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Porque cerca está el día, cerca está el día de Yahvé; día nublado, día de castigo de los gentiles será.
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—Ezequiel 30:3
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Cristo en Gloria sobre el Lagar Místico, c. 1571, pintura de Marco Pino o Marco da Siena (1521–1583). Representa a Cristo con un manto rojo y debajo está pisando uvas en el lagar del vino del furor contra
Edom y las naciones gentiles, este simbolo decodificado representa el exterminio de los no judíos.
El "Día de Yahvé" (en hebreo: יֹום יהוה, yôm yhwh), "Gran Día de Yahvé", "Día de la Ira de Yahvé", "Día de la Cólera de Yahvé", "Día de la Venganza de Yahvé", "Día Grande y Terrible del Señor" o, simplemente, "El Día del Señor" es un término bíblico referido explícitamente a la declaración de intenciones israelita sobre un futuro exterminio de los gentiles, un evento que precede a la entrada del Mundo Venidero o Era Mesiánica.
Este significado, que se desprende de la profunda cosmovisión de odio del judaísmo, suele ser ocultado mediante la exégesis de todas las denominaciones cristianas que trata sobre el juicio entre "el bien y el mal"; "la condena de los pecadores y la salvación de los justos".
El tema aparece dieciséis veces en la Biblia.
En el Nuevo Testamento, el «día del Señor» se relaciona con la segunda venida de Cristo y se refiere al juicio final y el Fin del Mundo. Según Hechos 2:20, ese día «El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Yahweh» (citando a Joel 2:31).
Referencias bíblicas
Los libros de Isaías (Is 2:12 y 13:6-9) y Ezequiel (Ez 13:5 y 30:3) denominan "Día de Yahvé" al momento en que la intervención divina acabará con la maldad imperante en Judá, y asolará Babilonia (en Isaías) y Egipto (en Ezequiel), potencias gentiles vistas como "opresoras de los israelitas".
Sofonías (Sof 1:1-14) pregona el castigo por la infidelidad de su pueblo y Joel (Jl 1,15) amenaza al pueblo con la llegada del "día terrible de Yahvé" para propiciar la conversión de la nación (Jl 3,4), cuando se vea atemorizada por el furor de la cólera divina (Jl 4,14). La devastación acontecerá con la irrupción de un ejército invasor (Jl 2,1), con el que Dios embestirá contra la nación (Jl 2,11). El libro de Malaquías ahonda en la presentación de Joel; pues anuncia la llegada de Elías antes de que acontezca el día de la devastación, el día de Yahvé (Mal 3,23). La misión de Elías estriba en reconciliar a padres e hijos, metáfora de la reconciliación social, para que la nación no sea exterminada (Mal 3,22-24).
El capítulo 14 de Zacarías dice que en el día de Yahvé, Jerusalén sufrirá el ataque de las naciones (14:2), pero un resto de sus habitantes conseguirá sobrevivir. El monte de los Olivos se partirá en dos (14:4), y ese día no habrá luz clara, ni oscura, no será de día ni de noche (14:6-7).
Luego Yahvé destruirá a las naciones por medio de una "plaga" ("la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca", 14:12) y robará todas sus propiedades y riquezas para los israelitas (14:14). Los sobrevivientes de las naciones irán cada año a adorar al rey de Israel y celebrar la fiesta de los tabernáculos (14:16) y los que no lo hagan sufrirán escasez y plagas (14:17-19).
En los profetas menores se observa también una doble perspectiva en la comprensión del Día de Yahvé. Por una parte refiere al castigo contra los israelitas para propiciar su conversión, o también la supervivencia del resto del pueblo que ha permanecido fiel y, por otra, entraña la destrucción de los gentiles.
¡Ay de los que desean el día de Yahvé! ¿Para qué queréis este día de Yahvé? Será de tinieblas, y no de luz.—Amós 5:18.
Abdías
El Libro de Abdías, el más corto del Antiguo Testamento, compuesto con 21 versículos en un único capítulo, trata en su totalidad sobre el "Día de Yahvéh", donde significa la ejecución de la venganza del dios judío contra Esaú (llamado Edom, que es para el judaísmo una designación en clave para los gentiles de Occidente, herederos de Roma), de cuya raza "no quedarán restos":
Porque cercano está el día de Yahvé sobre todas las naciones: como tú hiciste se hará contigo: tu galardón volverá sobre tu cabeza.—Ab 1:15.
