Hervé Le Lay

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Hervé Le Lay (25 de octubre de 1913, Concarneau, Francia - 19 de abril de 1982, El Tala, Argentina) fue un sacerdote católico tradicionalista francés, que vivió 25 años en la Argentina. Se destacó por haber sido un ardiente crítico del Concilio Vaticano II y un custodio de la verdadera fe cristiana.

Según el sacerdote Andrés Morello, Le Lay sostuvo tesis sedevacantistas.[1]

Años en Francia

Le Lay se formó como sacerdote en los seminarios de la Congregación del Espíritu Santo. Sin embargo en 1940 dejó momentáneamente la vida religiosa para unirse al Ejército de Tierra Francés, el cual fue derrotado por la Wehrmacht en la Batalla de Francia. Como consecuencia fue tomado prisionero por los alemanes y permaneció detenido hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

En 1946 fue consagrado sacerdote en la ciudad de Chevilly, en una ceremonia encabezada por Monseñor Louis Le Hunsec, el Superior General de su congregación. Empero Le Lay pronto entró en conflicto con los espiritanos, al ver que entre sus miembros se multiplicaba la adhesión a posturas modernistas. Debido a ello en 1947 solicitó su dispensa de la congregación, cosa que logró recién en 1953.

Le Lay continuó viviendo en Bretaña hasta que emigró hacia la Argentina en 1957. En ese lapso fue cercano a la asociación de laicos Cité Catholique. Como los espiritanos son una congregación de sacerdotes misioneros, durante su paso por el seminario aprendió varios idiomas, entre ellos el español, lo que le sirvió para trabajar como traductor (entre otros autores, Le Lay vertió al francés a algunos textos de Julio Meinvielle, personalidad a la que admiraría profundamente).

Años en Argentina

Apostolado en El Tala

Al llegar a la Argentina fue incardinado en la Archidiócesis de Salta, gobernada en esa época por Monseñor Roberto Tavella. El prelado lo convirtió en titular de la Parroquia "San Antonio de Padua" de El Tala, una pequeña localidad ubicada al sur de la Provincia de Salta, cercana al límite con la Provincia de Tucumán.

Con una paciencia y firmeza como la de San Juan Bautista María Vianney o la de San José Gabriel Brochero, Le Lay se dedicó a evangelizar y catequizar a los pobladores de la zona, inculcándoles el amor por la misa tridentina. También editó la revista La Tradición, la cual tuvo numerosos suscriptores, incluso muchos fuera de la Argentina. En esa publicación Le Lay opinaba sobre acontecimientos actuales y dinfundía textos sobre política, filosofía y teología católica. No ahorró críticas contra el Papa Pablo VI, a quien veía como un hombre indigno de ser Vicario de Cristo. La revista reprodujo textos de autores como Severo Gomezjurado, Leonardo Castellani, Georges de Nantes, Moisés Carmona, Noël Barbara y Raúl Entraigas entre otros.

En 1966 el presbítero cosechó la crítica de la Conferencia Episcopal Argentina al convertirse -al igual que Teodoro Scrosati y Julio Meinvielle- en un adherente y difusor del Vademécum del católico fiel, un texto ideado por el Abate Coache y refrendado por el Cardenal Bucci, en el que se consignan una serie de consejos para laicos y sacerdotes que estuviesen en desacuerdo con la conclusiones del Concilio Vaticano II acerca de cómo vivir en la fe durante los tiempos actuales.

Le Lay mantuvo en ocasiones contactos con el movimiento nacionalista argentino, como en 1972 cuando formó parte de los actos de homenaje a Charles Maurras impulsados por una comisión de notables integrada por personalidades como Alberto Falcionelli, Ernesto Palacio, Nimio de Anquín, Julio Irazusta y Juan Carlos Goyeneche.

También colaboró esporádicamente con la revista Lectures Françaises.

Exilio en Córdoba

Su firme negativa a abandonar la celebración tradicional de las misas, junto a su sospecha acerca de las verdaderas intenciones de los organizadores del Concilio Vaticano II, produjo la amonestación de Monseñor Carlos Mariano Pérez, el sucesor de Tavella. A raíz de ello en julio de 1976 fue suspendido como sacerdote por el Arzobispado de Salta. Le Lay apeló la sentencia, pero no tuvo éxito, pues se negó sistemáticamente a cambiar su actitud y modificar sus opiniones. Consiguientemente fue desalojado de la casa parroquial en la que habitaba, lo que lo obligó a mudarse al hogar de un estanciero que lo acogió para que no quedara en la calle.

Se incorporó a la Comisión de Defensa de la Fe de Siempre que coordinaba Roberto Gorostiaga y, debido a ello, acompañó y asistió a Monseñor Marcel Lefebvre durante su visita a la Argentina en 1977.

En abril de 1978 decidió dejar El Tala para mudarse a la ciudad de Alta Gracia, en la Provincia de Córdoba. La familia Grünwaldt‎ le prestó una casa y lo ayudó a alquilar un local donde se dedicó a celebrar misas, bodas y bautismos para la comunidad tradicionalista de la ciudad y de sus alrededores. Cuando el Arzobispo de Córdoba, Monseñor Raúl Primatesta, se enteró de que Le Lay estaba haciendo eso, lo sancionó severamente, pero el sacerdote francés no prestó demasiada atención.

Cercano a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, ayudo a la organización católica a instalarse en la ciudad de Córdoba. Sus últimos años los pasó entre Córdoba y Alta Gracia, hasta que enfermó y lo sustituyó el Padre Basilio Méramo.

Fallecimiento

Con una salud muy frágil, volvió a El Tala, donde falleció en abril de 1982. Sus feligreses pidieron depositar sus restos mortales en la Parroquia "San Antonio de Padua", pero el Arzobispado de Salta se lo negó. Por ende organizaron una colecta y construyeron una cripta en el cementerio local, cumpliendo con la voluntad del sacerdote que quería ser enterrado en suelo salteño.

Referencias

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