Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas

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La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) es el principal órgano del lobby político, económico y cultural de Israel en la Argentina. Su objetivo primordial es articular y coordinar al gobierno de ocupación sionista en el país sudamericano. A raíz de ello opera activamente contra todos los movimientos e individuos de tendencia nacionalista.

Fue creada en 1935 como resultado de la fusión del Comité contra las Persecuciones de Judíos en Alemania y del Comité contra el Antisemitismo, dos organizaciones que representaban los intereses del sionismo internacional en el territorio argentino. Originalmente sólo contaba con el apoyo de judíos de la rama askenazí, pero a partir de 1947 también sumaron la adhesión de judíos de las ramas sefaradí y mizrají.

La organización está vinculada formalmente al Congreso Judío Mundial.

Constitución

La DAIA está constituida por más de 150 organizaciones creadas y controladas por judíos que viven en la Argentina. De ese modo reúne a asociaciones de asquenazíes, mizrajíes y sefaraditas, a sinagogas conservadoras, progresistas y reaccionarias, a clubes sociales y deportivos exclusivos para judíos, a agrupaciones políticas que representan a todo el arco ideológico, a instituciones culturales, a establecimientos educativos y a empresas y compañías que tienen en común su militancia a favor de la causa colonial sionista y su ciega lealtad al Estado de Israel.

Entre los adherentes más importantes se encuentran:

  • Asociación de Abogados Judíos: agrupación de abogados de raza y religión judía nacida en 2005 cuyo objetivo es usar su influencia en el ámbito judicial para promover una agenda que incluye la igualdad de género, la preservación de la democracia, el imperio de la doctrina de los derechos humanos y la defensa del sionismo en la Argentina.
  • Asociación Filantrópica Israelita: entidad creada en 1933 por judíos provenientes de Alemania con la intención de mejorar la imagen pública de la comunidad judía en el país y conseguir apoyo para financiar la guerra del sionismo contra sus enemigos.
  • Asociación Mutual Israelita Argentina: red de apoyo social, económico y espiritual entre judíos nacida en 1894.
  • B’nai B’rith Argentina: filial local fundada en 1930 de la secta judeomasónica B'nai B'rith.
  • Cámara de Comercio Argentino-Israelí: entidad creada en 1948 para reunir a todos los comerciantes e industriales judíos de la Argentina con el propósito de ayudar a financiar a los colonos judíos de tierras palestinas.
  • Campaña Unida Judeo Argentina de Cultura y Asistencia: organización nacida en 1979 con el propósito tanto de fomentar la creación de escuelas y universidades judías, como de becar a estudiantes y académicos locales para que se capaciten en Israel.
  • Círculo Social Hebreo Argentino: importante club social, deportivo y cultural de judíos ultrasionistas creado en 1966.
  • Comunidad Jabad-Lubavitch: filial local establecida en 1977 del movimiento de judíos ortodoxos Jabad-Lubavitch.
  • Congregación Israelita de la República Argentina: asociación de judíos asimilacionistas fundada en 1862 como uno de los órganos pioneros del sionismo en la Argentina.
  • Consejo de Mujeres Israelitas de la Argentina: rama local creada en 1941 de la organización feminista International Council of Jewish Women.
  • Federación de Comunidades del Judaísmo Conservador: coalición de congregaciones religiosas fundada en 1999 por Wolfgang Levy para promover el judaísmo conservador en la Argentina y reforzar los vínculos de los judíos locales con el sionismo.
  • Fundación Judaica: entidad constituida en 1994 por iniciativa de Sergio Bergman para promover el judaísmo reformado en la Argentina y reforzar los vínculos de los judíos locales con el sionismo.
  • Fundación Memoria del Holocausto: organización creada en 1989 -con el nombre de Instituto Argentino para el Estudio del Holocausto y rebautizada en 1994 con su nombre actual luego de firmar un pacto con Carlos Menem-, cuya meta es difundir y popularizar la propaganda sionista sobre el Holocausto.
  • IWO: entidad fundada en 1928 como filial local del YIVO de Lituania, cuyo propósito es preservar el uso del yidish para promover el nacionalismo lingüístico entre los asquenazíes.
  • Judíos Argentinos Gays: organización creada en 2004 que representa al brazo sionista del Lobby Gay en la Argentina.
  • ORT: rama local -nacida en 1936- de la red internacional de educadores judíos.
  • Organización Hebrea Argentina Macabi: club deportivo fundado en 1930 para difundir los preceptos del judaísmo muscular.
  • Organización Sionista Argentina: movimiento creado en 1948 para justificar ante la sociedad argentina al colonialismo israelí y al Holocausto palestino.
  • Seminario Rabínico Latinoamericano: centro de formación de rabinos instituido en 1962.
  • Tzedaka: sociedad de beneficencia sionista fundada en 1991 que realiza trabajo social entre poblaciones judías y gentiles con el fin de limpiar la imagen de la comunidad judía en la Argentina.

