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COVID-19
COVID-19 (acrónimo del inglés coronavirus disease 2019), es una enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2. Se detectó por primera vez en la ciudad china de Wuhan (provincia de Hubei) en diciembre de 2019. Habiendo llegado a más de 100 territorios, el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud la declaró pandemia.[1]
Hasta el 17 de diciembre de 2021, el número de casos es de 273,7 millones, de los cuales, los enfermos activos es de casi 22,5 millones, los recuperados suman unos 245,7 millones, y con unos 5,3 millones de muertos en todo el mundo.[2] No existe tratamiento oficial específico; las medidas terapéuticas principales consisten en aliviar los síntomas y mantener las funciones vitales.
Sumario
- 1 Síntomas
- 2 Transmisión
- 3 Prevención
- 4 Fisiopatología
- 5 Fármacos con resultados favorables
- 6 Origen
- 7 Pandemia
- 8 Indicios y evidencias de probable conspiración criminal
- 9 Vacunas
- 10 Impacto socioeconómico
- 11 Desinformación
- 12 Posible vínculo con las radiofrecuencias y la tecnología 5G
- 13 Brote de viruela del mono y ejercicio de simulación previo
- 14 Artículos de opinión
- 15 Referencias
- 16 Artículos relacionados
- 17 Enlaces externos
Síntomas
Produce síntomas similares a los de la gripe, entre los que se incluyen fiebre, tos seca, anosmia, disnea, mialgia y fatiga. En casos graves se caracteriza por producir neumonía, síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), sepsis[3] y choque séptico que conduce a alrededor del 2% de los infectados a la muerte.
Los síntomas aparecen entre dos y catorce días, con un promedio de cinco días, después de la exposición al virus.
Transmisión
El SARS-CoV-2 se transmite a través de pequeñas partículas que viajan a través del aire[4][5] a lo largo del tiempo y distancia, principalmente mediante pequeñas gotas de aerosol (microgotas de Flügge) que se emiten al hablar, estornudar, toser o espirar y que, al ser despedidas por un portador (que puede no tener síntomas de la enfermedad o estar incubándola), pasan directamente a otra persona mediante la inhalación.
Raramente puede transmitirse mediante las superficies contaminadas o fomites[6], sin embargo, la OMS y los medios oficiales han afirmado que este sería el principal medio de transmisión, lo cual es falso.
Existe evidencia limitada que sugiere que el virus podría transmitirse uno o dos días antes de que se tengan síntomas, ya que la viremia alcanza un pico al final del período de incubación.
El SARS-CoV-2 activo puede potencialmente detectarse en las salidas de aguas residuales y hay evidencia de transmisión oral-fecal.[7][8][9] Durante el brote de SARS en 2003, en el incidente de Amoy Gardens, cientos de personas fueron infectadas por materia fecal en aerosol que se elevaba por los desagües del piso de sus apartamentos.
Prevención
El contagio se puede prevenir de forma limitada mediante el uso de mascarillas N95 o de un grado superior, así como cubrir la boca al toser o estornudar, ya sea con la sangradura (parte hundida del brazo opuesta al codo) o con un pañuelo y evitando el contacto cercano con otras personas, entre otras medidas profilácticas como el lavado de manos frecuente, o en su defecto la desinfección de las mismas con alcohol en gel.
La OMS desaconsejaba en marzo la utilización de mascarillas o cubrebocas por la población sana pese al conocimiento de la existencia de asintomáticos transmisores, en abril la OMS consideró que era una medida aceptable en algunos países. No obstante, ciertos expertos recomiendan el uso de máscaras quirúrgicas basados en estudios sobre la Influenza H1N1, donde muestran que pueden ayudar a reducir la exposición al virus. Los CDC recomiendan el uso de mascarillas de tela, no médicas.
Aunque las mascarillas son ciertamente efectivas en la reducción de la propagación del virus de persona a persona, no protegen de los aerosoles suspendidos en el aire. El virus es demasiado pequeño y el medio filtrante tiene espacios demasiado grandes para filtrarlo. Pueden atrapar gotitas respiratorias y evitar que el virus sea expulsado por alguien que está enfermo, pero no filtran una nube de aerosoles infecciosos si alguien entrara en dicha nube.[10] El nivel mínimo de protección contra este virus es un respirador P100, un PAPR/CAPR o un respirador NATO CBRN de 40 mm.
Las pautas de distancia física de al menos 6 pies son absolutamente inútiles. La distancia mínima segura para protegerse de un virus en aerosol es estar a más de 15 pies de una persona infectada.[11][12]
Fisiopatología
COVID-19 no es una neumonía viral. Es una endotelitis vascular viral[13][14][15] y ataca el revestimiento de los vasos sanguíneos, en particular los pequeños capilares alveolares pulmonares, lo que provoca la activación y desprendimiento de las células endoteliales, coagulopatía, sepsis, edema pulmonar y síntomas similares al SDRA. Esta es una enfermedad de la sangre, los vasos sanguíneos y el sistema circulatorio. Cualquier neumonía que cause es secundaria a eso.
En casos severos, esto conduce a sepsis, coágulos sanguíneos y falla orgánica múltiple, incluyendo daño hipóxico e inflamatorio a varios órganos vitales, como el cerebro[16][17][18][19], corazón[20][21], hígado[22][23], páncreas[24][25], riñones[26], e intestinos[27][28].
Algunos de los hallazgos de laboratorio más comunes en COVID-19 son dímero D elevado, tiempo de protrombina elevado, proteína C reactiva elevada, neutrofilia, linfopenia, hipocalcemia e hiperferritinemia, que esencialmente coinciden con un perfil de coagulopatía, hiperactivación del sistema inmunológico y agotamiento de las células inmunes.[29][30]
El COVID-19 puede presentarse como casi cualquier cosa, debido al amplio tropismo del SARS-CoV-2 para varios tejidos de los órganos vitales del cuerpo.[31][32] Si bien su presentación inicial más común es una enfermedad respiratoria y síntomas similares a los de la gripe, puede presentarse como inflamación cerebral, enfermedad gastrointestinal o incluso ataque cardíaco o embolia pulmonar.
Factores de riesgo
La gran mayoría de los casos de COVID-19 son leves y no causan una enfermedad significativa.[33][34][35] La tasa de letalidad global es del 2%, tomando casos registrados.
El COVID-19 puede cursar de forma grave en personas mayores y/o con comorbilidades específicas, como obesidad[36][37][38], diabetes, hipertensión y enfermedades que involucran inmunosupresión. Esto se debe a que estas afecciones involucran disfunción endotelial, lo que hace que el sistema circulatorio sea más susceptible a infecciones y lesiones por este virus en particular.
El riesgo de muerte asociado con COVID-19 en niños sanos es prácticamente inexistente, ya que los niños tienen ventajas inmunológicas significativas en relación con la población adulta mayor (> 65 años).
En los casos conocidos, existe algo que se conoce como la regla 80/20, donde el 80% de los casos son leves y el 20% son graves o críticos. Sin embargo, esta proporción solo es correcta para los casos conocidos, no para todas las infecciones. El número de infecciones reales es mucho mayor. En consecuencia, la tasa de mortalidad y morbilidad es mucho menor de lo que muestran las estadísticas. Sin embargo, COVID-19 se propaga muy rápidamente, lo que significa que hay un número significativo de pacientes gravemente enfermos y críticamente enfermos que aparecen en un corto período de tiempo.
