Guerra de los cuatro días (Ecuador)

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O las fuerzas ocultas en acción
El Concejo Judaico de los quince. Judeo-masonería en el Ecuador. La Logia de Guayaquil que descalificó a Bonifaz y produjo la guerra de los cuatro días. De izquierda a derecha Leopoldo Rivas (Secretario general del ferrocarril del sur); Leonardo Sotomayor y Luna (Ministro de Guerra durante la guerra de los cuatro días); Roberto Gildred (alias levy, judío); Enrique Albornoz (coronel en retiro y como nos indica el "Museo Histórico -órgano del Archivo Municipal de la ciudad de Quito", Nº 50 p.248 "despechado de haber pertenecido a la secta masónica, se suicidó en Baños; y antes de dispararse dijo lo siguiente: "Me mato porque estoy cansado de haber sido liberal y masón". En la guerra de los cuatro días le buscaban para exterminarlo, pero los buenos(?) vecinos del barrio de El Tejar lo salvaron"); Isaac J Aboab (hotelero judío); Luis Acíbar (medico del ferrocarril del Sur); Miguel Ángel Albornoz; Francisco Ramón (español); Miguel Jarrin (contador del ferrocarril ); Pablo Castillo (encargado de negocios de Méjico); Julio Prado Valdez (encargado de negocios de chile); G Kuri (comerciante turco); C.U Hallestrom (sueco, del extinguido estanco de fósforos); N, Dunham (americano, auditor del ferrocarril del Sur) y Francisco Portilla (Capitán en retiro y asesino del chofer de Velasco Ibarra). Fotografía tomada a la Logia de Guayaquil en 1932, poco antes de la Guerra de los Cuatro Días. El fotógrafo de esta fue perseguido y tuvo que huir del Ecuador.

"La elección del señor Bonifaz, o de cualquiera, no puede significar el ocaso del Liberalismo, porque nuestras instituciones están debidamente cimentadas, y no es en las urnas donde se puede jugar la suerte del partido con votos más o votos menos" - (¡Qué democráticos los muchachos!). Editorial de "El Telégrafo" de Guayaquil, órgano del jacobinismo local, del 31 de agosto de 1932.

"La Logia de Guayaquil, presidida por un extranjero y que, como el grupo que precede tiene una mayoría de extranjeros, decidió la descalificación de Bonifaz, la que impuso a sus hermanos, y unidas las fuerzas, consiguieron que el Congreso, el más nefando y criminal que ha tenido la República, declarara que el designado por la voluntad nacional no debía ser presidente."

"¡Soldados! Contemplad el Pabellón Nacional, emblema augusto de la Soberanía, arrebatado a vuestras glorias por manos extranjeras. ¡Pueblo Ecuatoriano! ¡Soldados! La vida interna de la Patria sus destinos externos, en manos extranjeras!!!

… derramada los sacrificios y las conquistas de nuestros gloriosos antepasados". Enrique Carvajal H, aparecido en "El Debate", del 29 de Dic. De 1932.

Introducción

Como bien nos señalan los autores René Guénon, Emanuel Malinsky y Léon de Poncins, son "errores habituales… el creer que las revoluciones sean ‘movimientos espontáneos’", sino más bien consideran "que la desviación moderna (la subversión internacional anti-tradicional) corresponde necesariamente a un ‘plan’ bien determinado, un ‘plan’ conciente, por lo menos en aquellos que dirigen la ‘guerra oculta’ en contra de todo lo que representa un carácter tradicional desde el punto de vista intelectual o social".

Dentro de los ciclos de la decadencia ecuatoriana, han surgido varias sanas reacciones y catarsis que por falta de preparación como en el caso de la Revolución Juliana o de otros gobiernos militares, o por férrea oposición como es el caso de Neptalí Bonifaz y del Gral. Alberto Enríquez Gallo no pudieron concretarse del todo –a pesar de que fructificaron en su momento, sin embargo en todas estas efervescencias del espíritu nacional y tradicional contra el advenimiento de la modernidad encarnada en "liberalismo", "democracia", capitalismo, comunismo, etc.; ha habido siempre una mano negra que ha trabajado por la conjura y el fracaso de los mismos, así debemos señalar que estas "revoluciones" –en verdad subversiones- han sido sin duda alguna llevadas a cabo por "las fuerzas ocultas y tenebrosas" en términos del Dr. Augusto Jácome, para llevar al Ecuador al terrible presente en dónde nos encontramos.

Un episodio –de los tantos- en donde actuaron con particular saña y astucia –aparte del asesinato de Gabriel García Moreno-, fue el de la "guerra" o "batalla de los cuatro días" protagonizada entre el 28 de Agosto y el 1 de Septiembre de 1932, entre los bonifacistas, el pueblo de Quito y ciertas tropas leales a la causa nacional en un lado y el ejército al mando de la judeo-masonería por el otro. A continuación detallaremos los sucesos.