Además las delegaciones locales de los partidos políticos israelíes Likud, Meretz, Avoda, Iahadut Hatorah y de otras fuerzas adhieren a la DAIA.

Estructura

La DAIA tiene su sede central en la ciudad de Buenos Aires, pero posee además otras 25 subsedes regionales distribuidas a lo largo y ancho del territorio argentino.

La organización está constituida en torno a tres secciones: Centro de Estudios Sociales, Departamento Político y Asuntos Jurídicos. El CES -formado en 1967 bajo el modelo del Instituto para la Investigación Social- es el think tank encargado de elaborar e impulsar la agenda ideológica que beneficie la penetración sionista, en tanto que AS y DP son los responsables de velar por la implementación de aquello estipulado por el CES.

Además de esos tres órganos, la DAIA cuenta con el Departamento de Asistencia Comunitaria, el cual tiene la misión de trabajar en conjunto con cuerpos de policía y oficinas de inteligencia para monitorear y denunciar todas las actividades antisionistas en la Argentina, es decir el DAC es la central de vigilancia israelí que opera en territorio sudamericano con pleno aval del gobierno local.

Estrategia

La estrategia principal de la DAIA consiste en adoctrinar en el sionismo a instituciones públicas y privadas, y en hostigar, demonizar y censurar a figuras públicas que manifiesten algún tipo de disidencia con su narrativa.

Desde la DAIA le aplican automáticamente la etiqueta de "antisemita" a cualquier nacionalista católico argentino, historiador revisionista, defensor de la libertad del pueblo palestino o crítico del Nuevo Orden Mundial con el fin de estigmatizarlo y desprestigiarlo (a su vez no son tan agresivos ni contundentes con izquierdistas que se manifiestan en contra de Israel). También son bastante intolerantes con cualquier expresión humorística que apele a estereotipos judíos y con aquellas personas que hacen comparaciones o alusiones al nacionalsocialismo para señalar algo negativo en el presente (ello sucede porque, según su perspectiva, usar al nacionalsocialismo como un tropo retórico constituye un acto de desacralización del Holocausto).

Permanentemente la DAIA monitorea a los medios masivos de comunicación argentinos buscando castigar expresiones que sean contrarias a su agenda. A su vez también ejercen una vigilancia un poco menos estricta en la vía pública y en la Internet, documentando y denunciando toda presencia de antisionismo.

Acciones destacables

Iniciativa a favor de la inmigración judía durante el periodo peronista

Durante los años que duró la Segunda Guerra Mundial, la DAIA -además de apoyar a los movimientos antiargentinos que buscaban empujar al país a sumarse al bando de los Aliados- se embarcó en una campaña para facilitar la recepción en territorio argentino de miles de judíos que habían huido de Europa.

Cuando Juan Domingo Perón asumió la presidencia del país en 1946, la DAIA intensificó sus actividades, tratando de seducir al caudillo. Perón, para no terminar enemistado con los sionistas, aceptó sus propuestas: de ese modo en 1947 el antropólogo Santiago Peralta fue removido de su puesto como responsable de la política inmigratoria nacional, y en 1948 el presidente firmó una amnistía que anulaba las penas contra los judíos que habían ingresado ilegalmente a la Argentina. Gracias a ello aproximadamente unos 30.000 judíos pudieron arraigarse en el país sin problemas y pasar a controlar la economía local.

Campaña de victimización durante la primera mitad de la década de 1960

Si los sionistas habían mantenido una excelente relación con Perón, mucho mejor fue su vínculo con Arturo Frondizi, quien presidió a la Argentina entre 1958 y 1962. Durante ese periodo se produjo el secuestro de Adolf Eichmann en suelo argentino por hombres de MOSSAD, lo que constituyó una clara violación de la soberanía nacional ante la que el mandatario argentino no protestó con vehemencia. Sin embargo el frondicismo no sólo permitió que los israelíes delinquiesen impunemente en la Argentina, sino que además los incorporó a puestos claves de su gobierno. De ese modo David Bléjer fue nombrado titular del Ministerio de Trabajo, siendo el primer judío en ocupar un puesto así, y José Mazar Barnett fue designado presidente del Banco Central. Las figuras de esos judíos se volvieron blancos de críticas cuando en 1959 se anunció la quiebra del Banco Popular Israelita y se supo de las irregularidades que habían ocurrido en el manejo del sistema bancario nacional.