Mecanismo de infección
El pico S de SARS-CoV-2 se une al receptor ACE2 de las células humanas. La enzima convertidora de angiotensina 2 es una enzima que forma parte del sistema renina-angiotensina-aldosterona, o RAAS. El RAAS es un sistema de control hormonal que modera el volumen de líquido en el cuerpo y en el torrente sanguíneo (es decir, la osmolaridad) al controlar la retención y excreción de sal. Esta proteína, ACE2, es ubicua en todas las partes del cuerpo que interactúan con el sistema circulatorio, particularmente en las células endoteliales vasculares y pericitos, astrocitos cerebrales, túbulos renales y podocitos, células de los islotes pancreáticos, conductos biliares y células epiteliales intestinales, y los túbulos seminíferos de los testículos, todos los cuales el SARS-CoV-2 puede infectar, no solo los pulmones.
El SARS-CoV-2 infecta una célula de la siguiente manera: La espiga del SARS-CoV-2 sufre un cambio conformacional en el que los trímeros S1 se mueven hacia arriba y se extienden, bloqueándose en el ACE2 unido a la superficie de una célula. TMPRSS2, o proteasa transmembrana serina 2, aparece y corta las cabezas de la espiga, exponiendo la subunidad S2 en forma de tallo en el interior. El resto de la espiga sufre un cambio conformacional que hace que se despliegue como una escalera de extensión, incrustándose en la membrana celular. Luego, se pliega sobre sí mismo, juntando la membrana viral y la membrana celular. Las dos membranas se fusionan y las proteínas del virus migran hacia la superficie de la célula. La nucleocápside del SARS-CoV-2 ingresa a la célula, expulsa su material genético y comienza el proceso de replicación viral, secuestrando las propias estructuras de la célula para producir más virus.
Las proteínas de pico de SARS-CoV-2 incrustadas en una célula pueden hacer que las células humanas se fusionen, formando sincitios / MGC (células gigantes multinucleares). También tienen otros efectos patógenos y nocivos. Las viroporinas del SARS-CoV-2, como su proteína de envoltura viral (E), actúan como canales de iones de calcio, introduciendo calcio en las células infectadas. El virus suprime la respuesta natural al interferón, lo que provoca una inflamación retardada. La proteína SARS-CoV-2 N también puede activar directamente el inflamasoma NLRP3. Además, suprime la vía antioxidante Nrf2. La supresión de ACE2 al unirse con Spike provoca una acumulación de bradicinina que, de otro modo, sería degradada por ACE2.
Esta afluencia constante de calcio en las células produce (o va acompañada de) una hipocalcemia notable o niveles bajos de calcio en sangre, especialmente en personas con deficiencias de vitamina D y disfunción endotelial preexistente. La bradicinina aumenta la actividad de cAMP, cGMP, COX y fosfolipasa C. Esto da como resultado la liberación de prostaglandinas y un enorme aumento de la señalización del calcio intracelular, lo que promueve la liberación de ROS altamente agresiva y el agotamiento de ATP. NADPH oxidasa libera superóxido en el espacio extracelular. Los radicales superóxido reaccionan con el óxido nítrico para formar peroxinitrito. El peroxinitrito reacciona con el cofactor de tetrahidrobiopterina que necesita la sintasa de óxido nítrico endotelial, destruyéndolo y "desacoplando" las enzimas, haciendo que la sintasa de óxido nítrico sintetice más superóxido en su lugar. Esto procede en un circuito de retroalimentación positiva hasta que se agota la biodisponibilidad del óxido nítrico en el sistema circulatorio.
El gas de óxido nítrico disuelto producido constantemente por eNOS cumple muchas funciones importantes, pero también es antiviral contra los coronavirus similares al SARS, evitando la palmitoilación de la proteína viral Spike y dificultando que se una a los receptores del huésped. La pérdida de NO permite que el virus comience a replicarse impunemente en el organismo. Aquellos con disfunción endotelial (es decir, hipertensión, diabetes, obesidad, vejez, raza afroamericana) tienen problemas de equilibrio redox para empezar, lo que le da al virus una ventaja.
Debido a la liberación extrema de citocinas desencadenada por estos procesos, el cuerpo convoca una gran cantidad de neutrófilos y macrófagos alveolares derivados de monocitos a los pulmones. Las células del sistema inmunológico innato son los defensores de primera línea contra los patógenos. Trabajan envolviendo a los invasores y tratando de atacarlos con enzimas que producen oxidantes poderosos, como SOD y MPO. La superóxido dismutasa toma superóxido y produce peróxido de hidrógeno, y la mieloperoxidasa toma peróxido de hidrógeno e iones de cloro y produce ácido hipocloroso, que es muchas veces más reactivo que el hipoclorito de sodio.
Los neutrófilos también pueden expulsar estas enzimas al espacio extracelular, donde escupirán continuamente peróxido y cloro en el torrente sanguíneo. Esto se denomina formación de trampas extracelulares de neutrófilos o, cuando se vuelve patógena y contraproducente, NETosis. En el COVID-19 grave y crítico, en realidad hay NETosis bastante grave.
El ácido hipocloroso que se acumula en el torrente sanguíneo comienza a blanquear el hierro del hemo y competir por los sitios de unión del O2. Los glóbulos rojos pierden la capacidad de transportar oxígeno, lo que hace que el paciente se ponga azul en la cara. El hierro sin liga, el peróxido de hidrógeno y el superóxido en el torrente sanguíneo se someten a las reacciones de Haber-Weiss y Fenton, produciendo radicales hidroxilo extremadamente reactivos que extraen violentamente los electrones de las grasas y el ADN circundantes, oxidándolos severamente.
Esta condición se denomina sepsis aguda. Las personas que han muerto a causa de la enfermedad tienen firmas notables de ferroptosis en sus tejidos, así como varios otros marcadores de estrés oxidativo como la nitrotirosina, 4-HNE y malondialdehído.
Protocolos inadecuados
En aquellos que tienen sepsis crítica inducida por COVID-19, hipoxia, coagulopatía y SDRA, los tratamientos más comunes son la intubación[39], los corticosteroides inyectados[40] y los anticoagulantes como la heparina[41] que a menudo causan hemorragias dañinas. Este no es el tratamiento correcto para COVID-19. En la hipoxia severa, los cambios metabólicos celulares hacen que el ATP se descomponga en hipoxantina, que, tras la reintroducción de oxígeno, hace que la xantina oxidasa produzca toneladas de radicales altamente dañinos que atacan los tejidos. A esto se le llama lesión por isquemia-reperfusión[42][43][44], y es por eso que la mayoría de las personas que utilizan un ventilador están muriendo.[45] En las mitocondrias, acumulación de succinato debido a sepsis hace exactamente lo mismo; cuando se reintroduce el oxígeno, produce radicales superóxidos.[46] La tasa de mortalidad de los pacientes que son intubados varía entre el 50% y el 87%.
La etapa final del COVID-19 es la peroxidación lipídica severa, donde las grasas en el cuerpo comienzan a oxidarse debido al daño causado por el estrés oxidativo.[47][48][49] Esto impulsa la autoinmunidad. Los lípidos oxidados aparecen como objetos extraños para el sistema inmunológico, que reconoce y forma anticuerpos contra OSE, o epítopos específicos de oxidación.[50][51][52][53] Además, los lípidos oxidados se alimentan directamente de los receptores de reconocimiento de patrones, provocando aún más inflamación y convocando aún más células del sistema inmunológico innato que liberan enzimas aún más destructivas. Esto es similar a la fisiopatología del lupus.
La patología de COVID-19 está dominada por el estrés oxidativo extremo y el estallido respiratorio de neutrófilos, hasta el punto en que la hemoglobina se vuelve incapaz de transportar oxígeno debido a que el ácido hipocloroso elimina el hierro hemo del hemo. Ninguna cantidad de oxígeno suplementario puede oxigenar sangre que químicamente se niega a unirse al O2.[54][55][56][57]
Cuando se intuba a alguien con esta condición, se hace estallar una bomba de radicales libres al suministrar O2 a las células. Es un "catch-22", es decir, un problema para el que la única solución es negada por una circunstancia inherente al problema, porque se requiere de oxígeno para producir trifosfato de adenosina (es decir, para vivir), pero el O2 también es el precursor de todos estos radicales dañinos que conducen a la peroxidación de lípidos.