Contexto histórico

Desde 1895 se instala en el Ecuador una feroz dictadura jacobina pluto-oligárquica-usuraria, -que reemplaza y extermina a la antigua, respetada y respetable aristocracia de la sangre y del espíritu- auspiciada por la banca costeña, la finanza internacional -no olvidemos que a partir de esta fecha el capitalismo hace su entrada triunfal a nuestras tierras- y las fuerzas ocultas detrás del telón de la "historia oficial". (Nunca olvidar, que la historia la escriben los que vencen).

La dominación liberal radical tuvo todos los caracteres de un régimen totalitario: se vivió prácticamente el absolutismo del Estado al servicio de una oligarquía doctrinaria de tipo masónica, anticlerical y anticatólica, copia del viejo jacobinismo francés.

Ante esto, las reacciones no se hicieron esperar desde un primer momento, con la resistencia de la Guerrilla Azul "Conservadora-terrorista y garciana", frente a las huestes alfaristas-urvinistas (por el banquero Urvina Jado) que azotaron el país, embarcándose así, en una larga y dolorosa guerra civil (que según las estadísticas oficiales, tomó la vida del 35% de la población masculina del Ecuador) que llevaría al triunfo definitivo de la modernidad en el Ecuador, con todo lo que conlleva esta: democracia, capitalismo, plutocracia, parásitos, yanquis, judíos, protestantes, comunistas, etc., etc. … Con la derrota de la Guerrilla Azul, el totalitarismo jacobino se impuso por décadas en el país.

Hasta que en 1925 se da la Revolución Juliana, que quiere dar el golpe de gracia al decadente sistema liberal-radical, y que toma posiciones y medidas nacionales para ordenar el país, corregir lo corregible y castigar y punir lo incorregible.

Pero lamentablemente estos no llegan a concretar sus legítimas aspiraciones, debido en parte a la falta de experiencia de los militares jóvenes y en parte a la acción de las fuerzas ocultas contra ellos. Así, esta queda malograda, mas da el tono del ritmo para futuras acciones nacionales y revolucionarias (en el verdadero sentido del término revolución, es decir de volver a los orígenes, sacros en este caso). Una de estas futuras acciones vendrá encabezada pocos años después por Neptalí Bonifaz Ascásubi.

Judeo-masoneria en Ecuador, nótese la "estrella de David" en el mandil masónico y en la insignia alrederor del cuello.

Personajes

Pasemos ahora a analizar a Neptalí Bonifaz, su obra y medios para llegar al poder.

Nacido en Quito el 29 de diciembre de 1870, hijo del diplomático peruano Sr. Neptalí Bonifaz Febre y Zanabria y de la dama quiteña Sra. Josefina Ascázubi y Salinas.

Sus primeros estudios los realizó en su ciudad natal, en el colegio de los jesuitas, y a los quince años de edad viajó a Europa para estudiar Ciencias Económicas, Políticas y Comerciales en las universidades de Ginebra, en Suiza, y en la Sorbona de París, en Francia.

Al terminar sus estudios regresó al Ecuador y durante varios años estuvo dedicado casi exclusivamente a las actividades agrícolas en sus propiedades, hasta que en 1927 fue llamado por el gobierno provisional del Dr. Isidro Ayora para desempeñar el cargo de Presidente del recién creado Banco Central del Ecuador, al que con su capacidad y energía le dio el impulso necesario para asentar sólidamente sus bases. (Efrén Avilés Pino)

Vemos así, como Neptalí Bonifaz, tuvo participación activa en la Revolución Juliana, siendo designado primer presidente del Banco Central creado para ordenar las finanzas nacionales, puestas al borde del descalabro por la oligarquía guayaquileña que las manejaban; siempre se encontró relacionado con una de las figuras principales de la Rev. Juliana, Luis N. Dillon y fue adepto desde su infancia a la figura de Gabriel García Moreno –tal vez por ser familiar de este-; antecedentes todos que no le prestaban las mejores credenciales en la política corrupta que más tarde lo descalificaría con pretextos patrioteros –mas no patriotas- y chauvinistas, como veremos más adelante.

De origen ilustre, era miembro de una de las familias más insignes del Ecuador y de América –por Ascásubi y Matheu descendía de la alta nobleza hispana, entre otros de los Condes de Puñonrostro, Grandes de España-. Su sangre sin duda lo llamó para ser uno de los portaestandartes del verdadero Ecuador.

Ya adentrado en la política a partir de 1927, va tomando posiciones frente a las embestidas de la bestia liberal que volvió a tomar el poder en 1929, perpetuando la "sucesión hereditaria" presidencial de la "dinastía" banconcrática-usuraria.

Esta es una de las razones por las cuales, a principios de 1931, la "Compactación Obrera Nacional" -poderosa organización laboral de aquella época, conformada por los ‘camisas sucias’ como se llamó a los compactados, inscritos en una concepción corporativista de estilo fascista y emulando a las guardias de asalto de Mussolini..." (P.Ycaza)- presentó su nombre como candidato a la Presidencia de la República, y aunque inicialmente trató de excusarse –ya que las elecciones en la época, como ahora, eran solo quimeras y circo para turnar en el poder a los títeres de las fuerzas ocultas o sus representantes conscientes o no de serlo- alegando no tener ambiciones políticas, las presiones y solicitudes de distinguidas personalidades lo obligaron a aceptar dicha postulación.