Mas en el monte de Sion habrá supervivientes, que será un lugar santo, y el pueblo de Jacob, recuperará sus posesiones.
—Ab 1:17.
El pueblo de Jacob será fuego, el de José será llama, mientras la gente de Esaú será la paja; la quemarán y la devorarán y no quedarán restos de la raza de Esaú, porque Yahvé lo ha dicho.—Ab 1:18.
Condenación de los gentiles y salvación de Israel
Escultura de Pericle Fazzini,
La Resurrezione (1977), en el Aula Pablo VI en la
Ciudad del Vaticano. Representa a Jesús levantándose de un cráter producido por una
explosión nuclear en el Jardín de Getsemaní, mientras rostros similares a calaveras parecen asomarse desde la base de la escultura.
En el libro de Isaías, capitulo 34, Yahvé promete exterminar a los gentiles de Edom y se mencionan los diversos símbolos asociados al tema como la espada, la vid y la higuera (símbolos del Árbol de la muerte y la maldición de guerra contra los gentiles) y los animales de sacrificio para la expiación judía asociados a Esaú, al Pésaj y al Yom Kipur:
Porque el enojo de Yahvé es contra todas las naciones, y su furor contra todos sus ejércitos. Las destruirá por completo y las entregará al matadero. Sus muertos serán arrojados y de sus cadáveres subirá el hedor, y las montañas serán empapadas con su sangre. Todo el ejército de los cielos se consumirá, y los cielos se enrollarán como un pergamino. También todos sus ejércitos se marchitarán, como se marchita la hoja de la vid, o como se marchita la de la higuera. Porque Mi espada está embriagada en el cielo, descenderá para hacer juicio sobre Edom y sobre el pueblo que Yo he dedicado a la destrucción. La espada de Yahvé está llena de sangre, está llena de sebo, de la sangre de corderos y de machos cabríos, de sebo de los riñones de carneros. Porque Yahvé tiene un sacrificio en Bosra, y una gran matanza en la tierra de Edom.—Isaías 34:2-6.
Porque es día de venganza de Yahvé, año de retribución para la causa de Sion.—Isaías 34:8.
El libro de Jeremías dice que Yahvé da a su "siervo" la copa del vino de su ira (que es comparada también como una "espada") a todas las naciones gentiles para embriagarlas, enloquecerlas y destruirlas por completo:
Porque así me dijo Yahvé, Dios de Israel: "Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío. Y beberán, y temblarán y enloquecerán, a causa de la espada que yo envío entre ellas". Y tomé la copa de la mano de Yahvé, y di de beber a todas las naciones, a las cuales me envió Yahvé...
Les dirás, pues: Así ha dicho Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: Bebed, y embriagaos, y vomitad, y caed, y no os levantéis, a causa de la espada que yo envío entre vosotros. Y si no quieren tomar la copa de tu mano para beber, les dirás tú: Así ha dicho Yahvé de los ejércitos: Tenéis que beber. Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos? No seréis absueltos; porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra...
Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras y les dirás: Yahvé rugirá desde lo alto, y desde su morada santa dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada; canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra. Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Yahvé tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a espada...
...porque cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y esparcidos, y caeréis como vaso precioso... Y los pastos delicados serán destruidos por el ardor de la ira de Yahvé.—Jeremías 25:15-38
El portador de este vino, el Mesías, sale victorioso de Edom, con la ropa llena de sangre porque ha pisado las cabezas de los gentiles como uvas en el lagar (prensa de vino):
¿Quién es este que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿Este hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado el lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre.—Isaías 63:1-6.
Génesis también refiere el plan de la matanza de los gentiles:
No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos. Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto. Sus ojos, rojos del vino, y sus dientes blancos de la leche.—Génesis 49:10-12
Porque cerca está el día, cerca está el día de Yahvé; día nublado, día de castigo de los gentiles será.—Ezequiel 30:3
Isaías presenta al "siervo" que juzgará a los gentiles, y que la tradición cristiana identifica como Jesucristo:
He aquí mi siervo, a quien yo sostengo, mi escogido, en quien mi alma se complace. He puesto mi Espíritu sobre Él; Él traerá juicio a los gentiles.—Isaías 42:1.
