Mercedes Sanz-Bachiller

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Mercedes Sanz-Bachiller vistiendo camisa azul mahón.
Mercedes Sanz-Bachiller (17 de julio de 1911, Madrid, España - 11 de agosto de 2007, Madrid España) fue una activista política española, que fundó a la organización de beneficencia Auxilio Social.

Fue procuradora en Cortes de representación sindical como Jefe de la Obra Sindical de Previsión Social, entre 1943 y 1967.

Estuvo casada en primeras nupcias con Onésimo Redondo, fundador de las JONS, y, tras enviudar, contrajo matrimonio con el escritor Javier Martínez de Bedoya.

Biografía

Juventud

Los padres de Mercedes eran oriundos de Montemayor de Pililla, una localidad ubicada en la provincia de Valladolid. Su padre, Moisés Sanz Izquierdo, era un hombre humilde, pero dotado de una gran inteligencia, energía e imaginación que le permitió superar la pobreza. En cambio su madre, Mercedes Bachiller Fernández, provenía de una familia perteneciente a la burguesía rural, la cual poseía varias fincas y granjas.

Cuando Mercedes tenía dos años sus padres se separaron, criándose así en la casa de su abuela, donde vivía junto a su madre y a sus dos hermanas -una de las cuales era discapacitada mental. Quedó huérfana de padre en 1914. A los nueve años la mandaron al internado del Colegio de las Dominicas Francesas de Valladolid. Su madre murió en 1925, quedando bajo la tutoría del médico Aurelio Bachiller, un primo suyo que pasó a administrar la herencia de la familia.

Matrimonio con Onésimo Redondo

Tras culminar sus estudios, Mercedes ingresó al noviciado dominico en París, pero después de unos pocos meses decidió abandonar su carrera eclesiástica y regresó a España.

En el año 1929 conoció a Onésimo Redondo, el cual le marcaría de manera definitiva para el resto de su vida. Se casaron el 12 de febrero de 1931 en la capilla del Palacio Arzobispal de Valladolid, actuando como oficiante del enlace matrimonial el padre Remigio Gandasategui. La boda se celebró dos meses antes del advenimiento de la Segunda República.

El viaje de novios se proyectó, en un principio, en un recorrido por varias ciudades andaluzas, aunque tuvo que interrumpirse en Sevilla por motivos profesionales, al tener Redondo que actuar como letrado en una vista señalada por la Audiencia Provincial.

Mercedes perdería su primer embarazo, pero aún así se mantendría física y espiritualmente fuerte.

En agosto de 1931 su marido crearía a las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, que poco después -al asociarse con Ramiro Ledesma Ramos- se reorganizarían como las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista.

Tras el fracaso de La Sanjurjada, corrió la voz de que Redondo estaba involucrado, lo que obligó a la familia a exiliarse en Portugal. En la ciudad de Porto, el 13 de noviembre de 1932, nacería la primera hija del matrimonio a la que bautizaron como María de las Mercedes. Posteriormente Mercedes, ya instalada nuevamente en Valladolid, daría a luz a otra mujer, Pilar, en marzo de 1934 y a un varón, Onésimo, en mayo de 1935.

Con el pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936 comenzó la Cruzada de Liberación Nacional. Una semana después Redondo alistó a un grupo de falangistas y partió de Valladolid rumbo al Alto de los Leones en la Sierra de Guadarrama con la intención de unirse al Bando Nacional. Sin embargo una emboscada mandada por Julio Mangada los interceptó en el pueblo de Labajo, asesinándolos antes de que pudieran llegar a su destino. Al recibir Mercedes la triste noticia por boca del General Saliquet, terminó desmayándose. El penoso estado anímico en el que cayó hizo que perdiera el nuevo embarazo que llevaba.

Auxilio Social

Creación de la organización

Según el escritor Erik Norling el Auxilio Social fue un calco del Winterhilfswerk.
Para superar su amargura y tristeza, Mercedes se volcó a la actividad política. Dejó sus tres hijos al cargo de una niñera, y se instaló en la Academia de Caballería, donde la Falange Española de Valladolid tenía su cuartel general. Se encargó de recoger y distribuir jerséis, mantas y ropa de abrigo para las tropas nacionales que luchaban en el frente. El hermano mayor de Onésimo, Andrés Redondo, nombró a su cuñada jefe de la Sección Femenina de Valladolid.