Durante los años siguientes la DAIA denunció el brote de una ola de violencia antisemita, señalando que individuos e instituciones judías estaban siendo víctimas de amenazas y agresiones permanentes. La organización sionista señaló que los responsables de la situación eran los movimientos nacionalistas juveniles como Tacuara, Guardia Restauradora Nacionalista y el Frente Restaurador Nacionalista, apadrinados y financiados todos ellos por Hussein Triki, delegado en la Argentina de la Liga Árabe. Empero el policía Enrique Green y el agente de inteligencia Raúl Angelini señalaron que la mayoría de los episodios antisemitas denunciados se trataban de autoatentados realizados por los propios judíos para desviar la atención sobre sus fechorías.

Durante abril y mayo de 1963, el Ministro del Interior, General Enrique Rauch, dio la orden de detener y enjuiciar a los culpables de delitos económicos cometidos contra el pueblo argentino, los cuales eran mayormente banqueros y empresarios judíos. Eso motivó a que la DAIA reaccione con gran violencia, acusando al militar de ser un "antisemita". La mayoría de la casta política y un sector importante de las Fuerzas Armadas se aliaron a la entidad sionista para detener a Rauch, motivo por el cual el funcionario terminó renunciando a su puesto y los crímenes judíos quedaron impunes.

A raíz de ello el parlamentario Juan Carlos Cornejo Linares más tarde propondría vigilar las actividades sionistas y castigar a aquellos involucrados en casos de corrupción.

Conexión con las guerrillas y el terrorismo marxista

Durante la década de 1960 y 1970 surgió un grupo importante de judíos que participó activamente de las actividades realizadas por las organizaciones terroristas (muchos de ellos tuvieron puestos dirigenciales como fue el caso de Juan Gelman, Carlos Goldemberg, David Graiver, Alfredo Elias Kohon, Alejo Levenson, Marcos Osatinsky y Horacio Verbitsky entre otros). La propia DAIA consigna que hubo alrededor de 800 judíos ejecutados por sus crímenes subversivos, lo que constituiría aproximadamente entre el 10% y el 15% del total de los rojos caídos durante la guerra contra la subversión en Argentina.

Jacques Zoilo Scyzoryk señala en su obra El imperio judeo-sionista y la desintegración argentina que los sionistas tenían responsabilidad en el crecimiento de la violencia política en la Argentina. Según el texto, la filial local de la organización sindical israelí Histadrut se ocupó de reclutar a jóvenes judíos para adoctrinarlos en el sionismo socialista y enviarlos a Israel para ser entrenados militarmente en tácticas de combate y sabotaje. La DAIA habría sido responsable de financiar a los futuros guerrilleros.

En la época en que María Estela Martínez de Perón ejerció la presidencia de la Argentina, la DAIA cuestionó en varias oportunidades a José López Rega, quien intentaba alinear al país al bloque de naciones que componen el mundo árabe (especialmente a Libia) y, por ello, hacía declaraciones de carácter antisionista. Para la organización judía fue un alivio la instauración del Proceso de Reorganización Nacional en marzo de 1976, ya que el nuevo gobierno reubicó a la Argentina bajo la órbita de las potencias occidentales.

No debe obviarse el hecho de que así como hubo militares argentinos que veían en el sionismo a un enemigo, también hubo sionistas que veían a los militares argentinos como enemigos, pero ello no afectó la posición de la DAIA -representante de la voz mayoritaria de la comunidad judía- que colaboró estrechamente con el régimen. Tal fue su cercanía que en 1982 manifestaron de manera entusiasta su apoyo a la acción argentina para recuperar a las Islas Malvinas, hasta que, faltando unos días para que concluyese el conflicto bélico del Atlántico Sur, Ariel Sharon -a la sazón Ministro de Defensa de Israel- declaró que los jóvenes judíos de la Argentina no debían arriesgar sus vidas en la guerra británico-argentina sino en la Primera Guerra del Líbano. La DAIA no condenó esa convocatoria de Sharon a los judíos a defender su imperio, demostrando así la verdadera lealtad de la organización.

Radicación del Centro Simon Wiesenthal

En 1992, como parte de los esfuerzos del sionismo internacional por fortalecer la industria del Holocausto, la DAIA colaboró con la organización estadounidense Centro Simon Wiesenthal para que pudieran abrir una oficina en Buenos Aires. El CSW no tardó mucho en iniciar una campaña para presionar a las autoridades argentinas con el fin de que detuvieran y extraditaran a nacionalistas europeos exiliados en el país sudamericano tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Poco después ocurrió el Caso Priebke, muestra de la penosa colonización sionista del sistema judicial argentino.

Creación del INADI

La DAIA fue una de las principales fuerzas impulsoras del INADI durante la presidencia de Carlos Menem, lo que representa la creación de un órgano estatal para criminalizar el pensamiento e imponer la dictadura de lo políticamente correcto.

