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Homero Guglielmini
Durante la primera mitad de la década de 1940 fue un activo promotor de la idea de que la Argentina debía abstenerse de participar de la Segunda Guerra Mundial.
Sumario
Juventud
Guglielmini estudió en la Universidad de Buenos Aires, primero en la Facultad de Filosofía y Letras y luego en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Aunque inicialmente cultivó ideas positivistas, la lectura de la obra de Benedetto Croce, Henri Bergson y Wilhelm Dilthey hizo que terminara descartándolas. Alejandro Korn y Coroliano Alberini, sus maestros en la UBA, también influirían en el joven estudiante, pero sin lugar a dudas serían los escritos de José Ortega y Gasset lo que más fuerte impactaría en su pensamiento.
Junto a Alfredo Brandán Caraffa creó la revista Inicial en 1923, publicación vanguardista que se publicaría hasta 1927 siendo muy leída por los estudiantes universitarios argentinos. Fue además colaborador de las revistas Nosotros, Verbum, Sagitario, Pulso y Síntesis, como también de los diarios La Nación y El Mundo.
Entusiasmado con el reformismo universitario, asumió el papel de dirigente estudiantil llegando a presidir el Centro de Estudiantes de Derecho en 1928 con el apoyo de una coalición de izquierdas.
Su primer libro, El teatro del disconformismo, constituye un análisis de la obra de Luigi Pirandello.
Intelectual argentinista
Graduado como filósofo, en 1929 se instaló en la ciudad de Paraná para trabajar como docente en la Universidad Nacional del Litoral.
Aunque era simpatizante del presidente Hipólito Yrigoyen por influencia de su amigo Arturo Jauretche, terminó aprobando su derrocamiento en 1930.
Su segundo libro, Alma y estilo, recoge ensayos que ponen ya en evidencia que Guglielmini era un pensador preocupado por los destinos de su patria. Entre los textos de ese volumen sobresale "Para una caracterología argentina", trabajo situado en la encrucijada entre la psicología social, la filosofía de la cultura y la sociología de la nacionalidad que inspiraría a autores como Raúl Scalabrini Ortiz y Ezequiel Martínez Estrada.
En 1931 dejó su cátedra en la UNL para viajar a EEUU becado por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation. Pasó por el Swarthmore College de Filadelfia y por la Universidad de Columbia de Nueva York, en donde estudió filosofía y sociología. Su plan, en realidad, era dedicar su tiempo a analizar cuidadosamente a la sociedad useña y luego, cual Alexis de Tocqueville, compartir sus observaciones con el mundo de habla hispana. Ello lo terminó haciendo a través de dos libros -Hombres entre juguetes y Bajo el águila azul- que fueron publicados en Buenos Aires luego de su regreso al país a mediados de 1932. En esas obras Guglielmini critica al consumismo estadounidense, pero llena de elogios a la cultura progresista y a la mentalidad meritocrática que prevalece en el gran país del norte.
Su trabajó como docente en escuelas secundarias, sus artículos escritos para Megáfono, Gaceta de Buenos Aires, Revista Multicolor de los Sábados, Sur y Estación, y sus conferencias dictadas en LS 8 Radio Sarmiento sirvieron para que el escritor ganase reconocimiento por la originalidad y profundidad de su pensamiento. En 1935 ingresó como secretario a la Comisión Nacional de Cultura, en donde permanecería hasta 1948. También sería funcionario en el área de cultura en la provincia de Buenos Aires durante la gobernación de Manuel Fresco.
Durante esa década el escritor estuvo involucrado con el Frente de Afirmación del Nuevo Orden Espiritual de Saúl Taborda y la Fundación Argentina para la Educación de Alberto Baldrich, dos organizaciones constituidas para promover una reforma educativa que superase al normalismo pedagógico.
Guglielmini -junto a varios intelectuales de la época como Francisco Luis Bernárdez, Ramón Doll, Alfonso de Laferrère y Manuel Gálvez entre otros- firmó un manifiesto publicado en el diario Crisol en el que le manifestaba su apoyo al Bando Nacional en la Cruzada de Liberación Nacional iniciada en 1936.
Temas existenciales, un libro de Guglielmini publicado en 1939, ganó el prestigioso Premio Municipal de Literatura. La obra es optimista: desde una ontología de la esperanza inspirada en el personalismo y el existencialismo cristiano exhorta al argentino a confiar en su talento y a hacer avanzar al país hacia un futuro de prosperidad. Rodolfo Kusch confesaría años más tarde la importancia que este texto tuvo en la formación de sus ideas.
Promotor del neutralismo
Al estallar la Segunda Guerra Mundial la sociedad argentina se vio dividida entre quienes pretendían que el país se sumase a alguno de los bandos en pugna, y quienes querían que permaneciera neutral ante el conflicto internacional.
Guglielmini fue un fervoroso defensor del neutralismo al punto tal de unirse al movimiento Afirmación Argentina y crear desde allí a la Comisión Honoraria del Plebiscito por la Paz. Esta plataforma realizó una campaña en todos los rincones del país para elaborar un petitorio dirigido hacia el presidente de la nación en el cual se le solicitaba no empujar a la Argentina hacia el escenario bélico. Millones de ciudadanos firmaron ese documento que terminó recibiendo el conservador Ramón S. Castillo de manos del propio Guglielmini a mediados de 1942.