El tratamiento correcto para la sepsis grave relacionada con COVID-19 es la ventilación no invasiva, los esteroides y las infusiones de antioxidantes. La mayoría de los medicamentos reutilizados para COVID-19 que muestran algún beneficio en el rescate de pacientes con COVID-19 críticamente enfermos son antioxidantes. N-acetilcisteína, melatonina, fluvoxamina, budesonida, famotidina, cimetidina y ranitidina son todos antioxidantes. La indometacina previene la oxidación impulsada por el hierro del ácido araquidónico a isoprostanos. Existen poderosos antioxidantes, como la apocinina, que ni siquiera se han probado en pacientes con COVID-19, que podrían desangrar los neutrófilos, prevenir la peroxidación de lípidos, restaurar la salud endotelial y restaurar la oxigenación de los tejidos.
Los científicos que saben algo sobre neutrofilia pulmonar, SDRA y biología redox han sabido o conjeturado mucho de esto desde marzo de 2020. En abril de 2020, científicos suizos confirmaron que COVID-19 era una endotelitis vascular. A fines de 2020, los expertos ya habían concluido que COVID-19 causa una forma de sepsis viral. También saben que la sepsis se puede tratar eficazmente con antioxidantes. Ninguna de esta información es particularmente nueva y, sin embargo, en su mayor parte, no se ha actuado sobre ella. Los médicos continúan utilizando técnicas de intubación dañinas con una configuración de PEEP alta a pesar de la alta distensibilidad pulmonar y la escasa oxigenación, matando a un número incalculable de pacientes críticamente enfermos por negligencia médica.
Ensayos defectuosos de antivirales
Debido a la forma en que están construidos, los ensayos de control aleatorio nunca mostrarán ningún beneficio de ningún antiviral contra COVID-19. Ni Remdesivir, ni Kaletra, ni hidroxicloroquina, ni ivermectina. La razón de esto es simple; para los pacientes que han reclutado para estos estudios, incluyendo el defectuoso estudio RECOVERY de Oxford, la intervención es demasiado tarde para tener un efecto positivo.
El tiempo entre la infección o la aparición de los síntomas y el tratamiento puede afectar de manera crítica la eficacia de un tratamiento. Por ejemplo, un antiviral puede ser muy efectivo cuando se usa temprano, pero puede no ser efectivo en la etapa avanzada de la enfermedad e incluso puede ser dañino. La eficacia disminuye en función del retraso del tratamiento. Otros medicamentos pueden ser beneficiosos para las complicaciones tardías, mientras que el uso temprano puede no ser efectivo o incluso ser perjudicial. El oseltamivir, por ejemplo, generalmente solo se considera efectivo para la influenza cuando se usa dentro de las primeras 36 o 48 horas.
El curso clínico de COVID-19 es tal que, cuando la mayoría de las personas buscan atención médica por hipoxia, su carga viral ya se ha reducido a casi nada. Si alguien está aproximadamente 10 días después de la exposición y ya ha estado sintomático durante cinco días, apenas queda virus en su cuerpo, solo daño celular y trastorno que ha iniciado una respuesta hiperinflamatoria. Es de este grupo que los ensayos clínicos de antivirales han reclutado, casi exclusivamente.
En estos ensayos, administran antivirales a pacientes gravemente enfermos que ya no tienen virus en sus cuerpos, solo una respuesta hiperinflamatoria retardada, y luego concluyen absurdamente que los antivirales no tienen utilidad para tratar o prevenir COVID-19. Estos ensayos clínicos no reclutan personas presintomáticas y no prueban la profilaxis previa o posterior a la exposición.
Esto es como usar un desfibrilador en un muerto y luego afirmar absurdamente que los desfibriladores no tienen ninguna utilidad médica porque los pacientes se niegan a levantarse. La intervención es demasiado tarde. Estos ensayos de antivirales muestran un sesgo de selección notorio y sistemático. Están proporcionando un tratamiento que es inútil para la cohorte específica que están inscribiendo.
Fármacos con resultados favorables
Uso profiláctico de ivermectina
La ivermectina ha demostrado diferentes mecanismos de acción que potencialmente protegen de la infección por COVID-19, especialmente como agente profiláctico.[58] Un estudio llevado a cabo por Lucy Kerr, Flavio A. Cadegiani y su equipo, concluyó que el uso regular de ivermectina como agente profiláctico se asoció con una reducción del 90% en las tasas de infección, hospitalización y mortalidad por COVID-19.[59][60]
Se realizaron comparaciones entre sujetos que no usaban ivermectina y dos niveles de regularidad de uso de ivermectina. El análisis de los niveles intermedios de uso de ivermectina está presente en el apéndice complementario de este estudio. Para analizar las tasas de hospitalización y mortalidad, se utilizó la base de datos de infecciones por COVID-19 de todos los participantes, de Itajaí y del exterior. Para analizar la tasa de infección por COVID-19 y el riesgo de morir por COVID-19, se utilizó la base de datos de la ciudad de Itajaí.
Se empleó el emparejamiento por puntuación de propensión (PSM), seguido de un análisis multivariado ajustado para las diferencias residuales (análisis doblemente ajustado).
De los 7,345 casos de COVID-19, 3,034 ocurrieron en no usuarios, 1,627 en usuarios esporádicos y 289 en usuarios estrictos, mientras que los casos restantes ocurrieron en los niveles intermedios de uso de ivermectina. Los usuarios estrictos tenían mayor edad (p menor que 0,0001) y mayor prevalencia no significativa de diabetes tipo 2 e hipertensión.
La tasa de infección por COVID-19 fue un 39 % menor entre los usuarios estrictos (tasa de infección del 4,03 %; (p inferior a 0,0001)) que en los no usuarios (tasa de infección del 6,64 %), y una reducción no significativa del 11 % en comparación con los usuarios esporádicos ( tasa de infección del 4,54 %) (n = 1627 en cada grupo; RR, 0,89; IC del 95 %: 0,76 - 1,03; p = 0,11).
La tasa de hospitalización se redujo en un 100% en usuarios estrictos, en comparación con los no usuarios y los usuarios esporádicos, tanto antes como después de la coincidencia de puntuación de propensión (p inferior a 0,0001).
Después del emparejamiento por puntuación de propensión, la tasa de hospitalización fue un 35 % más baja entre los usuarios esporádicos que entre los no usuarios (RR, 0,65; IC del 95 %, 0,44 - 0,70; p = 0,03).
En grupos pareados por puntuación de propensión, la tasa de mortalidad ajustada multivariante fue un 90 % más baja en los usuarios estrictos en comparación con los no usuarios (p = 0,003) y un 79 % más baja que en los usuarios esporádicos (p = 0,05), mientras que los usuarios esporádicos tuvieron un 37 % reducción de la tasa de mortalidad en comparación con los no usuarios (p = 0,043).
El riesgo de morir por COVID-19 fue 86% menor entre los usuarios estrictos que los no usuarios (p = 0,006) y marginalmente significativo, 72% menor que los usuarios esporádicos (p = 0,083), mientras que los usuarios esporádicos tuvieron una reducción del 51% en comparación con no usuarios (p = 0,001).
Conclusión: El no uso de ivermectina se asoció con un aumento de 10 veces en el riesgo de mortalidad y un aumento de 7 veces en el riesgo de morir por COVID-19, en comparación con el uso estrictamente regular de ivermectina en una población estrictamente controlada y recolectada prospectivamente.