Vale mencionar aquí, que tanto Bonifaz como la Compactación Obrera Nacional estaban enmarcados en unas propuestas y un discurso "que se configura como un antidiscurso o discurso alternativo,… y superior, a los planteamientos de la izquierda marxista, cuya labor propagandística en sus dos vertientes fundamentales: socialista y comunista, no solo alertó sino que volvió enfervorizados anti-izquierdistas" (Guillermo Bustos).

La campaña fue formidable, decidida y firme de parte y parte. Los unos, liberales veían que lo podían perder todo; poder, propiedades, pero sobre todo dinero y no podían permitir eso; los otros, los bonifacistas estaban dispuestos en cambio a dar hasta la vida por el cambio anhelado. La prensa chica brotó como por arte de magia, en su casi totalidad adversa a Bonifaz. Un "distinguido" político liberal que fue candidato en oposición llamo a Bonifaz: el García Moreno del portal. Un órgano bonifacista recogió el guante y dijo: "Agradecemos el epíteto, porque, en realidad hoy necesitamos de un García Moreno que rompa los intereses creados y enderece la marcha de la República por buen sendero". Un periódico diminuto llamó a Bonifaz: "el Señor de Horca y Cuchillo…" vemos el miedo que le tenían, el miedo que tenían a que alguien pusiera de nuevo orden, como lo hicieron Rocafuerte y García Moreno –que por cierto también detestaban la usura y los usureros-.

"En dichas elecciones no hubo candidato oficial, cosa rara en esos años en que el fraude y la componenda electoral eran cosas establecidas, por lo que, apoyado por las grandes mayorías de los trabajadores -especialmente de la sierra-, obtuvo un amplio e inobjetable triunfo logrando 28.359 votos, frente a los 18.863 que alcanzó su inmediato seguidor don Modesto Jijón, y los 12.813 del comandante Idelfonso Mendoza." (Efrén Avilés Pino)

Tras la victoria, Bonifaz fue acusado por los sectores de izquierda (incluido los liberales) de ser el representante de la reacción conservadora para alcanzar el poder. Este manifestó que NO era conservador (en el sentido liberal) y que haría un gobierno para TODOS los ecuatorianos –a diferencia de la camarilla radical que había gobernado "por el pueblo" para los magnates de la costa-.

Su elección pudo haber traído calma y orden al país, tan ansiado por todos. A pesar de ello, las fuerzas ocultas, los oponentes políticos y los miembros de la extrema izquierda no pudieron resignarse a la pérdida ni aceptaron su elección, por lo que valiéndose de un ardid patriotero para influenciar en la decisión popular, lo acusaron de haber declarado, en su "despreocupada juventud", ser ciudadano peruano.

Pero "... la nacionalidad ni se la adquiere ni se la pierde de modo voluntario, sino en casos de opción y naturalización. En los demás, la determina la ley del país a donde uno ha nacido... el Presidente Electo, Sr. Bonifaz, era lisa y llanamente ecuatoriano, por haber nacido en territorio ecuatoriano y de madre ecuatoriana" (Ing. Federico Páez.- Explico, p. 5).

"…Se me tacha de extranjero como medio de combate. En verdad soy extranjero para los ladrones y los usureros, pero soy ecuatoriano para los honrados." Diría Bonifaz a este respecto.

Así las cosas y pesar de haberse defendido ardorosamente de las acusaciones vertidas en el Congreso en su contra, "una mayoría de diputados sin conciencia, mediante una sola moción farisaica, burló la elección ya consumada, y quedó burlado el pueblo ecuatoriano" (Dr. José María Velasco Ibarra.- Conciencia o Barbarie, p. 52). El 22 de agosto de 1932, pese a su triunfo electoral legítimamente obtenido, el Congreso Nacional lo declaró "No apto para ejercer la Presidencia de la República"

La resolución del Congreso cayó como una bomba en el público. Se produjeron manifestaciones en Quito y otras ciudades del país, aumentando el ambiente de exasperación que ya existía. Alea jacta est. La suerte estaba echada, como dijera César cuando pasó el Rubicón para batir a Pompeyo.

Pero no fue solamente "una mayoría de diputados sin conciencia" la que determinó la descalificación de Bonifaz.

Las fuerzas ocultas en acción

Hechos y razones que llevaron a la guerra de los cuatros días.