En Salmos se escribe que el rey de los judíos, sacerdote del orden de Melquisedec, juzgará a las naciones gentiles y las llenará de cadáveres, aplastando sus cabezas:
Yahvé dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, mientras pongo a tus enemigos como tarima de tus pies. Yahvé enviará desde Sion la vara de tu poder; domina en medio de tus enemigos. Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu batalla, en majestuosa santidad. Desde el seno de la aurora, tuyo es el rocío de la juventud. Yahvé ha jurado, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. El Señor está a tu diestra; aplastará a los reyes en el día de su ira. Juzgará a las naciones, las llenará de cadáveres; aplastará cabezas a lo largo y ancho.—Salmos, 110:1-6
A su vez, es identificado como el "León de Judá", y "destructor de los gentiles" que sale de su lugar para habitar enmedio de los gentiles, como "cachorro de león entre manadas de ovejas":
El león sube de la espesura, el destructor de los gentiles está en marcha; ha salido de su lugar para poner su tierra en desolación; sus ciudades quedarán asoladas y sin morador.—Jeremías 4:7.
Asimismo el remanente de Jacob será entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la selva, como el cachorro del león entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape. Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán destruidos.—Miqueas 5:8-9.
Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Yahvé, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.—Jeremías, 30:11
Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición.
—Zacarías 8:13.
El aliento de nuestras vidas, el Ungido de Yahvé, de quien habíamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las naciones, fue apresado en sus lazos.
Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Uz; Aun hasta ti llegará la copa; te embriagarás, y vomitarás.
Se ha cumplido tu castigo, oh hija de Sion; Nunca más te hará llevar cautiva. Castigará tu iniquidad, oh hija de Edom; Descubrirá tus pecados.—Lamentaciones 4:20-22
Nuevo Testamento
Jesús pisa el lagar (prensa de uvas para hacer vino), su sangre es el vino de la Eucaristía que llena la copa del furor de
Yahvé con la que da de beber a las naciones gentiles, es decir, el veneno que maldice y aniquila a las naciones en beneficio de su pueblo elegido, los
israelitas, que heredarán el
Mundo Venidero. El símbolo del lagar proviene de la mitología egipcia donde
Shezmu, el dios-demonio sediento de sangre y con cabeza de
león pisa las cabezas de sus víctimas como uvas para hacer vino.
[1][2]
En el Nuevo Testamento, en boca de Jesús se escribe:
No crean que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino espada. Porque yo he venido para poner en conflicto al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. Y los enemigos de un hombre serán los de su propia casa.—Mateo 10:34-36
En Apocalipsis se hace referencia nuevamente a la "espada" y al "vino del furor" contra los gentiles, a su ropa teñida en sangre y al lagar:
Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios. (...) De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira de Dios.—Apocalipsis, 19:11-15
Otro ángel lo siguió, gritando: "Cayó, cayó Babilonia la grande, la prostituta que dio de beber a todas las naciones y las embriagó con su vino" .—Apocalipsis 14:8
"Babilonia" es Edom, es decir, el cristianismo creado como antítesis del judaísmo (Sinagoga de Satanás), con el propósito de poder ser fácilmente destruido desde dentro.
Y salió del altar celeste otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz afilada, diciendo: Lanza tu hoz aguda, y cosecha los racimos en la viña de la tierra, porque sus uvas están maduras. Y el ángel arrojó su hoz a la tierra e hizo la vendimia de la viña, echando todas las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Las uvas fueron pisadas y exprimidas fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre que llegó hasta los frenos de los caballos, en una extensión de mil seiscientos estadios.—Apocalipsis 14:18-20
Las uvas del lagar son las cabezas de los gentiles (idólatras) decapitados:
Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.—Apocalipsis 20:4-6
Otros textos bíblicos que mencionan "la copa del vino del furor de Dios" son Salmos 75:8, Jeremías 49:12; 51:7, Zacarías 12:2-3, Habacuc 2:16, Romanos 9:22 y Apocalipsis 14:10; 16:19; 18:6
Talmud
En consistencia con el Antiguo Testamento, el Talmud (Sanhedrin 98b) dice que Dios está furioso porque su pueblo elegido ha sido perseguido y quiere aniquilar a los gentiles para vengar el sufrimiento que han causado a los israelitas.