Se observó un patrón de dosis-respuesta progresivo entre el nivel de uso de ivermectina y el nivel de protección contra los resultados relacionados con COVID-19 y consistente en diferentes niveles de uso de ivermectina.
Los resultados de este estudio demuestran claramente que el uso profiláctico de ivermectina debe iniciarsede inmediato para las personas en categorías de alto riesgo en todo el mundo. Esto incluye personas con una o más comorbilidades y personas de mediana edad/ancianos.
Sin embargo, como no se divulgan los datos de muertes por millón por grupo de edad, aún no se ha podido determinar la edad de inicio de la profilaxis.
Como la variante Omicron tiene menos patogenicidad y un perfil de enfermedad ligeramente diferente, esto también podría influir en la edad a la que debe comenzar el tratamiento de profilaxis. Pero los datos están disponibles, el uso profiláctico de ivermectina salva vidas.
La estratificación de edad de la enfermedad muestra por qué no se recomienda un programa de vacunación universal para una vacuna con un alto perfil de eventos adversos.
En mayo de 2021, varios estados indios como Delhi, Uttar Pradesh, Goa y Uttarakhand fueron en contra de las instrucciones de la OMS y ordenaron el uso profiláctico de ivermectina con lo cual redujeron significativamente las infecciones.[61]
Sin embargo, no se permite hablar de ello. Así, por ejemplo, Wikipedia no puede mencionar los metanálisis revisados por pares del Dr. Tess Lawrie o el Dr. Pierre Kory publicados en el American Journal of Therapeutics.
Wikipedia no puede publicar el reciente metanálisis sobre la ivermectina escrito por el Dr. Andrew Hill. Además, no se permite decir nada sobre ivmmeta.com que muestra los 71 estudios que incluyeron a 23.000 pacientes y que revelan una reducción de hasta el 96% en la muerte por medio del uso profiláctico de ivermectina.[62]
El Colegio de Abogados de la India de Mumbai ha presentado cargos penales contra el Dr. Soumya Swaminathan, científico jefe de la OMS, por recomendar que no se use la ivermectina.[63]
Aunque la ivermectina se vende usualmente en forma de pasta veterinaria como desparasitante para animales como caballos, también ha estado disponible durante décadas en forma de píldora para humanos como fármaco antiparasitario[64], y la única forma de que la ivermectina cause algún daño es si se ingiere en sobredosificación.
Los medios de comunicación han afirmado de manera falsa que debido a que la ivermectina es un fármaco antiparasitario, no tiene utilidad como antiviral. Esto es incorrecto. La ivermectina tiene utilidad como antiviral ya que bloquea la importina, evitando la importación nuclear, inhibiendo eficazmente el acceso viral a los núcleos celulares. Muchos medicamentos actualmente en el mercado tienen múltiples modos de acción. La ivermectina es una de esas drogas. Es tanto antiparasitario como antivírico.[65][66]
En Bangladesh, la ivermectina cuesta 1,80 USD por 5 días. Remdesivir, que es tóxico para el hígado, cuesta 3,120 USD por 5 días de medicamento. Se vendieron miles de millones de dólares de Remdesivir completamente inútil a los gobiernos con el dinero de los contribuyentes, y terminó siendo totalmente inútil para tratar el COVID-19 hiperinflamatorio. Los medios de comunicación apenas han cubierto esto.
La oposición al uso de ivermectina no se basa en la ciencia. Tiene una motivación puramente financiera y política. Una intervención eficaz sin vacunas pondría en peligro la apresurada aprobación por parte de la FDA de vacunas y medicamentos patentados por los que la industria farmacéutica puede recaudar miles de millones y miles de millones de dólares en ventas de forma continua.
Los ensayos clínicos diseñados para fallar que son financiados por el gobierno sobre el tratamiento temprano así como el obstruccionismo gubernamental con respecto a los tratamientos que salvan las vidas, deben terminar.
La eliminación de COVID-19 es una carrera contra la evolución viral. Ningún tratamiento, vacuna o intervención está 100% disponible y es efectivo para todas las variantes. Se deben utilizar todos los medios prácticos, eficaces y seguros. Negar la eficacia de los tratamientos aumenta el riesgo de que COVID-19 se vuelva endémico; y aumenta la mortalidad, la morbilidad y los daños colaterales.
La investigación y la práctica clínica muestran que el uso de medicamentos reutilizados para el covid-19 tiene enormes beneficios. Estos incluyen tratamientos con múltiples medicamentos y etapas múltiples para la enfermedad de covid-19 que previenen enfermedades graves, disminuyen las tasas de hospitalización y disminuyen la muerte.
Pruebas con hidroxicloroquina
La hidroxicloroquina se ha estudiado para el tratamiento y la prevención de COVID-19.
El 28 de marzo de 2020 la FDA había aprobado una Autorización de Uso de Emergencia (EUA, en inglés) que permitía la distribución de hidroxicloroquina para tratar adultos y adolescentes que pesen al menos 110 libras (50 kg) y que estén hospitalizados con COVID-19, pero que no puedan participar en un estudio clínico. Sin embargo, la FDA canceló esto el 15 de junio de 2020 porque se dijo que los estudios clínicos mostraron que es poco probable que la hidroxicloroquina sea efectiva para el tratamiento de la COVID-19 en estos pacientes y se informaron algunos efectos secundarios graves, como ritmo cardiaco irregular.
El uso de este fármaco puede ser letal sin supervisión médica. La dosis tóxica es tan baja como 20 mg/kg de peso corporal y la dosis letal tan baja como 30 mg/kg.[67] Además, la hidroxicloroquina suprime el sistema inmunitario, por lo que en realidad podría empeorar la infección por COVID.[68]
Dr. Peter McCullough
El cardiólogo Dr. Peter McCullough sospecha que los funcionarios de salud retuvieron y suprimieron información de tratamientos efectivos para Covid-19 en los primeros días de la pandemia, ya que fueron repentinamente desacreditados después de haberse obtenido resultados favorables con ellos, así como la terapia con múltiples fármacos, incluída la hidroxicloroquina y la ivermectina, para pacientes ambulatorios, por lo que cree que se ha tenido una gran pérdida de vidas y de hospitalizaciones innecesarias.
McCullough también señaló el hecho de que The Gates Foundation, las principales compañías farmacéuticas, incluida Moderna, y el laboratorio en Wuhan habían "predicho" en conjunto la pandemia y estaban trabajando en una respuesta a ella mucho antes de que se descubriera el virus.
McCullough cree que la razón de ello era llevar a la gente a la vacunación masiva y presentarla como la única solución a la pandemia.
Los medios oficialistas de desinformación han intentado desacreditar al médico porque según dicen "ha promovido afirmaciones falsas y engañosas durante la pandemia que contradicen la ciencia que surge de la comunidad médica". Su canal en YouTube fue censurado y eliminado de la plataforma.
Origen
Tuvo su inicio al ser identificado el virus por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en China, cuando se reportó a un grupo de personas con neumonía de causa desconocida, vinculada principalmente a trabajadores del mercado mayorista de mariscos de dicha ciudad.
Para el 20 de diciembre la nueva "neumonía de origen desconocido" afectaba ya a al menos 60 personas. Muchas de ellas habían frecuentado un mercado mayorista que comercializa pescado, pollos, gatos, faisanes, murciélagos, marmotas, culebras venenosas, ciervos, órganos de conejos y otros animales salvajes, por lo que surgió la sospecha de que el patógeno fuera un nuevo tipo de coronavirus de fuente animal.
El mercado donde se sospecha que se originó el brote fue cerrado el 1 de enero de 2020 y las personas con síntomas fueron aisladas. Más de 700 personas, incluyendo más de 400 trabajadores de la salud que tuvieron contacto con los casos sospechosos, fueron puestos bajo observación en el momento.