Mercedes, consciente de la lamentable situación que le tocaba atravesar a muchas madres que se habían quedado viudas por las muertes de sus maridos en el frente o por las represiones en la retaguardia, decidió volcarse en la beneficencia. Lo habló con Javier Martínez de Bedoya, abogado y amigo de Redondo. Éste sujeto, que había sido estudiante en Heidelberg, le sugirió tomar como modelo a la Winterhilfswerk que funcionaba en Alemania.

Para poder fundar la organización de beneficencia que atendería las necesidades de pobres y desamparados, Mercedes solicitó varios préstamos y créditos. Una vez recaudado el dinero, mandó a elaborar insignias, huchas para cuestaciones, uniformes para el personal de los comedores, etc. Un grupo de ciudadanas se ofrecieron como voluntarias para trabajar en los comedores y el 28 de octubre de 1936 se hizo la primera cuestación por las calles de Valladolid, recaudando 46.000 pesetas que se destinarían a comprar alimentos.

El primer comedor que se abrió para cien huérfanos funcionó en la calle Angustias de la ciudad vallisoletana. Posteriormente se inaugurarían nuevos comedores en la capital y en los pueblos de la provincia. Hacia mediados de noviembre se llevó a cabo la segunda cuestación, dándole a los que colaboraban una insignia de metal con el águila imperial sujetando con sus garras la palabra ‘Pan’.

Además de los comedores, Mercedes lanzó programas de alfabetización y apoyo escolar. Más adelante la organización se dispuso a prestar servicio de lavandería y ayuda médica para las tropas nacionales que luchaban en el frente.

Fricciones con Pilar Primo de Rivera

A finales de noviembre de 1936, Pilar Primo de Rivera estableció el cuartel general nacional de la Sección Femenina en Salamanca, con la vista puesta en asegurar su autoridad sobre Mercedes a la que consideraba una rival. Algo veladamente lo explica en su libro Recuerdos de una vida:

«Nada más llegar a Salamanca empecé a organizar la Sección Femenina. Como Dora Maqueda estaba aún en zona roja, nombré secretaria nacional provisional a Marichu de la Mora.

Por aquel entonces estaba en Valladolid Mercedes Sanz Bachiller, viuda de Onésimo Redondo, mujer dotada de muy buenas cualidades y, muy segura de sí misma, empezó en cierto modo a agrupar a la Sección Femenina. Tenía la facilidad de haber estado siempre en la zona nacional, lo que le había permitido organizar la de Valladolid e influir en otras provincias limítrofes. Al llegar yo a Salamanca, me encontré con ese problema que se crea a veces en períodos de crisis, y que no siempre es efecto de mala voluntad, sino de deseos de servir. Por otro lado, en un viaje que Mercedes hizo a Alemania había estudiado allí la organización del partido nazi y algunas de sus facetas, entre éstas el “Auxilio de Invierno”, que se llamó después “Auxilio Social”, y lo estableció en la España liberada. Fue, sin duda, el Auxilio Social una gran obra que vino a resolver muchos problemas en la retaguardia nacional. Más tarde creó también el Servicio Social de la Mujer, que obligaba a todas las mujeres a dar seis meses de servicio a España en comedores, hospitales, oficinas, etc. Una especie de “servicio militar” femenino, con algunas excepciones. Este servicio debía cumplirse entre los 17 y los 35 años. Estas dos organizaciones estaban, naturalmente, nutridas por mujeres, de manera que si no dependían de la Sección Femenina ésta tenía, en cambio, y controlaba las mujeres de que se nutría, y, por tanto, gran parte de la Sección Femenina se convertía por el momento en sólo un fichero con el que proporcionar camaradas a Auxilio Social y al Servicio Social; ya que, por otro lado, Frentes y Hospitales que agrupaba igualmente mujeres dependía también de una delegación aparte, dirigida por María Rosa Urraca Pastor, valiosa persona perteneciente a la Comunión Tradicionalista.