Con el ardid patriotero de la peruanidad de Bonifaz se le arrebató el poder; hecho que huelga comentar ya que los documentos históricos y personales de N. Bonifaz demuestran que este era ecuatoriano por nacimiento, por derecho y por sangre (aún cuando el mismo aceptó que se llamó peruano alguna vez , como explica: "Mi peruanismo se limita a la época de la dominación de Alfaro, durante la cual, por súplicas de mi madre que quería, como todos los ecuatorianos de entonces, defender sus propiedades, consentí llamarme peruano"); y además, así hubiere sido este peruano, nacido en el Perú, las cosas no habrían cambiado para el efecto y el interés nuestro, ya que este era el último representante del la Derecha tradicional-garciana (entendida la misma como cosmovisión y forma de vida y NO como politiquilla casera) del Ecuador –aunque el mismo se definió como "ni de ‘derechas’ ni de izquierdas, sino que simplemente patriota- y por lo tanto más que alternativa viable para el Ecuador; solo recordemos que el primer presidente del Ecuador fue venezolano, que el Mariscal La Mar siendo quiteño de Cuenca fue presidente del Perú, o que Galo Plaza o Sixto Durán-Ballén nacidos en los EE.UU. fueron presidentes del Ecuador, que García Moreno era hijo de un castellano-viejo y que hasta el mismo semidios liberal Alfaro era hijo de un español de La Rioja y a ninguno de estos se los "descalificó" por su origen para ejercer el poder.

Ahora nos adentraremos en las verdadera razones del porque Bonifaz fue descalificado y del porque el pueblo fiel de Quito a su líder y a su causa resistió al ejército masónico durante cuatro días protagonizando uno de los hechos más heroicos del siglo XX ecuatoriano.


Las fuerzas ocultas llevan una guerra oculta contra la Tradición y sus representantes en todo el mundo. Su propósito que casi se ha cumplido hoy en día es el de crear un Nuevo Orden basado en la crasa materia y en la "igualdad" de los humanos y dejando a un lado el espíritu y la jerarquía de los más que hombres. En nuestro país la Tradición tuvo sus exponentes en los multiseculares Imperios que habitaron nuestras tierras ecuatoriales, en los héroes, en la glorias de la Guerra, de la Religión y de la Patria como Atahualpa, Luis Díez de Armendáriz, Mariana de Jesús, Carlos Montúfar, Vicente Rocafuerte, Gabriel García Moreno, los guerrilleros anti-liberales, Pedro Schumacher, el Gral. Francisco Gómez de la Torre, el Gral. Enríquez Gallo, etc. etc., que de una u otra forma cumplieron con los fines verdaderos de la vida, que es el de vivir la transcendencia inmanentemente, llenos de espíritu y de gloria. Ante esto, y como parte del proceso subversivo internacional, las fuerzas ocultas y sus tontos útiles el liberalismo, el capitalismo el comunismo, etc., y no tan tontos pero igual de útiles como lo son los judíos, la judeo-masonería, la finanza internacional, han propiciado una verdadera guerra contra-santa para con ellos y en fin para con nosotros los verdaderos herederos de esa Tradición.

Entre estos hombres que se destacaron en su clara visión de un porvenir mejor y superior, estuvo Bonifaz y ante él y lo que quería y habría realizado, no podían permitir que llegara al poder ya que sería sino el fin, un duro golpe al sistema capitalista-pluto-oligárquico que se impuso a partir de 1895 en el Ecuador. Por lo mismo la suerte estaba echada, Bonifaz no podía ser presidente y de ser necesario arrasar con él y quienes lo apoyaban para impedir esto, lo harían así, y así lo hicieron.

Algunos testimonios nos hablan del verdadero cambio que viviría la patria al subir Bonifaz al poder: "Los que conocemos a Ud. sabemos perfectamente que por fin se presentará al país una nueva era en la que primarán la inteligencia, honradez y patriotismo suyo tan conocidos por quienes como yo tuvimos el gusto de trabajar cerca de Ud." (Carta del 24 de octubre de 1931 dirigida por el Sr. Luis Ayora).

Debido a que: "Era Bonifaz un conservador paternalista que revelaba su repugnancia por la lucha religiosa, que clamaba por el seguro social obligatorio, por el régimen de la pequeña propiedad -él, que era un gran propietario-, por la carrera administrativa, por la estabilidad monetaria; y que lanzaba un grito a muerte contra la práctica de la usura" (A. Pareja Diezcanseco.- Ecuador: Historia de la República, tomo III, p. 59).

No podían de hecho permitir que asumiese la jefatura del Estado y menos si: "los conservadores veían en él algo así como un nuevo García Moreno por su honradez, rectitud y energía. Los liberales simpatizaban con quien afirmaba que daría lustre al liberalismo corrigiendo sus quiebras y fallas. Sus adversarios eran, en cambio, la plana mayor del partido –liberal radical- que había monopolizado el poder por mucho tiempo, pronto a defenderlo con extraordinario ahínco" (José Rafael Bustamante; prólogo de "Odio y Sangre").


Por venturas del destino, se pudo saber, aunque los documentos y las fotografías han sido ocultadas o desaparecidas de los archivos correspondientes y quienes se atrevieron a mostrarlos fueron perseguidos hasta el exilio o la muerte; que la descalificación de Bonifaz la realizó la Logia Masónica de Guayaquil que bajo órdenes superiores –de los mismas fuerzas demónicas que hoy en día atacan y hacen guerra a Afganistán, Iraq y demás fundamentalistas islámicos que luchan contra la modernidad subvertidora-

"La Logia de Guayaquil, presidida por un extranjero y que, como el grupo que precede tiene una mayoría de extranjeros, decidió la descalificación de Bonifaz, la que impuso a sus hermanos, y unidas las fuerzas, consiguieron que el Congreso, el más nefando y criminal que ha tenido la República, declarara que el designado por la voluntad nacional no debía ser presidente."