Los coronavirus circulan principalmente entre animales, pero han evolucionado e infectado a los humanos (convirtiéndolo así en un virus zoonótico), como se ha visto en el SARS, MERS y otros cuatro tipos de coronavirus encontrados en humanos que causan síntomas respiratorios similares a los del resfriado común. Los seis tipos de coronavirus conocidos hasta ahora se pueden contagiar de humano a humano.
El 30 de diciembre, un grupo de médicos del Hospital Central de Wuhan, liderado por la doctora Ai Fen, lanzó una alerta sobre un "coronavirus similar al SARS". Ocho de estos médicos fueron arrestados bajo la acusación de difundir falsos rumores por parte de gobierno comunista chino, entre los cuales se encontraba el doctor Li Wenliang quien murió después.
Sin embargo, la alta transmisión del virus hizo que sea imparable de contener y evitar la propagación de forma disimulada por del gobierno chino, la enfermedad se propagó fuera de la ciudad hacia el resto del país y a posterior al extranjero llegando al resto del mundo.
Aunque los medios oficiales han insistido en que el origen más probable fue en el mercado de mariscos de Wuhan, se habló mucho sobre la hipótesis de que el patógeno pudo salir de un laboratorio, en concreto, del Instituto de Virología de Wuhan, el cual es uno entre 50 en el mundo con el nivel más alto en bioseguridad (nivel 4).[69] A pesar de que no ha podido sido refutada totalmente[70], esta posibilidad ha sido calificada como una teoría conspirativa y China la ha negado rotundamente.
La proteína S (Spike) del SARS-CoV-2 contiene un inserto PRRA inusual que forma un sitio de división de furina. La furina es una proteasa humana omnipresente, lo que la convierte en una propiedad ideal para la proteína, lo que le confiere un alto grado de tropismo celular. Ningún coronavirus similar al SARS de tipo salvaje posee esta característica, lo que lo hace muy sospechoso y quizás un signo de manipulación humana.[71][72][73]
Pandemia
Tras el primer brote de COVID-19 en Wuhan en diciembre de 2019, donde las autoridades chinas confirmaron 41 casos detectados entre el 8 de diciembre y el 2 de enero de 2020,40 la ciudad dejó de informar casos hasta el 19 de enero, cuando se confirmaron 17 casos más. Para ese entonces ya se habían comunicado los primeros casos por COVID-19 fuera de China: dos en Tailandia y uno en Japón.
La rápida expansión de la enfermedad hizo que la Organización Mundial de la Salud, el 30 de enero de 2020, la declarara una emergencia sanitaria de preocupación internacional, basándose en el impacto que el virus podría tener en países subdesarrollados con menos infraestructuras sanitarias. En esa fecha, la enfermedad se había detectado en todas las provincias de China continental, y se diagnosticaban casos en otros 15 países.
El 11 de marzo la enfermedad se hallaba ya en más de 100 territorios a nivel mundial, y fue reconocida como una pandemia por la OMS.[1] El número de casos confirmados continuó creciendo hasta alcanzar los 500 mil casos a nivel mundial el 26 de marzo de 2020.
Expansión
El ritmo de propagación se caracteriza por un patrón lento al comienzo, dando una sensación de confianza de que no es un problema grave, sin embargo la enfermedad tiene un alto número de infectados que circulan sin tener síntomas (asintomáticos) pero que contagian el virus a otros. El ritmo de contagios se acelera para tomar un ritmo "exponencial" después, donde el crecimiento de los casos crece y el ritmo de personas graves empiezan a llenar el centros de salud, para cuando el gobierno y la población quieren reaccionar, el ritmo de contagios se vuelve imparable y los sistemas de salud colapsan. Debido a esto, muchos países han optado por cuarentenas forzadas a su población para evitar un crecimiento brusco y exponencial.
El negacionismo del covid en las redes sociales ha sido otro factor que contribuyó a su expansión. El presidente de Tanzania John Magufuli se caracterizó por defender esta posición. Después de negar que el virus pudiera estarse expandiendo en su país, se mostró escéptico respecto a las vacunas descubiertas por los blancos. En un discurso de enero de 2021 sostuvo que "Las vacunas son peligrosas. Si el hombre blanco fuera capaz de elaborar vacunas, ya debería tener una vacuna para el SIDA, la tuberculosis, la malaria y el cáncer."[74]
Indicios y evidencias de probable conspiración criminal
Financiamiento de investigaciones de ganancia de función
En 2014, hubo una moratoria en la investigación de ganancia de función del SARS que duró hasta 2017. Esta investigación no se detuvo. En cambio, se subcontrató y las subvenciones federales se lavaron a través de ONG's.[75][76][77]
En 2019 el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) y asesor médico en jefe de la Casa Blanca, Anthony Fauci financió con 7.4 millones de dólares de impuestos estadounidenses a científicos del Instituto de Virología de Wuhan en China y otras instituciones para realizar una bioingeniería de la llamada "ganancia de función" en coronavirus de murciélagos. Muchos científicos han criticado la investigación de la ganancia de función, que implica manipular virus en el laboratorio para explorar su potencial de infectar a los seres humanos, porque crea el riesgo de iniciar una pandemia a partir de una liberación accidental. Se cree que el SARS-CoV-2, el virus que ahora causa una pandemia mundial, se originó en los murciélagos. La inteligencia de Estados Unidos, después de afirmar originalmente que el coronavirus había ocurrido de forma natural, admitió en marzo de 2020 que la pandemia puede haberse originado en una filtración del laboratorio de Wuhan. (En este punto, la mayoría de los científicos dicen que es posible, pero no probable, que el virus pandémico haya sido diseñado o manipulado).[78]
Anthony Fauci mintió ante el Congreso (lo cual es un delito) diciendo que si existía alguna investigación de ganancia de función, esto se estaría llevando a cabo en Carolina del Norte,[79][80] ya que Ralph Baric es virólogo y experto en SARS en UNC Chapel Hill en Carolina del Norte.
Sin embargo, Ralph Baric y Shi Zhengli son colegas y han coescrito artículos juntos.[81] Ralph Baric fue el mentor de Shi Zhengli en sus técnicas de manipulación de ganancia de función, en particular el paso en serie, que da como resultado un virus que parece haberse originado de forma natural. El paso en serie en hACE2 humanizados de ratones puede haber producido algo como SARS-CoV-2.[82][83][84][85]
El financiamiento para la investigación de ganancia de función del Instituto de Virología de Wuhan provino de Peter Daszak. Peter Daszak dirige una ONG llamada EcoHealth Alliance.[86][87][88][89] EcoHealth Alliance recibió millones de dólares en subvenciones de los Institutos Nacionales de Salud (NIH)/Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) (encabezadas por Anthony Fauci), la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA) (parte del Departamento de Defensa de EE. UU.) Y la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID). El NIH/NIAID contribuyó con unos pocos millones de dólares, y DTRA y USAID contribuyeron cada uno con decenas de millones de dólares para esta investigación. En total, fueron más de cien millones de dólares.[90]
Documentos militares sobre la ganancia de función contradicen el testimonio bajo juramento de Anthony Fauci e indican que EcoHealth Alliance se acercó a DARPA en marzo de 2018 en busca de fondos para realizar una investigación de ganancia de función de los coronavirus transmitidos por murciélagos. La propuesta, denominada Proyecto Defuse, fue rechazada por DARPA por preocupaciones de seguridad y la noción de que viola la moratoria de investigación de ganancia de función.[91]
Parecería que la mayoría de los gigantes farmacéuticos y biotecnológicos han estado profundamente entrelazados con sus homólogos chinos durante al menos 30 años.