Todo esto suponía dificultades para la Sección Femenina, y había que usar de mucha diplomacia, pero, al mismo tiempo, de una tenacidad insobornable para poner las cosas en su sitio y devolver a cada cual su contenido»
Pilar Primo de Rivera, Recuerdos de una vida

Hay que reconocer que Pilar Primo de Rivera tenía razón al temer la influencia de Mercedes Sanz-Bachiller, ya que ésta se oponía a la misma esencia de la Sección Femenina tal como la interpretaba Pilar, amén de que Mercedes había reclutado a muchos mandos para trabajar en el Auxilio de Invierno.

Pilar dio el primer paso en esa lucha por el poder al anunciar, en el primer Consejo Nacional de la Sección Femenina que tuvo lugar en Salamanca y Valladolid entre el 6 y el 9 de enero de 1937, la incorporación oficial del Auxilio de Invierno a la Falange, dejando a Mercedes como jefe provincial de la organización que había creado con el deseo de convertirla en una fuerza de alcance nacional.

Pilar quiso unificar e imponer su autoridad sobre las tres principales organizaciones femeninas. Las dos organizaciones con las que tuvo mayores dificultades fueron con el Auxilio de Invierno, por su identificación con las JONS, y con la de Frentes y Hospitales, dirigida por María Rosa Urraca Pastor, debido a sus orígenes carlistas y sus vínculos monárquicos.

De todos modos al darse cuenta Mercedes que Pilar Primo de Rivera se había debilitado ante los ojos de Franco, se puso en contacto con el capitán Ladislao López Bassa, el nuevo secretario de la FET y de las JONS, para proponerle que se cambiase el nombre de "Auxilio de Invierno" por el de "Auxilio Social" y que la organización no dependiera de la Sección Femenina, sino que fuera una entidad aparte dentro del nuevo partido único. López Bassa concertó una entrevista con Ramón Serrano Suñer, el cual la recibió en el cuartel general del Generalísimo Franco en el Palacio Episcopal de Salamanca, comprometiéndose a transmitir su petición al Caudillo. Una vez convencido Franco, el cambio de nombre se llevó a cabo el 24 de mayo de 1937, junto con un traspaso de poder masivo a Mercedes Sanz-Bachiller. El documento que López Bassa escribió a Mercedes, decía así:

«En nombre del Caudillo, y a propuesta de la Delegada Nacional del Movimiento Femenino de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, expido este nombramiento a favor de Mercedes Sanz Bachiller, viuda de Redondo, como Delegado Nacional de Auxilio Social que comprende el Auxilio de Invierno, Obras de Protección a la Madre y al Niño, Auxilio al Enfermo y demás obras benéficas similares de las antiguas organizaciones de Falange y Requeté, autorizándosela para unificar dentro de la organización de Auxilio Social, de acuerdo siempre con el gobierno general del Estado español a todas las obras benéficas que perciben subvención del fondo de Protección Benéfico-Social (creado por orden de 29 de diciembre de 1936) y aquellas otras que nutriéndose de donativos, suscripciones voluntarias, etc. han sido creadas con fecha posterior a la iniciación del Movimiento Salvador».
—Ladislao López Bassa

Con esa determinación, Mercedes pudo dedicarse a trabajos más ambiciosos, y así abrió guarderías para los hijos de las madres trabajadoras, organizó centros de prevención de enfermedades infantiles y creó orfanatos para contener a los niños que hubiesen perdido a sus padres. Para resolver el problema económico, a Mercedes se le ocurrió la creación de una red internacional de Amigos del Auxilio Social, para lo cual viajó a Portugal y Francia, donde se puso en contacto con españoles social y económicamente destacados. En París tuvo como presidente honorario a Philippe Pétain. Posteriormente se formarían nuevos comités en Nueva York, Buenos Aires y Londres, además de conseguir que desde Italia y Alemania la apoyaran generosamente.