"Resolvió asimismo, que ocupara la presidencia del Senado el señor Guerrero Martínez –fiel lacayo de la oligarquía guayaquileña-, a fin de que descartado el Señor Bonifaz, quedara de presidente interino de la República y así se realizó. Resolvió por último, que fuera Presidente definitivo el señor Martínez Mera, y ahí lo tenemos impuesto por la mayoría de extranjeros que componen las logias, en contra de la expresa voluntad y de la airada protesta del Pueblo Ecuatoriano".

"¡Soldados! Contemplad el Pabellón Nacional, emblema augusto de la Soberanía, arrebatado a vuestras glorias por manos extranjeras. ¡Pueblo Ecuatoriano! ¡Soldados! La vida interna de la Patria sus destinos externos, en manos extranjeras!!!

… derramada los sacrificios y las conquistas de nuestros gloriosos antepasados". (Enrique Carvajal H, aparecido en "El Debate", del 29 de Dic. De 1932, DEBEMOS ANOTAR que del diario "El Debate" NO SE CONSERVA O NO SE PERMITE VERLO, de hecho la censura se extiende para todo el año 1932 en ninguna de las hemerotecas del país y que si se ha podido conseguir la documentación ha sido porque esta permaneció guardada por más de 70 años por personas particulares que entendieron que debían resguardan tan preciosa información, de la misma forma, el resto de diarios y revistas de la época poseen mutilaciones en las fechas relacionadas con los sucesos de la "Guerra de los cuatro días", exceptuando los liberales que se cita más adelante y que son la mejor prueba de la confabulación secreta contra Bonifaz).

Pero entonces, Bonifaz, acorde a sus principios, su sangre y su lealtad no podía permitir que se le arrebatara lo suyo sin dar lucha. Anunció entonces que si se cumplían las intenciones de los legisladores "la sangre subiría a los tobillos", y en respaldo a sus palabras y a su derecho, cuatro batallones se sublevaron en Quito juzgando su descalificación como atentatoria contra la libertad de sufragio; pero el Congreso también recibió el apoyo de fuerzas militares provenientes de provincias, y la guerra civil se presentó de repente.

Al grito de "¡A Dios lo que es de Dios y al colorado lo que es del colorado!", las tropas fieles a Bonifaz, los compactados y el pueblo de Quito se preparó para resistir el embate de todo el país. Y el Ecuador, y Quito en especial estarían próximos a vivir "un pedazo de historia de un pedazo de tragedia sangrienta que avergonzó a la República", pero que llenó del lustre áureo de heroísmo y gloria marcial a quienes supieron "...ofrendar su vida defendiendo a la Causa de la Revolución Conservadora", por un Ecuador mejor.

La guerra de los cuatro días

La "guerra oculta" en su auge.

El 28 de agosto, al grito de "Viva Bonifaz" el pueblo quiteño y la Compactación Obrera Nacional -que lo había llevado al poder- se lanzaron a las calles para apoyar a los batallones que lo respaldaban, y con heroica bravura enfrentaron a las fuerzas del Ejército Nacional que desde diferentes partes del país, y en cumplimiento a lo dispuesto por el Congreso, avanzaban para sofocar la rebelión y tomarse la ciudad.

"En esta confrontación bélica en Quito, se enfrentaron dos grupos: el uno de los "constitucionalistas" o leales comandados por el general Angel Isaac Chiriboga –bajo las ordenes del Ministro de Guerra, el masón Leonardo Sotomayor y Luna-, que fue el bando atacante; y el otro, el defensor, "tropas del gobierno de Quito" bajo el mando del coronel Carlos Salvador" (H. Oña Villarreal.- Fechas Históricas y Hombres Notables del Ecuador, p. 279)

Los combates se extendieron durante cuatro sangrientos días, en los que "el silbido de las balas hendía la angostura de las calles o trepidaba en las plazas dejando regueros de sangre. Ráfagas de ametralladora zigzagueaban en busca, muchas veces, de inocentes víctimas que rodaban empañadas las pupilas por la niebla de la muerte.

Los defensores de la ciudad y los que llegaban del sur y del norte al mando de la alta jerarquía militar para aniquilar la rebelión, decían luchar para defender la "Constitución". Ambos por un ideal que se esfumaba en vientos de suprema contradicción" (E. Muñoz Borrero.- En el Palacio de Carondelet, p. 398).