11 de septiembre de 2021:
EcoHealth Alliance subcontrató estas subvenciones al Instituto de Virología de Wuhan, un laboratorio en China con un historial de seguridad muy cuestionable y personal mal capacitado, para que pudieran realizar investigaciones de ganancia de función.[95][96][97][98][99][100]
Los científicos chinos en Wuhan informaron que los animales de laboratorio los mordían y orinaban de forma rutinaria.[101][102]
En noviembre de 2019, tres técnicos del Instituto de Virología de Wuhan desarrollaron síntomas consistentes con una enfermedad similar a la gripe.[103][104]
El 12 de diciembre de 2019, Ralph Baric firmó un Acuerdo de transferencia de material (esencialmente, un NDA) para recibir materiales relacionados con la vacuna de ARNm de Coronavirus en copropiedad de Moderna y NIH.[105][106]
No fue hasta un mes después, el 11 de enero de 2020, que China supuestamente envió la secuencia de lo que se conocería como SARS-CoV-2.[107][108] Moderna afirma, de manera bastante absurda, que desarrollaron una vacuna funcional a partir de esta secuencia en menos de 48 horas.[109][110][111]
Stephane Bancel, el actual CEO de Moderna, fue anteriormente el CEO de bioMerieux, una corporación multinacional francesa especializada en tecnología de diagnóstico médico, fundada por Alain Merieux.[112][113][114] Alain Merieux fue una de las personas que jugó un papel decisivo en la construcción del laboratorio P4 del Instituto de Virología de Wuhan.[115][116][117][118]
La secuencia dada como el relativo más cercano al SARS-CoV-2, RaTG13, no es un virus real. Es una falsificación.[119][120][121] Se hizo ingresando una secuencia de genes a mano en una base de datos, para crear una historia de portada de la existencia de SARS-CoV-2, que muy probablemente es una quimera de ganancia de función producida en el Instituto de Virología de Wuhan y fue filtrado por accidente o liberado intencionalmente. El reservorio animal de SARS-CoV-2 no se ha podido encontrar.[122][123]
Bill Gates y la población mundial
En el año 2010, durante la TED2010, Bill Gates presentó su visión de la energía para el futuro mundial, describiendo la necesidad de 'milagros' para evitar la catástrofe planetaria. La meta necesaria según su visión: cero emisiones globales de carbón para el año 2050. En esta charla, mostrándose muy preocupado por el crecimiento de la población y el calentamiento global dijo textualmente:
Bill Gates y los simulacros pre-pandemia
En 2015 Bill Gates expuso un discurso sobre lo que podría ser el mayor riesgo de una catástrofe global diciendo que "si algo pudiera matar a 10 millones de personas en las próximas décadas, es más probable que sea un virus altamente infeccioso, en lugar de una guerra" [125]. Aunque ya existían articulos cientificos prediciendo una futura pandemia global, en particular en 2003 se hablaba de otro brote del tipo Sars-Cov y lo riesgoso que eran las prácticas de los mercados de China y otros paises.
El 10 de enero de 2017 Anthony Fauci da un discurso en el que, con una ligera pero notable sonrisa en el rostro, dice que "es incuestionable que va a haber un reto para la administración [de Trump] en el tema de las enfermedades infecciosas en el sentido de las actuales que conocemos ... pero también habrá un brote sorpresa ... en lo que estamos extraordinariamente seguros es en que veremos esto en los próximos años".[126]
Ese año el Centro Johns Hopkins publica The SPARS Pandemic 2025-2028: A Futuristic Scenario for Public Health Risk Communicators, un informe sobre un simulacro de comunicaciones para una vacuna que "accidentalmente" causó encefalopatía espongiforme, también conocida como enfermedad priónica de las "vacas locas"[127], una enfermedad incurable y 100% fatal cuyo periodo de incubación es de 3 a 4 años antes de manifestar síntomas.
El 8 de mayo de 2019, tuvo lugar una conferencia de preparación para una pandemia en el Reichstag de Berlín en la RFA. También estuvieron presentes Angela Merkel, Jens Spahn, Christian Drosten, Georg Nüßlein, el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, la Fundación Bill y Melinda Gates, la Fundación de Investigación Wellcome Trust y varios cabilderos farmacéuticos.
El 18 de octubre de 2019, en Nueva York, el Centro Johns Hopkins en asociación con importantes instituciones internacionales como el Foro Económico Mundial (Klaus Schwab, George Soros), el Banco Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates, simularon en Nueva York, un escenario de pandemia llamado "Evento 201", el ejercicio simuló un brote de un nuevo coronavirus zoonótico transmitido de murciélagos a cerdos y de cerdos a personas.[128]
La pandemia
En diciembre de 2019 se dan a conocer los "primeros" casos de COVID-19. Los medios oficiales dicen que surgió en un mercado de Wuhan, pero casualmente muy cerca de esa región existe un laboratorio de virología, el Instituto de Virología de Wuhan, uno de los principales de China en el estudio de patógenos de nivel 4, que requieren el máximo grado de seguridad biológica y donde algunos expertos estadounidenses creen que puede haber estado el origen del brote. En Wuhan hubo 92 pacientes hospitalizados con síntomas similares a los de covid en octubre y noviembre de 2019, pero China sólo dio a la OMS test de anticuerpos muy posteriores, no escáneres ni análisis de sangre, pruebas que habrían demostrado que el brote estaba presente un mes o dos antes de lo admitido, por lo que China ocultó información sobre los primeros casos de covid, lo que favoreció los contagios.[129]
El 23 de enero de 2020, un comité de emergencia de la OMS decidió no declarar una emergencia sanitaria de preocupación internacional (PHEIC por sus siglas en inglés). El 31 de enero de 2020, la OMS declaró el brote de COVID-19 como PHEIC. En la primera semana de febrero de 2020, Tedros declaró que no era necesario que el mundo tomara medidas que «interfieran innecesariamente con los viajes y el comercio internacional», como las restricciones de viaje en todo el mundo. El 11 de marzo de 2020, la OMS declaró al COVID-19 una «pandemia». Tedros comentó: «Estamos profundamente preocupados tanto por los niveles alarmantes de propagación y gravedad como por los niveles alarmantes de inacción. Por lo tanto, hemos evaluado que COVID-19 puede caracterizarse como una pandemia». Algunos expertos en salud pública acusaron a Tedros Adhanom de actuar con lentitud para detener la epidemia y de tener una relación demasiado estrecha con el gobierno comunista de China. De hecho, la OMS y Adhanom han sido duramente criticados por mostrar más preocupación por la protección de la imagen de China que por la lucha contra la enfermedad.[130]
En 2020, el virólogo y Premio Nobel de Medicina, Luc Montagnier argumentó que el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, fue creado por el hombre en un laboratorio y que pudo haber sido el resultado de un intento de crear una vacuna para el VIH/SIDA. Su acusación se produjo después de que Estados Unidos iniciara una investigación sobre si el virus provenía de un laboratorio. Según Montagnier, "la presencia de elementos del VIH y el germen de la malaria en el genoma del coronavirus es altamente sospechosa y las características del virus no podrían haber surgido de forma natural". Las conclusiones de Montagnier fueron rechazadas por apresuradas por la comunidad científica, considerando que las secuencias de genes son comunes entre organismos similares. Actualmente, si bien no hay evidencia que indique que el nuevo coronavirus sea un virus creado por el hombre, dado que el genoma del virus ha sido secuenciado por investigadores independientes, tampoco hay evidencia que indique que no pudo haber sido "criado" naturalmente en un laboratorio y salir de éste.