En paralelo el escritor dirigió a la revista nacionalista Choque junto al poeta Lisardo Zía, y colaboró con los diarios Cabildo y Tribuna, afines ambos a su postura.
Sus esfuerzos pacifistas no pasaron desapercibidos por los norteamericanos, quienes incluyeron su nombre en el infame Blue Book on Argentina sindicándolo como un agente al servicio del NSDAP, lo que motivó a Guglielmini a escribir El Libro Azul y yo como respuesta.
Adhesión al peronismo
El peronismo lo nombró presidente de la Comisión Nacional de Cooperación Intelectual, un órgano estatal que tenía la misión de exportar hacia el mundo a la cultura argentina. Debido a ello fue responsable de editar el primer volumen de Argentina en marcha, una obra propagandística destinada a difundir con orgullo los grandes logros del país.
Su pieza La mujer del otro piso lo consagró como autor dramático, obteniendo gracias a ella el Premio Nacional de Teatro en 1947. En ese rubro también escribiría obras como Sol de medianoche y ¡Cómo han cambiado las cosas! que llegaron a representarse sobre los escenarios.
Guglielmini retornó a la UBA ante la renuncia de Ricardo Rojas a la cátedra de Historia de la Literatura Argentina. El escritor terminaría también dirigiendo el Instituto de Literatura Argentina dependiente de la misma casa de altos estudios.
Muy activo entre los intelectuales que apoyaban al régimen, participó de la creación de la Asociación de Escritores Argentinos y del Sindicato de Escritores Argentinos, y publicó artículos en las revistas Sexto Continente y Cultura. Junto a Ernesto Palacio, Carlos Astrada, Joaquín Díaz de Vivar, Vicente D. Sierra y John William Cooke participó en 1948 de "Tribuna de la Revolución", un importante ciclo de debates sobre el naciente peronismo al cual asistió el propio Juan Perón. Hacia 1952 sería uno de los intelectuales que se manifestarían a favor del Plan Quinquenal.
Convocado por el Ministerio de Educación de la Nación fue uno de los responsables de organizar la conmemoración del primer centenario de la muerte del poeta Esteban Echeverría. También alentó a la UBA para se plegara a los homenajes a Leonardo da Vinci por el quinto centenario de su nacimiento.
Sus libros Muerte en el Chaco de 1948 y La galería de espejos de 1953 son muestras de su talento para la narración (de hecho gracias a la última obra se haría acreedor del Premio Nacional de Literatura).
Guglielmini se convirtió en columnista regular del diario Clarín en 1950, escribiendo valiosos artículos sobre historia, artes, sociología y folklore.
Últimos años
Al instaurarse el régimen de la Revolución Libertadora en 1955 el escritor perdió su puesto en la universidad. Su lugar fue ocupado por José María Monner Sans.
El Instituto de Cultura Hispánica lo becó en 1958 para que pudiera realizar estudios en España.
El libro Cómo leer filosofía fue publicado en 1960 con la intención de funcionar como un pequeño manual que introdujese al lector en el estudio de la disciplina.
Héctor Blas González, un funcionario del gobierno de Arturo Frondizi encargado del área de cultura, le pidió a Guglielmini que escribiera una obra acerca de Lucio V. Mansilla, la cual sería financiada con fondos estatales. El resultado fue Mansilla, un excelente estudio crítico sobre el escritor.
Rehabilitado por Clarín, también escribió para el diario La Capital de Mar del Plata, ciudad a la que se mudó tras jubilarse. Asimismo la editorial Atlántida lo contrató para que dirigiese una colección de clásicos de la literatura universal adaptados para el público juvenil.
Aunque fue cercano a la Academia Porteña del Lunfardo y al Ateneo de la República, no llegó a afiliarse formalmente a ninguna de las dos organizaciones.
Falleció como víctima de un homicidio en ocasión de robo hacia fines de 1968.
EUDEBA publicó Fronteras de la literatura argentina de modo póstumo en 1972 como un homenaje a su autor.
Bibliografía
- El teatro del disconformismo. Buenos Aires: El Inca, 1927.
- Alma y estilo. Buenos Aires: Gleizer, 1930.
- Hombres entre juguetes: cómo vive el norteamericano. Buenos Aires: Anaconda, 1933.
- Bajo el águila azul. Buenos Aires: Anaconda, 1934.
- Temas existenciales. Buenos Aires: Losada, 1939.
- La Comisión Nacional de Cultura y sus fines. Buenos Aires: Plantié, 1943.
- El oro y la espada. Buenos Aires: Seamos más argentinos, 1943.
- El presidente Castillo y la afirmación de la soberanía nacional. Buenos Aires: Afirmación Argentina, 1943.
- La formación de una conciencia técnica nacional. Buenos Aires: Autoedición, 1944.
- El Libro Azul y yo. Buenos Aires: Tribuna, 1946.
- La mujer del otro piso. Buenos Aires: Argentores, 1947.
- Muerte en el Chaco. Buenos Aires: Kraft, 1948.
- Esteban Echeverría: instauración de un nacionalismo estético argentino. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación, 1952.
- La galería de los espejos. Buenos Aires: Kraft, 1953.
- Cómo leer filosofía. Buenos Aires: Atlántida, 1960.
- Mansilla. Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas, 1961.
- Fronteras de la literatura argentina. Buenos Aires: EUDEBA, 1972.