Las tropas que avanzarían desde el sur estaban bajo dirección explícita de varios potentados masones, como lo eran el Gral. Ángel Isaac Chiriboga y el ministro de Guerra Leonardo Sotomayor y Luna y miembro de la Logia de Guayaquil que decidió la descalificación de Bonifaz. Ante el pronunciamiento de algunos batallones a favor de Bonifaz y aún pudiendo enviar telegramas desde Quito el día 28 de agosto, dio él, el inicio a la guerra civil con esta orden: "Telegrama de Quito –a todos los comandos de zona y jefes de unidades-.- Jefe Pichincha: Acaba de producirse en Quito, en parte de la guarnición, un movimiento político. Aliste sus contingentes para órdenes posteriores. Gobierno (¿qué gobierno?, pues al momento no había Jefe de Estado) ha declarado el Ejército en campaña. Movimiento de carácter bonifacista.- (f) Ministro de Guerra". Las tropas del norte que se dirigían a Quito lo hicieron bajo las órdenes de Sotomayor y Luna como lo revela el telegrama del comandante Rivadeneira a las unidades de la frontera: "… Unidad mi mando mantiénese leal a los dictados del Poder Legislativo; Ministro de Guerra púsome Circular, que en esta hora tendrá sus manos. He ordenado regrese tren ordinario por si hubiera necesidad de movilización –que de hecho se produjo- (del) Calderón. Creo yo conveniente que su unidad o parte de ella marchara Ibarra.- Saludos. (f) Comandante Rivadeneira". Y así lo hicieron y partió la tropa, pero no solo lo hizo esta, sino que además se empezó a reclutar a "valerosos civiles" comunistas, en total 200, en la columna "Vengadores del 31 de Enero" (se llamaba así ya que el 31 de enero un grupo de comunistas habría pretendido dar un golpe de estado y había sido sofocado por tropas leales y compactados bonifacistas), la mayoría armados solo con machetes y puñales; podemos apreciar el odio enorme que había producido Bonifaz a las fuerzas de la subversión internacional, encarnadas en los liberales-masónicos por el sur y en los comunistas por el norte, constriñéndose sobre Quito como un pinza o como dos tentáculos de un mismo pulpo demónico; táctica que se repetiría muchas veces contra los restos del antiguo Orden Tradicional, en especial en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.

La aurora 29 de agosto bañó de luz, la faz de la tierra, para poder ver los primeros efectos del primer día de guerra, las tropas tomaban posiciones y buscaban abrigo en el terreno desigual que habrá de teñirse de sangre hasta el 2 de septiembre.

El Coronel Carlos Salvador fue declarado "Jefe de Operaciones de la Defensa de Quito", y empezó a organizar las posiciones desde el panecillo por el sur y en las lomas San Juan y en el Itchimbía por el norte.

Los combates habían empezado y eran generalizados en toda la ciudad, la defensa de Quito aún controlaba todas las líneas. De a poco, a pesar del heroísmo y de la firmeza de los defensores de Quito, las tropas del ejército por cantidad personal y cualidad armamentística se fueron imponiendo. Más tuvieron que luchar y caer por cada metro que avanzaban, ya que los bonifacistas no estaban dispuestos a ceder nada… su consigna era "Vencer o morir"; y así lo hicieron murieron pero vencieron a la misma muerte con su ofrenda vital.

Para poder esbozar un poco la cualidad del compromiso y lealtad bonifacista para con su causa y con su líder podemos leer este diálogo iustrador entre Julio C. Troncoso –autor de "Odio y Sangre", libro que trata sobre la guerra de los 4 días- y un obrero compactado -que como la mayoría de los defensores eran de extracción popular-:

"En la calle La Paz, delante de mi casa, había una línea de tiradores civiles: eran de la Compactación Obrera y actuaban tras de un barranco. Alguno de ellos me había conocido y charlamos.

- Si, señor, me llamo Munive y soy sastre.

- ¿Porqué está peleando Ud.?

- Peleamos en defensa de la constitución y porque suba a la Presidencia el señor Bonifaz, pues el Congreso tendrá que rectificar la traición que hizo.

- ¿Y cómo van las tropas de Uds.?

- Muy bien, señor, estamos ganado en donde trabamos combate. Otros compañeros están peleando en San Diego contra los del Panecillo y nosotros aquí tenemos orden de estar junto con la Bolívar.

- ¿Y ahora?

- Ahora, vamos a dar bala a los del Pichincha que ya mismo suben por aquí, dizque quieren tomarse el cuartel de la Bolívar, pero les vamos a hacer mascar el ajo…

- ¿Y este muchacho?

- Es mi hijo, señor. Es muy pegado a mí y no quiso quedarse en casa cuando nos llamaron tomar las armas en la Bolívar. Y yo le traje para que se haga hombre y aprenda desde chiquito a defender la Patria. Efectivamente junto a este hombre sencillo y sincero en sus apreciaciones, se hallaba un muchachito de unos 12 años, llevaba a espaldas un fusil cuya culata le llegaba a los talones.

- Pero, tú, muchacho ¿puedes disparar ese fusil que llevas?

- Bueno, así no más sobre mis brazos, las fuerzas no me dan para siostener el rifle. Pero apoyando en este montón de tierra, claro que puedo disparar. Mi papá me ha enseñado como se dispara. Todo consiste en ajustar el gatillo y la bala sale nomás…

- ¿Y tú, que defiendes?

- Pues yo defiendo a la Patria y al señor Bonifaz, contra esos masones del Congreso…

- ¿Y quién les atiende en la comida? – interrogué nuevamente al padre del chico.

