David Núñez

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David Núñez (26 de junio de 1898, Valladolid, España - 5 de enero de 1976, Buenos Aires, Argentina) fue un sacerdote católico hispano-argentino que se destacó como apologista cristiano.

Biografía

Aunque Núñez nació en España, su familia emigró a la Argentina cuando él todavía era un niño. Descubrió su vocación religiosa siendo aún muy joven y por ello siempre tuvo en claro que su deseo era servir a Dios. Se formó como sacerdote en seminarios de las ciudades de Córdoba y Buenos Aires antes de retornar a España con una beca para estudiar en la Universidad Pontificia de Comillas. En esa institución obtuvo su Doctorado en Teología. Estando en el Viejo Continente asistió también a seminarios en Francia y Bélgica.

Ordenado sacerdote en su tierra natal e incorporado formalmente a la Compañía de Jesús, fue enviado de retorno a América, recalando en Uruguay. Allí trabajó como docente en el seminario de Montevideo, escribió para la revista Tribuna Católica y fue asesor de la Acción Católica Uruguaya.

Posteriormente se instaló en la Argentina, en donde obtendría su Doctorado en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica Argentina. Ejerció su ministerio en parroquias de localidades bonaerenses como San Justo, Ituzaingó, San Isidro y Villa Ballester, siendo muy apreciado por los fieles católicos que lo conocieron. Su producción intelectual fue difundida en forma de folletos y libros -financiados por laicos que admiraban su espíritu parrésico- y a través de publicaciones como Tizona y Verbo.

Obra

El Padre Núñez se ocupó de combatir con la pluma a la revolución mundial anticristiana que azotó al siglo XX, y procuró hacerlo siempre como un verdadero cruzado que se mantuvo fiel a las enseñanzas del Evangelio.

Era un hombre formado en la ortodoxia tomista que había comenzado a asimilar en su paso por el seminario cordobés gracias a la enseñanza de maestros como José María Liqueno y Audino Rodríguez y Olmos, y que luego profundizaría hasta lograr su total comprensión.

Dio el buen combate en distintos frentes.

Alarmado por la creciente penetración de la herejía protestante en una Sudamérica que se había sometido al laicismo, advirtió enfáticamente acerca de las diferencias fundamentales entre católicos y protestantes. En ese campo produjo dos libros eruditos -Cristo desgarrado y Católicos y protestantes ante la Biblia- en los cuales argumenta brillantemente a favor de la tesis de que la Iglesia Católica es la más fiel custodia del mensaje evangélico.

Cuando las fuerzas sinárquicas comenzaron a promover a nivel global la idea de que la pena capital debía ser abolida por ser contraria a la doctrina de los derechos humanos, el Padre Núñez publicó La pena de muerte frente a la Iglesia y al Estado, un libro en el que alerta a los católicos que no deben dejarse seducir por la demagogia y el sentimentalismo. El texto está dividido en dos partes: una positiva o afirmativa en la que trata separadamente de la legitimidad y conveniencia de la pena de muerte para los delincuentes, probando pacientemente cada una de las razones que introduce; y otra negativa o crítica, en la que, metódicamente, se reconstruyen, analizan y refutan los argumentos presentados contra la pena de muerte. La solidez doctrinal que atraviesa las páginas, sumada a la intachabilidad de los argumentos filosóficos, sociológicos y jurídicos que se exponen, convirtieron a la obra en un punto de referencia obligatorio para aquel al que le interese entender el tema de la pena de muerte desde el punto de vista cristiano.

El Padre Núñez también alzó su voz en contra de los planes neomalthusianos para imponer el control demográfico y la banalización de la sexualidad a través de la promoción de los métodos anticonceptivos, escribiendo varios opúsculos para defender la cultura de la vida y orientar a las familias cristianas sobre qué hacer ante el nuevo escenario mundial.

Aunque el Padre Núñez no fue un opositor absolutamente intransigente al Concilio Vaticano II al estilo de Georges de Nantes o de Joaquín Sáenz y Arriaga, muy pronto entendió que este evento desorientaría a muchos fieles. En consecuencia atacó con fiereza a la declaración Dignitatis Humanae en textos como La libertad de conciencia y de cultos según la razón y la doctrina de la Iglesia, En torno a una declaración conciliar y La libertad religiosa, pues consideraba que ese documento entraba en contradicción con lo asentado por la doctrina en materia de libertad de culto y les concedía alegremente a los fieles el derecho a la apostasía. Esa opinión lo condujo a protagonizar un debate contra Julio Meinvielle, quien al principio negaba que el Padre Núñez tuviese razón pero que luego terminó por aceptar como válidos los argumentos del presbítero hispano-argentino.

Otro descalabro producido por el Concilio Vaticano II que el Padre Núñez trató de corregir fue la posición de la Iglesia Católica frente al judaísmo. El jesuita Rafael López Jordán, entusiasmado por el espíritu conciliar, había publicado la antología No son deicidas en la que recogía las voces de varios autores para señalar que era una injusticia calificar al pueblo judío de "pueblo deicida". Como respuesta a esa iniciativa de humillar al cristianismo para favorecer los intereses de los amos del mundo, el Padre Núñez produjo unos textos en los que explica por qué es correcto mantener el cargo de deicida para los judíos y por qué ello no constituye un acto de antisemitismo (allí aprovecha para desarticular al victimismo de los sionistas).

Sobre el final de su vida escribió el libro Los Protocolos de los Sabios de Sión y la subversión mundial con la intención de dejar en evidencia la vileza de la Sinagoga de Satanás. El texto, erudito, es tan anticomunista como antiliberal. Para evitar represalias tuvo que ser publicado bajo el seudónimo de Aurelio Sallairai, lo que provocó que muchos despistados atribuyeran erróneamente su autoría al economista Walter Beveraggi Allende en una mala deducción realizada a partir de la referencia que hacia el final de la obra se hace sobre el Plan Andinia.

Bibliografía

  • El colectivismo. Buenos Aires: Imprenta Avilista, 1952.
  • Católicos y protestantes ante la Biblia. Buenos Aires: Don Bosco, 1954.
  • La pena de muerte frente a la Iglesia y al Estado. Buenos Aires: Autoedición, 1956.
  • ¿Se pueden evitar los hijos sin pecar?. Buenos Aires: Don Bosco, 1957.
  • Cristo desgarrado. Buenos Aires: Don Bosco, 1959.
  • La regla de fe. Buenos Aires: Don Bosco, 1960.
  • La Biblia como única fuente de revelación. Buenos Aires: Autoedición, 1960.
  • Las píldoras anticonceptivas. Su relación con la medicina y la moral. Buenos Aires: Autoedición, 1964.
  • La libertad de conciencia y de cultos según la razón y la doctrina de la Iglesia. Buenos Aires: Autoedición, 1965.
  • La libertad religiosa. Buenos Aires: Presencia en el Mundo, 1965.
  • En torno a una declaración conciliar. Buenos Aires: Presencia en el Mundo, 1966.
  • ¿En qué quedamos?: ¿Son o no son deicidas los judíos? Buenos Aires: Presencia en el Mundo, 1966.
  • Los deicidas. Buenos Aires: Organización San José, 1968.
  • La doctrina de la Humanae Vitae es definitiva. México: Jus, 1969.
  • Los invasores. La Iglesia Católica infiltrada por velados enemigos. Buenos Aires: Autoedición, 1969.
  • Los Protocolos de los Sabios de Sion y la subversión mundial. Buenos Aires: Autoedición, 1972.

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