El 17 de junio de 1937, con la liberación de Bilbao por las tropas de Franco, hizo su entrada el Auxilio Social en la capital vasca, con seis camiones militares cargados de comida -llevando la donación que Emilio Mola había prometido antes de morir en un accidente aéreo un par de semanas antes. A medida que las tropas nacionales conquistaban poblaciones, se necesitaban más camiones para repartir comida, lo que la empujó a Mercedes a utilizar los recursos provenientes del extranjero para crear su propio parque de transporte.

Entre el 13 y 18 de septiembre de 1937 tuvo lugar el primer Congreso del Auxilio Social, resultando ser un clamor público de la labor del Auxilio Social y de su mandataria Mercedes Sanz-Bachiller.

Así, al cabo de un año de su creación, la organización que dirigía Mercedes contaba con 711 comedores y 158 cocinas de hermandad en la zona nacional. En el año 1939 el número de comedores se elevaba a 2.487 y 1.561 cocinas de hermandad, con 3.000 centros que albergaban comedores de caridad, maternidad, asistencia infantil y almacenes de ropa para los desamparados.

Creación del Servicio Social de la Mujer

Afiche de propaganda del Auxilio Social
Según se percató Javier Martínez de Bedoya, mientras crecía el Auxilio Social, el número de mujeres voluntarias empezaba a disminuir, lo que podía agravarse una vez finalizada la contienda, ya que con toda seguridad querrían volver a una cierta normalidad. A raíz de ello empezó a trabajar sobre el proyecto de un servicio militar femenino, con el fin de que la obra pudiese seguir funcionando.

El 29 de septiembre de 1937 se reunieron Mercedes y Javier con Serrano Suñer, al cual la idea le pareció estupenda; tanto fue así, que a la media hora los dos dirigentes del Auxilio Social estaban en presencia de Franco, el cual hizo un gran elogio de su labor humanitaria. De todos modos sobre el proyecto del Servicio Social tuvieron dificultades para convencer al Caudillo, ya que él mantenía la preocupación de que se rompiera el papel tradicional de las mujeres españolas y con ello se viera afectada la pacífica existencia de la familia cristiana. Al final de la entrevista el Generalísimo les invitó a que prepararan el decreto para estudiarlo artículo por artículo.

Franco, una vez estudiado el documento que le fuese enviado por Martínez de Bedoya, reaccionó favorablemente a la propuesta y, el 9 de octubre de 1937, dio órdenes de que se creara el Servicio Social de la Mujer bajo los auspicios del Auxilio Social.

El Auxilio Social en la liberación de Barcelona

El 26 de enero de 1939 las tropas de Franco liberaron a la hambrienta Ciudad Condal. El equipo del Auxilio Social ingresó inmediatamente después, siendo encabezado por Mercedes.

La preocupación principal durante los primeros días fue la de distribuir comida para la famélica población barcelonesa. Según La Vanguardia Española del 29 de enero de 1939:

“Don Juan Carlos Güell, Conde de Ruiseñada, comunicó ayer a los periodistas, en nombre de su padre, el Conde de Güell, que el palacio de su propiedad, sito en la Rambla, esquina a la calle de Puertaferrisa, tradicional residencia en nuestra ciudad de los marqueses de Comillas, ha sido puesto a disposición de Auxilio Social, que ocupará no sólo el palacio de referencia, sino aquella parte del mismo que fue alquilada a los almacenes Sepu. En el histórico palacio, Auxilio Social instalará sus comedores populares”.

Los comedores que utilizó el Auxilio Social en Barcelona en el año 1939 fueron:

Las oficinas o sede central de la institución se instalaron en el Paseo de Gracia 132. En los Distritos I y III, en el Restaurante Las Cañas de la calle Escudillers. Distrito II, el almacén se situó en la calle Rocafort 8 y los comedores en el Café Condal, Paralelo 71, y en Can Tunis, en la carretera de Hospitalet. Distrito III, tanto el almacén como el comedor en el Bar Metro de la plaza del Ángel. Distrito IV, el almacén en el bar Sol y Sombra, Gran Vía 673, delante de la plaza de toros Monumental, y el comedor en Diputación 427. Distrito V, el almacén en Mendizábal 11 y los comedores en el Café Olympia de la Ronda de San Pablo y en la calle Nou de la Rambla 102.

