre la gente. Esto le costó amenazas de muerte a Carlés por parte del Klan Radical, el grupo paramilitar subvencionado por el gobierno que defendía al presidente Yrigoyen aterrorizando a sus adversarios.

A comienzos de 1930 se especuló con que Carlés intentaría recuperar su banca de diputado nacional integrando una lista con otras personalidades nacionalistas como Leopoldo Lugones y Rodolfo Irazusta, pero el proyecto terminó truncándose. Meses después se produjo la Revolución de 1930, a la cual el líder de la LPA la saludó con satisfacción. De todos modos la demora de José Félix Uriburu en la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales -debido a la especulación de adoptar un nuevo régimen político y económico- hizo que Carlés pasara a engrosar el coro de críticos del gobierno.

Últimos años

Durante la década de 1930 tanto la figura pública de Manuel Carlés como el activismo de la LPA entraron en declive. Nuevas organizaciones como Legión Cívica Argentina y ADUNA pasaron a ocupar el puesto que en la década anterior había ocupado la LPA. Los liguistas perdieron poder de movilización, reconvirtiéndose en un grupo de presión parlamentaria, que lanzó varias campañas para conseguir la aprobación de leyes de inspiración patriótica (entre los proyectos impulsados por la LPA se destacó el de convertir al Convento de San Lorenzo en un sitio histórico debido a su vinculación con la vida de José de San Martín).

En 1933 el líder de la LPA -junto a Alfredo Lorenzo Palacios y Luis Roque Gondra- asumió la defensa judicial de Alvear, a quien se lo había acusado de haber organizado una conspiración cívico-militar contra el gobierno. El respeto y la admiración que le inspiraba el antiguo presidente lo llevó a redactar el prólogo para el libro Democracia que el hombre de la UCR publicó en 1936.

Carlés falleció en octubre de 1946.

Bibliografía

  • Ensayo sobre los derechos sucesorios de la esposa. Buenos Aires: Martín Biedma, 1892.
  • De la esposa: su condición hereditaria. Buenos Aires: Martín Biedma, 1892.
  • Histerismo intelectual. Buenos Aires: Argos, 1895.
  • Apuntes de literatura preceptiva. Buenos Aires: Estrada, 1898.
  • Nociones de Derecho Argentino. Buenos Aires: Librería García Santos, 1913.
  • La République Argentine et la guerre européenne. París: Hachette, 1916.
  • Intervención Nacional en Salta. Informe elevado al Ministerio del Interior. Buenos Aires: Talleres Rosso, 1919.
  • Acción de cultura de la Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires: UBA, 1921.
  • Catecismo de la doctrina patria. Buenos Aires: Biblioteca de la Liga Patriótica Argentina, 1921.
  • Evangelio de la raza. Buenos Aires: Rinaldi Hermanos, 1921.
  • En el sepulcro de Guido. Buenos Aires: Olivieri y Domínguez, 1921.
  • La leyenda de Juan Lavalle. Buenos Aires: Moly, 1921.
  • Definición de la Liga Patriótica Argentina. Buenos Aires: Biblioteca de la Liga Patriótica Argentina, 1922.
  • Intervención Nacional en San Juan. Informe elevado al Ministerio del Interior. Buenos Aires: Talleres Cúneo, 1923.
  • El oficial en funciones civiles. Buenos Aires: Ferrari, 1924.
  • Reflexiones acerca de la ley de colonización de los latifundios. Buenos Aires: Talleres Rosso, 1924.
  • A los padres y a los estudiantes. Buenos Aires: UBA, 1925.
  • Norma del patriotismo. Buenos Aires: Biblioteca de la Liga Patriótica Argentina, 1926.
  • Educación de la responsabilidad en relación a los derechos de la comuna y los deberes del vecindario. Buenos Aires: Biblioteca de la Liga Patriótica Argentina, 1926.
  • Orientaciones del comercio argentino. Buenos Aires: Talleres Rosso, 1926.
  • Profesión de fe del conscripto argentino. Buenos Aires: Rinaldi Hermanos, 1926.
  • La nueva era. Buenos Aires: Biblioteca de la Liga Patriótica Argentina, 1930.
  • La Liga Patriótica Argentina y la Revolución del 6 de septiembre de 1930. Buenos Aires: Biblioteca de la Liga Patriótica Argentina, 1930.
  • Carta al Presidente Uriburu. Buenos Aires: Autoedición, 1931.
  • El proceso Alvear (junto a L. R. Gondra y A. L. Palacios). Buenos Aires: Claridad, 1933.
  • Defensa judicial de Alvear en el complot imaginario. Buenos Aires: Autoedición, 1933.

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