- Nadie señor. Se como cuando se puede…

Mientras la sirviente pasaba unos sánduches, al pobre chico y a su padre, yo me retiré contristado de esa escena tan dolorosa (dolorosa para un burgués, pero satisfactoria para un "reaccionario" heroico). Un niño que no podía tener en sus brazo el fusil, estaba armado e instruido para matar a la gente enemiga…" (Julio C. Troncoso, "Odio y Sangre", p. 201).

Viernes 2 de septiembre. El sol surgió sobre una ciudad en el ápice de la excitación y el desenfreno, sobre una nación arrastrada por una tempestad formidable.

Una nueva época en la historia del país comenzaba. Se iniciaba la era de las finalidades apocalípticas.

Las escenas y las personas que luchaban eran sin duda dantescas, pero sobre todo símbolos vivientes de que la vida solo vale ser vivida y muerta si lo es SOLO por una Causa Superior que trascienda a la misma vida. Así estos héroes anónimos son el más digno ejemplo de fidelidad a la Patria y a sus verdaderos líderes.

Las consecuencias. Conclusión.

Terminada la guerra civil por medio de la intervención del cuerpo diplomático. Y con el triunfo tácito del ejército. Los diarios liberales de Guayaquil titulaban "Las tropas leales dominan completamente a la capital"… "Bonifacismo armó al pueblo fanático que desde las casas y templos hizo una atroz mortandad". "Una franca dictadura conservadora era la que se había apoderado de Quito y los propios frailes han dirigido todo el combate". "Guarniciones de toda la República telegrafían que están anhelantes de ir a combatir por el liberalismo –nótese bien, a combatir POR el liberalismo, NO por la Patria o por Dios o por algo o alguien superior- si los ultramontanos no se rinden" (sic.) ("El Telégrafo" Martes 30 de Agosto de 1932).

Y con increíble descaro, el editorial del órgano de la masonería y el jacobinismo, el mayor diario de Guayaquil "El Telégrafo" del 31 de agosto de 1932 anunciaba lo siguiente: "Pronto la acción de armas que el ejército leal de la república ha empeñado estará concluida, con el triunfo definitivo de la causa liberal. (!) (Sic.) No era posible que una nación formada en un ambiente de democracia y bajo las inspiraciones del espíritu de la libertad, permitiera la retrogradación los viejos tiempos de la tiranía garciana" (sic.)… "Una gestión coactiva habrá que ejercer sobre la clerecía para que abandone sus prédicas disociadoras, y tantos sacerdotes como llenan los conventos de Quito vayan a hacer labor provechosa en misiones colonizadoras al Oriente. Y en cuanto a los frailes extranjeros deben ser expulsados del país! Por otra parte será necesario que no se permitan más escuelas de instrucción religiosa, las cuales son los centros donde se opresionan los espíritus en el cerco de hierro del fanatismo (Que democráticos y tolerantes estos liberales).

No deseamos represalias con los vencidos, sino una actitud generosa con ellos, pero por fuera del hecho concreto ocurrido, es necesario agotar las medidas para dar fin definitivamente a la pretensión del resurgimiento oscurantista…" "Felizmente, debemos satisfacernos de que el liberalismo haya reaccionado, tal como lo preconizamos en nuestro editorial del 22 de octubre de 1931, al día siguiente de la elección del Sr. Bonifaz, cuyos últimos párrafos decían: ‘La elección del señor Bonifaz, o de cualquiera, no puede significar el ocaso del Liberalismo, porque nuestras instituciones están debidamente cimentadas, y no es en las urnas donde se puede jugar la suerte del partido con votos más o votos menos (qué democráticos los muchachos).

Ello solo representa un cambio de hombres en los puestos de la administración (!) (Sic.), que son solo un accidente de la vida pública, estando sobre ellos el Estado liberal y todas sus fuertes instituciones (Sic.) (Acaso ¿eso no es totalitarismo?), a las que únicamente se podrá derrumbar con la transformación del espíritu público, que es imposible, y con una lucha armada que los conservadores deben juzgar menos favorable para ellos…" "Y si ha llegado el momento de volver a salir al campo, con el arma al brazo a combatir al oscurantismo, este periódico que mantuvo siempre el ideario liberal, tremola en lo alto la enseña de las rojas reivindicaciones y se dirige a las nuevas generaciones para decirles: … bendita juventud que como la de hace treinta seis años (1895), tiene su puesto de avanzada en las trincheras liberales…" (Fin de cita).

No queda más que apuntar que la descalificación y usurpación del poder a Bonifaz, no fue otra cosa que el accionar de las fuerzas ocultas encarnadas en la judeo-masonería para evitar que un gobierno que les hiciera frente.

Con la enorme ayuda de la finanza internacional y de las fuerzas militares superiores en número, experiencia y armas, el triunfo liberal-judeo-masón fue inevitable; solo restó a Bonifaz aceptar con entereza la derrota, y enterrar a sus fieles difuntos. Estos se contabilizaron por miles…. Según las cifras oficiales de la época alrededor de 4000 muertos, en su mayoría defensores de Quito –considérese que las cifras oficiales siempre son menores a las reales-… Jamás en batalla urbana alguna en el Ecuador la mortandad había sido tan alta.

