Juan Pablo Oliver

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Juan Pablo Oliver Romero (26 de junio de 1906, Buenos Aires, Argentina - 1 de marzo de 1985, Buenos Aires, Argentina) fue un abogado e historiador revisionista argentino, que militó en el movimiento nacionalista de su país.

Juventud

Juan P. Oliver era hijo de Francisco J. Oliver, un abogado que llegó a ser diputado nacional por los conservadores y Ministro de Hacienda durante la presidencia de Victorino de la Plaza.

Entre sus hermanos estaba la escritora izquierdista María Rosa Oliver.

Estudió abogacía en la Universidad de Buenos Aires, especializándose en derecho financiero. Siendo muy joven ingresó a trabajar como agente fiscal del Estado argentino, desempeñándose en los organismos dedicados a la recolección de impuestos. Posteriormente pasaría a ser empleado del departamento de asuntos jurídicos del Banco Central de la República Argentina.

Revolución de 1930

Opositor al gobierno de Hipólito Yrigoyen, Oliver se unió a la Unión Revolucionaria de la Juventud Argentina y participó como apoyo civil del golpe de Estado que encabezó el General José F. Uriburu en 1930.

Posteriormente acompañó a Clodomiro Zavalía en la intervención a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, ocupando por un par de meses un puesto de funcionario estatal.

Militancia nacionalista

Oliver estuvo vinculado a la Liga Republicana durante la década de 1930.

En 1938 participó de la fundación del mítico Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas junto a Ernesto Palacio, Ramón Doll y Manuel Gálvez entre otras personalidades de la época. Contribuyó con la revista de la institución publicando artículos de revisionismo histórico económico, lo que lo condujo a desarrollar un enérgico sentimiento antiimperialista y una fuerte conciencia regionalista, llevándolo a postular la necesidad de promover la unidad de los pueblos hispanoamericanos para evitar el avasallamiento por parte de las potencias mundiales.

También fue un asiduo colaborador de la revista Nueva Política, desde donde defendió la preservación de la neutralidad argentina en el contexto internacional de la Segunda Guerra Mundial.

Oliver participó del Congreso de la Recuperación Nacional organizado en febrero de 1943, el cual tuvo por objetivo impulsar una candidatura presidencial representativa del movimiento nacionalista.

Fue en esa época que escribió un prólogo para el libro Defensa y pérdida de nuestra independencia económica de José María Rosa.

Revolución de 1943

El ascenso a la presidencia del General Pedro Pablo Ramírez mediante un golpe de Estado en 1943, implicó la puesta en marcha de un plan de gobierno de orientación nacionalista. Lógicamente Oliver fue convocado por las nuevas autoridades del país para colaborar con ellos.

Una de las tareas que se le asignó fue la de integrarse a la comisión investigadora sobre la corrupción presente en los actos de concesión de servicios públicos durante el periodo de la Década Infame. Allí, bajo la supervisión del Coronel Matías Rodríguez Conde, pudo probar que ciertos empresarios extranjeros habían actuado insecrupulosamente en prejuicio del pueblo argentino y con la complicidad de los más importantes funcionarios de la época.

Años peronistas

Oliver apoyó el ascenso a la presidencia de Juan Domingo Perón en 1946. Incluso fue candidato a diputado nacional por la Alianza Libertadora Nacionalista como parte de la lista presentada en Capital Federal que encabezaba el sacerdote católico Leonardo Castellani.

En 1947 ocupó la titularidad de la cátedra de Historia Económica de la Universidad de Buenos Aires, y ese mismo año escribió un prólogo para el libro Rivadavia y la economía argentina de Haydée Frizzi de Longoni.