HaKadosh Baruj Hu ("el Santo, Bendito Sea"), dice: "Estos [los israelitas] son obra de mis manos, y también estos [los gentiles], son obra de mis manos. ¿Cómo destruiré a los primeros a causa de los segundos?"[3] (...) Los judíos están destinados a comer [hasta saciarse] en los días del Mesías.[4]—Sanhedrin 98b 10-12.
En las notas al pie, se explica más a detalle:
20. Los israelitas, habiendo caído, fueron reemplazados en el poder por los gentiles, pero cuando se recuperen, será difícil quitar a los gentiles de su posición sin infligir mucho sufrimiento. 21. Los años de abundancia que traerá el Mesías serán disfrutados por los israelitas.[5]
Este sufrimiento inevitable es generalmente conocido como los "dolores del parto del Mesías" (חבלי משיח, Jevlei Mashiaj) que preceden al comienzo de una "nueva era de paz universal" y "libre de toda impureza".
El Talmud, basándose en Isaías 60:2 y Amós 5:18, dice que el Día de Yahvé será "un día de oscuridad para los gentiles" y "un día de luz para los judíos": "Porque he aquí, las tinieblas cubrirán la tierra, y empañarán a los goym; mas sobre ti resplandecerá el Señor, y sobre ti será vista su gloria" (Isaías 60:2)[6]:
Rabí Simlai expuso: "¿Qué significa, "¡Ay de vosotros, que deseáis el día del Señor! ¿Con qué fin es para ti? El día del Señor es tinieblas, y no luz?" (Amós 5:18). Esto puede compararse con un gallo y un murciélago que con esperanza aguardaban a la luz del amanecer. El gallo le dijo al murciélago: "Espero la luz, porque tengo vista; pero ¿a ti de qué te sirve la luz?"
40. Así Israel podrá esperar la redención (גְאוּלָה,
geulá)
porque será un día de luz para ellos: ¿pero por qué los gentiles deberían esperarla viendo que para ellos será un día de oscuridad?[8]
En un comentario sobre la Torá, el rabino Bahya ben Asher (1255-1340) escribe sobre el capítulo 14 del libro de Zacarías y el capítulo 63 del libro de Isaías:
Un enfoque midráshico mencionado por Rashi: se entiende que la palabra עד (
ad, "hasta")
indica un momento de la historia, es decir, hasta que llegue el día en que los "pies" del Señor se describen como de pie sobre el Monte de los Olivos marcando el comienzo de la redención y la destrucción de Edom y de todo lo que representa (Zacarías 14). Otro punto de vista expresado en Devarim Rabbah (Lieberman edición 24), entendiendo también la palabra עד como una referencia a un determinado momento, vincula el pisar el territorio de Edom con Isaías 63, un capítulo en el que el profeta trata sobre Di-s regresando de hacer la guerra contra Edom. En el versículo 3 de ese capítulo leemos (Dios hablando) “Pisé yo solo una cosecha (el lagar)... su sangre salpicó Mis vestidos y toda Mi ropa fue manchada”.—Rabbineu Bahya, Devarim 2:5
[9]
Jewish-American History Foundation
En un artículo de la Jewish-American History Foundation, Warden Cresson escribe:
Dios ha declarado que ha "engrandecido su Palabra sobre todo su nombre". (Sal. 138:2.) Entonces, cuán cuidadosos debemos ser para prestar atención diligente a su Palabra Escrita.
Por lo tanto, es de suma importancia que nos familiaricemos con la genealogía de los gentiles, que son Esaú o Edom, porque Dios ha declarado "que todos los del monte (o casa) de Esaú serán cortados en matanza" (ver Abdías. 9 v.) y que "no quedará ninguno de la casa de Esaú, porque el Señor lo ha dicho" (v. 18).
Dios confirma esto y dice "Amalec fue el primero de las naciones, (Amalec era hijo de Elifaz, y nieto de Edom o Esaú, ver Gén. 36:9 y 12), pero su fin postrero será que perezca para siempre". (Núm. 24:20), y esto se corresponde con Abdías y todos los demás Profetas.
Si estas palabras de Dios son ciertas, no podemos ni debemos escatimar esfuerzos, por grandes que sean, para determinar quién es Esaú o Edom. (V. Génesis 27:30 y 36).—Warder Cresson (Michael Boaz Israel ben Abraham)
[10]
Referencias
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