Quito era una ciudad espiritualmente desenterrada. El clamor y el anatema en todas las voces. El detalle lastimero, la referencia fatal del propio drama, los hechos de bravura y heroísmo contemplados desde las ventanas o azoteas de las casas en los bandos combatientes, eran la comidilla de todo conciliábulo.

En las calles los muertos dormían el sueño eterno a la vera de las calzadas y en las afueras, los que perdieron la vida en el mantenimiento de un ideal acariciado aunque incomprendido, estaban clavados en la madre tierra, en vericuetos y zanjas, en lomas quebradizas, por lo que los carros de ambulancias no se alcanzaban para recogerlos a todos y darles sepultura. Los muertos son tantos que se abren fosas comunes en el cementerio de San Diego, en el del Tejar y en los terrenos del Ejido donde actualmente funciona la matriz del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Los camiones viajan colmados de cadáveres una y otra vez hacia las sepulturas.


Se puede concluir con el autor revisionista ecuatoriano, Dr. Augusto Jácome que "los protervos de siempre, los obstinados en la maldad, hicieron una víctima más para sus fines nefastos: BONIFAZ.

La infamia coaligada continuará en su labor de búsqueda delicuescente para hundir sus garras en los mejores hombres de la patria; y aunque Vd., los marca con el sambenito de la infamia y punza, con hierro candente, el lomo de las bestias, las fuerzas ocultas y tenebrosas operan desde la sombra para mancillar, aun más, el spolarium de la historia.

Seis luengos años fui Secretario General del Directorio Supremo del Partido Liberal de la República con el eximio José Peralta a la cabeza; y cómo no conoceré yo de las consignas secretas, tenebrosas y sectarias a que Vd., se refiere en su libro "Descalificación Presidencial"… Los turiferarios hincaron sus venenosos dientes en el alma tranquila de un ciudadano inerme; y a pretexto de investigar una partida bautismal, jurídicamente reconocida, apuñalaron a la patria por la espalda. Sentí escozor y asco por lo que se perpetró entonces…

Desmedrada su alma –se refiere a Bonifaz- por la sevicia atroz de sus coterráneos; agobiado su cuerpo por las dolencias físicas, cuando la materia busca a eternidad de Dios…, que estas mis palabras le sirvan al quiteño auténtico, a quien casi ni conozco ni fui su partidario, de medicina como arrancada de los inescrutables designios de la historia. La derrota de Bonifaz, más bien dicho la villanía perpetrada, allanó el camino a los viles y encaramó en el poder a los nefarios." (Carta del Dr. Augusto Jácome al director del diario "La Crisis", Quito, 23 de diciembre de 1950).


Empero otro intento heroico de la nacionalidad por seguir a su verdadero ser se llevaría cabo seis años más tarde, bajo el Gral. Alberto Enríquez Gallo –quién expulsaría a los judíos del Ecuador-, el primero en saludarlo, en adherirse y felicitarlo por su gobierno sería Neptalí Bonifaz Ascásubi.

Fuentes

  • "Democracias totalitarias" - Tercera entrega. Dr. Augusto Jácome. Talleres gráficos del servicio de suministros. Quito, 1952.
  • "Explico" del Ing. Federico Páez –ex presidente de facto del Ecuador-. Quito, 1937.
  • "Conciencia o Barbarie" Dr. José María Velasco Ibarra – 5 veces presidente del Ecuador-, Editorial Claridad. Buenos Aires, 1938.
  • "Historia de la República", tomo III. Alfredo Pareja Diezcanseco.
  • "Fechas Históricas y Hombres Notables del Ecuador". Humberto Oña Villarreal.
  • "En el Palacio de Carondelet". E. Muñoz Borrero.
  • "Odio y Sangre" "La Batalla de los cuatro días". Julio C. Troncoso. Editorial "Fray Jodoco Ricke", Quito, 1958.
  • La politización del "problema obrero", Los trabajadores quiteños entre la identidad ‘pueblo’ y la identidad ‘clase’ (1931-34).
  • Guillermo Bustos. Tomado de: R. Thorp, et alii. Las crisis en el Ecuador: los treinta y ochenta, Quito: Corporación Editora

Nacional - Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Oxford - Instituto de Estudios Avanzados; Biblioteca de Ciencias Sociales, Vol. 33; 1991

  • "Acción política y consecuencias sociales de los años treinta". Segundo Encuentro de Historia Económica. Patricio Ycaza.1988. Quito, Ed. Banco Central del Ecuador.
  • "Museo Histórico -órgano del Archivo Municipal de la ciudad de Quito", Nº 50.
  • "El Debate", del 29 de diciembre de 1932.
  • "El Telégrafo" Martes 30 de agosto de 1932.
  • "El Telégrafo" del 31 de agosto de 1932.
  • "El Comercio" de Enero a diciembre de 1932.
  • Archivos particulares.

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