Al principio los camiones que transportaban la comida eran centralizados en el Palacio de Proyecciones de Montjuich y de aquí eran repartidos a los almacenes de los distritos, a los hospitales y centros asistenciales. También, en los primeros momentos, se repartía la comida desde los mismos camiones, sin descargar -como ha quedado reflejado en algunas fotografías.

Según un testigo presencial, “habían llegado unos camiones del cielo. De uno salían barras de pan, de otro potes de leche condensada, de un tercero, patatas en cantidad... Había para todos. Lo regalaban todo. La gente se iba animando. Podríamos comer hasta hartarnos. Se había acabado la guerra”.

La cantidad de alimentos distribuidos por Auxilio Social en los primeros días fue considerable, una media de 300.000 kilos diarios, equivalentes a comidas para unas 300.000 personas, que en el mejor de los casos consistía en dos platos calientes -normalmente uno de legumbres y uno de carne con patatas- y, en el peor, un trozo de pan y una lata de conservas.

Estos menúes de emergencia de los primeros días no variaron mucho a medida que meses después llegaron a ser habituales para una cantidad bastante inferior de personas, que fueron atendidas en los primeros días, en los locales del Auxilio Social. Pasado el invierno, Auxilio Social alimentaba diariamente, durante el año 1939, entre 4.000 y 10.000 niños barceloneses y una cifra parecida de adultos.

La Vanguardia Española correspondiente al 7 de diciembre de 1939 publicaba:

“Minuta que se servirá hoy en las instituciones de Auxilio Social: ‘Comedores infantiles’: Comida: Sopa de arroz con picadillo. Fabada asturiana. Membrillo. Pan. Cena: Crema de habas. Estofado de carne con patatas. Pan. ‘Cocinas de hermandad’: Comida: Potaje de garbanzos con arroz. Pan. Cena: Alubias estofadas con arroz. Pan”

Renuncia al Auxilio Social

En el discurso de clausura del tercer Congreso Nacional celebrado en Madrid el 21 de diciembre de 1939 en el teatro Español, Ramón Serrano Suñer criticó toda la base del Auxilio Social, deseoso de asegurarse el respaldo del clan Primo de Rivera.

Enseguida surgieron rumores de que Mercedes había malversado varios cientos de miles de pesetas del Auxilio Social. Los alegatos no pudieron demostrarse, pero su nombre quedó mancillado. Mercedes se dispuso a defenderse urgentemente, pidiendo una audiencia con el secretario general del Movimiento, el General Agustín Muñoz Grandes, solicitándole hiciera una inspección a gran escala de la organización y de sus cuentas. Impresionado el militar por los resultados de su investigación, se encargó de la defensa de Mercedes, para lo cual el día 28 de diciembre de 1939 fue a hablar con Franco a favor de ella.

Según le comentó Muñoz Grandes a Mercedes Sanz-Bachiller, el Generalísimo había dicho que estimaba mucho a Mercedes por sus cualidades y por lo que había hecho por el pueblo de España, pero que también había concitado muchos enemigos. Serrano Suñer por ejemplo, que ahora se mostraba aliado de los legitimistas, no ocultaba su deseo de destituir a Mercedes de la dirección del Auxilio Social. Mercedes, que se encontraba embarazada de dos meses, el 12 de enero de 1940 le presentó su dimisión al Caudillo, el cual, a través de Muñoz Grandes, le manifestó que reconsiderada su posición, pero contestó que aquello era la destrucción del Auxilio Social y que junto al ataque de Serrano Suñer a la organización le obligaba a mantenerse firme en su resolución.

El 9 de mayo de 1940, Mercedes Sanz Bachiller es sustituida como delegada nacional del Auxilio Social por Manuel Martínez de Tena -el que fuera secretario de Andrés Redondo Ortega-, ocupando Carmen de Icaza el puesto de secretaria nacional del Auxilio Social. Ello hirió en gran manera a Mercedes, ya que vio como una traición de dos que habían sido amigos y colaboradores, habiendo llegado a ocupar cargos destacados en la organización gracias a ella.