Explosión en la AMIA

El 18 de julio de 1994, en la ciudad de Buenos Aires, se produjo una violenta explosión en la AMIA, lugar en donde funcionaba la sede de la DAIA. Aunque tempranamente quedó claro que el episodio se había producido como un ajuste de cuenta entre facciones sionistas, la DAIA orquestó durante décadas una campaña para inculpar a la República Islámica de Irán por el atentando, difundiendo toda clase de teorías conspirativas.

Abolición de la Bandera de Tucumán

En 1995 la Honorable Legislatura de la Provincia de Tucumán sancionó una ley para dotar a la provincia de una bandera propia. Se escogió un diseño propuesto por Alfredo Guido Linares, pero el pabellón fue objetado con indignación por la DAIA debido a que mostraba una cruz cristiana además de otros símbolos. Los sionistas argumentaron que la bandera era sectaria.

A partir de 1999, cuando el gobierno pasó a manos de hombres del Partido Justicialista, la bandera de Tucumán dejó de usarse oficialmente. Y fue, en 2010, durante la gobernación del judío José Alperovich que la Honorable Legislatura de la Provincia de Tucumán cedió a las presiones de la DAIA para derogar a la insignia provincial y adoptar una nueva.

Escándalo Williamson

Aunque la DAIA desde la década de 1980 es la principal impulsora del diálogo interreligioso en la Argentina, lo cierto es que han empleado recursos para silenciar a miembros de religiones cuyas creencias les impiden someterse al imperio del sionismo, del cabalismo y del talmudismo.

Un ejemplo de ello ocurrió en 2009, cuando se conoció una entrevista de Monseñor Richard Williamson a la televisión sueca en la que el prelado manifestaba sus dudas sobre la existencia de las cámaras de gas en la Europa de la década de 1940, argumentando que el revisionismo histórico había aportado numerosos datos para sospechar de la historia oficial. A raíz de ello la DAIA armó una operación de prensa para instalar el tema en la opinión pública y lograr la expulsión del sacerdote católico del país, cosa que se concretó poco después. Los sionistas intentaron utilizar el caso para presionar a los políticos para que se sancionase una ley nacional que criminalizase la revisión de la historia del Holocausto (similar a la Ley Gayssot o la Verbotsgesetz), pero ello no prosperó.

Persecución contra políticos, periodistas, intelectuales y artistas antisionistas

La DAIA se ha ocupado de demonizar a una gran cantidad de patriotas que, a través de distintos medios, se manifestaron en contra del sionismo.

Así la organización judía buscó desprestigiar a políticos como Alberto Samid, Jorge Yoma, Luis D'Elia, Alejandro Franze, Alberto Trejo, Juan Queraltó, Exequiel Ávila Gallo, Alberto Ottalagano, Walter Beveraggi Allende, Ramón Camps, Juan Gabriel Labaké, Carlos Gustavo Pampillón, Alejandro Carlos Biondini y Mohamed Alí Seineldín, a periodistas como Enrique Llamas de Madariaga, José Petrosino, Eduardo Cobo, Emilio Nazar Kasbo, Raúl Jassen, Oscar Castrogé, Horacio Frega, Juan Manuel Soaje Pinto, Walter Romero y Santiago Cúneo, a intelectuales como Santiago Roque Alonso, Alberto Buela, Horacio Calderón, Rubén Calderón Bouchet, Antonio Caponnetto, Mario Caponnetto, Norberto Ceresole, Carlos Disandro, Marcos Ghio, Federico Ibarguren, Federico Rivanera Carlés y Adrián Salbuchi, y a artistas como Gabriel Ruiz de los Llanos, Hugo Wast y Ricardo Iorio. Incluso la DAIA consiguió destituir al jurista Rodolfo Barra de su puesto de Ministro de Justicia de la Nación en 1996 por haber militado durante su juventud en la UNES.

Del mismo modo también han atacado y hostigado a personalidades de la farándula argentina por hacer comentarios que interpretan como ofensivos y/o ignorantes: le pasó a la modelo Úrsula Vargues, a la comediante Mar Tarrés, a la actriz Catherine Fulop y a la artista Esmeralda Mitre (esta última fue increpada en 2018 por la DAIA debido a que había señalado en una entrevista que estaba comprobado que la cifra de 6.000.000 de víctimas judías en el Holocausto era una fantasía sionista, y terminó denunciando al presidente de la institución, Ariel Cohen Sabban, porque para no proceder con las acciones legales en su contra le habría solicitado que aportase varios miles de dólares y, por su condición de shiksa, se sometiese dócilmente a sus bajos instintos; posteriormente no se continuó la investigación para determinar si esos chantajes económicos y sexuales son un modus operandi habitual de los hombres de DAIA).

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