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Juan Carlos Goyeneche
Participó de la creación de las revistas Sol y Luna y Azul y Blanco, fue funcionario del gobierno formado después del derrocamiento de Perón y estuvo vinculado a la implantación de la Cité Catholique en la Argentina.
Sumario
Juventud
Su padre era Arturo Goyeneche, un político perteneciente al sector conservador de la Unión Cívica Radical, que a fines de la década de 1930 llegó a ser intendente de la ciudad de Buenos Aires.
Su filiación le permitió ingresar siendo muy joven al Ministerio de Relaciones Exteriores, en donde hizo carrera desde su oficina de prensa.
Goyeneche participó de los Cursos de Cultura Católica, y fue colaborador de revistas como Criterio y Baluarte. En 1937 se unió a Restauración, una agrupación de vanguardia del nacionalismo católico argentino que era liderada por J. Alfredo Villegas Oromí. También estuvo involucrado con la Alianza de la Juventud Nacionalista que dirigían Juan Bautista Molina y Juan Queraltó.
La creación de la revista Sol y Luna en 1938 le generó un gran prestigio en el mundo de habla hispana, lo que le sirvió al joven intelectual para tejer vínculos con sus pares de diversas partes de Iberoamérica.
Años en Europa
Gracias a las gestiones de su amigo José María Pemán, en 1942 recibió una invitación del Consejo de la Hispanidad para instalarse en Madrid con el objetivo de estudiar la cultura hispánica. A raíz de ello el gobierno de su país lo nombró agregado cultural en la Embajada de Argentina en España.
Junto al embajador Adrián C. Escobar visitó Portugal, Francia, Italia y el Vaticano mientras se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial. Goyeneche llevó ante los diversos líderes mundiales el planteo de conseguir apoyo para recuperar para Argentina a las Islas Malvinas. También viajó varias veces a Alemania invitado por el Ibero-Amerikanisches Institut. En uno de esos viajes llegó a entrevistarse con Joachim von Ribbentrop y Heinrich Himmler, con quienes conversó sobre la relación entre nacionalsocialismo y religión. Tras la derrota del Eje, el gobierno estadounidense acusó a Goyeneche de haber sido un agente especial que obró como mensajero entre el gobierno argentino y el alemán.
Goyeneche permaneció en España hasta 1947, trabando amistad con intelectuales de la talla de Pedro Laín Entralgo, Ernesto Giménez Caballero y Eugenio Vegas Latapie. El gobierno de ese país lo habilitó para ejercer la docencia, cosa que hizo en el Colegio Mayor Ximénez de Cisneros y en la Universidad Central de Madrid. Su pasión por lo hispánico entusiasmó a muchos jóvenes de la época, y sirvió para que se le otorgase un doctorado en letras en reconocimiento a su enérgica tarea de difusión de la cultura española en América y de la americana en Europa.
Enfrentamiento contra el peronismo
Al retornar a la Argentina, Goyeneche ingresó como docente a la Universidad de Buenos Aires y a la Universidad Nacional de La Plata. Al principio colaboró con el gobierno peronista asesorándolo en el área de cultura, pero luego sus contribuciones dejaron de ser requeridas. Por esa época escribió para las revistas Dinámica Social, Quincena y Tabla Firme.
Cuando el presidente Juan Domingo Perón entró en guerra contra la Iglesia Católica en 1954, Goyeneche se convirtió decidamente en un opositor del régimen. Ello lo llevó a redactar al menos tres durísimos panfletos de denuncia contra el gobierno, los cuales fueron distribuidos de mano en mano entre la población.
Al asumir Eduardo Lonardi la presidencia de la nación, Goyeneche fue designado Secretario de Prensa y Actividades Culturales de Casa Rosada. Su misión era la de desocultar toda la información que el peronismo había estado escondiendo y reconstruir el sistema de los medios masivos de comunicación; suya fue la idea, por ejemplo, de filmar al ex-vicepresidente Alberto Teisaire confesando sus crímenes y difundir dicho material en todas las salas de cine del país. De todos modos el intelectual no duró mucho en su cargo: los sectores liberales que se habían apoderado del gobierno lo acusaron de haber caído en la corrupción durante los años en los que colaboró con el peronismo y por ello resultó encarcelado por varias semanas.
Intentos para reorganizar el movimiento nacionalista
Junto a Marcelo Sánchez Sorondo, Mario Amadeo y Máximo Etchecopar, Goyeneche creó la revista Azul y Blanco, la cual buscó redefinir el campo nacionalista frente al peronismo. El éxito que cosechó la publicación llevó a Sánchez Sorondo y a Goyeneche a constituir el Partido Azul y Blanco, el cual no pudo consolidarse como una fuerza de relevancia en el nuevo escenario partidocrático argentino.
Unos años después, más precisamente en 1959, Goyeneche se sumó al proyecto del sacerdote Georges Grasset de crear la rama argentina de la Cité Catholique. A esa empresa también la apoyarían los empresarios Roberto Gorostiaga y Robert Pincemin, y el militar Juan Francisco Guevara.
La Ciudad Católica editaría la revista Verbo y crearía una red de militantes que luego ejercerían su influencia en el gobierno de la Revolución Argentina.
A fines de la década de 1960 -junto a Roque Raúl Aragón, Ricardo Curutchet, Enrique Graci Susini, Juan Pablo Oliver y Emilio Samyn Ducó- integró la Junta Coordinadora del Nacionalismo, la cual intentó crear un gran frente de fuerzas nacionales que nunca llegó a concretarse.
Goyeneche colaboró con las revistas Cabildo y Mikael.
Bibliografía
- El padre Pío. Buenos Aires: Cruz y Fierro Editores, 1969.
- La continuidad en el Magisterio de la Iglesia. Buenos Aires: Cruzamante, 1970.
- Dios en la noche. Madrid: Teype, 1974.
- Ensayos, artículos, discursos. Buenos Aires: Dictio, 1976.