Pasada la década de 1940, cuando el reparto benéfico de comida había dejado de tener sentido, Auxilio Social su quedó como una institución más de asistencia social dentro del régimen, gestionando los centros escolares y sanitarios que se habían ido creando. Estos centros pasaron a depender, en 1976, del Instituto de Asistencia Social del Ministerio de Gobernación, motivo por el cual el nombre de Auxilio Social terminó por pasar a la historia.

Matrimonio con Javier Martínez de Bedoya

Javier Martínez de Bedoya, que hacía tiempo sentía algo más que amistad hacia Mercedes Sanz-Bachiller, le pidió que se casara con él, a lo que ella le contestó: “Lo que propones es una locura: primero los hijos que tengo, que son tres; segundo, por la campanada política que supondría la boda de la viuda de un héroe de la cruzada, recién terminada la guerra”. Javier se comprometió con sus hijos y con respecto al supuesto escándalo político, creía que pronto se olvidaría.

Poco tiempo después, Mercedes le dio la respuesta con esas palabras: “Creo que podrás disfrutar de una casa junto al mar cuando nos casemos”. El vivir junto al mar era un sueño de infancia de Javier.

La boda tuvo lugar el 3 de noviembre de 1939. Mercedes era plenamente consciente de las implicaciones de lo que estaba haciendo. Más tarde, Mercedes Sanz comentó:

«¡Qué fácil es juzgar y juzgar ligeramente! Tratar de rehacer una vida a los veintiséis años; el dilema: o vivir en la más absoluta soledad del alma, y también del cuerpo. Yo sabía que el romper todo esto suponía una renuncia y la pérdida de la estima y de la aureola que me rodeaba en tanto en cuanto conservaba socialmente el recuerdo y el amor al mito, al héroe. Pero para mí era el hombre, el marido, el ser que me enseñó las primeras esenciales cosas de la vida. Con quien sufrí y padecí la tremenda persecución política, el destierro, la incomprensión de muchos camaradas suyos y todo cuanto una mujer unida y enamorada de su marido sufre cuando lo ve sufrir a él. El volverme a casar no significaba olvido, más bien al contrario. Era el poderme encontrar a mí misma, con serenidad, con tranquilidad de alma, dignidad y seguridad en mis actos y en mi conducta. Era, en fin, seguir los propios consejos de Onésimo. Cuántas veces a lo largo de nuestros cinco años de matrimonio yo le decía: “¡Onésimo, te van a matar!” Me contestaba: “Tú te debes volver a casar”. Yo le decía: “Y ¿quién va a quererme?” Y con un gesto de manos uniendo todos los dedos, respondía: “Así, así, has de tener”. Así pues, cumplí su mandato”.»

Vida después de la guerra

Mercedes Sanz Bachiller
El 22 de agosto de 1940 dio a luz Mercedes a una niña que llamaron Ana María. Al día siguiente el editor Afrodisio Aguado, propietario de la empresa en la que trabajaba Javier, le informaba que debido a unas enormes presiones se veía en la necesidad de pedirle su inmediata dimisión.

A Martínez de Bedoya le ofrecieron el puesto de dirección comercial de la Compañía Española de Propaganda e Industria Cinematográfica, y por otro lado, Mercedes, gracias a sus tierras, bajo su administración, comenzó a producir batatas, judías blancas, cacahuetes, etc. También escribió los libros Campo y ciudad y Mujeres de España, que fueron usados como libros de texto en las escuelas españolas.

Serrano Suñer se entrevistó con Mercedes a principios de junio de 1941, ofreciéndole ser elegida para el consejo de administración del Instituto Nacional de Previsión. Días más tarde le nombraron jefe de la Obra Sindical de Previsión Social, lo que la convirtió en procuradora en las Cortes Españolas a partir del 16 de marzo de 1943 y hasta el 15 de noviembre de 1967.

En octubre de 1943 el ministro de Asuntos Exteriores, Conde de Jordana, le pidió a Javier Martínez de Bedoya que fuera como Agregado de Prensa a la Embajada de España en Lisboa.

A mediados de junio de 1947 fue llamada Mercedes, como reconocimiento a su labor en el campo de la beneficencia, para recibir a Eva Duarte de Perón durante su visita oficial a España.