El presidente Perón le encargó auditar al Grupo Bemberg, un conglomerado de empresas que dominaban varios rubros, entre ellos el de la producción de cerveza. La investigación de Oliver demostró que la familia Bemberg, propietarios del holding empresarial, habían evadido impuestos de un modo descomunal, lo que hizo que se decidiera que todos sus activos fuesen liquidados para pagar lo que adeudaban y permitió que las empresas que los Bemberg poseían fuesen estatizadas o pasasen a manos de sindicatos o cooperativas de obreros.

En 1954 Oliver publicó en la revista Esto Es un artículo acerca de la Revolución de 1890 -un episodio que dio nacimiento a la Unión Cívica Radical- en el cual la acusó de haber iniciado un proceso contraproducente para el bienestar nacional y elogió a la figura del caudillo liberal Julio Argentino Roca.

Esfuerzos para la restauración nacionalista

Durante los años de gobierno de la Revolución Libertadora, Oliver participó de la creación de la revista Azul y Blanco junto a Marcelo Sánchez Sorondo, Mario Amadeo y Máximo Etchecopar.

Apoyó a las sucesivas iniciativas nacionalistas que intentaron articularse como un movimiento político, y fue un colaborador con la prensa nacionalista de la época, publicando en revistas como Jauja. A fines de la década de 1960 -acompañándo a Juan Carlos Goyeneche, Ricardo Curutchet, Enrique Graci Susini y Roque Raúl Aragón- integró la Junta Coordinadora del Nacionalismo, la cual intentó crear un gran frente de fuerzas nacionales que nunca llegó a concretarse.

Fue por esas fechas en las que Oliver protagonizó una polémica en relación al revisionismo histórico: tras leer el libro La Guerra del Paraguay: gran negocio del marxista León Pomer, advirtió que la izquierda se estaba infiltrando en la matriz del pensamiento nacional y estaba contaminando con sus falacias a una generación de jóvenes historiadores. Concretamente Oliver le reprochó a Pomer que su interpretación de la Guerra de la Triple Alianza convertía en héroe a Francisco Solano López -quien intentó invadir la Argentina con apoyo británico- y demonizaba al mismo tiempo a Bartolomé Mitre -quien, pese a ser un obscuro personaje de la historia argentina, en esa ocasión cumplió con su deber de defender la soberanía nacional ante las agresiones extranjeras.

Los que cuestionaron la tesis de Oliver fueron hombres de la izquierda peronista como Fermín Chávez, Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde, que sostenían que, dado que el Mariscal López había sido un caudillo populista, su acción de atacar a gobiernos liberales debía ser entendida como un intento de liberación continental del yugo neocolonial y no como un acto de agresión contra sus vecinos.

Tras su jubilación, Oliver se dedicó a profundizar sus investigaciones históricas: redactó estudios preliminares para obras como La monarquía como mejor forma de gobierno en Sud América de Juan Bautista Alberdi, Vida paraguaya en tiempos del viejo López de Ildefonso Antonio Bermejo, Memorias de Benito Hortelano y Guerra colonialista franco-argentina, 1838-1840 de Theogène François Page, y se abocó a la redacción del libro El verdadero Alberdi, en el que expone el génesis del liberalismo en la Argentina y explica como éste conspiró para la destrucción del proyecto nacional rosista.

Oliver volvió a la función pública en 1975 cuando fue convocado por la presidente María Estela Martínez de Perón para desempeñarse como asesor en asuntos económicos. Sin embargo dejó su cargo unos meses después, debido a la eyección de la presidente producida tras un nuevo golpe de Estado.

Fue un crítico del Proceso de Reorganización Nacional, llegando a firmar en 1979 un documento redactado por Marcelo Sánchez Sorondo en el que le solicitaban a las autoridades del país que, más allá de doblegar a las guerrillas, tomaran las medidas pertinentes para dominar a la creciente subversión.

Bibliografía

  • La CADE y la revolución. Buenos Aires: Autoedición, 1945.
  • El verdadero Alberdi. Buenos Aires: Dictio, 1977.
  • La política económica de Rosas. Buenos Aires: Nuestro Tiempo, 1987.

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