En julio de 2020 el presidente Donald Trump anuncia el fin de la relación de EE.UU. con la Organización Mundial de la Salud debido a su gestión de la pandemia, mientras acusó a la OMS de estar bajo control de China.[131]
En septiembre de 2020, la Dra. Li-Meng Yan, que trabajaba en la Escuela de Salud Pública de Hong Kong denunció al gobierno chino luego de que ella alegara que sabían sobre la propagación del coronavirus antes de reconocer públicamente el brote. Como resultado, la Dra. Yan tuvo que huir a los EE.UU. por su propia seguridad y ahora está decidida a difundir sus hallazgos por el mundo, incluso si eso significa arriesgar su vida. La Comisión Nacional de Salud de China, la Organización Mundial de la Salud y la Universidad de Hong Kong están en contra de sus afirmaciones.
Bill Gates y las vacunas
En agosto de 2020, la Fundación Bill y Melinda Gates se asocia con la organización internacional GAVI, dedicada a campañas de vacunación y el mayor fabricante de vacunas del mundo, junto con el instituto indio Serum Institute of India (SII) para acelerar la fabricación en 2021 de futuras vacunas contra COVID-19 "seguras y eficaces".[132] Los medios de comunicación empiezan a elevar a Bill Gates como un "experto" en el tema, a pesar de que no es un funcionario público ni tiene ninguna formación médica previa.
Acusaciones de ocultación de información
En febrero de 2021, Estados Unidos y un científico de la Organización Mundial de la Salud acusaron a China de ocultar información sobre el coronavirus,[133] y cuando un equipo encabezado por la Organización Mundial de la Salud viajó a China para investigar los orígenes de la pandemia de COVID-19, un alto funcionario expresó su preocupación por los estándares de bioseguridad en el laboratorio cercano al mercado en el que se detectaron las primeras infecciones en seres humanos[134]
Vacunas
Impacto socioeconómico
La pandemia de COVID-19 ha provocado un impacto socioeconómico global, provocado por el efecto sanitario de la propia enfermedad y por los esfuerzos por controlar su expansión.
La pandemia se convirtió en el «cisne negro» de 2020 y produjo el colapso del mercado de valores de 2020, una de las caídas más rápidas de la historia, durante los meses de febrero y marzo.
En muchos países cuando la epidemia se limitaba casi exclusivamente a China, hubo informes generalizados de escasez de suministro de productos farmacéuticos, electrónicos y otros productos manufacturados debido a la paralización de numerosas fábricas en China. En ciertas localidades del resto del mundo se observaron compras de pánico y la consiguiente escasez de comida y otros artículos esenciales de abastecimiento.
La caída de la demanda de materias primas por el parón de actividad económica ha llevado a fuertes caídas de precios, en particular del petróleo, lo cual perjudica a los países y empresas productores y beneficia a los consumidores.
Hiperinflación
La pandemia ha provocado el alza de los precios alrededor del mundo y consecuentemente la hiper-devaluación de las monedas de países tanto ricos como pobres, dejándolos en bancarrota. Luego de la caída económica que padeció el globo provocada por los confinamientos y demás medidas para contener el covid-19, los bancos centrales relajaron su política monetaria con bajas tasas de interés y demás estímulos económicos.
Esto trajo como principal consecuencia una inflación sostenida en la mayoría de las economías del mundo, presionando ahora a las mismas autoridades monetarias a retirar los estímulos y endurecer la política con el riesgo de afectar la recuperación económica.
Los precios están siendo presionados por varios eventos que están sucediendo, también, como rezagos que deja la pandemia, entre ellos, la escasez de oferta y la crisis en la cadena de suministros. 80% de los territorios en el globo han reportado inflación histórica durante algún mes de la pandemia.
En Estados Unidos, por ejemplo, el 80% de los dólares en circulación fueron creados desde enero de 2020 (entonces 4 trillones) hasta octubre de 2021 (20 trillones), y la inflación aún no ha llegado a su punto máximo.
Toda esta situación resultó sospechosamente conveniente para quienes ahora promueven el llamado Gran Reinicio, del Foro Económico Mundial (Klaus Schwab), bajo la promesa de una supuesta "recuperación económica global sustentable", aunque más bien significa el control absoluto de la economía y la instauración de una tiranía mundial.
Desinformación
Durante la pandemia comenzaron a surgir numerosas teorías de conspiración, noticias falsas, rumores infundados y desinformación, como el negacionismo de la enfermedad. Desafortunadamente estos rumores se han integrado e identificado con aquellos cuestionamientos razonables que algunos científicos y otros disidentes han pronunciado respecto al origen del virus, a las nuevas vacunas y su supuesta efectividad. Esta confusión puede estar siendo inducida intencionalmente para desacreditar toda crítica seria. Por ejemplo, el virólogo Luc Montagnier dijo que la inoculación experimental masiva con las vacunas contra COVID-19 "es un error inaceptable" y que en todos los países "la curva de vacunación es seguida por la curva de muertes", pero después algunos medios tergiversaron sus palabras y afirmaron que dijo que "todos los vacunados iban a morir en dos años", lo cual le quitó seriedad a los críticos de estas vacunas al descubrise que realmente no dijo eso.[135]
Asimismo muchas páginas de verificación de datos (fact check) que intentan desmentir supuestos bulos y afirmaciones falsas, no utilizan adecuados métodos de divulgación ni de investigación, pues en ellas se pueden detectar falacias como las del hombre de paja. Estos fact-checkers han surgido en numerosos casos para justificar la censura e imponer una sola versión de los hechos en redes sociales. En el alegato exculpatorio de Facebook ante la demanda por difamación puesta por del escritor y comentarista político John Stossel, la defensa admitió ante el juez que el fact-checking constituye solo opiniones.[136]
Lógicamente, los motores de búsqueda más usados, como el de Google, sólo muestran información favorable a la narrativa oficial, ocultando toda información que la contradiga y calificándola automáticamente como "desinformación".
Posible vínculo con las radiofrecuencias y la tecnología 5G
Al inicio de la pandemia, varias teorías y fuentes intentaron establecer un vínculo entre el COVID-19 y la tecnología 5G, incluyendo la afirmación, no probada, de que estas radiofrecuencias eran lo que realmente causaban la enfermedad, si bien, ante la falta de argumentos claros, los medios reaccionaron ridiculizando estas ideas como "desinformación" y "conspiranoia".
Sin embargo, según un informe realizado por Beverly Rubik y Robert R. Brown, hay evidencia de una conexión entre la enfermedad COVID-19 y la exposición a la radiación de radiofrecuencia de las comunicaciones inalámbricas, incluido 5G.[137]
Se señala que factores ambientales en la pandemia se han ignorado en gran medida. Al considerar la tríada epidemiológica (agente-huésped-ambiente) aplicable a todas las enfermedades, se investigó un posible factor ambiental en la pandemia de COVID-19: la radiación de radiofrecuencia ambiental de los sistemas de comunicación inalámbrica, incluidas las microondas y las ondas milimétricas. El SARS-CoV-2, el virus que causó la pandemia de COVID-19, apareció en Wuhan, China, poco después de la implementación en toda la ciudad de la quinta generación (5G) de radiación de comunicaciones inalámbricas [WCR]), y se propagó rápidamente a nivel mundial, inicialmente demostrando una correlación estadística con las comunidades internacionales con redes 5G recientemente establecidas. En este estudio, se examinó la literatura científica revisada por pares sobre los efectos biológicos perjudiciales de WCR y se identificaron varios mecanismos por los cuales WCR puede haber contribuido a la pandemia de COVID-19 como un cofactor ambiental tóxico. Al cruzar los límites entre las disciplinas de la biofísica y la fisiopatología, se presentó evidencia de que la WCR puede:
- Causar cambios morfológicos en los eritrocitos, incluida la formación de equinocitos y rouleaux que pueden contribuir a la hipercoagulación;
- Alterar la microcirculación y reducir los niveles de eritrocitos y hemoglobina, lo que exacerba la hipoxia;
- Amplificar la disfunción del sistema inmunitario, incluida la inmunosupresión, la autoinmunidad y la hiperinflamación;
- Aumentar el estrés oxidativo celular y la producción de radicales libres que dan como resultado lesiones vasculares y daños en los órganos;
- Aumentar el Ca2+ intracelular esencial para la entrada, replicación y liberación viral, además de promover vías proinflamatorias;
- Empeorar las arritmias cardíacas y los trastornos cardíacos.