Francisco Franco emitió un decreto el 18 de julio de 1949 mediante el cual nombraba a Onésimo Redondo como Conde de Labajos, dignidad nobiliaria que pasó inmediatamente a ser ostentada por María de las Mercedes Redondo y Sanz-Bachiller, que en ese momento contaba con 16 años de edad.

A principios de enero de 1951, a Martínez de Bedoya se le relevó de su puesto, ofreciéndole más tarde el cargo de Agregado de Prensa en la Embajada de España en París. En abril de 1952, tras casi nueve años de trabajar para el servicio diplomático español, finalmente dimitió de su cargo, dedicándose a escribir novelas.

Javier y Mercedes vivían felizmente en Madrid y Torremolinos, hasta la muerte del escritor ocurrida en el año 1991. Mercedes, a sus ochenta años se dedicó a organizar sus asuntos, ordenando sus archivos, los de Onésimo Redondo y los de Javier Martínez de Bedoya, habiendo sido primero protagonista de la salvación de España, y luego testigo de su decadencia por culpa de la Constitución de 1978.

Reconocimientos

  • Gran Cruz de la Gran Orden Imperial de las Flechas Rojas (1938)
  • Gran Cruz de la Orden de Cisneros (1961)
  • Gran Cruz de la Orden Civil de Orden de la Beneficencia (1961)
  • Banda de la Orden Civil del Mérito Agrícola (1967)
  • Banda de Dama la Orden del Mérito Civil (1972)

Opiniones de Mercedes acerca de la Cruzada de Liberación Nacional

Mercedes Sainz-Bachiller escribió en sus memorias:

«Al acabar la guerra, Franco se encontró con una España deshecha, quemada por todas partes, y lo primero que tuvo que hacer fue reparar las vías de comunicación y dar de comer a la gente. Tuvimos ayudas, claro. Una de ellas de Argentina. Vino Eva Perón y me encargaron atenderla todo el tiempo que estuviera en España. Era una mujer interesante. Era fuerte, orgullosa de haber triunfado, porque no cabe duda de que triunfó y, claro, como había sido vedette, tenía cierta coquetería. Hacía preguntas interesantes. Me acuerdo que me dijo: “¿Usted que cree: Es mayor la mortalidad entre los hijos de las mujeres que trabajan, o entre los de las que no trabajan? La guerra fue absolutamente inevitable. Toda Asturias estaba armada, pero armada en milicias organizadas. Y Rusia quería apoderarse de España. La prueba es que sin la ayuda de Rusia la guerra no hubiera durado ni un mes. Lo que me da pena de la juventud actual es que no pueda comprender la Guerra Civil. No era, ni mucho menos, un deseo de ir unos socialistas frente a unos falangistas... No era eso. La Guerra Civil fue una estrategia, sobre todo de Rusia, que entonces era la gran potencia, para apoderarse del Mediterráneo. Nosotros hicimos la guerra para que España no fuese una Albania. Para eso la hicimos. Los que nos levantamos lo veíamos así. La fe, el entusiasmo y el horror de entrar en el comunismo hicieron milagros. Se ganan muchas batallas por amor y por decisión.»

Dionisio Ridruejo describe a Mercedes Sanz Bachiller

Dionisio Ridruejo anotó sobre Mercedes:

«Cuando me instalé en Valladolid, Javier Martínez de Bedoya trabajaba ya con Mercedes Sanz en la dirección del que aún se llamaba “Auxilio de Invierno”. La idea había surgido a través de una relación que desde la muerte de Onésimo había sido asidua, que ya antes tenía la forma de una buena amistad. Mercedes y Javier se complementaban porque no se parecían, salvo en la pasión por la empresa política. Mercedes era directa, vehemente, y, tanto corporal como anímicamente, la imagen del fresco impulso natural y de la energía. Era una mujer morena, de voz y ademanes algo patéticos, fuerte, con una belleza que el luto y la austeridad un poco anticuada del aliño ponían en su mejor punto. Tenía un rostro ancho, un cuerpo firme, unas manos muy expresivas que parecían asir y conformar sus propias imaginaciones».

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