Brote de viruela del mono y ejercicio de simulación previo
En marzo de 2021, la Nuclear Threat Initiative (NTI) se asoció con la Munich Security Conference (MSC) para llevar a cabo un ejercicio de simulación que modeló una pandemia global mortal que involucró una cepa inusual del virus de la viruela del mono que surgió en la nación ficticia de "Brinia" el 15 de mayo de 2022 y se extendió por todo el mundo durante 18 meses. El ejercicio reveló que el brote inicial fue causado por un ataque terrorista usando un patógeno diseñado en un laboratorio con disposiciones inadecuadas de bioseguridad y bioprotección y supervisión débil. Al final del ejercicio, la pandemia ficticia resultó en más de tres mil millones de casos y 270 millones de muertes en todo el mundo para el 1 de diciembre de 2023.[138]
Por supuesto, la precisión predictiva de los modelos simplistas, como el que se usa para respaldar este escenario, ha demostrado repetidamente ser absolutamente mala, y este tipo de modelos deberían ser relegados al basurero como especulación pseudocientífica y que con demasiada frecuencia es utilizado como arma por los medios.
La sorprendente previsión de la fecha en la simulación precedió inmediatamente a una reunión fundamental de la OMS en la que se modificaron las normas sanitarias internacionales (RSI) que otorgarían a la OMS poderes sin precedentes para eludir las constituciones nacionales (propuestas el 23 de enero de 2022 por el HHS de EE. UU.) El propósito declarado del “ejercicio” estuvo notablemente bien alineado con los objetivos y temas propuestos por el HHS de EE. UU.
Un año después, el 29 de abril de 2022, se informa sobre un brote de viruela del mono en Gran Bretaña y luego en varios países de Occidente.
La preponderancia de la evidencia actual apunta hacia una hipótesis sobre el origen de este brote que es cada vez más consistente con la planificación de escenarios de "juegos de guerra" anteriores (notablemente similar a la que ocurrió durante el Evento 201 con un coronavirus de murciélago), y que postula el brote de viruela del mono en la población a mediados de mayo de 2022.
A pesar de todo, los medios han insistido en su poco serio "escepticismo" afirmando "coincidencias", y uno de los autores del ejercicio, Jaime M. Yassif, dijo que "No tenemos ninguna razón para creer que el brote actual de viruela del mono involucre un virus diseñado, ya que no hemos visto ninguna evidencia convincente que respalde tal afirmación".
Artículos de opinión
Hay que darle el nombre adecuado al virus que está causando la pandemia mundial: El virus del PCCh, por Junta Editorial de The Epoch Times
Últimamente ha habido bastante controversia sobre cómo llamar al virus que ha desatado una pandemia mundial. El Partido Comunista Chino (PCCh) prefiere llamarlo el “nuevo coronavirus”. Otros se han referido a él como el “virus de Wuhan”, por su lugar de origen, como es común en la denominación de las enfermedades.
The Epoch Times sugiere que un nombre más exacto es el “virus del PCCh”, y convoca a otros a adoptar este nombre.
El nombre hace responsable al PCCh por su desprecio a la vida humana y el consiguiente surgimiento de una pandemia que ha puesto en peligro a un gran número de países de todo el mundo, a la vez que ha creado un temor generalizado y ha devastado las economías de las naciones que intentan hacer frente a esta enfermedad.
Después de todo, los funcionarios del PCCh sabían a principios de diciembre que el virus había aparecido en Wuhan, pero ocultaron la información durante seis semanas. Arrestaron a quienes intentaron advertir del peligro, acusándolos de propagar “rumores”, y emplearon la rigurosa censura del régimen para impedir que los medios de comunicación cubrieran la noticia y para eliminar cualquier mención al respecto en las redes sociales.
Lo que pudo haber sido contenido se permitió que se esparciera silenciosamente, y pronto apareció en toda China. Las personas que podrían haberse protegido se convirtieron en víctimas, en números mucho mayores que los que el PCCh ha admitido. A finales de enero, hubo informes de que todos los crematorios de Wuhan funcionaban las 24 horas del día, siete días a la semana, para ocuparse de la gran cantidad de cadáveres.
Mientras tanto, las medidas tomadas para poner en cuarentena y tratar a la población de Wuhan fueron grotescamente inhumanas. Se soldaron edificios de apartamentos para que la gente no pudiera salir. Se crearon “hospitales” temporales que en realidad servían como cárceles para aquellos que se creía que estaban enfermos con el virus. Encerrados en estos lugares, sin tratamiento médico y con poca comida, los desafortunados quedaron atrapados allí hasta la muerte.
Al mentir sobre el peligro que enfrentaba China, el PCCh actuó según su guión habitual. La narrativa dominante del PCCh es que el Partido es “grande, glorioso y correcto”. La presencia del mortal virus del PCCh en Wuhan, o, en 2003, del virus del SARS, no encaja con el guión. Al igual que con el SARS, la primera respuesta fue la negación.
Pero al tratar con este virus, la negación no es aceptable. El mundo necesita saber su origen, y el PCCh se ha negado a cooperar. A los expertos externos no se les ha permitido entrar en Wuhan.
Y hay una comprensible preocupación por las actividades del Instituto de Virología de Wuhan, el único laboratorio P4 de China, destinado a trabajar con patógenos de fácil transmisión que pueden causar enfermedades mortales. Como las narrativas oficiales ofrecidas sobre la fuente del virus han sido refutadas, se han planteado preguntas sobre si el virus del PCCh se filtró del instituto.
En cualquier caso, como las preguntas sobre el origen del virus han quedado sin respuesta, el PCCh ha comenzado a lanzar acusaciones descabelladas de que Estados Unidos es el culpable. Esto ha sido recibido en todo el mundo con perplejidad, y hasta con ridículo. El presidente Donald Trump ha contrarrestado llamándolo “virus chino”.
Pero probablemente el PCCh haya hecho estas acusaciones sobre la responsabilidad de EE.UU. para su audiencia nacional. El PCCh ha victimizado al pueblo chino con su primera negación del virus y ahora trata de victimizarlo de nuevo empujando la responsabilidad de sus acciones a otros.
Y esto indica por qué se necesita el nombre de “virus del PCCh”, para distinguir a las víctimas de los victimarios. El pueblo de Wuhan y el de China son víctimas de la arrogancia e incompetencia del PCCh, expresadas en esta pandemia viral.
El nombre de virus del PCCh también suena como una advertencia: aquellas naciones e individuos cercanos al PCCh son los que sufren los peores efectos de este virus, como se ve en las furiosas infecciones en el aliado cercano del PCCh, Irán, y en Italia, la única nación del G-7 que se ha adherido a la Iniciativa la Franja y la Ruta. Taiwán y Hong Kong, que son muy escépticos con respecto al PCCh, han tenido relativamente pocas infecciones.
Finalmente, el virus del PCCh le recuerda a la gente del mundo que la fuente del virus es el mal en sí mismo. Este es un virus comunista, y con el nombre de virus del PCCh, The Epoch Times le recuerda al mundo la cura: rechazar al PCCh.
Referencias
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